lunes, 31 de marzo de 2003

DIA 1 (qué difícil es esto, casi que prefiero dejar de fumar)

Cojo el bus en Segovia, medio dormido. Justo en mi campo de visión, a mis 10, se sienta una moza que lo primero que hace es inclinarse para que se le salga el tanga verde con dibujo de piel de cocodrilo por encima del vaquero. Lo segundo dejar la cazadora arriba estirando los brazos y apuntándome con dos imposibles pepinos Tomahawk del 110 debajo de una camiseta blanca que debe de ser la oficial de Miss Camiseta Mojada, por lo tenue. Vale, no me lo van a poner fácil, pero resistiré, aunque a esa veinteañera le sobresalgan un cuerpo por delante de su cuerpo en mi punto de mira. Por lo que se ve, no resisto mucho, porque enseguida se tapa un poco con el brazo, yo ni sabía que estaba mirando, es lo que tiene la enfermedad esa mía, la senofilia, que la mirada me la dirige mi mente enferma, no yo, y ni me entero. Pero eso, que se tape.
Llego al trabajo y mi compañera se está encendiendo un cigarro a escondidas. Le aparto la mano, y ¡sí! ¡tiene mi mechero recuerdo de Segovia, euro y medio, con una foto del acueducto! ¡el mismo que negaba ofendidísima que me hubiera robado! Por supuesto ni se disculpa ni nada, dice que es falso que ella negase que lo tenía. Ay, dios mío, hasta dónde llega la maldad femenina. Por si fuera poco, cuando voy a por mi cocacola del desayuno me pone la zancadilla. Pues a mí me parece bien, porque todo esto me reafirma en mis propósitos.
Pero llega Noe, y estoy a punto de caer. Como dice que se está cogiendo una gripe le sueno la nariz con una manopla Nike para el horno que me han regalado (es para la casa, compis). Me mira con odio. Muy bien, muy bien, esas tenemos, pues mejor para mi proyecto.
Salgo a comer, y en mi campo de visión, a mis dos, se sienta una tipa con alzas y una talla 120 metida en un camiseta elástica ¡roja! Se sostienen wondermagicamente, supongo. Es una mala comida, para qué negarlo, nadie dijo que fuera fácil, ellas se saben todos los trucos. Y sin embargo, consigo concentrarme lo suficiente para leerme un artículo de Vargas Llosa y otro de Chomsky, cosa que no recuerdo haber hecho nunca. Aún así, mis ojos no responden, y me trago toda su conversación absurda y podría describir su perímetro y sus vértices de memoria, mientras ella y su amigo le intentan colocar una venta de cosméticos a una peluquera renuente.
Ana, de la revista de abajo, me habla sentada. Me habla su escote. Malditas, tienen más trampas que una peli de chinos.
No voy a volver a mirar a una mujer jamás. Se acabó. Me chupan demasiada vida, demasiado tiempo, demasiada energía. Vida, tiempo y energía despilfarrados que podría utilizar para... para... bueno, aunque fuera para nada. Como le decía a mi amigo Jorge el otro día “prefiero tirar los conguitos antes que darte uno solo a ti, so cabrón”. Y los echaba por la ventanilla.

domingo, 30 de marzo de 2003

A veces siento una envidia dolorosa por las vidas de los desconocidos.
A veces me gustaría pertenecer a algo, a cualquier grupo.
A veces no consigo explicarme esta existencia de francotirador.
Sucede que me canso de ser hombre.
Conversación completa (ayer, 4 AM)

VirginMaryFlashing dice:
ya has vuelto de farra?
virgenyfurioso dice:
jarl
virgenyfurioso dice:
pues menuda farra
virgenyfurioso dice:
me he quedado dormido a las doce en mi fiesta de cumpleaños
VirginMaryFlashing dice:
ahm era hoy?
virgenyfurioso dice:
hoy era la de valladolor
VirginMaryFlashing dice:
sí sí sí
virgenyfurioso dice:
joer qué camiseta más fea me han regalado
VirginMaryFlashing dice:
vale vale
virgenyfurioso dice:
para los 30 cumpleaños de mis treinta amigos va a poner dinero su padre el año que viene
VirginMaryFlashing dice:
o Perry
virgenyfurioso dice:
menudos cabrones, ni buscándola la encuentran tan fea, han tenido suerte

si es lo que yo digo siempre: conmigo nada de preguntas retóricas, si me saludas con un qué tal, corres el riesgo de que te recite mi historial médico.

