jueves, 22 de abril de 2010

BONILLA ME PONE TONTO DEL CULO

Vengo de una cena estúpida de estúpidos estúpidos estúpidos italianos. Bueno, no, no eran estúpidos. Eran listos de más. Pero todavía no he conocido uno dedicado a la cosa pública que no lo sea. Esto consistía en una celebración de un institución deportiva que apoyaba la difusión del turismo y la gastronomía italiana aprovechando una maratón que se celebraba en Madrid. Lo que pasa es que la maratón se corrió hace dos semanas, había unos tres periodistas (incluyéndome) (bueno, quizás dos) para doce italianos con cargo venidos de Italia y no había ningún deportista. De hecho yo era el que tenía mejor tipín en esa mesa y eso ha sido lo más positivo de la cena. Unos folletos plastificados calidad jabugo sólo válidos para el evento, un programa de festejos in crescendo que no termina hoy ni mucho menos y, en fin, un viajecito fantastiquo. Años viéndolo y nunca dejan de soprenderme los imaginativos usos del dinero público italiano.
Total que me he vuelto paseando, que si el moscato, que si el friuli, que si el passito y he llamado a Merteuil. He sido sincero, que es una cosa que hago más de lo que debería, y le he dicho que la llamaba porque no tengo a nadie a quien llamar a esas horas y contarle mis tonterías. He dicho las palabras funghi porcini y nos hemos espiolao de la risa. No es únicamente que con una ex te puedas reir de cosas que os pasaron y que sólo sabéis vosotros. Es que no creo que a nadie más le vaya a hacer gracia mi absolutamante insoportable obsesión por cualquier cosa que llevara funghi porcini (para comer, para cenar, ¿no lo tienen para desayunar?) durante unos cuantos días en un pueblo perdido del norte de Italia sólo porque me hacía gracia el nombre: seta cerdo. Es por eso que me da una pereza infinita pensar en otra relación ¿cuánto tiempo tardará la nueva en entender mis chistes? ¿hay alguna garantía de que no me estrangule antes? Y bueno, como de costumbre, de follar ni hablamos.
Pero todo esto no tiene ninguna importancia. Yo lo que os quería contar es que cuando he llegado a casa tenía mi pedido de Casa del Libro encima de la mesa y venía con el último libro de poemas de Juan Bonilla. Y lo he olido (regular) y me he leído el primer poema, que en 18 versos detalla sus números de cuenta, sus direcciones de correo, sus nicks de todas partes y las claves de cada uno para terminar con esto:

Creo que nunca antes un poeta
había puesto tanta intimidad
al alcance de sus lectores.


Y será que tienen razón los que escriben que Bonilla la cagó cuando cambió la lírica por el ingenio. E igual esto se parece más a un chiste que a un poema. Pero me da un escalofrío completo y lento, de abajo arriba y me entran ganas de llorar como una groupie y de reir como un sicópata. A la vez. Porque soy fan, superfan, y Bonilla me pone tonto del culo.

viernes, 9 de abril de 2010

Twitter Tururiti

Como no hay manera humana de volver a instalar unos comentarios aquí, si alguien quiere insultarme o llamarme fantasma (venga, por los viejos tiempos) estoy por aquí: twitter.com/virgenyfurioso

martes, 30 de marzo de 2010

Gente que viaja en pareja

La vuelta al mundo (o lo que sea) en pareja:

dondeandanestos.blogspot.com

sam-castellano.blogspot.com

y etcétera.

VACACIONES DE NO ESTAR JUNTOS

VACACIONES DE NO ESTAR JUNTOS

Dos meses de no estar juntos a tiempo completo.
Dos meses de cualquier cosa agotan al menos disperso de los dispersos. Aprovechando que ella piensa que nada es para siempre y que lo de no estar juntos, lo que menos, y que por eso no le ha contado nada a nadie, nos vamos a su pueblo a tomarnos esas vacaciones.
Otra vez todo. Pasaremos muchas horas en la mesa camilla de su abuela -que se escandalizará porque duerma con ella y con su prima "un macho y dos hembras oioioioioi"-, me llevarán a un pueblo de la Sierra a comprar un queso de cabra raro, pasearemos de la mano el puente arriba y el puente abajo, acabaré las reservas de licor café de su tío y nos iremos a la casa de campo de su tía a oir cintas de flamenco del güeno. Saludaré uno por uno a sus treintaitantos tíos, besaré a sus veintitantas primas, le preguntaré al oído los nombres en cuanto se den la vuelta. Me harán un tratamiento de belleza casero en la cocina.
Y luego su padre nos dejará en Madrid, a la puerta de casa. Terminarán las vacaciones, se irá a donde vive de verdad y volveremos, cada uno, a su no estar juntos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Cuando la conocí

Cuando la conocí tenía 23 años. Pasaba la mayor parte del tiempo en su caparazón. Cuando emergía estaba espléndida. Toda su energía contenida se materializaba en su forzudo corazón. Y no es una metáfora. Su corazón, la víscera, bombeaba siempre a cañonazos. Su corazón, sus cañonazos me daban la medida de aquello de lo que era capaz. De todo todito, me parecía. Pero ella no lo quería todo, me quería a mí. Su compañero de juegos. Llevábamos unos días conociéndonos y le escribí este poema.

EN LA ESQUINA DEL DÍA

En la esquina del día y de la playa
la silenciosa Merte se despliega.
Ignora a lo que sabe, a lo que huele,
no conoce las gracias que derrama
ni el sendero de pétalos que pisa.
Hoy tiene pensamientos de una frase:
"El agua está muy fría.
También quiero volar.
Estoy contigo".

Fue cambiando. No dejó nunca de ser una niña, pero fue haciéndose una niña más sabia y menos repipi.

AL FONDO DE LA MESA

Al fondo de la mesa y en penumbras
la vermeeriana Merte me regaña.
Ya sabe sus efectos,
sus despliegues
son trampas o algoritmos.
Hoy le deslumbran cosas más tangibles,
el hotel y la cena, mi camisa.
Yo la miro, y a veces
aún no hemos salido de esa playa.

Anteayer cumplió 30 años. Le traje unos regalos, cenamos comida japonesa. Para los postres me dijo que se iba de casa al día siguiente.
Hay gente que lleva fatal lo de cumplir años.

A MI LADO EN LA CAMA

A mi lado en la cama y agotada
la ya borrosa Merte está dormida.
Ya sabe que se va,
que las cosas a veces
se acaban porque sí a mitad de todo.
Hoy es su cumpleaños
y hoy está justamente
más bella que en ningún otro poema,
si quitamos los mocos.

La recuerdo en la playa y en el piso
y en aquél restaurante.
El sendero de pétalos
recuerdo.
Y sé que en unas horas
no habrá nuevos recuerdos.
Dulces sueños, Merteuil,
bonito viaje.