miércoles, 6 de noviembre de 2002

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RETORNOS DE LO VIVO LEJANO
(¿alguien sería tan encantador como para pasarme el "retorno del amor fugitivo en los montes"?)

Retorno del falso amor en el Mito.
Jueves, traslado de casa, lau me acoge este mes porque es buena. Y, ejem, está buena. Dos tropezones más en la cocina y no respondo. Tertulia divertida en mi nuevo hogar. Kike me lleva a casa de un amigo. ¿Y por qué no nos metemos...? Nos metemos. Le acompaño a ver a su chica. Un encanto. Todo empieza a ser de color rosa. Les dejo solos. Y me voy al Black & White. ¿Por qué? Porque la gente es agradable, hay tecno y odio el resto de las opciones. Vale, el Ritmo & Compas es guay para decirle a los amigos: mira que bar más bueno tengo al lado de casa. Pero a los diez minutos de estar en sus oscuros dominios me entra un sueño de la muerte. A los de la sala Sol les exterminaba. El Omhs no recuerdo dónde está, pero me da miedo. Para aburrirme en Juan Bravo me voy a misa, que te ríes más. Y en el resto de los bares siempre he entrado borracho o después de un buen rato de caminar perdido. Que solo me sé ese, quiero decir.
Se me acerca un tipo. Antes de que me diga nada ya sé quién es. De la misma calaña que el de Cádiz. Yo estaba solo y me sacó media litrona y unos cuantos cigarrillos. Junto con sus amigos me estuvo contando historias de gente peligrosa que tiraba de navaja a la mínima, para luego hacerse íntimo de su contendiente. De una rama parecida a la del patinador de Marsella que me contaba en Amsterdam que su ropa era nueva, pero que la había ensuciado y pintado a propósito porque él era una artista y había perdido las tarjetas de crédito. Soy un imán para ellos.
-Te acabas de meter una pastilla ¿no? Te he visto.
-Sí, pero ya no me quedan.
–Yo también. Tengo un cuarto todavía. ¿Eres hetero?
–Sí.
–Yo también. Tengo novia.
–Yo también.
Y a partir de ahí se crea un vínculo indisoluble que nos mantiene juntos, casi sin palabras, toda la noche. Por suerte uno ya está fogueado y sólo me cuesta 30 ó 40 cigarrillos.
-¿Dónde vas? -me pregunta cada vez que me muevo.
-Al baño. No te preocupes que ahora vuelvo.
-¿Me das un abrazo, rubia? Es que necesito cariño.
-Y a mí también.
-Coño, no me copies los trucos. Vámonos al Mito.
-Venga.
Bailo. Un presunto guaperas me pregunta que si entiendo. ¿Aún se usa eso? Dice que es una lástima, que ya se lo imaginaba. Y se va y no me vuelve a hablar, aunque lo intento. Una rubia graciosa, mona y pequeñaja se frota conmigo. La voy a besar y se aparta. Abre los ojos hasta donde llega. Así, parece una supernena. Al rato vuelve y me besa. Va y viene, me besa cuando quiere. "Se acabó el que tú lo decidas todo. Te voy a besar yo", le digo. "Ya te he dicho que de cintura para abajo, nada". ¿Cuándo me ha dicho qué? Hago memoria y juraría que las únicas cosas que le he oído son: "he pedido Like a prayer", "me encanta Madonna" y, la más larga de todas, "me encanta Like a prayer, pero me pone un poco triste porque me recuerda a mi novio, que está en Tenerife".
Mi nuevo amigo se besa con alguien. Me llama para presentarme. Es un tío muy femenino. Ecuatoriano. Ahora caigo. Es Tiffany. Creo que los dos hacemos como que no nos recordamos. Durante toda una noche larga y estúpida que acaba en el Moreno. Me paso varias horas completamente ido. Al final, mi buen amigo, ese que no me acuerdo de cómo se llamaba, le remplaza por una gorda morena que me insulta en cuanto nos presentan. Como todo me hace mucha gracia, me hace mucha gracia. Me llevo al ex travesti a desayunar. Sigo hablándole utilizando el género femenino. No soy capaz de verle como un chico, aunque ya no interpreta el papel de cuando le conocí. Me llama macho. Hablamos y me cuenta otra versión de su vida. En esta le va mucho mejor. Y me alegro.

Retorno de la sicópata.
Viernes. Me cuentan que la sicópata se fue de la boda de Jesús prontito porque, según le explicó a los novios después de referirles su versión del suceso (probablemente muy parecida a la mía: en las dos los malos éramos nosotros) "no puedo seguir aquí porque el rubito y el otro me dan nauseas". Lo peor es que la novia nos echa la culpa de todo a nosotros. Es como enfadarse con el cocinero de Hannibal Lecter, que, al parecer, le puso mucho pescado cuando era pequeño.

Retorno de la soledad en Babilonia.
Sábado. Cris y VyF R.I.P. (2 de mayo-2 de noviembre de 2002). No me besa, no quiere que saque el billete a Madrid con ella, no quiere que nos divirtamos juntos esta noche. "Vamos a un bar y me lo dices cuanto antes". ¿Que seamos amigos? ¿Unos amigos que no salen juntos, que van a la misma ciudad pero en diferentes autobuses, que no se besan aunque les apetezca? Si te enrollaste ayer con un ex novio, enróllate hoy conmigo, que ya soy tu ex. Dejarme es bueno para ti, claro. Yo estaba a gusto así, pero claro, yo soy como soy... Si te entiendo. Me decía que nadie era tan desastroso como ella y que a ella siempre la dejaban. Pero niña, que yo sí que no he estado con nadie que no me terminase abandonando. Me jode batir récords y romper reglas, porque siempre son los mismos récords y las mismas reglas. Bueno, ya qué más da. Le di las esporas, los trescientos euros y el último número de mi revista. Le recite el poema de la primera vez. "Eres el chico que me descubrió la poesía". Me dio una caja de bombones llena de cogollos de marihuana. Niños y niñas, tomad nota: si dejais a alguien, es un regalo cojonudo.

Retorno del director general en el peor momento.
Lunes. Yo creí que vivía en su despacho. Pero no, el director general ha pasado un par de veces junto a mi ordenador. En una de ellas estaba documentándome sobre Amsterdam con unas fotos muy entretenidas de una chica poco vestida. En la otra tenía el culo fuera de la silla y estaba a punto de caerme al suelo presa de un ataque de risa maligno. El lunes voy a por el pan nuestro de cada día a la máquina de los sandwiches. Sólo queda una bolsa de patatas y la puerta no funciona. Decidido a hacer el mal y a llevármela gratis, empiezo a golpearla desde todos los ángulos posibles y a insultarla en todos los dialectos que me sé y en algunos que me invento. Cuando más concentrado y entretenido estoy, noto una conmoción en la fuerza. Se me caen las monedas al suelo. Antes de girarme, ya sé quién lleva un rato detrás de mí.

(NOTA: Recordar cambiar la emisora. No es una gran idea despertarse con Un año de amor el lunes y con Y si fuera ella el martes).

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