sábado, 29 de marzo de 2003

Se acaba mi vida segoviana, ver el acueducto desde el balcón, contarle un cuento a Carolina antes de dormir, hacerle cosquillas a Candelilla y que la ropa aparezca mágicamente limpia y planchada por las noches. La última vez que me quedo de canguro, todo está en calma cuando llego. Malinka, la búlgara, me dice, con su acento de la Gestapo, que las niñas estánn acostadas y que tiene que irrse a cuidar a suss niñoss. Me acerco a darle las buenas noches a Caro, que está con la luz encendida, se cuelga de mi cuello y me empieza a dar besos y besos, me llama con ese nombre que sólo usa ella y con ese tonillo zalamero y astuto (¿cosa de familia?). Le regalo la mochila-fresa de la Gata Ruiz, como la llama ella, y le pregunto que qué ha hecho durante el día. “Me levantó mamá, desayuné, me puse el vestido, fuimos al cole... aprendímos la canción de... ¿te la canto?, mi amiga y yo le hemos organizado una fiesta a la profe -¿es su cumpleños? No, es que se nos ha ocurrido (pero bueno, organizando fiestas con cinco años, ¿a quién habrá salido?)-, ¿te leo la invitación que le he escrito? –y me la lee, sílaba por sílaba y volviendo al principio cada vez que se equivoca-... me puse la brillantina que me regalaste tú, ¡guapísima!,... (quince minutos después) ...y luego me ha dejado Malinka aquí”. Ah muy bien, Carolina, pues nada que me voy a cenar. Nononono, leeme un cuento. Y se cuelga. Que tengo mucho hambre... No le importa, quiere cuento, le leo el cuento. Notevayas notevayas. Hala, nena, a dormir. No apagues la luz del pasiiiillo. Vaale.
Me acerco como un náufrago al frigo, y, como siempre, no hay nada preparado. A ver, fuet, queso de cabra, salñchichas crudas y mostaza, ya está el menú... Oli llorando. Cuando llego no hay manera de calmarla, así que despierta a la otra. Se levanta Carolina. Déjame a mí que tengo muy buena mano –me dice literalmente. La dejo, y es un desastre, ya no paran de llorar. Me dice que las levante, porque si siguen llorando así se van a poner a vomitar. Y le hago caso, claro, cómo no voy a hacer caso a una niña de cinco años. Las llevo al salón y ya es la debacle. Si se calla una, cojo a la otra y entonces se pone celosa la primera y vuelve a llorar. Tiran el chupete, gritan hasta congestionarse, las dejo en la trona, en el parque, en el takatá. Nada que hacer. Al final empiezo a cantar y bailar una mezcla de jota y bacalao por toda la habitación, y, prodigiosamente, se calman. Me miran con la boca abierta. Pero Carolina se levanta y dice que nos callemos, que a ver si se va tener que ir a dormir al garaje o al portal. Vaya. Me muero de hambre, pero cada vez que voy a la cocina lloran. Al final me traigo las cosas al salón y se me cae la botella de cocacola que da varios botes y rueda estrepitosamente. Las niñas siguen tirando al suelo todo lo que les doy para que se entretengan, así que les ofrezco los juguetes de diez en diez para que tarden más en lanzarlos debajo de los muebles (puntería, las jodías). Lloran y lloran. Llama mi cuñada para ver qué tal. Pues como siempre, fatal, con su madre se duermen, pero conmigo... Que ahora viene. Pero debe de ser la una, y yo la voy a palmar entre el hambre y el estrés. Las siento conmigo en el sofá, esta vez no se me van a caer. Comeré con una mano y no las perderé de vista. Me pongo de pie y abro la cocacola de un golpe. Empieza a salir a presión y lo empapa todo, los muebles, la alfombra mi cara, mi ropa... Las niñas y yo nos quedamos quietos, mirándonos con la boca abierta. Joder, joder... Estoy chorreando sobre la alfombra, así que me quito la ropa y la voy lanzando en un rincón, la camiseta se me enreda entre el cabezón y el brazo y oigo un crock! Candela se ha tirado en plancha. Y llora. Berrea. Mientras doy vueltas por la habitación en calzoncillos y acojonao, mientras me empapa el hombro con sus lágrimas, pobre pobre pobre, veo con claridad meridiana que este va a ser el momento que elija mi cuñada para entrar por la puerta.

