lunes, 10 de noviembre de 2003

(viene del post de hoy de llua sobre los siete pecados capitales)

La soberbia porque yo lo valgo.
El pecado de mi pueblo de los veranos viene siendo la envidia desde hace siglos. Lo cuentan en una obra de Lope de Vega. Lo sufren vecinos de todas las edades y por los motivos más peregrinos. Cuando era el crío que terminaba ese extraño segundo curso de mi carrera y empezaron a detectar lo que ellos creían que era "irme bien" (o sea quedarme casi sin verano para trabajar un montón de horas cobrando cero, pero eso sí, en un programa nocturno de la radio en el que nos reíamos muchísimo. Sí, la verdad es que me iba bien) empezó a surgir un run run amargado cada vez que daba la espalda a un nutrido grupo de envidiosos. La cosa siguió con una escalada que terminó en trifulcas, peleas a puñetazos y constantes "si viene él, yo no voy". Decidí que: a) siempre iba a ir yo, b) me iba a ir todavía mucho mejor y c) siempre que pudiera me encargaría de que se enteraran de lo bien que me iba. Con todos los detalles. Y funcionó estupendamente, así que lo recomiendo mucho.
No sé cómo se puede vivir con esa rabia sorda. Y subiendo. Lo que sí que sé es a quién perjudica de verdad y para quién es algo menos que una leve molestia. Pues hala, buen provecho.
Y, completamente, eres un solete llua.