miércoles, 25 de junio de 2003

Instalado en Segovia
Instalado en Segovia, la primera noche me superó. Parece ser que até mal a las niñas y Cande se tiró al suelo desde el sillón, con sillita y todo, previo rebote con la cabeza contra la mesa. Dos veces. Oli lloraba sin parar y lanzaba el chupete debajo de los muebles como una pelotari. Yo no sabía qué era lo que querían. Carolina, cinco años, decidió combatir el caos por su cuenta yéndose a la cama ella sola, a pesar de que había puesto Noche de fiesta, lo que ella quería, y salía la parte de Avelino, la que prefiere. A la una de la mañana del sábado estaban dando botes, meneando la cabeza, tirándose al suelo, llorando ahora Oli, ahora Cande, practicando el lanzamiento de objetos. Mucho mucho mucho más despiertas que yo.
Cuando llegaron mi hermano y mi cuñada se encontraron el salón como un campo de batalla, la tele a todo volumen, todos los muebles movidos, restos de la cena, juguetes dispersos por todas partes y yo dormido y vestido en su habitación, dándole la mano a Oli. Caro contaba a la mañana siguiente que se tuvo que tapar las orejas con las manos para poder dormir. Qué pulmones, dios mío. La última vez fue parecido, sólo que me encontraron con una niña berreando a cada lado y yo en medio, dormido como si hubiese extraviado el Whisper XL
.
Así que, cuando he dicho que me habían ofrecido un par de habitaciones en Madrid y que probablemente volvería la semana que viene, se han quedado un pelín desolados (“qué desastre, nadie se quiere quedar con nosotros”) y me han enumerado las ventajas de Segovia: ropa planchada, cena preparada cuando llegue, ratos con las niñas (¿y la ventaja?) y que en el autobús se puede leer bien. La Sepulvedana tiene hasta luz por la noche. Bueno, veremos qué tal se me da la semana. Hoy, además, ha venido mi hermano el de Madrid con los dos niños y mi cuñada A. Cinco niños, cuatro adultos y lo que quedaba de mí. Yo les miraba un poco alucinado, todos gritando a la vez, todos queriendo llamar la atención, uno que no quiere comer, la otra que se enfada porque no le retiran el plato inmediatamente, las pequeñas que se turnan para llorar, y el último, que ha vomitado sobre la tapicería de cuero del Jaguar justo un minuto antes de llegar a destino, parece que tiene gastroenteritis. Detrás de nosotros comía Pablo Carbonell, y he estado pensando en poner la oreja para contarlo en el blog, pero sólo oía palabras dispersas (Santiago Segura, póker, Kiko Veneno...) punteadas con berridos. La última vez que comí con tanto niño estaba Aparicio, el ex ministro, creo, y uno de mis sobrinos fue directo a meter la mano en su plato nada más llegar.

Yo no sé qué hacer para entretenerles, sobre todo cuando ya tienen en la mano unos garrotes que han sacado de nosedonde y amenazan la integridad de la vajilla y de mi cocorota alternativamente. Juntamos varias sillas y simulamos el descubrimiento de América. Utilizo lo que me queda de astucia después de la terrorífica noche del sábado y nombro a mi sobrino R, el hiperactivo, mascaron de proa, y al otro, timonel. Una tormenta, ¡¡¡tierra a la vista!!! ¡¡¡¡tierra a la vista!!! (ante el estupor del resto de los clientes), las conversaciones con los indígenas, R se pone muy serio cuando me concede una entrevista televisiva como capitán de la Santa María, les cuento la historia de nuestro tatarabuelo segoviano que viajó a América con Pizarro, motín a bordo, una visita a los vikingos, otro par de entrevistas y volvemos a España con las bodegas cargadas. ¿A que no sabeis lo que traían? Oro, plata, patatas, chocolate y tabaco, que lo descubrieron allí. Así que me voy a fumar un cigarrito. ¡¡¡No!!! Sí, piedad, merced.

La vuelta, diez en un coche, me recuerda a cuando íbamos al pueblo en verano, aunque aquello era un 600 y llegamos a caber doce, según cuentan los mayores. Luego les canto a las niñas una habanera “dulce es la caña/ pero más lo es tu voz/ que de amargura, que de amargura/ limpia mi corazón”. Antes dormía a Carolina con eso y aún antes a la innombrable, qué cosas. También tiro del romancero, con algunas canciones bastante escabrosas, sobre asesinatos pasionales y pactos con el demonio y la muerte. Me miran alucinadas, pero creo que sólo entienden que hay un tipo cantándoles, tienen ocho meses.

Caro me saca a recorrer toda la ciudad, nos sentamos a los pies del acueducto para oir a las comparsas. Hablamos de las supernenas, está aprendiendo a leer y me recita todos los letreros: telebanco, taller de joyería, restaurante Castilla. Paseamos la calle Real, el Tontódromo, la sede de la afición segoviana favorita: subir y bajar sin destino. A la mitad me doy cuenta de que mi sobrina preferida se esta restregando la cara contra la manga de mi cazadora de cuero.
-Pero nena, ¡pídeme un pañuelo! ¿Quieres uno?
-No.
No, claro, ya no.
Cada vez que ve a una niña de su clase se abre el abrigo con pretendido disimulo para que vean su traje de faralaes.
-No ha dicho nada del disfraz.
-Pues ha puesto cara de que le ha gustado.
Disfruto maleducándola y enseñándole canciones como la del pastor cabezudo que tiene las uñas negras de tanto rascarse el culo, y aliento especialmente las conductas transgresoras, pero insisto en que diga gracias y por favor, en que pida las cosas en otro tono, en que aprenda a respetar a los demás.

Nos hemos pegado una paliza, Carolina se caía cada 20 metros encima de mí y a mí sólo me sostenía en pie la ilusión de llegar a casa, comer algo y tumbarme.
-A ver quién es el primero de los dos que rueda por estas escaleras.
Y una madre jovencita, guapa y rubia se da la vuelta y me sonríe.
El sábado por la tarde mi cuñada Su me había sacado a dar una vuelta. Decía que con las mellizas en el coche doble iba a ligar mucho.
-Aunque bueno, así sobre todo vas a dar pena. “Pobre chaval, mira como está, le habrá dejado su mujer con las dos niñas”.
Y es que últimamente me he abandonado un poquito. Llevaba una semana sin afeitarme, y con la camisa por fuera, pelos de loco y el abrigo largo, parezco un naufrago. Así que me lleva de compras. Por el camino es cierto que ligo, pero sobre todo con venerables miembros de la tercera edad.
-Qué bonitas son, pero claro, me dirás que dan trabajo.
-Pues no se crea señora, de momento no me han dado mucho.
Llegamos a la tienda.
-¿Qué te parece este pantalón?
-Pues un poco putón.
Mi cuñada me mira asombrada. Es más peque que yo, y en el pueblo perteneció a la misma peña, pero no está muy acostumbrada a oirme decir esa clase de tonterías. Con la familia soy tan formalito...
-Pues es lo que se lleva -dice la dependienta-. Lo que pasa es que vosotros queréis que estén guapas primero para luego tenerlas encerradas en casa.
Así que en un ratito ya tengo señora, familia semi numerosa y soy un moro, aunque a ésto ya estoy acostumbrado.
-¿Y este jersey para ti?
-Un poco Retorno a Brideshead.
-¿?
-Es que yo lo quiero MUY Retorno a Brideshead. De pico, más tenis, más guei.
Dice mi padre que soy igual que mi cuñada, que siempre tenemos que estar comprando cosas.
-¿¡Yo!?
-Sí, tú, en la piscina del club tienes que estar pidiendo continuamente.
-Hombre, papá, pero es que es muy distinto. Lo suyo es consumismo y lo mío alcoholismo.
El caso es que ahora puedo dar un respiro a mi camiseta de Jack Daniels (dice bob que más que una camiseta de publicidad es un sponsor) y combinar mis pantalones desbotonados y mis zapatos rotos (antes tenía un gran fondo de armario de zapatos rotos, pero me he tenido que desprender de varios en la mudanza, y sólo me queda un par, snif) con una cazadora Levis con una bandera parecida a la estadounidense en una manga (“a ver si me acuerdo de no ir a las manis con esta”), una camiseta de Custo y un jersey de Moschino. Qué coño. Malos rollos fuera, como en un fin de semana pastillero, y gastándome más o menos lo mismo que en algunos de los más tontos.

-Oye, que me podrías comprar algo a mí.
-Pues mira, le debo el regalo de reyes a mi ahijada, si quieres te lo compro a ti, que total, hasta que no aprenda a hablar no se va a quejar.
-Ah, pues vale.
Somos unos desalmados.


Me decían el viernes en la redacción que iba a estar deseando que llegara el lunes para ir a trabajar. Imposible, decía yo. Ja, menudo ingenuo. Ocho horas sentado delante de un ordenador me parecen ahora el paraíso. Estoy motivadísimo. Pero para llegar hasta este infierno infantil tuvimos que pasar antes por el purgatorio de la mudanza, que ya me dejó los brazos como muertos, la espalda machacada y esos estigmas en los hombros que aparecen siempre que cargo pesos, los mismos que provocaban invariablemente las desconfianzas de mis exes.
El traslado se hizo en dos tiempos. Kike me acercó a casa de bob con unas decrépitas cajas.
-Arf, en cada mudanza los alquileres están más caros y yo en peor forma.
-Ya, y tus cajas también.
Sí, mis cajas a punto de deshacerse. Pero es tanto lo que hemos pasado juntos. Se las coje cariño. Por desgracia, al primer meneo fuera del coche una de ellas se suicidó y esparció su contenido de peines, jaboncitos y ropa de cuadros junto al portal de bob. Una vez amontonado todo, llamé a su timbre, me encendí un cigarro y un bonito chucho, hijo de cien mil perras, salió de la nada para hacer una meada relámpago sobre la más consistente de mis cajas de cartón.
Después de una breve negociación sobre a quién le molaba más lo de la lluvia dorada (“ya, pero mezclada con zoofilia, no”) decidimos unilateralmente que la parte húmeda era para mí.

Esa noche me pasé por casa de Jordi para jugar un mus y sólo apareció Q. Cuando me pidió el mechero aproveché para hacer manitas con ella, mi truco estúpido e infantil favorito del mes. Ella se quedó tensa un ratito, pero tensa bien. Puede que no, que se quedara tensa mal, pero, pensé, mientras pueda elegir entre la realidad y mis deseos porque no me iba a quedar con lo que más me convenga. Dice Jordi que la cosa fue bien, que luego ella me invitó a patinar sobre hielo al día siguiente. Es cierto, me invitó a patinar. El que sea una propuesta absurda no quiere decir que no sea una invitación. Qué miedo, podría morir degollado por mis propios patines por obseso sexual.

El caso es que Jor estuvo recordando que yo era su amigo más antiguo, desde los cinco o los seis años, así que aproveche para llevarle unas bolsitas y unas cajitas al día siguiente.
-El portero tiene que estar flipado, primero ve instalarse aquí a Silvia y hoy te ve a ti.
-Pensará que has salido del armario.
-Pensará que tú has salido del armario y te has traído todos tus trastos.
Ese humor catalán, jeje. Luego Silvia me ofreció la habitación que no usa pero paga en su casa. Sus compañeras de piso, sobre todo aquella que sorprendí en la ducha (para los que tengan memoria) (bueno, luego si me acuerdo pongo el enlace).

Justo cuando Jordi me estaba recordando (“so cabrón”) que le di plantón el día del cumpleaños de Mic y Meri, llamó M la belga, a la que no había vuelto a ver desde entonces. Percibo un pequeño cambio de actitud a partir de que le dijera que se viniera conmigo al servicio, cafre que es uno. Aunque la verdad es que con el pedo que llevábamos todos aquél día lo que me extraña es que no metiera la pata mucho más. Asistí en primera fila a la aparición del verdadero ser de los que estábamos allí. Cuando llegué, tímido y asustado, bob estaba muy militante, Mic, enigmática, y cristina, bella y distinguida. Unas horas y mucho vino después, yo estaba mucho más teletubbie exaltado y científico, abrazando y experimentando en mi estómago con la ensalada de licores, bob, divertido y enamoradizo, Mic más cercana, y cristina, bella y distinguida.

Luego me fui a Torrejón, al cumpleaños de meri maravillas. Como no tengo mucho permiso para hablar, sólo os remitiré a los relatos ajenos sobre aquella noche, que me definen como arrimacroqueta (2 de febrero) y como un guei con más pluma que los pavos reales. ¿Alguno más cerca? Fue bastante surrealista a la par que humillante oir como me llamaban cada vez que me perdía en los 30 metros cuadrados de algún bar “¡virgenyfurioso, virgenyfurioso, que nos vamos!”. La jefa de los follasteros me pareció asombrosa, y tan divertida como esperaba, y untied me metió mano unas cuantas veces (eso es que nos caímos bien) (y eso que no le gusté :P) y con Meri hablé mucho, aunque estoy seguro de que ella no se acuerda de nada. Tengo dos imágenes. La primera, cuando huyó despavorida de mí, corriendo con una pierna hacia el este y la otra hacia el oeste, sólo porque la abracé mientras caminábamos, sólo porque iba sin mangas en una noche bajo cero, ejem. Y la segunda (que es más bien una confesión pública), cuando se desmayó encima de mí. Meri: me puse tan nervioso que en vez de darte unas bofetadas como hicieron luego todos al estilo Aterriza como puedas, me incliné y te besé. ¡Lo siento!, ya sé que estabas inconsciente, no me vas a creer, pero coño, ¡estaba muy nervioso y no sabía qué hacer! Fue lo primero que se me ocurrió.