lunes, 24 de marzo de 2003

GENEALOGÍA DEL TROLL
Los trolls eran críos que se metían en los grupos de noticias, se aburrían de discusiones que no entendían sobre política, cine, literatura, y se buscaban un nick como DR MENGELE o EL_PUTO_AMO (siempre en mayúsculas) e insultaban a todo el mundo (con mucha risotada tal que así: HAHAHAHAHAHA) o proclamaban la supremacía de la raza aria y aseguraban que nos iban a exterminar a todos. Su blanco predilecto eran los que más publicaban en esa especie de tablones de anuncios semi cultos que eran los grupos y que no sé si siguen existiendo. La idea es que la tontería sin sentido (siempre en mayúsculas y con más faltas de ortografía que palabras bien escritas, que hace falta mala puntería) tuviese la mayor repercusión con el mínimo esfuerzo. A veces los atacados eran tipos serios con el sentido del humor justito para reirse de un chiste en el que salían Franco, Aznar y Felipe González, y a los pobres se les veía púrpuras cuando negaban que ellos fueran maricones (aunque no tenían nada en contra), como afirmaba el troll con muchas exclamaciones. Los trolls posteaban (¿se usaba ya este barbarismo?) a la vez en varios grupos, con lo que enseguida salía alguien de religion.humanidades.es diciéndoles a los de politica.soc que hicieran el favor de no liarles a ellos y que se quedasen con sus trolls en casita. Los otros les contestaban ofendidos durante varios mensajes. Además, siempre había quien escribía para pedir que se ignorase al troll, que lo que les gusta a los trolls es que les hagan caso, que si les contestan siguen y si no, se terminan cansando. Luego había alguien que decía que no pusieran mensajes pidiendo que no se les respondiera, porque eso era contestarles y polucionaba y gastaba tiempo de conexión también. Y luego estaba yo, que invariablemente pedía que no se pusieran mensajes a los que contestaban a los que contestaban a los trolls, je. Y es que, no os lo vais a creer, pipiolos, pero, antes, la conexión era lentísima hasta niveles desesperantes, no había tarifa plana y timofónica nos exprimía por cada segundo de red, con facturas que podían llegar a 50.000 pesetas si te conectabas unas horitas más o menos a diario. Todo para juntar un dinerito para que el bueno de Villalonga se comprara una mansión en Miami en la que disfrutar de sus dos mil milloncejos en stock options, todo por un sueño.
Así que quedábamos en que no había que hacer caso a los trolls, que polucionaban y a la quinta tontería aburrían, porque no solían tener nada interesante que decir, los pobres, a su edad yo tampoco. Así que yo tengo mi propio troll, y debería ignorarle, pero es que tiene razón fire, que el chico es mi mejor lector, y yo a los lectores lo que sea, o sea, por poner un ejemplo, que les apetece sexo, pues sexo, aunque ya veo que no os apetece, moninas. En fin, que está enamorado de mí, es la conclusión a la que llegué junto con el enemigo público número uno (qué tipo más malo ese fire, se mete con la masa, con lo que nos gusta ser masa por aquí y vocear y romper cosas e insultar a la autoridad y al clero amparados en el anonimato y el megáfono, que aunque distorsiona la voz te convierte en un blanco perfecto, en fin, ¿pero qué tendrá de malo eso?). Lo cierto es que lo que dice no me lo he leído muy bien, así que no sé cuál era la acusación concreta, pero bueno, he releído todo lo de cris y además de acordarme de las cosas, pues como que me he gustado :), así que: gracias fan. Como recompensa te dedico un post, que supongo que es algo que te animará a seguir adelante publicando todas esas historias dadaistas. Hasta que te aburras, supongo, y vuelvas a dedicarte a meterte el dedo en la nariz o esas otras actividades tuyas. Y es que los jóvenes necesitan reconocimiento, alguna palabra amable para no desfallecer, ¡ánimo!
Había una chica por ahí que tenía su propia insultadora, la pobre, pero creo que soy el único que tiene un troll que pone un blog después de que se le censure, hace amiguitos y se inventa toda una historieta (ay, con lo fácil que sería hacerla creible, que desastre de sistema educativo, de verdad, que generación nos está dejando...). Así que, una vez más, me siento como superimportante, je.
Los que me preocupan más son los demás. Bueno, puede ser que el medio sea el mensaje, y que confiéis en la bondad intrínseca de los blogs, pero en fin en este caso el medio es una mierda y el mensaje otra mierda, así que no entiendo muy bien la preocupación (por segunda vez).
Y por cierto, bob, que creo que también te va a meter a ti en el ajo, que creo que te llama la mamarracha. ¿¡Mamarracha tú!? ¡a dónde vamos a llegar!
Y venga, como coda para los nuevecitos, para los que llegaron tarde, para los que no se enteraron de la otra:
a) sigo sin haber estado nunca con una niña de catorce (ni siquiera cuando tenía quince, que ya es triste)
b) sigo sin haber estado nunca en Sevilla
Y por lo tanto, b1) tampoco fui yo el del Arny.

viernes, 21 de marzo de 2003

LLAMAMIENTOS

Me voy a Benidorm. Que alguien me saque del hotel, porfa porfa porfa. ¿No hay nadie por allí?

Betty: nunca nunca nunca te vuelvas a poner taconazos cuando quedes conmigo. Estás avisá.
Sé que nos quería a todos, que éramos su proyecto, su vida, su mundo. Que le salió bien. Pero creo también que, como todo amor, tenía sus matices. Y que sí salía sólo conmigo al balcón a ver el atardecer sobre la ciudad, las luces de faro de las habitaciones nocturnas, cada una con una historia, extendiéndose a los pies del séptimo piso, era porque sólo yo solía hacerlo. Y que si me hacía algunas confidencias y me dejaba ser como era y vino a mi habitación tras mis rebeliones sin sentido dos de las tres veces que la vi llorar, y me mostraba su fragilidad sólo a mí, era también un poco por las cosas más nobles que hacía yo. Porque entendía la alianza mundial de madres cuando me explicaba que cuidaba a los hijos de las demás porque esperaba que otra madre hiciera lo mismo conmigo cuando estuviera lejos. Porque, como absurdo delegado de COU, forcé unas horas sin clase para que pudiéramos acudir a la manifestación contra la matanza de irakíes, ante la oposición cínicamente escéptica de los jesuitas. Porque con 17 años me congestionaba al tener que explicar cosas tan básicas como que nada justifica el asesinato de un niño. Porque escribí el poema con el que mi hermano pequeño ganó el premio del cole asociando mi rechazo a la guerra a la aberración del dolor de una madre. También por eso.
Yo me tomo estos bombardeos como algo personal, hijos de puta.

