viernes, 4 de octubre de 2002

TODO SOBRE BOB

bob es gracioso.
bob es un poco teatrero e imposta la voz algunas veces.
a bob le gusta el pop español de los ochenta (lo llama edad dorada), pero es ecléctico.
a bob le entra hipo cuando encuentra el pimiento de padrón cabrón, y lo arregla comiendo sal, que absorbe el picante.
bob va al baño una vez por cerveza.
bob tiene una amiga que frecuenta embajadas y otra que está desquiciada.
bob me va a odiar por desvelar sus secretos.
bob cree que si uno dice en voz alta que es el mejor se hace insoportable.
bob cree en el amor en porciones, pero no cree que el Amor vaya a salvarle. El sexo sí.
bob se quiere ir, aunque dice que ya sabe que la ciudad le seguirá.
bob juega fatal al futbolín, pero no tanto como yo.
bob cree positivo que los post adolescentes se droguen y le besen y le abracen.
bob me hace reir.
bob no termina de creerse lo que cuento en mi blog, y lo llama ficción.
bob está en el lado bueno de la ruptura: lo suyo ha sido como romperse una pierna patinando. del otro lado, te atropella un camión.
bob hubiera querido insistir educadamente en que cómo se puede ser tan mamón de llegar veinte minutos tarde a una cita como ésta.
bob cree que la incomunicación es un elemento inevitable de la cadena emisor-receptor.
a bob no le interesa demasiado hablar de blogs, porque tiene con quién hacerlo de vez en cuando.
bob me imaginaba más alto, más guapo, más inteligente y más heterosexual.
bob escucha.
bob pincha.
pincha a bob

jueves, 3 de octubre de 2002

Anuncios por palabras

VACACIONES
Chico divertido, moderadamente atractivo y atractivamente poco moderado, que viajará solo a Amsterdam del jueves 10 al domingo 13 de octubre busca alguien que le acoja en su casa y/o le acompañe en sus correrías y perrerías durante los tres días y, sobre todo, sus tres noches. Sólo fines serios, es decir, risas, alcoholismo, sexo, drogas y visita de puntos de interés (por favor: imprescindible acompañar las visitas de edificios altos con un ¡ooooooh!). Razón: virgenyfurioso@hotmail.com

INMOBILIARIA
Chico formal, simpáticamente desordenado y desordenadamente simpático, busca a partir de noviembre piso para compartir o uno en alquiler para él solito. En Madrid. Preferible precio bonito, compañera no muy elevada, terraza amplia y cama con jardín y barbacoa. Razón: virgenyfurioso@hotmail.com

CONTACTOS
Chico frívolo, bien dotado y dotado bien, busca compañeras de cama para una cita a ciegas cualquier tarde, cualquier noche, cualquier mañana. Con los senos como magnolias o como pasas de higo, con un cutis de durazno o de papel de lija. Con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Eso sí, si no saben volar, pierden el tiempo las que pretendan seducirme. Razón: virgenyfurioso@hotmail.com

miércoles, 2 de octubre de 2002

MEDIO DROGADOS
Ayer en la fiesta
Perdimos la cuenta.
Y en la despedida
Noté tu saliva.
Y he estado pensando
Que igual no era un sueño,
Que estaba pasando.
Y he decidido salir a buscarte,
Llamar a tu puerta
Y llevarte a la cima más fría
Para que me abraces buscando calor.
Y acabar el beso que medio drogados
Nos dimos ayer