Mi último encuentro bloguero fue con betty. Para simplificar y aunque quede fatal con todas, incluida ella, es la bloguera más atractiva que he conocido (y hay nivelazo) y tiene un deportivo precioso, que nos conviene, digan lo que digan por ahí. Además aceptó ir conmigo al cine un día de resaca y eligió ella la peli con el mismo criterio con el que lo habría hecho yo: tan sólo porque nunca había oído hablar de ella y porque en la cartelera ponía bien grande bajo el título “un día sin sexo es un día perdido”. Pero sobre todo betty es un pelín alcohólica, como yo. Tanto como para ser capaz de meterse un vodka cinco minutos antes de la peli y, es más, entrar tarde porque lo primero es lo primero y había que terminárselo. Nos pasamos la proyección diciendo “oye, esta peli es muy rara” o “qué peli más rara”. Yo lo dije unas siete veces y ella sólo tres o cuatro. Al principio pensé que era porque estaba borracho, pero luego me di cuenta de que era bastante rara. Al final yo me levanté para ir a... ejem, y cuando volví me encontré con los títulos de crédito.
-¡Coño! Bueno, no habrá pasado nada, como en el resto de la peli...
-Pueees... sí. (spoiler). Le ha matado con una cámara de vídeo.
-¡No me lo puedo creer!
Lo que siguió fue también un poco penoso, un bar, sin tarjetas, sin dinero, nos fuimos por donde habíamos venido. Pero bueno, betty es un caos reconocible con el que me identifico. Así que hemos quedado para que yo le enseñe mis ambientes y ella los suyos, que no me van a parecer tan desconocidos como viceversa. Va a ser divertido.

jueves, 19 de junio de 2003

Entré en la única discoteca de la ciudad del otro lado del Atlántico que se llama como la mía con Zacarías, el gringuito que estaba haciendo prácticas en la oficina de turismo. Fue una de esas noches en las que sales con un desconocido que te termina garantizando que tienes un amigo para siempre en Indiana. Nos cachearon antes de entrar a un sitio que no podía recordarme otra cosa que el interior de una de las picudas pirámides que llevaba quince días escalando. Si las pirámides fueran huecas, claro. Un tequila y dos cervezas después Zac estaba de acuerdo conmigo en que ese chico inmóvil junto a la barra parecía un guerrero maya y ese otro que bailaba, un sacerdote. Ellas eran otra cosa, muy mestizas muy cocteleadas, con lo que eso supone. Tres contactos visuales. El estudiante me pregunta que si tengo novia. Que sí. Hablo de lo diferente que es esta discoteca a todo lo que se ve por ahí. Todos sentados en gradas alrededor de una pista enorme, bajo un techo altísimo, los mexicanos controlando cada movimiento de las chicas que les acompañan. Le cuento que en los viajes hay que salir un poco por la noche y siempre da miedo, todo lo que pase es más incontrolable, nunca sabes cómo vas a acabar, pero que vale la pena, conoces la otra ciudad, la gente de noche, haces amigos. Me dice que claro, que cuando está fuera no hay novia, jajaja. Tres tequilas lleva y ya no hay manera de entenderse. El mensaje universal de las palmaditas, las risas y los brindis. Viva México cabrrrrón. Salimos a bailar. En eso paran la música y anuncian que va a entrar una chica del Gran Hermano mexicano. Es huerita, alta, nos explica que está muy contenta en su segunda semana desde que salió y menos nerviosa que en la primera, que estaba más nerviosa. Apasionante. Creo que desciende de unos conquistadores españoles que eran primos hermanos de los antepasados de María José Galera y Jorge y todos los que vinieron después, que ya no me los sé. Mientras le explico la jugada al de Indiana anuncian que la intelectual va a firmar autógrafos, se me enciende la lucecita y tengo la grandiosa idea de pedirle uno. Luego sólo queda rellenar la tarjetita con un precio y, hala, factura falsificada. No es que me guste, pero en 15 días he pasado por 9 hoteles, con sus correspondientes maleteros de llegada y salida, he comido en unos veinte restaurantes distintos, he tomado nosecuantos taxis y he tenido una decena de guías. Y da no se qué no dejar propina a estos simpáticos meseros y conductores que contestan con monosílabos, te intentan timar y nunca nunca te hacen factura. Pero que casi sólo cobrna tu propina. Así que me he gastado una pastaza en trabajar, y no me vendría mal poder justificar una pequeña parte. Voy para allá y hay una cola tremenda. Me he comprado una camisa que me ayudará a pasar inadvertido junto con el corte de pelo maya -que parece que me ha quitado cinco años. Hoy en el cine: "¿tienes carnet joven o de estudiante?" "pues no, pero gracias por preguntar"-. Pero parece que una escena de manga sobre un fondo rojo llama más la atención que sus collares de oro, sus camisetas sin manga y tal. Me voy de la cola un poco intimidado. Zac está bailando con su sombra literalmente. Voy y vengo nosecuantas veces y siempre hay cola y cuando parece que me va a tocar, la chica y los camareros hacen una coreografía de Macho Men y Quai am si em. Desde la escalinata de los autógrafos veo al becario tambaleándose y pidiendo otra cerveza de las que pago yo, y me doy cuenta horrorizado de que por mucho que falsifique una factura, mucho más caro me va a salir lo que se beba el muy cabrrrrón. "Hala, Zac, majo, nos vamos a casa". Sentados en un peldaño de la plaza de la Catedral hablamos de lo fácil que es viajar de cualquier manera y lo complicado que parece desde casa, de lo que se conoce, de lo que se aprende, de la velocidad a la que se vive. La luna creciente mexicana no es vertical, tiene forma de sonrisa. La miramos a la vez y reímos como tontos.

viernes, 23 de mayo de 2003

CON TELE Y EN CAMPAÑA

(Acaba de pasarme al lado una cría guapísima con una camiseta de rayas, morena y pálida, la cabeza gorda, la sonrisa ancha y sana y los ojos achatados. Olía a violeta, nada menos. El manga se impone.)

El otro día vi la tele, como bob, que además de robarme las ideas de los posts me ha puesto el último de su lista y duda de que sea virgen y furioso, snif. Pues no, ya no, los personajes evolucionamos, y ahora si escribo sobre bob me sale que siempre me apetece hablar, charlar, reir con él, y que un ratito y medio cigarro en el salón o un beso suyo de buenas noches me deja mejor cuerpo que comerme una bandeja de sushi, algo por lo que he sido capaz de bajar al VIPS a las 3 de la mañana, de lo que me gusta. Que tampoco difiere mucho de lo que habría escrito antes de que Elisa me tocara con sus alitas de porcelana y me transformara en un gatito de pelo de moqueta, ¿veis? mi vena antoniogala agazapada y al acecho... Así que yo firmaría Ramón de Campoamor, pero tendría que cambiar la dirección de la página y es un lío. A lo mejor en el futuro me vuelvo malo y escribo sobre las mismas cosas que antes, pero es que ya no quiero ser malo. Sólo quiero ser un puerquito de Epicuro, mas puerco enamorado.

Como decía, después de meses sin tener tele y, yo que sé, como un año sin verla casi nunca, los anuncios eran todos nuevos. Como los he visto de golpe, como quien ve un recopilatorio les he hecho una crítica poco profunda que dice que son mucho peores que los que se hacían la temporada pasada. Casi todos son bastante patéticos.

Y dicho esto, la crítica más penosa y más sin argumentos que he escrito nunca (vago que estoy y me duele la tripa, aviso porque este va a ser un post muy grrrr), haremos un repaso de lo que vi.
Vi a un tipo brasileño que secuestraba a una churri piernilarga y pedía un coche para escapar. Se lo daban y se escapaba. Luego le cogían, le metían en la cárcel y secuestraba a un guardia y pedía cuarenta coches para él y sus 39 mejores amigos. Se los daban y unos se chocaban, a otros les pillaban pero él se escapaba. Luego se entregó, porque ya no quería ser más un delincuente. Y le metían en chirona y tiraban la llave a un baño de ácido sulfúrico. Impacto TV. A mí lo que más me impactó es la moraleja que le encontré: hay que ser bueno para hacer tu trabajo, pero no hay que ser torpe recogiendo los frutos. Me lo aplico.

Sale un candidato del PP por Canarias que es un clon de Aznar (gomina, bigote, traje, gesticulación, memez, grato sentido del humor, todo idéntico). No me he enterado bien si eran espacios electorales o un documental de broma sobre Las rarezas más desternillantes de la antropología guanche.

La Junta Electoral prohíbe las pegatinas de No a la guerra en los colegios electorales, porque son propaganda partidista. Y a mí me parece muy bien. Que se sepa que decir No a la guerra es decir No al PP, que votarles es refrendar los bombardeos sobre Irak y los que se puedan hacer en el futuro con argumentos parecidos. Espero que hayan hecho lo mismo con el Nunca Mais. Y por cierto, ¿dónde están las armas químicas de Irak por las que se supone que a 40 millones de españoles nos metieron en una guerra? ¿Y los terroristas? Evidentemente, el que hubieran estado no habría justificado destruir un país, matar, arrasar, cargarse los restos de la civilización más antigua del mundo -y hay que releer esto último despacito para entender todo lo que significa-, pero es que ni estaban, a pesar de que Aznar tenía información de primera mano (que no podía compartir con sus vasallos, antes de meterles en una guerra que no querían) de que sí. Vaya. Han soltado también a los últimos detenidos como miembros de Al Qaeda en España. Dicen que confundieron la harina y el café que tenían en casa con los ingredientes para la receta de las armas químicas, Aznar salió explicando que habían detenido a unos peligrosos terroristas. Ah, claro, es bastante difícil distinguir la harina y el café del antrax. Debió de llevar meses hacer las pruebas necesarias -Martínez, estos moros cabrones le han puesto a esto consistencia de harina y olor de café pero no se fíe-. Me pregunto a quién se le ocurren estas fastuosas ideas, debe de morirse de la risa cada vez que se inventa una, cada vez que le escribe a un pobre desgraciado unas declaraciones que dicen, verbigracia "Fraga sí estuvo en una cacería pero no cazó" "Clinton no mantuvo relaciones sexuales porque sólo se la chuparon". ¿Vamos a votar a un partido que nos toma por imbéciles -con éxito casi siempre, por cierto-? ¿Vamos a votar a Gallardón que ante un problema de ruidos y de basura en lugar de perseguir el ruido y la basura prohíbe el botellón, o sea, prohíbe beber en la calle, recorta las libertades individuales con alegría, no me deja tomarme una birra en un parque? ¿Qué será lo próximo? ¿para combatir la pequeña delincuencia no dejar entrar a los inmigrantes? (ah, no, que eso ya lo hacen) ¿no sería mejor hacer un reparto más justo de la riqueza metiendo en la cárcel a quienes evitan su distribución por medios ilegales y, sobre todo, inmorales, y, sobre todo, que consiguen que todos los demás -millones y millones- disfrutemos de una peor calidad de vida y no podamos comprar un piso ni tener un contrato decente. Por ejemplo, a los albertos, en cuanto se les pueda pillar (ah, que ya les pillaron y ya están en la calle). Pero no, mejor promover el miedo, prohibir, bajar la calidad de vida de todos, destruir lo más importante del estado del bienestar, la libertad, tener a la gente cogida por las pelotas. Sí, vota PP, trabajando por un mundo peor. Y por cierto, que por mucho que él y los listos del PSOE lo den por supuesto, Gallardón NO es la oposición a Álvarez del Manzano, y si gana la alcaldía serán LOS MISMOS que con Manzano los que gobiernen. Tengo un post por ahí en el que hablo de una comida con el político más tonto (le faltaba un hervor) que he conocido, del PP, engominao, amigo del cole de un concejal de distrito y con un carguillo, cómo no. Y le estoy pagando el sueldo. Qué bien. Gallardón representa a tooooda esa gente, a Manzano y a sus secuaces, que no se van a ir, porque al ayuntamiento no llega otro partido, sino el mismo. Y que Gallardón es Manzano estaría claro aún sin Ana Botella, pero con ella... Espero que la Junta Electoral prohíba también la entrada de la amiga de "aceptar los maltratos con buena cara" (ver su antología de cuentos infantiles) a votar con ciertas etiquetas en la ropa, para enfatizar también que lucir una marca de precios inmorales es hacer campaña a favor del PP, porque Partido Popular=desigualdad. Y así, a base de mentiras y recortes en las libertades y cacicadas se están cargando la democracia. No el sistema, que es como es y no se lo pueden cargar, creo, y no tiene por qué no funcionar, sino la democracia como cultura, como forma de hacer las cosas. Y ese es el primer paso para que se carguen el sistema, que no debería ser malo, que sólo depende de quienes estén al frente. Anda, vamos a no votarles, a votar a cualquier otro para que todos vean que no se hacen así las cosas. Es que si no se lo decimos nosotros...