jueves, 20 de marzo de 2003

Paradojas. La historia de S.
La historia de S empieza cuando salí del Palace (ver 7 de febrero) y me fui a una fiesta cubana. Allí había quedado con S2 en lo que parecía una cita galante. Lo parecía hasta que su amiga S3 (bueno, por seguir haciendo eses, porque no sé cómo se llamaba) me contó que hoy se había enterado de que estaba embarazada. Por eso estaba tan contenta, por eso había dejado de fumar y de beber ese día. Y no porque se alegrara de verme y hubiera decidido estar sobria durante todo el proceso de seducción. Ejem. Luego había quedado con S. Nada más verme me besó en la boca. Un beso en la boca no compromete a nada, pero suele ser prologo de algún lío del que no vas a saber salir. Matemático. Fue la noche aquella en la que nevó un ratito, justo en lo que cambiabamos de bar.
Para el siguiente nos besamos más.
Se fueron todos, y S3 se quedó con S y conmigo, a cuál más pedo. Bueno, ganaba S3. La dejamos hablando con nosequien y nos fuimos a una esquina de la barra, hasta que la camarera se acercó a decirnos que nos controláramosun poquito, que había una cámara encima de nosotros y habían bajado a darle un toque. Era divertido, pero yo estaba empezando a tener remordimientos. Estaba tan enamorado de burbuja. Sin esperanza, además, que parece que es más amor el amor sin esperanza.
Así que cuando S se fue al baño yo abracé a S3. Cuando volvió, estabamos acariciándonos la espalda y mirándonos a los ojos. Vi la cara de cabreo de S y pensé que ahí se acababa todo. S3 dijo "qué majo es este chico" y S sonrió y contestó: "sí, yo le quiero un montón". Para las despedidas, mientras S hablaba con unos mexicanos que nos encontramos en la calle, S3 me contaba lo bien que le había caído y yo le di mi teléfono. "Si quieres, podemos quedar este fin de semana". Sonreímos.
Al día siguiente me llamó S2 para agradecerme que hubiera cuidado de S3, que la hubiera alejado de unos tipejos que andaban por ahí y que hubiera sido tan atento. "Eres un caballero", me dijo. Sí, el caballero negro.

La siguiente vez que vi a S fue un lunes en el que iba a comer con burbuja, pero no nos llamamos y sentí mi cuerpo como vacío, como flotando, como estremecido todo el día, algo lo suficientemente físico como para alertarme de que iba por muy mal camino. Porque las desesperaciones mentales ya me las sé, me pasó todo el día masturbando las neuronas, y luego nunca es nada. Pero cuando notas como si un bicho te estuviera paseando la cabeza, como si tu estómago estuviera a punto de echar a volar, malo.
Hablé con S y quedamos para cenar. Después, se quedó en el aire la idea de tomar el postre en una cama. Pensé que me sentaría bien después de tres meses, que me dejaría de doler, que las cosas se recolocarían solas, amor, deseo, enamoramiento, fascinación, tonteo, exaltación ante un objeto artístico. Cogería la proporción exacta de cada cosa, la que convenía a lo que se podía y no se podía hacer, como el tipo práctico que soy, y la colocaría sobre mi idea de burbuja.
Como las brujas estaban en plena actividad tocahuevos por aquella época y no me sentía capaz de inspirarme con ellas al otro lado de la puerta dejando notitas y maquinando, deslicé algo descabellado: entrar en el club de intercambio que había justo enfrente de mi casa. Se aprobó. y durante cuatro horas o cinco horas estuvimos bañándonos en el jacuzzi, entrando en la habitación del sado, en la pirámide del amor, riendo y bebiendo. Cuando por fin nos decidimos, cuando estábamos solos sobre un colchón, pensé de pronto en burbuja, en lo que yo sentía, en que por un momento me quiso pero ya se le había pasado. Y tuve el primer estruendoso gatillazo de mi vida.

miércoles, 19 de marzo de 2003

mis problemas con las mujeres
al final, como suele pasar, me quedé en la primera fiesta, la de lau y belén. 40 personas en un piso enano, todos de pie en el salón y la cocina, parecía el metro en hora punta, y no estoy exagerando. he estado toda la noche tonteando con dos chicas. bueno, no, ellas conmigo. agarraditas, frotes, risas, besitos, quebienmecaes, te estaba buscando, una copa a medias... y de repente, en un bar, una de ellas se pone a hablar con uno de los de la fiesta, uno que al parecer le gusta desde hace tiempo, y cuando me acerco me da la espalda, no me contesta a lo que le digo, pasa de mí sin ningún recato. a los cinco minutos, estoy hablando con la otra, me doy la vuelta para pedir una copa y la veo a unos metros de donde estaba enrollándose con un pollo con el que no había hablado en toda la noche. mucho más tarde se acercarán a mí para preguntarme ¿qué tal estás?, una y ¿estás enfadado?, la otra. "parece mentira que seas tan ingenuo: las tías son unas zorras". no es la primera vez que oigo esta explicación, y como las otras veces, quien me lo dice es una chica.
luego me emborracho (no había drogaína) tanto como para acabar, no sé cómo, sólo y vomitando en el moon. me despierta un tipo que me ofrece 50 euros si se la chupo en el baño. salgo de ahí y me despierto al rato en un vagón de metro haciendo el recorrido inverso al que quería hacer. supongo que llevo un rato dando vueltas en la línea amarilla. llegó por fin a la estación de autobuses. antes de comprar el billete para valladolor entro en el baño. supongo que los baños me relajan, porque me despiertan unos golpes en la puerta.
-¡sal, que no tenemos todo el día!
me recompongo un poco.
-escóndelo, que lo vamos a encontrar igual.
salgo. dos tipos de seguridad han cerrado el baño y me esperan sujetando la puerta de salida. me miran extrañados. no esperaban a un tipo con un jersey de moschino, supongo.
-¿qué hacías ahí?
-pues lo que se hace en los baños- y me dirijo hacia la puerta.
-espera.
-¿a qué?- y abro la puerta, apartando con la escasísima dignidad que me queda a la mole humana que la sujeta.
me voy a segovia. feliz cumpleaños, blog.