El novio de Santi, después de diez años juntos, aún es capaz de cabrearse si habla de él como su pareja. Y mi ex se quejaba de que yo hiciera lo mismo a los cinco: ves, so tonta como siempre hay alguien con más capacidad de negación de la realidad que uno. El jueves quedamos los tres en Chueca. Santi es un tipo estupendo que se quedaba conmigo un lunes, un martes o un miércoles (o los tres días seguidos) hasta que se hacía de día por la parte de fuera de un bar de mi ciudad que no pintaba nada en mi ciudad. Había que llamar a una puerta, y el camarero nos abría a pesar de que nos conocía. Y digo “a pesar de” porque se sabía de memoria la vida y milagros de mi ex y del novio de Santi, que seguirá pegándole bastonazos en el asilo si se le ocurre calificarle como su pareja. Era una mala época. De esas en las que aprendes contabilidad. Lo que vale un amigo.
Santi tiene mucha gracia escribiendo. Recuerdo, recordamos, una noche en el periódico hasta las 3 de la mañana. Ante las miradas atónitas de todos esos redactores hasta los cojones, primero, y de los silbantes de la rotativa, después, sin poder parar de reirnos parimos un reportaje a cuatro manos “Cómo comportarse en...”. “Oye –me llamó otro compañero al día siguiente de que saliera- ¿cómo os han dejado publicar eso?” Bueno, pues por todos esos recuerdos y muchos más le he tratado de conseguir alguna colaboración por aquí y una entrevista con mi director (el único ser capaz de utilizar la palabra espeluchar para contar una historia de un vendedor de diamantes, un jeque y sus mujeres “que se pusieron a espeluchar sobre la alfombra”). Así que quedamos en Chueca y como no conseguí convencerle de que un botellón era lo más adecuado y lo más sano, le tuve que pedir 20 euritos para los pinchos. Desastre.
Justo antes de irnos a casa se me ocurrió proponer un sitio donde hubiera ligoteo y me llevaron al Hot, los muy cabrones. Me puso bastante nervioso y nunca me había pasado algo parecido. El caso es que había una mayoría de osos y gente con vaqueros y camisas de cuadros. Todos de pie, todos serios, un local lleno, porno gay en los televisores. Además, que nada más llegar me hicieron seguirles al cuarto oscuro. Una bromita inocente, jijiji, pero leches, no me pareció el lugar oportuno para convertirme en el melón de la melé.
Me decían que qué me esperaba de Chueca. Pues de Chueca me espero coger desprevenida a alguna de esas petardas más que petardas que pasean por allí en manada como si visitaran el zoológico. Dadme tiempo.

Llegué a las fiestas de mi pueblo el viernes a eso de las 2. Creo que a las 2,30 ya estaba borracho. Con la excusa de que los hago fatal, me fumé un porro con una jovencita (oh, oh, he dicho jovencita) que decía “mola” y “mazo” y “mola mazo” y que estaba buscando trabajo. Y no teníamos nada en común y a pesar de nuestra sonrisa franca y de que nos mirábamos y eso, acabamos aburriéndonos el uno del otro un poquito antes de la última calada. Esto debe de ser hacerse mayor. Por lo demás, abrazos largos, charlas etílicas con gente que no veía desde hace un año y a la que no veré hasta el próximo, y bailes frenéticos en la verbena.
En la verbena había una rubia de treintaypico, pelo corto, facciones duras, como de italiana, y un look japo-punk francamente anatópico en las fiestas de mi pueblo. Así que me acerqué para decírselo.
-Estás muy elegante.
-Lo que estoy es guapa.
-También.
-(Su amiga, que se acerca desde atrás como un velocirraptor) Tú eres hermano de ... y de ... ¿no? Es que sois iguales.
-Pues sí. Esto es como un pueblo –le digo a la rubia. Y la saco a bailar a lo loco. No sé si nuestros cuerpos están imantados o es que nos tambaleamos los dos y nos chocamos y nos pegamos y nos miramos de cerca y me la llevo detrás de la carpa y nos damos cuatro piquitos y nos damos uno con lengua y nos sonreímos y luego salimos corriendo cada uno en una dirección y no nos hablamos ni nos decimos nuestros nombres y los dos días siguientes cuando pasa junto a mí me aprieta la mano y yo la suya, pero no nos hablamos y no nos volveremos a ver y ella era distinta y yo sólo uno más, con la camisa zarrapastrosa de la peña y el pañuelo y el maldito botellín de cerveza en el bolsillo con el que me dormí para despertarme mojado y estropajoso.
Si terminase aquí el relato a lo mejor quedaba medio bien, pero bueno es que la noche siguió y fue muy larga y unas copas y unas horas después detecté que la gente que me abrazaba poco antes me aguantaba dos minutos antes de huir despavorida unos metros por delante de mis cánticos y mis rollos (que a saber sobre qué versaban, el superpoder de la memoria omnímoda no lo tengo). Y es que mis cogorzas tienen menos glamour que las de Chiquito de la Calzada.