Pero sigamos con la tele. La Mandrágora. Ese prodigio de expresividad que lo presenta, una tal Liz (¿Alicia? ¿Licecántropa?), consigue una vez más hacerme sentir incómodo y dejarme pensativo. Se la ve tan nerviosa, lee tan mal esas memeces de vergüenza ajena supuestamente líricas, que al final siempre me da muchísimo morbo. Porque me pongo a pensar en cómo ha conseguido presentar un programa como ese en la tele pública. Emiten un reportaje sobre la Santa Movida. Resulta que fue el momento de mayor esplendor de la cultura española, oh, admirada por todas las ciudades europeas, re-oh, que supongo que venían a Madrid en peregrinación para admirar a Almodovar cantando Quiero ser mamá (Almodovar ha hecho excelentes, ergo Gran ganga es una obra revolucionaria). Lo de cuando Quevedo daba los buenos días a Lope de Vega que saludaba a Miguel de Cervantes que veía pasar a Góngora por la plaza Santa Ana no es nada comparado con lo de Rubí y Los Casinos tocando en el Rockola. Y lo de Alberti, Lorca, Buñuel y compañía meando en los muros de la Real no tiene nada que hacer ante la lluvia dorada de Alaska en Pepi, Luci y Bom. A mí siempre me ha divertido preguntar cosas de aquélla época a quienes la vivieron, y preferiría tener a Tierno Galván de alcalde que al que tendremos, pero es que a estos genios de La Mandrágora sólo les faltó ponerle un halito sobre la cabeza cada vez que le sacaban, qué fuera de madre. Estoy un poco harto de oir las mismas canciones de entonces en todos los bares pijorros durante los últimos 15 años (o sea, los que yo llevo saliendo), un mínimo de evolución, por favor. Y como colofón, como portavoz de todo aquello, aquél adalid de la coherencia y el compromiso a quien llaman Loquillo. Pa qué más.

Y después, en otro programa, La bola de cristal. Como portavoz de lo que supuso para el progreso del país ese espacio santísimo y caído directamente desde el mundo de las ideas de Platón: ¡tachán! ¡Loquillo! Yo no me lo perdía nunca, hasta creo que firmé por su reposición, pero ¿me gustaría si lo volviera a ver? Pensad un poco en los electroduendes y sus discursos, en los monólogos y los largos diálogos, a veces demagógicos, a veces pasados de rosca. ¿Seguirá siendo todo igual de fresco como entonces? Tienes diez segundos para imaginar (...) si no has imaginado nada, a lo mejor deberías ver menos la tele.

miércoles, 21 de mayo de 2003

"Y si me dejas yo te canto una bossanova,
Y no te voy a dejar ni un minuto sola"

Decíamos ayer que eres un ángel. ¡Una santa! Pero es injusto que esté tan comedido, tan tacaño. Porque eres más que eso, eres pura como un riachuelo de agua de Evian en un paraje de arbustos olorosos y flores extinguidas que alimentan a una población de koalas, grillos, bichitos de luz y unicornios. Como un vodka al amanecer.
Y aunque ya sé que tus lustrosas lágrimas son de polo de fresa, se me encogía la garganta cada vez que me llamabas sollozando y no podía hacer nada y le hubiera dado una patada en el culo a quienes te hacían llorar.
Te voy a fabricar un reloj que marque las horas al revés, no las que han pasado, si no las que te quedan. Para que tengas siempre presente con cuánto futuro cuentas. Con cuánto cada día, con cuánto cada estación y en cada una de tus vidas. Las conmigo y las sin mí.
Y que seas libre. Sin las cadenas imaginarias de todo lo que te exigieron, de las responsabilidades que no deberían ser tuyas ni de nadie que no se las busque. Y si la tele nos agrede con su estúpida normativa de consumo la lanzaremos por la ventana, y si las revistas nos escupen cuerpos de photoshopping las prohibiremos a nuestro paso. Quiero ser tu subalterno para el trabajo duro, para hacer de albañil del parapeto de poesía con que defenderte de las balas de frivolidad, maldad y memez con que quieren agujerear tu exacta belleza animal.
Porque la poesía está de nuestra parte siempre, porque no he encontrado un sólo verso que reclame un peso con decimales.

martes, 20 de mayo de 2003

FLASHAZO
Una lluvia de plumas blancas cae sobre Elisa en Pasapoga. Yo las dirijo hacia su escote. Cuando está bien lleno, bob sopla. Suben a camara lenta hasta su cara. Ríe con toda su inocencia. Con tantas alas batiendo alrededor, con tanta pluma cosquilleándole los pies, es el único ángel del local.

sábado, 17 de mayo de 2003

seré franco, con perdón, si vuelvo por aquí es por un problema severo de autoestima que puede provocar en los que lean uno asquerosillo de extragrima. porque voy a publicar sólo cosas graciosas, historias en las que quede fenomenal (ah, que eso ya lo hacía) y, por ejemplo, en vez de poner links voy a poner un club de fans. Y cosas así. Peor que nunca.
Por ejemplo, ahora voy a publicar esta carta:

De: Elisa
Fecha: Fri, 16 May 2003 18:57:34 +0200
Asunto: de verdad eres el mejor

Eres el mejor amigo del mundo,

eres el mejor novio del mundo,

eres el mejor prometido del mundo,

eres el mejor hombro para llorar del mundo,

eres el mejor amante del mundo,

eres el mejor escritor del mundo,

eres el mejor oso amoroso del mundo,

eres el mejor cómico del mundo,

eres el mejor: besando, haciendo de copiloto, acompañadome, recibiendo una bronca, haciendo de psicólogo, animándome, cantando en el karaoke, acompañando de copas, cocinando,eligiendo música, poniendo copas, subiendo la moral, ayudandome a dormir, despertandome, haciendo mimos, haciendo masajes, eligiendo película, poniendo pijamas, quitando pijamas ...

¿Cómo no te voy a querer con todas esas cualidades?

muackssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

Te adoro.


Y así todo el rato. Aviso.

martes, 29 de abril de 2003

A MODO DE EPÍLOGO

Uno se hace adicto facilmente a las emociones fuertes. A las fuertes y positivas, a las fuertes y energizadoras, a las fuertes y buenas, a las fuertes y embriagadoras y pacificantes y alegres. Engancha el amor sin condiciones. El de ida y el de vuelta. Saber que todo lo que hagas estará bien, que todo lo que te hagan será desproporcionado. Ya sólo quieres que te quieran así, sin un solo pero.
A veces me quedo durante minutos mordisqueando un trozo de su piel, uno cualquiera, hasta que de pronto despierto y ella me está mirando. Y me avergüenzo, porque pienso que piensa que qué cosa más extraña. Y resulta que no, que ella no estaba usando la cabeza tampoco. Sólo lo disfrutaba. Justo como yo.
Estoy enganchadísimo, y me siento igual de bien entre sus brazos cuando ríe que cuando llora, y no sé si eso debería ser así, pero sus lágrimas en mi hombro me llenan de paz, su risa ahogada sobre mi pecho me transforma, me hace mejor.
No hay nada material entre nosotros, nuestro sexo no es de verbos ni de nombres. No he hecho con ella una sola cosa pensando en mí, jamás ha tenido un mínimo gesto de egoismo. Aunque claro, todo eso es el egoísmo máximo, la avaricia del otro que nos hace sentir como dioses.
A veces me asombra su sensatez, su fuerza y su optimismo. Todo lo que yo necesito lo tiene ella. Y me lo da tan gratis que ni sabe que me lo está ofreciendo. Y no entiendo nada, no entiendo cómo existe alguien así, ni por qué me mira con tanto amor.
El primer choque de mi piel contra su cuerpo desnudo es exactamente un golpe de agua fresca en el río, un despertar en el suelo del monte, con todos sus sonidos y su luz temprana, una lengua deseada que hurga tu boca por primera vez. La primera descarga de serotonina tras el MDMA. Es todas esas cosas que ya he vivido y muchas nuevas.
Debemos ser sociables y comportarnos. Nada de cariñitos ni miraditas ni manitas ni diminutivos, nada de aislarnos. Sabemos que debemos, pero no queremos ser sociables ni queremos comportarnos ni queremos no aislarnos.
Y me sigue preguntando si mañana querré verla, y me sigue proponiendo cada día el mismo plan como si fuera la primera vez.

A veces siento que no me creeis, y me horroriza pensar que debajo de la hojarasca de los guiños y los trucos no estoy siendo capaz de que veais ese inmenso territorio de amor o de cariño. Ella me dijo una vez que tampoco se fiaba, ya me había pasado antes. Así que me pregunto para qué, si ya sólo escribo para sus ojos, y me pregunto cuál sería el atajo para borrar mi pasado, para ser uno nuevo, ser quien quiero y puedo ser hoy, y no un efecto de la causalidad. Y me sé la respuesta.


Y me escribe:

"Qué de conciertos! al de Presuntos podíamos ir...... jejeje o al de Chenoa jajajajaj cuando tu vas....

jo! yo tampoco te voy a ver hoy, no voy a ver como me besas, y me mimas y me quieres, aunque solo sea un poquito.

Ni voy a ver la cara de interesante que pones cuando trabajas.

Ni voy a oír los suspiros que se te escapan.

Ni voy a ver tu cara negándome.

Ni me vas a traer todo lo que quiera.

Ni me vas a encender un cigarro mientras conduzco.

Ni vas a ir asustado en mi coche.

Ni me vas a llamar taxista cuando me meta con los demás conductores.

Ni me vas a pedir un beso, de los de verdad, cuando te deje en casa.

Ni me vas a llamar nena.

Ni me vas a decir "Te quiero".

Ni me vas a poner el pijama.

Ni vas a hacerme sufrir.

Ni te vas a reír de mis lloros, grititos, suspiros, y "dioses y joderes" varios.

Ni ná.

Pero mañana todo, ¿vale?

t

e



q

u

i

e

r

o"

Porque con esta carta, porque con su mirada me inventa, me modela, me crea, sólo puedo repetir mil veces un verso,

"yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío"

Y nada hay que pueda añadir a esto.


Pero mañana todo ¿vale?

lunes, 28 de abril de 2003

HOY SOY TODOPODEROSO

Puedo hacer lo que quiera,
puedo hacer una esfera
y viajar en su interior,
y llegar a las estrellas.
Puedo hacer que te vuelvas
desde dentro hacia fuera,
puedo hacer que no haya sol,
puedo hacer que no lo veas
y que nadie lo recuerde nunca más.

Puedo hacer una prueba,
puedo hacer que me quieras,
puedo andar dentro de ti,
puedo estar en tu cabeza,
y que no mires a nadie nunca más.
(de los planetas)

viernes, 25 de abril de 2003

"Nació con el don de la risa y la convicción de que el mundo estaba loco"
(más o menos empieza así)

Ya he pensado que es lo que me quiero regalar para cuando termine toda esta locura laboral: Scaramouche. Muchos ratos con Scaramouche otra vez.

jueves, 24 de abril de 2003

HA NACIDO UNA ESTRELLA

Una nueva modalidad ha hecho su aparición entre los deportes olímpicos, el caming, por decir algo. Cuando nos hemos girado, la cama, que empezó en la esquina, estaba como a dos metros de una pared y a un metro de la otra. "Hoy si que hemos llegado lejos", ha comentado asombrada E la rompecamas. Yo ni he dicho nada ni había hecho mas que estarme quietito y un poco acojonao esperando el momento en que todo se hundiera y acabáramos en el suelo. Pensaba: este golpe en la cabeza puede ser el definitivo. Así no hay quien se concentre, claro.

Mis compis de piso me han contado que van directos en los descansos a cotillear esta historia de porno sentimental. O sea que es como si hiciéramos todos los días jornada de puertas abiertas, glups. Pues nada, pal próximo no la cerramos, ya total. O. se TIENE que hacer un blog pero ya, que está en desventaja, tú piensa que en caso de guerra eres la única sin órgano de propaganda, jeje. (y en caso de amor, también)

Entre una cosa y la otra estoy bastante ausente de mi nueva casa hasta cuando estoy presente. Es una pena, pero bueno, algún día acabaré el puñetero libro y estaré presente ruidoso y presente borracho y presente chistoso y presente (más) robacocacolas y presente promotor de salidas a destiempo y presente robalibros y presente cotilla y añorareis estos tiempos :)

Creo que hoy me he enemistado con los tíos que van a juzgar y condenar mi trabajo, el que me tiene sin salir de casa desde hace mes y medio, que se dice pronto. Gran jugada.