martes, 18 de marzo de 2003

de la serotonina y las nostalgias a las feromonas y la nueva vida

martes, marzo 19, 2002

¿Por qué se empiezan estos diarios en la red? Ni idea. A mí me apetecía contarle a alguien mi día, y no se me ocurría a quién aburrir con lo de que he visto American Beauty (con su frase mítica "estoy tan harta de que todo el mundo pague sus inseguridades conmigo"), he comido una lata de calamares y un pimiento (de lata claro) y he salido a la terraza a leer a Lorca y a tomar el sol y al ver la dedicatoria de las poesías completas ("este beso por tu enorme valentía. Todas estas cosas merecen la pena, sobre todo si las hacemos juntos, como cuando salíamos por la puerta. Sé siempre tú". Lolo) me he acordado de cómo robamos ese libro en el cortinglés, cómo la pedí que saliera delante y no quiso, cómo pasamos de la mano por el detector y echamos a correr. ¿Se puede querer tanto primero y odiar tanto después? Pues parece ser que sí, pero me dan ganas de olvidarlo todo, llamarla y felicitarla por su futura boda. En fin, si no se hubiera vuelto la reina de las zorras y fuera capaz de aprovechar para llenarme de mierda en cuanto oyera que quiero hacer las paces, la llamaría. Coño, que fueron casi ocho años y al fin y al cabo ya sólo me importa como recuerdo, o sea, como materia literaria. O eso creo.
¿Y a quién le voy a contar toda esta morralla? Antes de que se me vuelva a ir la boca con mis compañeros de trabajo, con los ligues asustadizos o con la persona más inoportuna os lo cuento a vosotros, los ociosos de la red.
En fin, otro día os diré lo que hago en Madrid, por qué no tengo a mis amigos cerca o por qué les tengo aburridos. Por hoy basta. LLevo en un ciber desde las 6 de la tarde, chateando y haciendo todo lo que implicase perder tiempo y dinero, que es lo mío, así que ahora toca escapar por la ventana antes de que me saquen la cuenta.
Pero bienvenidos a virgenyfurioso. A ver lo que me dura.
posted by virgen at 11:13 PM

(acabo de encontrar esto sobre los peligros del MDMA:
Daño social
Puede suceder que bajo los efectos del MDMA se expresen cosas que hagan sentir incómodo a otras personas debido a la falta de inhibiciones. También existe una tendencia de llamar a personas con las que se estuvo involucradas sentimentalmente en el pasado a decirles cuánto se las aprecia.
Otro peligro es un sentimiento de enamoramiento respecto a alguna persona con la que se lleva a cabo la sesión. Actuar por puro impulso cuando nos encontramos bajo los efectos puede ser un error. Aun cuando el MDMA puede llevarnos a un profundo entendimiento de nosotros también puede influenciarnos a cometer errores.) (por favor, se ruega a las señoras lectoras que apaguen sus móviles esta noche e ignoren los mensajes de por la mañana. graciaaas)

lunes, 17 de marzo de 2003

CAMPAÑA PRO CUMPLE

¡Bob se opone a que celebre mi cumple en la casa nueva antes de que yo lo proponga! Asi que le he enviado un mail.

Como veo que va a ser una negociación dura la de mi cumple antes de que haya dicho nada, voy a empezar con una andanada de argumentos:

a) POR QUÉ. como te decía por teléfono, yo, pobre de mí, no tengo nada más que celebrar al año que esto, ni un día del que sentirme orgulloso, ni una fiesta internacional que me incluya, ni una fiesta religiosa que se me amolde. Sólo, de vez en vez, el día de la marmota, pero ese es imprevisible. Asi que sólo me queda el día del ególatra, el del propio cumpleaños, el más apropiado para un tipo que publica en interné unos cuatro folios semanales hablando de él mismo. Importantíiiisimo siempre para mí. Que además este año es el número 30, que viene con depre morrocotuda anexa. La idea es mitigarla un poco con una buena reunión (no una fría en un bar) de la que salga muy contento y con mucha resaca y muchas citas para las semanas siguientes
b) QUIÉN. Esta es la parte interesante. A pesar de que tú te puedas estar temiendo un congreso de camellos y calimocheras (supongo que porque nunca has salido con el resto de mis amigos), mi nómina de invitados está formada por: fotógrafos de fama internacional (...aquí iban datos impresionantes...), varias redactoras, jóvenes aunque no tanto, de medios principalísimos y que llegarán lejos, un finalista del premio Adonais de este año, un joven empresario que ha creado una tecnología nueva y se va a hacer riquísimo en breve, varias tías buenas que nunca harían nada que las despeinara antes de tiempo, la chica que organiza los pre estrenos con fiestón de una distribuidora de cine, ganadores de concursos literarios, gente de la tele y de las revistas, mi prima, que organiza viajazos con descuento, mi primo, piloto, Santi, gran, culto, divertido redactor que tiene muchas ganas de conocerte (califiquémosle de “segurín”, que es ese rollo que tienes siempre por ahí medio apalabrado y que te tiene mucho más tranquilo toda la noche), gente de valladolor, que son de valladolor (médicos, profesores, sicólogos, ingenieros, arquitectos...), chicas de publicidad, chicas embarazadas, chicas casadas, ingenieras, informáticas, chicas que trabajan en el cine, ex rollos, ex novias, blogueras y, en fin, gente muy formal que no piensa vomitar en la pared (bueno, la embarazada no sé). Eso sí, no lo voy a negar, son unos cuantos, el año pasado unos treinta, pero todos muy tranquilos, muy proyecto de high society, muy formales.
c) CÓMO. Como ejemplo de “cómo”, te pondré la fiesta del año pasado: cena (tortillas congeladas, un queso y cinco chorizos, pero este año seré más cuidadoso), copas y conversación sentados o de pie, nadie se drogó, nadie se emborracho ni vomitó (por desgracia es que no vino ninguna de las quinceañeras con piercings que invité, creo que este año tampoco) ni siquiera fumaron dentro de la casa, salimos a una hora razonable hacia un bar. Y mucha felicidad y mucho amor, y gente desconocida que se caía bien, o eso me pareció. Por supuesto, yo pagué a la chica que hizo la limpieza al día siguiente y enganché a un par de voluntarias para que me ayudaran a recoger en lo que lo demás llegaban al bar. Y el resumen que publiqué en el blog:

   lunes, abril 08, 2002
(...) La fiesta fue la bomba. Se me pasó volando, amaba a todo el mundo, cada vez que llamaban al timbre me daba un subidón. Y eso sin drogas y sin cenar. Treinta personas. Gente a la que quiero, gente a la que podría llegar a querer y gente a la que me tiraría. Acabamos en un karaoke a las ocho, previo paso por un puti del que casi salimos agujereados. Mantuve el tipo mientras mi amigo insultaba al dueño y salvé la situación con algo de diplomacia. Cuánto autocontrol, casi no me reconozco. Llegué al trabajo a la una.
Cuando apareció Nuria en la fiesta casi me pongo a llorar, nos dimos un abrazo de diez minutos, le regalé los pendientes y la pulsera de plata que la había traído de México, nos dimos un abrazo de tres minutos y casi me pongo a llorar cuando se los puso. Le dije que creí que ya no quería saber nada de mí ("qué poco me conoces", contestó) nos dimos un abrazo y casi me pongo a llorar. Todo el mundo se lo pasó muy bien, fuimos más de treinta, les encantó mi casa, mi terraza y mis invitadas. Casi me pongo a llorar cada vez que uno se iba a casa. Apenas crucé dos palabras con Noelia. Sólo le dije. "Has venido muy guapa, pero no te lo quería decir delante de todos estos". A mi derecha, sentado con una cerveza, estaba mi/su compañero de trabajo. Después de esa cagada no sabía muy bien qué decir. Creo que podría gustarla. Fue ella la que eligió los zapatos, Camper, marrones, de piel, con ribetes rojos. Qué buen gusto. Me sonríe a veces. A mí se me pone cara de bobo, y se me nota. Eso es lo malo, como siempre (...)

Si después de todo esto no eres capaz de sentarte a negociar (no digo claudicar, si no sentarte a negociar) pues nada, ya se verá, pero que sepas que yo sí que me acuerdo de que al principio del todo, cuando hablamos de compartir piso y salió el tema fiestas, te dije que yo sólo haría una al año, ésta, y te pareció bien. Un bar es frío frío frío para algo tan superimportante.
Y nada más, sólo era calentarte el coco un ratito, jeje. Esta noche le llevo el contrato a mi hermano que es abogado y revisaba siempre los de mi padre.
Un besín,
vyf


y también como parte de la campaña acabo de escribir este texto como entradilla para un reportaje:

"Una escapadita al norte una vez al año debería ser tan obligatoria como la revisión médica, el cambio de aceite o una buena fiesta de cumpleaños"



sábado, 15 de marzo de 2003

Una historia urbana
Allí está, sentada en el taburete, su sonrisa saltando sobre mi nuevo retraso, todas las baratijas egipcias en el cuello y las muñecas, la mirada brillante. Y me pregunto si quiero partirle el corazón hoy, si voy a resquebrajárselo en este bar de madera. Me acaricia la mano y me susurra las ganas que tenía de verme. Sólo dispongo de un segundo para decidir si le digo lo que venía a decirle. Pero la beso, mantengo la ficción otra noche y me pongo un plazo que no cumpliré para empezar a quererme un poquito, un poco más que a los demás. Sugiero que nos vayamos a la cama.

viernes, 14 de marzo de 2003

Yo ya no sé lo que hacer

Mirarme en tus ojos, oirte charlar,
Dejar que me peines en vez de pensar,
Dejarme abrazar por cualquiera
Que sepa mentirme, que bese con fuerza.
Volver a tus brazos, sentir tu rechazo,
Gritar hasta quedarme afónica,
Llorar hasta que me entre la sed,
Beberme un buen vino y poderme comer
Un bistec a la plancha.
Dormir cien mil horas, soñar que me quieres
Y no hacerme daño el pellizco,
Volver a encontrarte a mi lado,
Volver a abrazarte y desayunarte,
Esto sí que es arte.

