miércoles, 12 de mayo de 2004

EXHIBICIONISMO

Exhibicionismo

(nada de lo que diga en este email podrá ser utilizado en mi contra. Son las doce de la noche y me quedan 4, 5, 6 horas de escribir un reportaje que no me interesa ni un poquito pero que me permitirá salir de los números rojos) (al menos durante unos días)

Soy demasiado impaciente para el ajedrez siempre juego al ajedrez express, una manera de perder rápido.

Antes de septiembre de 2001 vivía en un ático frente a la vía en una capital de provincias. Mi hermano pequeño y yo. Junto con un inquilino con el que hacía pruebas de resistencia a ver quién aguantaba más teletienda sin levantarse a cambiar el canal. Teníamos una piscina de plástico y una planta de marihuana indestructible que nadie se ocupaba de atender, pero que volvía a crecer cada primavera. Acababa de salir de un infierno tonto por un caso de orgullo herido que se prolongó 18 meses, terminaba mi primer año y cuarto curso de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y pretendía revolucionar la sección de Televisión del periódico local con estratagemas impropias. Como colarme entre el público de un especial nochevieja de José Luis Moreno, decir lo que pensaba de verdad de una grabación de un programa local o utilizar a mi novia de entonces para ver lo que pasaba en la cabina de realización durante la grabación de Caiga Quien Caiga. Había descubierto el MDMA, que me hacía inmensamente feliz cada fin de semana.
Me habían ofrecido un trabajo glamurosísimo en Madrid.

Por cierto, la otra opción al esguince de conciencia es contar la verdad. Y eso es imposible. Nunca podría decir la verdad, siempre se escucha otra cosa. Malditas interferencias, maldito MacLuhan.

La verdad sólo es
un periódico de Murcia
(Bonilla)

Y por lo demás, yo te voy a pedir apariencias. Falsas o verdaderas. Te dejo ser lo que quieras si tú me dejas a mí.

Y por lo demás y con curiosidad malsana ¿cómo fue tu ex boda?

Y por lo demás

Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!

Pues sí que es raro, porque yo no me llamo así
y estoy practicando