24 de abril por la mañana, el ejército desnudo cautivo y desarmado etcétera. "¿Qué tengo que decir para que pares? ¿qué me rindo? Pues me rindo". ¡Oe oe oeo! eso es lo que tiene el decirme que ya no voy a poder con la cuarta hora ¿¿que ya no voy a poder?? Tevaenterartú.

Anteayer me acosté a las 6 y me levantaron a las 8 con unas cariñosas bofetadas (eres un cielo). Hoy me acosté a las cuatro y me levantaron con una frase: "tranquilo, que no llevo ningún arma" (eres un cielo ocurrente). A ella le dolerá el pecho, le temblarán las piernas, pero yo empiezo a ver visiones. Y oigo voces. Nadie dijo que fuera fácil (pero vamos ganando, jeje).

Me pregunta que si me voy a ir a ligar hoy. Jaja, que graciosa. Pero si no puedo mirar a otra chica. O sea, que no puedo. Que me tiene dulcemente atrapado y no hago otra cosa en mis escasas horas libres. Que por cierto no eran libres, eran de sueño.

Ha habido un ratito que se ha enfadado conmigo. Y todavía no sé por qué. Se enfadaba cuando estaba empezando las frases, supongo que por la sonoridad. No sabía que hacer. Bua.

Ibamos a ser novios hasta el domingo, pero hemos cortado, creo. Llevábamos fatal el noviazgo. Ahora somos amantes otra vez. (FE DE ERRORES: que no, que me está amenazando con hacer lo que quiera si no somos novios hasta el domingo, y yo no sé que es eso de hacer lo que quiera, pero suena mu mal, así que nada, esto era una ERRATA)

Cada día es más hermosa. Desnuda mucho más. Ahora me acostaré y mi almohada olerá como ella. Y dormiré como un bendito. La felicidad atareada.

miércoles, 23 de abril de 2003

LA ROMPECAMAS

Yo estaba bastante quietito, lo juro, fue la rompecamas (oh, ya tengo un nick para ella) la que se estaba emocionando. Yo, a pesar de que me estoy quitando de lo de hacer comparaciones y listas y jerarquías en pleno ajo, que es una cosa superelegante, le comentaba que justo así parece que es una postura que gusta. Lo que pasa es que mi vocación es la de explorador, desde que hice, hasta el número dos, la enciclopedia de los jóvenes castores, y no puedo dejar lo de tomar notas y descubrir y conectar datos. Es un tic.
Así que yo le decía lo de la postura y me explicó que con ella se estimula esto y esto, y yo tomando notas, y la cama decidió ponerse a explorar también, el otro día llegó hasta la puerta y ayer parece que se había decantado más bien por la ventana, por el rumbo. Y de repente hizo ¡catacrok! y no sé cómo aparecimos en el suelo entre la pared y la cama y el colchón, que se quedaron inexplicablemente en diagonal.

Preocupaciones que se tienen y frases para decir ante un accidente de estas características (nosotros ya lo hicimos, que sirva para algo y os pille prevenidos)
a) para un mueble que tenía...
b) ¡el ordenador y la cerveza! seguro que se han caído
c) no, no, no, no te salgas
d) ahora sí que nos han oído, nos van a nominar
e) ¿ves como sí que estoy gorda?
f) ¿quién vive abajo?
g) definitivamente, me voy a tener que comprar una cama
h) ¿ponemos el colchón en el suelo o traemos la otra cama?
I) ¡no te vistas!
j) esto te va a venir muy bien para el curriculum ¡ROMPECAMAS!

Lo siguiente es sentarse en el suelo y reírse. Reír una hora.

lunes, 21 de abril de 2003

DE MAL ROLLO

Veo que la contabilidad de este diario va fatal, que los comentarios que antes lo llenaban de numeritos crecientes han migrado hacia latitudes más cálidas como los regazos más satisfacttorios de bandaluna y betty. ¡Pues muy mal!, pues vale, ¡pues no me dejeis comentarios! con lo que a mí me gusta leerlos cuando estoy hasta el culo de trabajo (no cuando tengo mucho, cuando estoy hasta el culo, con perdones).
Para acelerar esta decadencia progresiva y no sufrir más, vengo con dos armas infalibles:
a) pedirlos (me acuerdo de cuando os pedí dinero, que todavía lo estoy esperando, majetes)
b) publicar uno de mis (presuntos) poemas. El silencio suele ser absoluto y definitivo.

No sé por qué, el otro día me acordé de uno de cuando me dejo la innombrable, tiempos difíciles. Y completo. Para los tiquismiquis diré que no es que se repitan palabras, que es que los homónimos clónicos son lo que mejor rima entre sí, lo tengo comprobadísimo.
Y a ver si así os convenzo también de que esto es un blog serio, que la gente me dice que viene aquí a reirse y eso sí que no. Aquí somos intelectuales tol rato.
Va:

TIEMPOS DIFÍCILES

Se me agarra el recuerdo a la memoria
En los ratos más tontos:
Yendo en el autobús,
Viendo una peli mala,
Meando en el periódico.

Yo quisiera
Acordarme de ella
Cuando riego las plantas,
Cuando llueve
O cuando hago el amor con otra chica.

Pero nunca me acuerdo de las plantas,
Si llueve, corro sin pensar en nada,
Y, bueno, de follar ni hablamos.

miércoles, 16 de abril de 2003

PORNO

me levanto tarde
la almohada huele a ella y me voy acordando de todo lo que pasó anoche
conozco a Pilar, la asistenta, que lo primero que me dice es que tengo unos ojos muy bonitos
me compro unos calcetines de rayas con un tigre asomado arriba, con las orejas y la nariz en relieve
ella me escribe un mail cada diez minutos, yo le escribo un mail cada diez minutos
hablamos de organizar una importantísima cena de despedida, que vamos a estar mogollón de tiempo sin vernos, de miércoles a domingo
quedamos a las ocho y media, a las siete me escapo al super, compro su cerveza, el jamón que le conviene, soja, espárragos, anchoas, remolacha, la botella de aceite de oliva virgen más bonita de la estantería, vinagre de módena, me paro mucho rato frente a los tomates en rama, tomo una rama y no me convence, elijo otra y tampoco, al final me quedo con los mejores, tienen muy buen color, puede que mañana no sirvan, pero esta noche estarán perfectos
ya no puedo trabajar más
llega a recogerme, el pelo todavía un poco mojado, una minifalda vaquera que no es nada al final de esas piernas largas como un bastón de caramelo, la camiseta roja apretadísima que estrenó conmigo, una cara de felicidad y un besuqueo que no sabe ella lo que vale
pongo sal de ajo en el fondo de la fuente, corto los tomates en rodajitas finas, corto el queso fresco en rodajitas finas, corto el pavo en tiras, echo el perejil despacio, hacía cosa de un año que no cocinaba y antes de entonces otro año más, probablemente
leemos un artículo de una revista masculina que cuenta diez maneras de volverla loca, el primer orgasmo se consigue con un beso, el siguiente mordiendo los pezones, según un doctor tibetano que dice que el orgasmo pectoral es el segundo más frecuente entre las mujeres, no pone cuál es el primero, pero suponemos que es el de nariz, superfrecuente
me cuenta muchas cosas mientras cenamos, la escucho y la miro
nos entra mucha prisa por ir a la cama
pero me meto en la ducha y cuando salgo, ella me está esperando apoyada con cara de gatito en la pared, junto a la puerta del baño, dice que se aburría y que me echaba de menos
descubro que tengo agujetas, pero casi no tengo que hacer nada, porque a ella le gusta todo y a mí se me mueven las manos solas y esos son los beneficios del sexo con amor
luego me dice que invite a uno de mis compañeros de piso a la fiesta temática que tenemos: de sin ropa, de coronitas y de diminutivos, pero está dormido ya
seguimos y seguimos, me cuenta sus historias del pueblo, le cuento algunas de las mías, los pueblos de kastilla se parecen como una gota de Ribera a otra gota, me cuenta las cosas que le preocupan, seguimos y seguimos, me pregunta que si me va a matar, y le digo que sí que sí que sí, se vuelve a hacer un vestido con la manta, dice que lo va a llevar a una boda
tenemos sueño y se pone de espaldas a mí, la abrazo y le beso ese punto en el cuello y se le pone la piel de gallina, invariablemente, tiene la mejor postura, y me pregunta si la quiero yo, digo que no, pero al rato, con la excusa de que su pelo me hace cosquillas en la cara, me la quedo
nos despertamos a las cinco y ella ha soñado que le hacía cariñitos a otra y se enfurruña y me echa la bronca y me da la espalda, yo no entiendo nada, es más, no sé dónde estoy, necesito dormir, tengo unas ojeras espantosas y los pelos de tom jones, me abrazo a ella, creo que hasta me disculpo, quiero que sea mi almohada, pero tiene que irse con sus papás, que no se vaya
se arranca un colgante de oro con su inicial de la pulsera, dice que lleva tres años sin quitárselo, no sé dónde ponerlo, no tengo muebles, sólo cajas, lo coloco con mucho cuidadito, como si se fuera a romper, en un travesaño de mi única silla
son las siete de la mañana y no puedo dormir, llevamos unos días bromeando con lo de nuestra larguísima separación, pero ahora que ha llegado, otra vez con la almohada recordándome todo el rato el olor a pan nuevo y a verano recién cortado, me parece que son demasiados días, que qué voy a hacer, que no quiero
"Yo te voy a querer
como en las canciones de los Camela"

Me manda un correo. ¿No es preciosa?

>>¡que me voy ya! en breves minutos pero que me ha dado tiempo a leer tu mail, y a transformar este otro que me han mandado sin lo que hay entre paréntesis:
60 cosas que te puedo asegurar que están sucediendo ahora mismo,> >mientras tú estás leyendo esto:> >1. Alguien está muy orgulloso de ti. (YO siempre)> >2. Hay alguien que está pensando en ti. (YO como siempre)> >3. Alguien está preocupado por ti. (YO, porque no quiero que tengas que trabajar tanto, quiero que te diviertas) > >4. Alguien te extraña.( yo, jo! Ya lo sabes)> >5. Probablemente alguien necesita hablar contigo. (yo a todas horas)> >6. Alguien quisiera estar contigo. (también a todas horas)> >7. Alguien espera que no estés en problemas. (YO)> >8. Alguien te está muy agradecido por el apoyo que le has dado. (yo, eres un sol)> >9. A alguien le gustaría estrechar tu mano. ( a mi, y ya sabes cómo)> >10. Alguien espera que todo resulte bien. (claro que quiero que todo esté bien)> >11. Alguien te necesita para ser feliz. (yo, que tus mimos me hacen feliz)> >12. Alguien quiere demostrarte cuán importante eres. (Yo, ya sabes que lo eres para mi)> >13. Hay alguien celebrando todos tus triunfos. (yo los celebro contigo cuando quieras)> >14. Alguien quiere darte un obsequio. (yo, pero estoy pensando cual)> >15. Alguien está convencido de que tú eres un regalo. (Claro que lo eres)> >16. Es probable que alguien esté celoso por el resto de tus> >amistades. (¡eso no!)> >17. Alguien quiere acariciarte. (yo todo el tiempo, todo el cuerpo)> >18. Alguien que desea decirte "te quiero" (un pokito, un poco)>

martes, 15 de abril de 2003

Veamos: estoy a las mil de la noche de un sábado trabajando como un idiota, preguntándome qué narices hago aquí en lugar de estar dibujando nuestra silueta en el colchón de mi cama nueva, escribiendo sobre las bondades de un producto al que le estoy cogiendo una manía horrible. Soy una puta. No, ellas a veces saben decir que no, seguro que mantienen su dignidad mejor que yo.
Elisa me llama. Que si quiero que me pase a buscar. ¿¿que si quiero?? Cuando bajo, allí está sonriendo desde ese coche extraplano tan bonito. Abro la puerta y me encuentro a metro setenta y siete de jovenzuela espectacular, con una sonrisa afilada en la boca y en los ojos, el pelo de anuncio de L'Oreal y esas manos largas y acariciadoras, con un vestido negro minifaldero, el escote que trato de no mirar tanto, las piernas que parecen interminables pero acaban en unas botas altas que me están matando. Y que quiere besarme y que quiere llevarme a casa y que quiere venirse a casa. Dios lo que es existir no existirá, pero a mí me cae supersimpático Él también.
Se va a las siete de la mañana, en el intervalo le he detallado el plan para cuando tengamos las cuerdas, me ha dicho un millón de cosas bonitas y yo dos millones. Su chupetón ya se va borrando, quiero otro. Por problemas técnicos no he podido hacer mucho más que sufrir, hacer de manta, recibir su cuerpo haciendo de manta, hablar, besar casi cada rinconcito y sufrir. A la décima vez que me dijo que quería que quería que le apetecía mucho, me puse malísimo y ya no sé, perdí la noción del tiempo y el espacio y no estoy muy seguro de lo que pasó, porque ya sólo tenía una idea dominando a todo lo demás que pudiera pasarme por la cabeza. Pero eso no, eso seguro que no lo hicimos. Sus medias estaban destrozadas en el suelo cuando me despertó al mediodía su voz al teléfono.
-¿Te he despertado? Soy una egoista, sabía que ibas a estar dormido pero tenía muchas ganas de hablar conmigo.
Debo de estar soñando todavía (vale, si esto es muy empalagoso me lo decís, pero vamos poneros en mi lugar)