(Nosoträsh)
Estoy en un avión hacia Alicante. Y luego a Benidorm. Este viaje me tenía un poco quemado, a lo mejor no por el viaje en sí, sino porque sigo viendo pasar ante mis ojos oportunidades que he perdido yo solito. Las injusticias de ahora son sobrinas de mis cagadas de meses. Pero bueno, llego sin ganas de mucho al aeropuerto, amable, como siempre, pero sin ningún interés en conocer a mis compañeros de viaje con una absoluta indiferencia hacia mis compañeras. Pienso: este escote estará imantado esta noche, pero ahora estamos bien, él en su sitio, tan bien puesto, yo en el mío, descolocado. Sospecho que la gente a mi alrededor creerá que soy un borde, pero me da igual, por una vez me da igual.
Y de repente pasa. Estoy relajado, ni una tensión, no quiero agradar a nadie, no necesito estar haciendo cosas que me hagan sentir bien, no necesito agradarme a mí. No pienso en sexo, no busco estar embriagado, no quiero hacer amigos. Estoy. Como un vegetal. Como el resto de la gente. Y me siento bien.

Por la noche ha cambiado minimamente la cosa. Poco sociable, aún enfurruñado, con esa veta infantil como para tirarme por la ventana, doy los primeros síntomas de reanimación cuando me pongo algo celoso porque la chica de organización pasa de mí y se va con ese otro, más básico, pero más guapo. Como un velocirraptor elijo la mesa de una churri exótica que se llama J. Resulta que durante la cena tengo una cháchara inteligentísima. Presido y todos me escuchan, porque soy una autoridad, porque ya he estado en el Tierra Mitica y porque son todos bastante callados y porque la comida se enfría. A mí me parece bien porque J está impresionada (o simplemente tiene la boca llena) y porque así me quito los kilitos de las últimas semanas. Por ejemplo, si me preguntan por El Misterio de Keops digo que “el misterio de keops, el misterio de keops... vaya mierda de misterio”, si me preguntan que cómo voy a escribir tantas páginas sobre un parque si me dan terror las atracciones digo que preguntándoles bien cuando bajen, en lo que vomitan y eso (“¿qué tal el looping?”, “fatal, ¡¡¡¡bluaargh!!!!”, “de acuerdo: anotación, el looping produce un emocionante mariposeo en el estómago”) o también que para hablar de una sala de maternidad no hace falta parir (ésta es de manual), si me preguntan que por qué me voy a la cama tan pronto digo que en unos días voy a cumplir 30 y que ya empieza a fallar todo. “Claro, la memoria”, contesta la churri, haciéndose la inocente como todas las churris en las que poso mis ojos pestañosos color miel. “Todo, y mejor no me hagas entrar en detalles”, la corto y quemo las naves y dejo que los galeotes ardan sin mí, que sean ellos quien iluminen hoy la noche de Benidorm.

jueves, 13 de marzo de 2003

Resumen de lo sucedido (¡otra vez escribiendo borracho!) (y lo peor es que no se nota la diferencia)*

y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada
(García Montero)

Este fin de semana estoy viviendo en el Sacromonte, en una cueva, como Batman. Juas! A las 6,40 introduzco la batllave en la batpuerta y me encuentro con toda la cuevita patas arriba, los calzoncillos sobre la mesa de la cocina, las cebolletas sobre la cama, mi colonia Cacharel por el suelo y todo lo demás extendido también por sitios que no son su sitio. “Dios mío, ¡me han robado”. Ah, no, que he sido yo que lo he dejado así. He estado toda la noche sosteniendo un flash como la estatua de la libertad, porque el fotógrafo era majete, pero algo pesadito. Así que sólo he bebido cuatro copas. Y aún así, luego estaba estupendo, con una profesora de derecho en cada brazo. Lo que demostró la vieja canción de que no necesito drogas (all together!), pero que necesito una copa, por favor. Después de mucho tonteo, a las seis menos cuarto me decido a entrar a una de las dos, la que baila como Tina Turner, está escribiendo un artículo sobre la normativa de aparcamientos que empieza “la normativa de aparcamientos está muy mal”, y hace chistes de drag (“pues yo palante, caiga quien caiga, lo que pasa es que cada vez que digo lo de caiga quien caiga al final la que me acabo cayendo soy yo ¿verdad bonita?”). Como cada vez que se frota me da la espalda decido que es desde ahí desde dónde hay que atacar. Me aprieto contra ella, le muerdo el cuello, le muerdo el hombro, le muerdo el lóbulo, le beso el cuello, le beso el hombro, le beso la oreja, bajo con la punta de la lengua desde la oreja hasta el extremo del hombro, bajo con mi mano por su costado, subo con mi mano por su costado, ah, ahora sí, ahora sí que me besas ¿eh? (es que antes, de frente no había funcionado). “No tenemos tiempo”, me dice. Es que tiene que coger un avión en Málaga a las ocho. Pues claro que no hay tiempo. Como ya estoy empezando a descartar las casualidades para estas cosas, decido que sólo quería saber si me iba a besar, que quería hacerlo tarde y mal para que fuera pura niebla sin posibilidades. Niebla granaína inexistente. Disimulo, “sí, tenemos poco tiempo hasta que venga ella”. Ella está en el baño, y como llevo toda la noche jugando a dos bandas, la frase queda fatal. Luego lo arreglo: zanjo la controversia rubias-morenas (grandes alturas intelectuales ha alcanzado la conversación esta noche) asegurando que yo lo que dije era que me gustaban las morenas. “Es más, las morenas bajitas”. Que sea verdad no quita para que ese fuera un momento excepcional para no abrir la boquita para esta frase soez. Así que en la despedida: “bueno, que me alegro de que...” “¡que sí!”. Vaya, cada vez me duran menos. Ésta, un beso. Y es que me las cojo cada vez más listas, vienen preparadas, las condenadas, esto debe de ser eso de la generación JASP. La prima de Fer me despide luego, y cuando voy a darle mi humorístico y desconcertante beso en la frente juraría que me pone la boca. No es posible, es una buena chica. Quedamos para emborracharnos mañana desde la mañanita prontito.
Escribo desde una cueva. Tengo vozka, red bull, franciskaner, galletas pims de naranja, unas cebolletas rosáceas con mu mal color, tabaco, patatas fritas, lima. Tengo una cocina, una nevera, dos camas, una mesa, una mesa fuera, un sillón. Tengo ropa de safari que no sé cómo combinar con el clima burgalés de Graná. Tengo algo de pasta. Tengo una cueva, tengo unas vistas asombrosas, tengo Granada a los pies del Sacromonte y el mundo a los míos.
(*escrito el sábado por la mañana) (en una cueva)