Me desperté a eso de las cinco de la tarde en una hamaca de jardín situada entre las butacas de un cine que antes, desde el siglo XII, había sido un convento y un hospital. Al fondo, donde estuvo el altar mayor, la pantalla, y sobre mí, un techo abovedado. Sí, romántico para hacer un picado con fondo de violoines (¿eh, miguelito?), pero un poco desolador para mí, que tenía el frío en los huesos, en los huesos que me había dejado sobre la maldita tumbona, y que estaba calado por un líquido inidentificado hasta un rato después, y quería que me guillotinaran urgentemente. Dónde está mi cabeza, esta nauseabundez no es mi boca, quién es el cabrón que me ha encerrado aquí... Todas estas cosas me las planteaba, sí, pero a velocidad de una por cinco minutos, que mi mente no daba para más. Ya se me había vuelto a olvidar cómo eran las resacas de alcohol.
En cuanto me abrieron me fui directo a meter la cabeza bajo la fuente de la plaza. “Eh, soy yo, el chico el César, mirad hacia mis despojos”. Luego me dirigí a casa de la señora Patro, a dónde si no.
-Pero hijo, ¿cómo no has venido a la hora de comer? Estábamos todos, éramos dieciséis.
-...
-A que no has comido...
-...
-Anda, siéntate, que te caliento unos pocos de callos y unos filetes de choto.
-No, no, sólo un filete...
Me pone tres.
-Pero si son muy pequeños.
-No, no, sólo uno.
.Bueno, para uno solo no lo caliento.
-¿Te pico un tomatito?
Tenía diversas necesidades a las seis de la tarde de aquél día. Ninguna se acercaba remotamente a comer un tomatito.
-Fí.
¿Cómo decir que no a un vegetal preparado con tanto cariño?
-¿Y qué tal te va?, ¿sigues en el mismo sitio?
-Fí.
-Muy bien, ¿y ganas buen sueldo?
-Fí.
-Pues ten cuidado a ver si te lo va a llevar alguna.


Que el mundo se acaba,
Que el tiempo se agota,
Que lo que no hagamos ahora
No cuenta en la última hora.
Ven conmigo a la cima más fría
Y abrázame fuerte y dame calor,
Y acaba ese beso que medio drogados
Nos dimos ayer.
(de ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Los Fresones!!!!!!!!)

viernes, 27 de septiembre de 2002

Leyendo esta mañana el Bartleby de Vila Matas, me he acordado de que la frase que encabeza desde marzo este blog estaba mal atribuida. Creo que la confusión venía de un poema de Atxaga que habla de Cravan y Picabia. O no. No sé, no voy a enredar más, como dice Umbral en sus artículos cuando hace una cita literaria: será suya, pero no pienso levantarme a mirarlo. Y es que esto de frecuentar las citas está jodido, total, mejor no identificarlas y quedas como un rey. Al fin y al cabo lo que no es cita directa es indirecta, lo que no es tradición es plagio y el que no plagia no mama, frase esta última esquilmada a un poeta más o menos joven.
No entiendo cómo es posible que pillen a torpes como De Cuenca o Lucía Etxebarría. Más que nada será porque son unos vagos, plagiadores de un solo libro. Y encima se lo encargarán a alguien. Divina Pereza. Anda que no es fácil hacer unos textos de rechupete sacando un poco de aquí y otro poco de allá. Mira si no Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Preda. O lo mío. A escribir el del miércoles me ayudaron Rubén Darío, Miguel Hernández, Bernardo Atxaga, Baudelaire, Neruda y, evidentemente, Sabina. Más los que sí que cito. Exijo que se me coloque en la lista de blogs comunales y que la hormiga me haga un comentario de texto. ¡Eso! (que diría Zape).