A las 4,20 AM del domingo estoy volviendo a casa yo solito recordando los bonitos tiempos en que tenía fines de semana y escribía sobre cosas que me motivaban o al menos decidía yo qué decir sobre la materia de los reportajes. Sí, fue hace tiempo, ya no me acuerdo. No hay taxis, los cajeros no me dejan cargar el teléfono para la llamada de mañana, tengo sueño y hambre, llueve mucho. Y no sigo, que esto parece un blues. A las 8 AM me llama, viene a hacerme una visita con el desayuno. ¿te importa si sólo dormimos?, sí, no te preocupes. Evidentemente no ha venido hasta aquí a dormir, pero es buenecita. Pero yo no. Salimos de allí a la 1,15 PM. Estoy definitivamente curado. Ella moja un dedo en el vaso de cocacola y lanza una gota sobre la colcha, canta conmigo, me da órdenes. No sé muy bien lo que significa eso, bueno, sí, que está mucho más relajada y, por lo tanto, mucho más hermosa. Por lo que veo es superreligiosa. Bueno, lo que es es un prodigio. Nunca se cansa, nunca dice que no, me va a terminar matando. O yo a ella, veremos, que a insistente no me ganaba nadie en mi vida pre gatillazos. Como no falla que algo falle, los condones no son de mi talla. Qué difícil, qué difícil es despegarse de esta chica. No quiero, no quiero, no quiero. Pero me deja en la puerta de mi trabajo. Parece que, de los dos, va a tener que ser ella la responsable.
Luego revelo unas fotos en las que está feliz, con esa sonrisa tonta que yo me sé. Quiero hacer una ampliación y colgarla sobre mi cama.
A las 8,45 PM mi cara sonriente da cabezadas sobre el teclado del ordenador. No sé muy bien dónde estoy, hay gente a mi alrededor, creo que alguien estaba hablando conmigo hace un minuto, abro un ojo. Si Dios quiere matarme así, hágase su voluntad

domingo, 13 de abril de 2003

Tú tienes que levantarte,
yo escondí el despertador.
tú llevas los pantalones,
yo no uso camisón.
vas a ver qué luna de miel
qué hoteles qué baños al anochecer
vas a ver que cielos y qué
canciones nos cantan al amanecer.

-me tengo que ir.
-nonono, está mal el reloj, está fatal, no es esa hora.
-¿quieres que me quede un poco más?
-bueno... si te apetece...
desnuda de cintura para arriba se agacha a dejar el móvil a los pies de la cama, es superelástica y hace un escorzo raro, porque el suelo está lejos, le asalto desde atrás y le beso la espalda, se la mordisqueo.
-¿Me hago un ovillo?
-Vale, y yo una esponja.

Aunque qué te voy a contar yo a ti, te lo cuento: a veces pasa, bandaluna, que a un ovillo le sucede Teseo y lo desenreda y se ayudan a salir del laberinto. En otras ocasiones las esponjas se bañan en sirope y se quedan compactas y empalagosas, pero tan a gustito. No pasa siempre ni para siempre, claro, y por eso hay que disfrutarlo con más de cinco sentidos, con todos menos el de la cautela.
Lo cierto es que sucede, sucede continuamente. Hay pruebas, científicos versos que lo certifican.
digo ¡puf!, y ella me pregunta que por qué.
porque es muy fuerte y muy bonito y muy físico lo que siento.
mientes, mientes como todos.
¿ah, sí? ¿esas tenemos? pues no pienso volver a decir puf.
al rato digo ¡bof!.

viernes, 11 de abril de 2003

CHICO AFORTUNADO
pensé: no quiero nada más que apoyarme en el balcón con la cerveza mientras ella se envuelve en una manta para ir al baño, recibirla con una sonrisa y un beso cuando vuelve con la manta convertida en un vestido sin hombros, con un corte perfecto, con sus brazos pecosos al aire, con la mirada baja y brillante, pensé, no quiero más que este momento, quiero Madrid, quiero a ella, todo es perfecto, mi vida está donde tenía que estar, he elegido todos los caminos correctos, todos los que me traían hasta aquí
pensé: nadie se mueve así, nadie, nadie se entrega con esa timidez, nadie me hubiera relajado con esa dulzura para que no vuelva a pasarme eso que te juro que nunca me pasa, nadie lo hubiera conseguido
pensé: llevo todo el día con Elisa en la cabeza, no, llevo toda la semana ¿y si me estoy enredando?
pensé: la quiero, pero no sé hasta dónde, no quiero saberlo no quiero medirlo, no quiero complicar las cosas sencillas
pensé: me encanta que me lo cuente todo, quiero saberlo, quiero que ella lo sepa, quiero que no nos mintamos, que la amistad sea lo que salvemos primero de cualquier incendio e incluso de una buena inundación, quiero que tenga su vida, quiero tener la mía, quiero que sólo nos juntemos para los buenos momentos ¿por qué no? quiero ser su amante, pero hoy no me ha gustado imaginármela con otro.

Coincidí con Elisa una mañana tonta valladolorana en casa de fer. La típica sesión cinéfila, al menos no eran las tres partes del Padrino ni Jesucristo Superstar esta vez. Elisa me gusta, nos gusta a todos, cada vez que la veo aparecer es como si se alzase un telón, siempre me sorprende, nunca la recordaba tan guapa. No lo sabe, ni lo sabrá nunca, que uno ya es perro viejo como para andar hablando de sus puntos débiles, pero me tiemblan un poco las rodillas cuando surge y no puedo dejar de mirarla y tengo la sensación de que estoy quedando como un tonto, y me pregunto qué habré hecho de bueno para merecer sus besos.
Las cosas empezaron con algunos roces que se convirtieron en caricias que se convirtieron en besos. Los más viejos del lugar recordarán mi miedo a los latidos de mi propio corazón. Aquélla noche pensé que se me escapaba, podía oirlo más que sentirlo, no se si estaba más excitado, nervioso, incrédulo o desconfiado. No me fiaba de mi mismo. Dos gatillazos con Silvia en mis dos últimas escenas de cama, escenas de serie B por mi parte, me habían dejado más tocado de lo que suponía. Quería acostarme con ella, quería dormir con ella, pero no sé, quizás sólo quería cariño, quizás me aterraba fallar justo esa noche, justo con Elisa. Fue ella la que me propuso dormir en su casa.
El camino hasta su cama no acabó con mis miedos. Ella se apartaba un poco, quería y no quería, demasiados amigos comunes, demasiada confianza como para que se olvidara de repente, como para que mis dedos recorriendo su eje desde atrás se convirtieran en unos dedos sin cara, como para que ante un "sabes muy bien" no recordara que hace unas horas yo era un amigo que le decía otras cosas con otro tono, con otra sonrisa. Todo tenía que salir regular, por fuerza. Pero nos teníamos el uno al otro, desnudos en una cama, justo dónde queríamos estar. Y ella me quitaba la manta y me abrazaba con fuerza y su voz me sonaba como una sinfonía, como un soneto en alejandrinos y no podía despegarme de su lado y sus besos eran cascadas, riachuelos, olas y mareas propicias, porque me estaba meando. La había conseguido sonsacar su punto débil, el hueco posterior en el cuello, y mis manos la recorrieron de espaldas mientras se lo besaba, y ella pensaba "me gustaría que me hiciera el amor, así, ahora", y a mí me hubiera gustado tanto oírselo pronunciar, porque no sabía, no estaba seguro, a ratos la sentía lejos, Aún no la conocía. Pensé: eres un chico afortunado, deja de pensar, acaricia su cuerpo desnudo.
NB: algunos de los datos de situación de este post son MENTIRA, porque me pidieron que los falsease para proteger la identidad de la prota. Y sus deseos son órdenes a punta de pistola y a mí me gusta hacer como que soy un caballero.

martes, 8 de abril de 2003

Bolero (para Jaime Gil de Biedma):

A ti te ocurre algo
yo entiendo de estas cosas
hablas a cada rato
de gente ya olvidada
de calles lejanísimas
con farolas a gas
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías
cantas horriblemente
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar
a pensar a pensar
y eso no es bueno nunca
porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin collar.

jose agustin goytisolo
Que no me vendan más nada, que hoy no compro. Que no me toreen, que no me cuenten cuentos, que no me engaño. Que me echen 269 veces, a mí por todos. Que me vaya al desierto a fabricar oasis, para que mi soledad y mis lágrimas sirvan de algo.
Este diario, con sólo dos entradas, me tiene boquiabierto. Se le quitan a uno las ganas de seguir escribiendo.

sábado, 5 de abril de 2003

Jose viene del pueblo y salimos un rato. El Babia está lleno de chicas imposibles. Sobre todo una, morena, exótica, con un niki rojo, baila como el demonio. La contemplo un par de veces, aparta la mirada, aparto la mirada. Quiero ser un objeto de consumo sexual, pero no lo soy. Hablamos, bebemos. Bailar es hoy algo excepcional que me apetece del mismo modo en que se lo pide el cuerpo al público de Maria Jesús y su acordeón en el bar de la playa de Levante de Benidorm. La chica de rojo aparta la mirada, se ríe con su amiga. Jose parece más comedido que de costumbre, habla de drogas sin hipérboles ni anatemas, escucha cuando le digo que con tanta mini bronca se está preparando para enfadarse con todos, que a lo mejor el problema está en él. Mientras salimos, me grita que me va a decir algo, pero que no sabe como explicarlo sin que me enfade. El atasco me planta justo detrás de la morena. Me mira de reojo y se reclina del todo contra mí. Jose me dice: "mira, a mí me parece muy bien, cada uno puede hacer lo que quiera, tu amigo Santi me parece un tío de puta madre... -miro con extrañeza ¿de qué va esto? La morena baila apoyada sobre mí- ...pero eso no quiere decir que ser homosexual sea lo normal". Quisiera decir algo, pero estoy tan asombrado como paralizado, pero, no os lo vais a creer, mi timidez no me deja. "Mira Jose, a mí no me hables de lo que es normal, yo soy mu rarito".

Hoy voy a una comida. Presentan un libro, y por primera vez en mucho tiempo, me siento cómodo, a pesar de mi barba de tres días y mi camiseta guarrona. A mi derecha se sienta el editor. Hablamos de aventuras en África, hasta yo intervengo, el vino está riquín, me da su tarjeta para que le llame por lo del reportaje. Le digo que le llamaré para hablar de mi novela. La gente se me queda mirando. Qué vergüenza da lo de decir que eres escritor.

Crispi recibe un mail en el que le pregunto si era ella la residente esquizofrénica que se ha cargado a nosecuantos y me contesta que qué alegría oirme aunque sea por casos extraños, que todavía no se ha vuelto majareta del todo, que quiere saber qué vueltas ha dado mi vida, que espera que todo me vaya muy bien, que un beso.

Hace mucho que burbuja no me pide un poema. No sé nada de burbuja, cada vez menos. Seguro que está bien.

Betty me cuenta que me iba a invitar a comer, pero que estaba reunido cuando ha llamado. Está sola en casa y le propongo una fiesta de pijamas. Claro que Betty no usa pijama. Pues por eso. Me recuerda que prometí contarla un cuento. Le garantizó que se lo contaré, y que le remeteré las sábanas. Dice que eso no, que le da vergüenza, digo que eso es las primeras veces.

Hablo con la maquetadora, la rubia, por segunda vez desde que la conocí el miércoles. Creo que ha sido hora y media de estar pegados al teléfono, con muchas muchas risas, pero sin una insinuación ni un tonteo. Trabajo, opiniones sobre el periodismo en general, opiniones sobre lo nuestro en particular, trayectoria profesional, historias sobre pisos y la vida en Madrid, y planes de futuro. Planeamos montar desde Cádiz una revista para el sector de las funerarias. Ya existe una que trata temas como "los muertos en el cine" o "especial Drácula", y que en su publicidad ofrece urnas para guardar cenizas con forma de libros: el Quijote, Hamlet. Puede uno hacerse una biblioteca estupenda a medida que vaya cayendo la familia. Me cuenta que vive a la vuelta de la esquina, le cuento que voy a cenar solo en el VIPS. A las doce y cinco, hora y media pegados al teléfono, ni una insinuación, ni un tonteo, a los dos nos cuesta colgar, y, cuando lo hacemos, nos quedamos con una dulce sensación de vacío, de silencio amplificado, de ganas de más.