miércoles, 12 de marzo de 2003

DESMENTIDO
yo lo que soy es un pánida ateo, un epicureo cutre, un trasto.
enamorao de la vida y de burbuja aquí y ahora. todo lo demás no es más joy & sex.
o bueno, o puede que sea un golfo que le dice lo mismo a todas.

¡Ya tenemos casoplón! Más que habitaciones tiene suites y balcones y de todo. Bueno, está vacío, pero tiene de todo lo que tiene que tener. Bueno, yo no lo he visto ni lo voy a poder ver hasta nosecuando, pero dice bob que sí y si bob dice que sí es que sí. Un esfuercito más y ya estamos los tres allí. Estais todos invitados todo el rato (es broma, bob :))
Ayer estuvo aquí durante unos minutos un post que hablaba sobre las cosas que no soporto. No lo soportaba.

martes, 4 de marzo de 2003

Pensando en voz alta
La bruja superiora ha tenido un final feliz, las que han venido al piso son
de su akelarre, parecen primas, cabeza baja, ni hola, dios las cría y ellas
se brujan, es cierto que burbuja está secuestrada por los malos, pero
tampoco es falso que ya no me quiere (tanto), anoche leí un antiguo
comentario suyo que proclamaba su permanencia en el tiempo, ya que no en el
espacio, pero ya lo sabía, "ahora es lo que soy,/ ahora es lo que tengo,/ ya
no me engaño más con el futuro"
que escribió Benedetti, y no pasa nada,
ahora tengo un ánimo como pa arrastrar camiones con los dientes, como el del
record Guinness que salía en los cromos de los pastelitos bimbo, joder, voy
a cumplir 30 años, y si primero me quiso y luego no tanto, me quedo con la
primera parte, que fue ni más ni menos que un privilegio, aunque la verdad
yo quería estrenar mi ropa nueva comiendo con ella, esta noche empiezo con
el cuento, nadie pone comentarios a mi post, qué raro, y eso que el lunes es
el día después de Hay una carta para ti y los admiradores del cuerpo
chiquitajo de la Gemio (una vez me la cruce en un pasillo de Antena 3 y me
llegaba por el ombligo) pasan en tropel por aquí, supongo que nadie se lo ha
acabado de leer, es que es larguísimo, el que más, pues al final salen
nombres y enlaces, que es lo más diver, fire es un cabrón, ¿por qué de todo
me llamará metepatas?, debería irme este mismo fin de semana a Granada a
hacer el reportaje, puedo elegir el finde que quiera y una buena compañía, o
si no a Gijón con Luis, un pastillazo después de tanto tiempo tampoco
estaría tan mal, si yo creo que hasta he engordado, la camiseta de Custo
marca demasiado, no sé para qué cogí la de rayas horizontales, ¿me quedo en
Segovia o me vengo a Madrid a vivir?, por una vez el cuerpo me pide calma,
pero eso es una cosa que tampoco voy a conseguir con mis sobrinas,
regularidad, sí, calma, ni de coña, ¿qué estará haciendo bob? ¿hasta qué
hora aguantará la próxima vez que salgamos de juerga?, debería buscarle un
chulo italiano para que no le venza el sueño, no sé cómo le voy a convencer
para que entre en el Black & White, a lo mejor vendándole los ojos, nadie me
escribe al mail del trabajo, qué raro, en el espejo del baño tengo los ojos
rojos, a ver qué hago ahora, por qué habré dicho que el novio de la prima de
la innombrable era ideal para el reportaje, para qué habré dicho que no me
importa llamarla para conseguir el número, que no iba a permitir que ella
influyera en mi trabajo, que soy fuerte como una roca, mierda. Aunque este sea
el último dolor que ella me causa y no quede ni muy lírico ni muy glamouroso lo
que voy a pensar en voz alta: maldito
maldito maldito anís del mono.