domingo, 6 de julio de 2014

Laberinto

La luz roja de teja
se cierra con estrépito
de pájaro en mi pueblo.
Los huesos de las tres que más amé
bucean tierra abajo.
En La boca del cielo
alguien asa unos peces
y se come la playa la marea
mía olvidada de mí.
La chica del Dos de mayo
muerde el labio.
La piscina se rompe
de un cachete panzudo.
El hombre y su navaja,
sentado en la cuneta del Camino.
Un folio hecho de blancos
espera las palabras que limita.
La hora mejor del día
se gasta en un minuto.
Un tiburón ballena
despliega su ala delta submarina
justo enfrente de Holbox.
Los amigos se ríen de sí mismos.
Un suspiro
se deshace en el suelo.
Y, mientras tanto, yo
no encuentro la salida de esta cama.