Me llama mi concuñada, que tiene miedo, que me vaya a dormir a su casa o se viene a la mía. Me voy.
Pero antes llamo a Rafa. Me cuenta su último proyecto sobre el libro que tenemos que escribir. Me dice que me vaya a Sevilla, que tiene ganas de verme. Me vuelve a recordar nuestra vida en Londres, me cuenta que Paco todavía no tiene muy buen concepto de mí por la hucha de pences que le robé para invitar a todos a chocolatinas ("sí, era un poco Robin Hood"), me dice que tenemos que volver a hacer un diario como el de Salamanca, que le quiere comprar la casa a su abuela la de allí por el valor sentimental, que me vaya a Sevilla, que me quiere mucho, que eme spere un momento que si no le quitan la raya. "No me digas eso, so cabrón". Me metería dos mil rayas. Y eso que tampoco es que me guste mucho la coca. Pero todo está bien, y las cosas tienen un cauce y lo van buscando y al final lo encuentran, como los ríos cortados y los ríos despistados, que no existen, y los días me dan paz ahora y me metería dos mil rayas.

martes, 1 de abril de 2003

DÍA 2 (adios al celibato y la abstinencia, si ya lo sabía yo, la implacable ley de murphy...)

Al carajo el plan la misma noche del DÍA 1. Mejor que deje de fumar.

lunes, 31 de marzo de 2003

DIA 1 (qué difícil es esto, casi que prefiero dejar de fumar)

Cojo el bus en Segovia, medio dormido. Justo en mi campo de visión, a mis 10, se sienta una moza que lo primero que hace es inclinarse para que se le salga el tanga verde con dibujo de piel de cocodrilo por encima del vaquero. Lo segundo dejar la cazadora arriba estirando los brazos y apuntándome con dos imposibles pepinos Tomahawk del 110 debajo de una camiseta blanca que debe de ser la oficial de Miss Camiseta Mojada, por lo tenue. Vale, no me lo van a poner fácil, pero resistiré, aunque a esa veinteañera le sobresalgan un cuerpo por delante de su cuerpo en mi punto de mira. Por lo que se ve, no resisto mucho, porque enseguida se tapa un poco con el brazo, yo ni sabía que estaba mirando, es lo que tiene la enfermedad esa mía, la senofilia, que la mirada me la dirige mi mente enferma, no yo, y ni me entero. Pero eso, que se tape.
Llego al trabajo y mi compañera se está encendiendo un cigarro a escondidas. Le aparto la mano, y ¡sí! ¡tiene mi mechero recuerdo de Segovia, euro y medio, con una foto del acueducto! ¡el mismo que negaba ofendidísima que me hubiera robado! Por supuesto ni se disculpa ni nada, dice que es falso que ella negase que lo tenía. Ay, dios mío, hasta dónde llega la maldad femenina. Por si fuera poco, cuando voy a por mi cocacola del desayuno me pone la zancadilla. Pues a mí me parece bien, porque todo esto me reafirma en mis propósitos.
Pero llega Noe, y estoy a punto de caer. Como dice que se está cogiendo una gripe le sueno la nariz con una manopla Nike para el horno que me han regalado (es para la casa, compis). Me mira con odio. Muy bien, muy bien, esas tenemos, pues mejor para mi proyecto.
Salgo a comer, y en mi campo de visión, a mis dos, se sienta una tipa con alzas y una talla 120 metida en un camiseta elástica ¡roja! Se sostienen wondermagicamente, supongo. Es una mala comida, para qué negarlo, nadie dijo que fuera fácil, ellas se saben todos los trucos. Y sin embargo, consigo concentrarme lo suficiente para leerme un artículo de Vargas Llosa y otro de Chomsky, cosa que no recuerdo haber hecho nunca. Aún así, mis ojos no responden, y me trago toda su conversación absurda y podría describir su perímetro y sus vértices de memoria, mientras ella y su amigo le intentan colocar una venta de cosméticos a una peluquera renuente.
Ana, de la revista de abajo, me habla sentada. Me habla su escote. Malditas, tienen más trampas que una peli de chinos.
No voy a volver a mirar a una mujer jamás. Se acabó. Me chupan demasiada vida, demasiado tiempo, demasiada energía. Vida, tiempo y energía despilfarrados que podría utilizar para... para... bueno, aunque fuera para nada. Como le decía a mi amigo Jorge el otro día “prefiero tirar los conguitos antes que darte uno solo a ti, so cabrón”. Y los echaba por la ventanilla.

domingo, 30 de marzo de 2003

A veces siento una envidia dolorosa por las vidas de los desconocidos.
A veces me gustaría pertenecer a algo, a cualquier grupo.
A veces no consigo explicarme esta existencia de francotirador.
Sucede que me canso de ser hombre.
Conversación completa (ayer, 4 AM)

VirginMaryFlashing dice:
ya has vuelto de farra?
virgenyfurioso dice:
jarl
virgenyfurioso dice:
pues menuda farra
virgenyfurioso dice:
me he quedado dormido a las doce en mi fiesta de cumpleaños
VirginMaryFlashing dice:
ahm era hoy?
virgenyfurioso dice:
hoy era la de valladolor
VirginMaryFlashing dice:
sí sí sí
virgenyfurioso dice:
joer qué camiseta más fea me han regalado
VirginMaryFlashing dice:
vale vale
virgenyfurioso dice:
para los 30 cumpleaños de mis treinta amigos va a poner dinero su padre el año que viene
VirginMaryFlashing dice:
o Perry
virgenyfurioso dice:
menudos cabrones, ni buscándola la encuentran tan fea, han tenido suerte

si es lo que yo digo siempre: conmigo nada de preguntas retóricas, si me saludas con un qué tal, corres el riesgo de que te recite mi historial médico.

sábado, 29 de marzo de 2003

Se acaba mi vida segoviana, ver el acueducto desde el balcón, contarle un cuento a Carolina antes de dormir, hacerle cosquillas a Candelilla y que la ropa aparezca mágicamente limpia y planchada por las noches. La última vez que me quedo de canguro, todo está en calma cuando llego. Malinka, la búlgara, me dice, con su acento de la Gestapo, que las niñas estánn acostadas y que tiene que irrse a cuidar a suss niñoss. Me acerco a darle las buenas noches a Caro, que está con la luz encendida, se cuelga de mi cuello y me empieza a dar besos y besos, me llama con ese nombre que sólo usa ella y con ese tonillo zalamero y astuto (¿cosa de familia?). Le regalo la mochila-fresa de la Gata Ruiz, como la llama ella, y le pregunto que qué ha hecho durante el día. “Me levantó mamá, desayuné, me puse el vestido, fuimos al cole... aprendímos la canción de... ¿te la canto?, mi amiga y yo le hemos organizado una fiesta a la profe -¿es su cumpleños? No, es que se nos ha ocurrido (pero bueno, organizando fiestas con cinco años, ¿a quién habrá salido?)-, ¿te leo la invitación que le he escrito? –y me la lee, sílaba por sílaba y volviendo al principio cada vez que se equivoca-... me puse la brillantina que me regalaste tú, ¡guapísima!,... (quince minutos después) ...y luego me ha dejado Malinka aquí”. Ah muy bien, Carolina, pues nada que me voy a cenar. Nononono, leeme un cuento. Y se cuelga. Que tengo mucho hambre... No le importa, quiere cuento, le leo el cuento. Notevayas notevayas. Hala, nena, a dormir. No apagues la luz del pasiiiillo. Vaale.
Me acerco como un náufrago al frigo, y, como siempre, no hay nada preparado. A ver, fuet, queso de cabra, salñchichas crudas y mostaza, ya está el menú... Oli llorando. Cuando llego no hay manera de calmarla, así que despierta a la otra. Se levanta Carolina. Déjame a mí que tengo muy buena mano –me dice literalmente. La dejo, y es un desastre, ya no paran de llorar. Me dice que las levante, porque si siguen llorando así se van a poner a vomitar. Y le hago caso, claro, cómo no voy a hacer caso a una niña de cinco años. Las llevo al salón y ya es la debacle. Si se calla una, cojo a la otra y entonces se pone celosa la primera y vuelve a llorar. Tiran el chupete, gritan hasta congestionarse, las dejo en la trona, en el parque, en el takatá. Nada que hacer. Al final empiezo a cantar y bailar una mezcla de jota y bacalao por toda la habitación, y, prodigiosamente, se calman. Me miran con la boca abierta. Pero Carolina se levanta y dice que nos callemos, que a ver si se va tener que ir a dormir al garaje o al portal. Vaya. Me muero de hambre, pero cada vez que voy a la cocina lloran. Al final me traigo las cosas al salón y se me cae la botella de cocacola que da varios botes y rueda estrepitosamente. Las niñas siguen tirando al suelo todo lo que les doy para que se entretengan, así que les ofrezco los juguetes de diez en diez para que tarden más en lanzarlos debajo de los muebles (puntería, las jodías). Lloran y lloran. Llama mi cuñada para ver qué tal. Pues como siempre, fatal, con su madre se duermen, pero conmigo... Que ahora viene. Pero debe de ser la una, y yo la voy a palmar entre el hambre y el estrés. Las siento conmigo en el sofá, esta vez no se me van a caer. Comeré con una mano y no las perderé de vista. Me pongo de pie y abro la cocacola de un golpe. Empieza a salir a presión y lo empapa todo, los muebles, la alfombra mi cara, mi ropa... Las niñas y yo nos quedamos quietos, mirándonos con la boca abierta. Joder, joder... Estoy chorreando sobre la alfombra, así que me quito la ropa y la voy lanzando en un rincón, la camiseta se me enreda entre el cabezón y el brazo y oigo un crock! Candela se ha tirado en plancha. Y llora. Berrea. Mientras doy vueltas por la habitación en calzoncillos y acojonao, mientras me empapa el hombro con sus lágrimas, pobre pobre pobre, veo con claridad meridiana que este va a ser el momento que elija mi cuñada para entrar por la puerta.

lunes, 24 de marzo de 2003

GENEALOGÍA DEL TROLL
Los trolls eran críos que se metían en los grupos de noticias, se aburrían de discusiones que no entendían sobre política, cine, literatura, y se buscaban un nick como DR MENGELE o EL_PUTO_AMO (siempre en mayúsculas) e insultaban a todo el mundo (con mucha risotada tal que así: HAHAHAHAHAHA) o proclamaban la supremacía de la raza aria y aseguraban que nos iban a exterminar a todos. Su blanco predilecto eran los que más publicaban en esa especie de tablones de anuncios semi cultos que eran los grupos y que no sé si siguen existiendo. La idea es que la tontería sin sentido (siempre en mayúsculas y con más faltas de ortografía que palabras bien escritas, que hace falta mala puntería) tuviese la mayor repercusión con el mínimo esfuerzo. A veces los atacados eran tipos serios con el sentido del humor justito para reirse de un chiste en el que salían Franco, Aznar y Felipe González, y a los pobres se les veía púrpuras cuando negaban que ellos fueran maricones (aunque no tenían nada en contra), como afirmaba el troll con muchas exclamaciones. Los trolls posteaban (¿se usaba ya este barbarismo?) a la vez en varios grupos, con lo que enseguida salía alguien de religion.humanidades.es diciéndoles a los de politica.soc que hicieran el favor de no liarles a ellos y que se quedasen con sus trolls en casita. Los otros les contestaban ofendidos durante varios mensajes. Además, siempre había quien escribía para pedir que se ignorase al troll, que lo que les gusta a los trolls es que les hagan caso, que si les contestan siguen y si no, se terminan cansando. Luego había alguien que decía que no pusieran mensajes pidiendo que no se les respondiera, porque eso era contestarles y polucionaba y gastaba tiempo de conexión también. Y luego estaba yo, que invariablemente pedía que no se pusieran mensajes a los que contestaban a los que contestaban a los trolls, je. Y es que, no os lo vais a creer, pipiolos, pero, antes, la conexión era lentísima hasta niveles desesperantes, no había tarifa plana y timofónica nos exprimía por cada segundo de red, con facturas que podían llegar a 50.000 pesetas si te conectabas unas horitas más o menos a diario. Todo para juntar un dinerito para que el bueno de Villalonga se comprara una mansión en Miami en la que disfrutar de sus dos mil milloncejos en stock options, todo por un sueño.
Así que quedábamos en que no había que hacer caso a los trolls, que polucionaban y a la quinta tontería aburrían, porque no solían tener nada interesante que decir, los pobres, a su edad yo tampoco. Así que yo tengo mi propio troll, y debería ignorarle, pero es que tiene razón fire, que el chico es mi mejor lector, y yo a los lectores lo que sea, o sea, por poner un ejemplo, que les apetece sexo, pues sexo, aunque ya veo que no os apetece, moninas. En fin, que está enamorado de mí, es la conclusión a la que llegué junto con el enemigo público número uno (qué tipo más malo ese fire, se mete con la masa, con lo que nos gusta ser masa por aquí y vocear y romper cosas e insultar a la autoridad y al clero amparados en el anonimato y el megáfono, que aunque distorsiona la voz te convierte en un blanco perfecto, en fin, ¿pero qué tendrá de malo eso?). Lo cierto es que lo que dice no me lo he leído muy bien, así que no sé cuál era la acusación concreta, pero bueno, he releído todo lo de cris y además de acordarme de las cosas, pues como que me he gustado :), así que: gracias fan. Como recompensa te dedico un post, que supongo que es algo que te animará a seguir adelante publicando todas esas historias dadaistas. Hasta que te aburras, supongo, y vuelvas a dedicarte a meterte el dedo en la nariz o esas otras actividades tuyas. Y es que los jóvenes necesitan reconocimiento, alguna palabra amable para no desfallecer, ¡ánimo!
Había una chica por ahí que tenía su propia insultadora, la pobre, pero creo que soy el único que tiene un troll que pone un blog después de que se le censure, hace amiguitos y se inventa toda una historieta (ay, con lo fácil que sería hacerla creible, que desastre de sistema educativo, de verdad, que generación nos está dejando...). Así que, una vez más, me siento como superimportante, je.
Los que me preocupan más son los demás. Bueno, puede ser que el medio sea el mensaje, y que confiéis en la bondad intrínseca de los blogs, pero en fin en este caso el medio es una mierda y el mensaje otra mierda, así que no entiendo muy bien la preocupación (por segunda vez).
Y por cierto, bob, que creo que también te va a meter a ti en el ajo, que creo que te llama la mamarracha. ¿¡Mamarracha tú!? ¡a dónde vamos a llegar!
Y venga, como coda para los nuevecitos, para los que llegaron tarde, para los que no se enteraron de la otra:
a) sigo sin haber estado nunca con una niña de catorce (ni siquiera cuando tenía quince, que ya es triste)
b) sigo sin haber estado nunca en Sevilla
Y por lo tanto, b1) tampoco fui yo el del Arny.

viernes, 21 de marzo de 2003

LLAMAMIENTOS

Me voy a Benidorm. Que alguien me saque del hotel, porfa porfa porfa. ¿No hay nadie por allí?

Betty: nunca nunca nunca te vuelvas a poner taconazos cuando quedes conmigo. Estás avisá.
Sé que nos quería a todos, que éramos su proyecto, su vida, su mundo. Que le salió bien. Pero creo también que, como todo amor, tenía sus matices. Y que sí salía sólo conmigo al balcón a ver el atardecer sobre la ciudad, las luces de faro de las habitaciones nocturnas, cada una con una historia, extendiéndose a los pies del séptimo piso, era porque sólo yo solía hacerlo. Y que si me hacía algunas confidencias y me dejaba ser como era y vino a mi habitación tras mis rebeliones sin sentido dos de las tres veces que la vi llorar, y me mostraba su fragilidad sólo a mí, era también un poco por las cosas más nobles que hacía yo. Porque entendía la alianza mundial de madres cuando me explicaba que cuidaba a los hijos de las demás porque esperaba que otra madre hiciera lo mismo conmigo cuando estuviera lejos. Porque, como absurdo delegado de COU, forcé unas horas sin clase para que pudiéramos acudir a la manifestación contra la matanza de irakíes, ante la oposición cínicamente escéptica de los jesuitas. Porque con 17 años me congestionaba al tener que explicar cosas tan básicas como que nada justifica el asesinato de un niño. Porque escribí el poema con el que mi hermano pequeño ganó el premio del cole asociando mi rechazo a la guerra a la aberración del dolor de una madre. También por eso.
Yo me tomo estos bombardeos como algo personal, hijos de puta.

jueves, 20 de marzo de 2003

Paradojas. La historia de S.
La historia de S empieza cuando salí del Palace (ver 7 de febrero) y me fui a una fiesta cubana. Allí había quedado con S2 en lo que parecía una cita galante. Lo parecía hasta que su amiga S3 (bueno, por seguir haciendo eses, porque no sé cómo se llamaba) me contó que hoy se había enterado de que estaba embarazada. Por eso estaba tan contenta, por eso había dejado de fumar y de beber ese día. Y no porque se alegrara de verme y hubiera decidido estar sobria durante todo el proceso de seducción. Ejem. Luego había quedado con S. Nada más verme me besó en la boca. Un beso en la boca no compromete a nada, pero suele ser prologo de algún lío del que no vas a saber salir. Matemático. Fue la noche aquella en la que nevó un ratito, justo en lo que cambiabamos de bar.
Para el siguiente nos besamos más.
Se fueron todos, y S3 se quedó con S y conmigo, a cuál más pedo. Bueno, ganaba S3. La dejamos hablando con nosequien y nos fuimos a una esquina de la barra, hasta que la camarera se acercó a decirnos que nos controláramosun poquito, que había una cámara encima de nosotros y habían bajado a darle un toque. Era divertido, pero yo estaba empezando a tener remordimientos. Estaba tan enamorado de burbuja. Sin esperanza, además, que parece que es más amor el amor sin esperanza.
Así que cuando S se fue al baño yo abracé a S3. Cuando volvió, estabamos acariciándonos la espalda y mirándonos a los ojos. Vi la cara de cabreo de S y pensé que ahí se acababa todo. S3 dijo "qué majo es este chico" y S sonrió y contestó: "sí, yo le quiero un montón". Para las despedidas, mientras S hablaba con unos mexicanos que nos encontramos en la calle, S3 me contaba lo bien que le había caído y yo le di mi teléfono. "Si quieres, podemos quedar este fin de semana". Sonreímos.
Al día siguiente me llamó S2 para agradecerme que hubiera cuidado de S3, que la hubiera alejado de unos tipejos que andaban por ahí y que hubiera sido tan atento. "Eres un caballero", me dijo. Sí, el caballero negro.

La siguiente vez que vi a S fue un lunes en el que iba a comer con burbuja, pero no nos llamamos y sentí mi cuerpo como vacío, como flotando, como estremecido todo el día, algo lo suficientemente físico como para alertarme de que iba por muy mal camino. Porque las desesperaciones mentales ya me las sé, me pasó todo el día masturbando las neuronas, y luego nunca es nada. Pero cuando notas como si un bicho te estuviera paseando la cabeza, como si tu estómago estuviera a punto de echar a volar, malo.
Hablé con S y quedamos para cenar. Después, se quedó en el aire la idea de tomar el postre en una cama. Pensé que me sentaría bien después de tres meses, que me dejaría de doler, que las cosas se recolocarían solas, amor, deseo, enamoramiento, fascinación, tonteo, exaltación ante un objeto artístico. Cogería la proporción exacta de cada cosa, la que convenía a lo que se podía y no se podía hacer, como el tipo práctico que soy, y la colocaría sobre mi idea de burbuja.
Como las brujas estaban en plena actividad tocahuevos por aquella época y no me sentía capaz de inspirarme con ellas al otro lado de la puerta dejando notitas y maquinando, deslicé algo descabellado: entrar en el club de intercambio que había justo enfrente de mi casa. Se aprobó. y durante cuatro horas o cinco horas estuvimos bañándonos en el jacuzzi, entrando en la habitación del sado, en la pirámide del amor, riendo y bebiendo. Cuando por fin nos decidimos, cuando estábamos solos sobre un colchón, pensé de pronto en burbuja, en lo que yo sentía, en que por un momento me quiso pero ya se le había pasado. Y tuve el primer estruendoso gatillazo de mi vida.

miércoles, 19 de marzo de 2003

mis problemas con las mujeres
al final, como suele pasar, me quedé en la primera fiesta, la de lau y belén. 40 personas en un piso enano, todos de pie en el salón y la cocina, parecía el metro en hora punta, y no estoy exagerando. he estado toda la noche tonteando con dos chicas. bueno, no, ellas conmigo. agarraditas, frotes, risas, besitos, quebienmecaes, te estaba buscando, una copa a medias... y de repente, en un bar, una de ellas se pone a hablar con uno de los de la fiesta, uno que al parecer le gusta desde hace tiempo, y cuando me acerco me da la espalda, no me contesta a lo que le digo, pasa de mí sin ningún recato. a los cinco minutos, estoy hablando con la otra, me doy la vuelta para pedir una copa y la veo a unos metros de donde estaba enrollándose con un pollo con el que no había hablado en toda la noche. mucho más tarde se acercarán a mí para preguntarme ¿qué tal estás?, una y ¿estás enfadado?, la otra. "parece mentira que seas tan ingenuo: las tías son unas zorras". no es la primera vez que oigo esta explicación, y como las otras veces, quien me lo dice es una chica.
luego me emborracho (no había drogaína) tanto como para acabar, no sé cómo, sólo y vomitando en el moon. me despierta un tipo que me ofrece 50 euros si se la chupo en el baño. salgo de ahí y me despierto al rato en un vagón de metro haciendo el recorrido inverso al que quería hacer. supongo que llevo un rato dando vueltas en la línea amarilla. llegó por fin a la estación de autobuses. antes de comprar el billete para valladolor entro en el baño. supongo que los baños me relajan, porque me despiertan unos golpes en la puerta.
-¡sal, que no tenemos todo el día!
me recompongo un poco.
-escóndelo, que lo vamos a encontrar igual.
salgo. dos tipos de seguridad han cerrado el baño y me esperan sujetando la puerta de salida. me miran extrañados. no esperaban a un tipo con un jersey de moschino, supongo.
-¿qué hacías ahí?
-pues lo que se hace en los baños- y me dirijo hacia la puerta.
-espera.
-¿a qué?- y abro la puerta, apartando con la escasísima dignidad que me queda a la mole humana que la sujeta.
me voy a segovia. feliz cumpleaños, blog.

martes, 18 de marzo de 2003

de la serotonina y las nostalgias a las feromonas y la nueva vida

martes, marzo 19, 2002

¿Por qué se empiezan estos diarios en la red? Ni idea. A mí me apetecía contarle a alguien mi día, y no se me ocurría a quién aburrir con lo de que he visto American Beauty (con su frase mítica "estoy tan harta de que todo el mundo pague sus inseguridades conmigo"), he comido una lata de calamares y un pimiento (de lata claro) y he salido a la terraza a leer a Lorca y a tomar el sol y al ver la dedicatoria de las poesías completas ("este beso por tu enorme valentía. Todas estas cosas merecen la pena, sobre todo si las hacemos juntos, como cuando salíamos por la puerta. Sé siempre tú". Lolo) me he acordado de cómo robamos ese libro en el cortinglés, cómo la pedí que saliera delante y no quiso, cómo pasamos de la mano por el detector y echamos a correr. ¿Se puede querer tanto primero y odiar tanto después? Pues parece ser que sí, pero me dan ganas de olvidarlo todo, llamarla y felicitarla por su futura boda. En fin, si no se hubiera vuelto la reina de las zorras y fuera capaz de aprovechar para llenarme de mierda en cuanto oyera que quiero hacer las paces, la llamaría. Coño, que fueron casi ocho años y al fin y al cabo ya sólo me importa como recuerdo, o sea, como materia literaria. O eso creo.
¿Y a quién le voy a contar toda esta morralla? Antes de que se me vuelva a ir la boca con mis compañeros de trabajo, con los ligues asustadizos o con la persona más inoportuna os lo cuento a vosotros, los ociosos de la red.
En fin, otro día os diré lo que hago en Madrid, por qué no tengo a mis amigos cerca o por qué les tengo aburridos. Por hoy basta. LLevo en un ciber desde las 6 de la tarde, chateando y haciendo todo lo que implicase perder tiempo y dinero, que es lo mío, así que ahora toca escapar por la ventana antes de que me saquen la cuenta.
Pero bienvenidos a virgenyfurioso. A ver lo que me dura.
posted by virgen at 11:13 PM

(acabo de encontrar esto sobre los peligros del MDMA:
Daño social
Puede suceder que bajo los efectos del MDMA se expresen cosas que hagan sentir incómodo a otras personas debido a la falta de inhibiciones. También existe una tendencia de llamar a personas con las que se estuvo involucradas sentimentalmente en el pasado a decirles cuánto se las aprecia.
Otro peligro es un sentimiento de enamoramiento respecto a alguna persona con la que se lleva a cabo la sesión. Actuar por puro impulso cuando nos encontramos bajo los efectos puede ser un error. Aun cuando el MDMA puede llevarnos a un profundo entendimiento de nosotros también puede influenciarnos a cometer errores.) (por favor, se ruega a las señoras lectoras que apaguen sus móviles esta noche e ignoren los mensajes de por la mañana. graciaaas)

lunes, 17 de marzo de 2003

CAMPAÑA PRO CUMPLE

¡Bob se opone a que celebre mi cumple en la casa nueva antes de que yo lo proponga! Asi que le he enviado un mail.

Como veo que va a ser una negociación dura la de mi cumple antes de que haya dicho nada, voy a empezar con una andanada de argumentos:

a) POR QUÉ. como te decía por teléfono, yo, pobre de mí, no tengo nada más que celebrar al año que esto, ni un día del que sentirme orgulloso, ni una fiesta internacional que me incluya, ni una fiesta religiosa que se me amolde. Sólo, de vez en vez, el día de la marmota, pero ese es imprevisible. Asi que sólo me queda el día del ególatra, el del propio cumpleaños, el más apropiado para un tipo que publica en interné unos cuatro folios semanales hablando de él mismo. Importantíiiisimo siempre para mí. Que además este año es el número 30, que viene con depre morrocotuda anexa. La idea es mitigarla un poco con una buena reunión (no una fría en un bar) de la que salga muy contento y con mucha resaca y muchas citas para las semanas siguientes
b) QUIÉN. Esta es la parte interesante. A pesar de que tú te puedas estar temiendo un congreso de camellos y calimocheras (supongo que porque nunca has salido con el resto de mis amigos), mi nómina de invitados está formada por: fotógrafos de fama internacional (...aquí iban datos impresionantes...), varias redactoras, jóvenes aunque no tanto, de medios principalísimos y que llegarán lejos, un finalista del premio Adonais de este año, un joven empresario que ha creado una tecnología nueva y se va a hacer riquísimo en breve, varias tías buenas que nunca harían nada que las despeinara antes de tiempo, la chica que organiza los pre estrenos con fiestón de una distribuidora de cine, ganadores de concursos literarios, gente de la tele y de las revistas, mi prima, que organiza viajazos con descuento, mi primo, piloto, Santi, gran, culto, divertido redactor que tiene muchas ganas de conocerte (califiquémosle de “segurín”, que es ese rollo que tienes siempre por ahí medio apalabrado y que te tiene mucho más tranquilo toda la noche), gente de valladolor, que son de valladolor (médicos, profesores, sicólogos, ingenieros, arquitectos...), chicas de publicidad, chicas embarazadas, chicas casadas, ingenieras, informáticas, chicas que trabajan en el cine, ex rollos, ex novias, blogueras y, en fin, gente muy formal que no piensa vomitar en la pared (bueno, la embarazada no sé). Eso sí, no lo voy a negar, son unos cuantos, el año pasado unos treinta, pero todos muy tranquilos, muy proyecto de high society, muy formales.
c) CÓMO. Como ejemplo de “cómo”, te pondré la fiesta del año pasado: cena (tortillas congeladas, un queso y cinco chorizos, pero este año seré más cuidadoso), copas y conversación sentados o de pie, nadie se drogó, nadie se emborracho ni vomitó (por desgracia es que no vino ninguna de las quinceañeras con piercings que invité, creo que este año tampoco) ni siquiera fumaron dentro de la casa, salimos a una hora razonable hacia un bar. Y mucha felicidad y mucho amor, y gente desconocida que se caía bien, o eso me pareció. Por supuesto, yo pagué a la chica que hizo la limpieza al día siguiente y enganché a un par de voluntarias para que me ayudaran a recoger en lo que lo demás llegaban al bar. Y el resumen que publiqué en el blog:

   lunes, abril 08, 2002
(...) La fiesta fue la bomba. Se me pasó volando, amaba a todo el mundo, cada vez que llamaban al timbre me daba un subidón. Y eso sin drogas y sin cenar. Treinta personas. Gente a la que quiero, gente a la que podría llegar a querer y gente a la que me tiraría. Acabamos en un karaoke a las ocho, previo paso por un puti del que casi salimos agujereados. Mantuve el tipo mientras mi amigo insultaba al dueño y salvé la situación con algo de diplomacia. Cuánto autocontrol, casi no me reconozco. Llegué al trabajo a la una.
Cuando apareció Nuria en la fiesta casi me pongo a llorar, nos dimos un abrazo de diez minutos, le regalé los pendientes y la pulsera de plata que la había traído de México, nos dimos un abrazo de tres minutos y casi me pongo a llorar cuando se los puso. Le dije que creí que ya no quería saber nada de mí ("qué poco me conoces", contestó) nos dimos un abrazo y casi me pongo a llorar. Todo el mundo se lo pasó muy bien, fuimos más de treinta, les encantó mi casa, mi terraza y mis invitadas. Casi me pongo a llorar cada vez que uno se iba a casa. Apenas crucé dos palabras con Noelia. Sólo le dije. "Has venido muy guapa, pero no te lo quería decir delante de todos estos". A mi derecha, sentado con una cerveza, estaba mi/su compañero de trabajo. Después de esa cagada no sabía muy bien qué decir. Creo que podría gustarla. Fue ella la que eligió los zapatos, Camper, marrones, de piel, con ribetes rojos. Qué buen gusto. Me sonríe a veces. A mí se me pone cara de bobo, y se me nota. Eso es lo malo, como siempre (...)

Si después de todo esto no eres capaz de sentarte a negociar (no digo claudicar, si no sentarte a negociar) pues nada, ya se verá, pero que sepas que yo sí que me acuerdo de que al principio del todo, cuando hablamos de compartir piso y salió el tema fiestas, te dije que yo sólo haría una al año, ésta, y te pareció bien. Un bar es frío frío frío para algo tan superimportante.
Y nada más, sólo era calentarte el coco un ratito, jeje. Esta noche le llevo el contrato a mi hermano que es abogado y revisaba siempre los de mi padre.
Un besín,
vyf


y también como parte de la campaña acabo de escribir este texto como entradilla para un reportaje:

"Una escapadita al norte una vez al año debería ser tan obligatoria como la revisión médica, el cambio de aceite o una buena fiesta de cumpleaños"



sábado, 15 de marzo de 2003

Una historia urbana
Allí está, sentada en el taburete, su sonrisa saltando sobre mi nuevo retraso, todas las baratijas egipcias en el cuello y las muñecas, la mirada brillante. Y me pregunto si quiero partirle el corazón hoy, si voy a resquebrajárselo en este bar de madera. Me acaricia la mano y me susurra las ganas que tenía de verme. Sólo dispongo de un segundo para decidir si le digo lo que venía a decirle. Pero la beso, mantengo la ficción otra noche y me pongo un plazo que no cumpliré para empezar a quererme un poquito, un poco más que a los demás. Sugiero que nos vayamos a la cama.

viernes, 14 de marzo de 2003

Yo ya no sé lo que hacer

Mirarme en tus ojos, oirte charlar,
Dejar que me peines en vez de pensar,
Dejarme abrazar por cualquiera
Que sepa mentirme, que bese con fuerza.
Volver a tus brazos, sentir tu rechazo,
Gritar hasta quedarme afónica,
Llorar hasta que me entre la sed,
Beberme un buen vino y poderme comer
Un bistec a la plancha.
Dormir cien mil horas, soñar que me quieres
Y no hacerme daño el pellizco,
Volver a encontrarte a mi lado,
Volver a abrazarte y desayunarte,
Esto sí que es arte.

(Nosoträsh)
Estoy en un avión hacia Alicante. Y luego a Benidorm. Este viaje me tenía un poco quemado, a lo mejor no por el viaje en sí, sino porque sigo viendo pasar ante mis ojos oportunidades que he perdido yo solito. Las injusticias de ahora son sobrinas de mis cagadas de meses. Pero bueno, llego sin ganas de mucho al aeropuerto, amable, como siempre, pero sin ningún interés en conocer a mis compañeros de viaje con una absoluta indiferencia hacia mis compañeras. Pienso: este escote estará imantado esta noche, pero ahora estamos bien, él en su sitio, tan bien puesto, yo en el mío, descolocado. Sospecho que la gente a mi alrededor creerá que soy un borde, pero me da igual, por una vez me da igual.
Y de repente pasa. Estoy relajado, ni una tensión, no quiero agradar a nadie, no necesito estar haciendo cosas que me hagan sentir bien, no necesito agradarme a mí. No pienso en sexo, no busco estar embriagado, no quiero hacer amigos. Estoy. Como un vegetal. Como el resto de la gente. Y me siento bien.

Por la noche ha cambiado minimamente la cosa. Poco sociable, aún enfurruñado, con esa veta infantil como para tirarme por la ventana, doy los primeros síntomas de reanimación cuando me pongo algo celoso porque la chica de organización pasa de mí y se va con ese otro, más básico, pero más guapo. Como un velocirraptor elijo la mesa de una churri exótica que se llama J. Resulta que durante la cena tengo una cháchara inteligentísima. Presido y todos me escuchan, porque soy una autoridad, porque ya he estado en el Tierra Mitica y porque son todos bastante callados y porque la comida se enfría. A mí me parece bien porque J está impresionada (o simplemente tiene la boca llena) y porque así me quito los kilitos de las últimas semanas. Por ejemplo, si me preguntan por El Misterio de Keops digo que “el misterio de keops, el misterio de keops... vaya mierda de misterio”, si me preguntan que cómo voy a escribir tantas páginas sobre un parque si me dan terror las atracciones digo que preguntándoles bien cuando bajen, en lo que vomitan y eso (“¿qué tal el looping?”, “fatal, ¡¡¡¡bluaargh!!!!”, “de acuerdo: anotación, el looping produce un emocionante mariposeo en el estómago”) o también que para hablar de una sala de maternidad no hace falta parir (ésta es de manual), si me preguntan que por qué me voy a la cama tan pronto digo que en unos días voy a cumplir 30 y que ya empieza a fallar todo. “Claro, la memoria”, contesta la churri, haciéndose la inocente como todas las churris en las que poso mis ojos pestañosos color miel. “Todo, y mejor no me hagas entrar en detalles”, la corto y quemo las naves y dejo que los galeotes ardan sin mí, que sean ellos quien iluminen hoy la noche de Benidorm.

jueves, 13 de marzo de 2003

Resumen de lo sucedido (¡otra vez escribiendo borracho!) (y lo peor es que no se nota la diferencia)*

y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada
(García Montero)

Este fin de semana estoy viviendo en el Sacromonte, en una cueva, como Batman. Juas! A las 6,40 introduzco la batllave en la batpuerta y me encuentro con toda la cuevita patas arriba, los calzoncillos sobre la mesa de la cocina, las cebolletas sobre la cama, mi colonia Cacharel por el suelo y todo lo demás extendido también por sitios que no son su sitio. “Dios mío, ¡me han robado”. Ah, no, que he sido yo que lo he dejado así. He estado toda la noche sosteniendo un flash como la estatua de la libertad, porque el fotógrafo era majete, pero algo pesadito. Así que sólo he bebido cuatro copas. Y aún así, luego estaba estupendo, con una profesora de derecho en cada brazo. Lo que demostró la vieja canción de que no necesito drogas (all together!), pero que necesito una copa, por favor. Después de mucho tonteo, a las seis menos cuarto me decido a entrar a una de las dos, la que baila como Tina Turner, está escribiendo un artículo sobre la normativa de aparcamientos que empieza “la normativa de aparcamientos está muy mal”, y hace chistes de drag (“pues yo palante, caiga quien caiga, lo que pasa es que cada vez que digo lo de caiga quien caiga al final la que me acabo cayendo soy yo ¿verdad bonita?”). Como cada vez que se frota me da la espalda decido que es desde ahí desde dónde hay que atacar. Me aprieto contra ella, le muerdo el cuello, le muerdo el hombro, le muerdo el lóbulo, le beso el cuello, le beso el hombro, le beso la oreja, bajo con la punta de la lengua desde la oreja hasta el extremo del hombro, bajo con mi mano por su costado, subo con mi mano por su costado, ah, ahora sí, ahora sí que me besas ¿eh? (es que antes, de frente no había funcionado). “No tenemos tiempo”, me dice. Es que tiene que coger un avión en Málaga a las ocho. Pues claro que no hay tiempo. Como ya estoy empezando a descartar las casualidades para estas cosas, decido que sólo quería saber si me iba a besar, que quería hacerlo tarde y mal para que fuera pura niebla sin posibilidades. Niebla granaína inexistente. Disimulo, “sí, tenemos poco tiempo hasta que venga ella”. Ella está en el baño, y como llevo toda la noche jugando a dos bandas, la frase queda fatal. Luego lo arreglo: zanjo la controversia rubias-morenas (grandes alturas intelectuales ha alcanzado la conversación esta noche) asegurando que yo lo que dije era que me gustaban las morenas. “Es más, las morenas bajitas”. Que sea verdad no quita para que ese fuera un momento excepcional para no abrir la boquita para esta frase soez. Así que en la despedida: “bueno, que me alegro de que...” “¡que sí!”. Vaya, cada vez me duran menos. Ésta, un beso. Y es que me las cojo cada vez más listas, vienen preparadas, las condenadas, esto debe de ser eso de la generación JASP. La prima de Fer me despide luego, y cuando voy a darle mi humorístico y desconcertante beso en la frente juraría que me pone la boca. No es posible, es una buena chica. Quedamos para emborracharnos mañana desde la mañanita prontito.
Escribo desde una cueva. Tengo vozka, red bull, franciskaner, galletas pims de naranja, unas cebolletas rosáceas con mu mal color, tabaco, patatas fritas, lima. Tengo una cocina, una nevera, dos camas, una mesa, una mesa fuera, un sillón. Tengo ropa de safari que no sé cómo combinar con el clima burgalés de Graná. Tengo algo de pasta. Tengo una cueva, tengo unas vistas asombrosas, tengo Granada a los pies del Sacromonte y el mundo a los míos.
(*escrito el sábado por la mañana) (en una cueva)