Anoche vi Antes que anochezca (gran cagada de título sólo superado, tal vez, por el clásico porno Ensalada de verano con el pepino en la mano). Me quedo con una frase que pillé un poco fuera de contexto (llegué tarde, mi ordenador estaba juguetón y se reiniciaba solo). Decía algo así como que al principio de la revolución cubana hubo un conato de revolución sexual. Hasta que empezaron a encarcelar a los homosexuales. Lo que duelen son las oportunidades perdidas. Duele que cercenasen entre los unos y los otros (pero sobre todo entre los hunos) lo que se estaba cociendo en la II República. Pero escuece aún más cuando los que se cargan hermosas posibilidades son los mismos que debían defenderlas. Lo expliqué aquí con la última huelga general y se me entendió fatal, creo. Se están cargando el sindicalismo español, una obra de siglo y pico con sacrificios, muertos, encarcelados, sólo para obtener sus migajas. Y yo no voy a ayudarles.
Cuando estuvimos en Cuba se nos ocurrió ver un partido de pelota (beisbol). En las puertas se formaban unos jaleos tremendos, la gente intentaba colarse a empujones, a pesar de que la entrada sólo costaba un peso, seis pesetas. El fotógrafo se escurrió entre todos, el muy lagarto, pero yo, bastante más torpe, me quedé varado entre la multitud y las rejas, que me hicieron un bonito dibujo en la cara. Escojonándose desde dentro, a ese pedazo de artista no se le ocurrió otra cosa que sacar la cámara para inmortalizar mi cara aplastada y mi boca deformada pronunciando blasfemias. Entonces apareció Robocop, el típico poli cubano que odia al demonio corruptor capitalista. Resulta que por allí andaban las fuerzas de seguridad, intentando organizar ese caos, como en cualquier estadio del mundo. Y (esto ya lo sabíamos, aunque ahora ya no se nos olvida) nunca se deben sacar fotos de militares o polis, y menos en paises conflictivos. A no ser que busques jaleo, carretes confiscados o, con un poco de mala suerte, cámaras rotas.
Vale. De un lado tenemos a Robocop y del otro al fotógrafo haciéndome burla y con la cámara preparada, y a mí contra la reja, como un Garfield con ventosas, y llámandole puelco y cosas peores al capullín del de las fotos. Robocop se acerca y explica que las fuerzas del pueblo no están reprimiendo a la población, que sólo están garantizando su seguridad y que estamos tomando fotos para manipular y mentir. Cuando consigo entrar, la cámara ha sido confiscada y un sargento está soltándole algunas consignas revolucionarias al fotógrafo. En un aparte me dice que tiene la bolsa llena de carretes, y en el hotel el trabajo de toda la semana. No decimos que somos periodistas, sería peor. Además, como el viaje se organizó con prisas, como todos, sólo pedimos un visado de turistas. El marrón es considerable. Le anunció al artista que me he vuelto a dejar el pasaporte nosedonde y que me voy a mantener a una prudente distancia. "¡Pero serás gilipollas!" Nos llevan escoltados por todo el estadio para ver a un jefazo. A mí no me piden el pasaporte. Robocop me pega un empujón cada vez que me paro para dejar pasar a alguien.Le haría una crítica constructiva sobre su persona, sus modales, su bigotillo y sus putas consignas, pero me muerdo la lengua. El reportaje es sagrado y hay que intentar salvar el culo y los carretes. El fotógrafo le cuenta al oficial que no ha llegado a sacar la foto. Robocop dice textualmente que somos unos mentirosos y que él ha oído perfectamente el click de varias fotos. Lo repite unas cuantas veces. El fotógrafo les ofrece el carrete para que lo comprueben. Como el turista es sagrado, lo aceptan. Todo el mundo menos el superpoli nos da la mano con una sonrisa y nos vamos. Nos han quitado un carrete con una foto de un puerco asado, porque era cierto que mi compañero no había hecho ninguna otra. Nos han prohibido hacer fotos del estadio, pero nos subimos a la grada y, disimuladamente, click click.
A lo que voy es a que tienen a los cubanos aterrados y despistados con tanta consigna. A veces les ves que no saben qué deben decir sobre cualquier tema (¿cuál será la opinión oficial?) ¿Es posible que un pueblo tan culto, con tanto licenciado (todos los jóvenes) no proteste, no intente cambiar nada, por mucha ideología que les metan en la universidad? Es el hambre. Cuando les he oído criticar a Fidel me ha dado la impresión de que lo hacían por lo mismo que todo lo demás, para ganarse mi simpatía y sacar unos dólares.
Y lo que más duele es que había tanta energía y tantas posibilidades, tantas ideas válidas flotando cuando Fidel bajó de Sierra Maestra. Un sueño hecho pedazos, un pueblo tan hermoso doblegado, sin posibilidad de respirar, con consignas para cada uno de sus actos y sus pensamientos. Y todo ¿para qué? Unicamente para que una oligarquía mantuviera el poder. Un poder absoluto que ahora quieren que herede el hermano de Fidel.
De Pinochet duele la dictadura y toda la sangre que conllevó y las manos quebradas de Victor Jara, pero no duele que traicionase su ideal católico y capitalista desde dentro. Eso me la suda. Y además, que menudo problema. Para el relevo hay decenas de países sin dictadura militar que sólo le ponen los cuernos al capitalismo y a la iglesia (la que sea) por exigencias del guión y un ratito corto (¡Forza Italia!). En cambio Castro nos hizo perder una brillante oportunidad a todos. Y sólo por la estúpida ambición de unos pocos. Qué desperdicio.
Las utopías sólo se pueden destruir desde dentro. Ellos son los más peligrosos.

miércoles, 25 de septiembre de 2002

Habrá que reconocerlo, porque si no esto se va al carajo. Estoy con una pájara como la de Indurain en Las Ventas. Lo que pasa es que cuando empecé este diario me propuse no recitar nunca laprincesaestátristequétendrálaprincesa, porque vi que por ahí lo hacían mucho y era un rollo. Pero es que si no cuento esto no puedo contar nada, y no me voy a pasar el mes rellenando este espacio tan visitado por el club de fans de Isabel Gemio con historietas del abuelo Cebolleta, que luego me dicen que paso de mis lectores.
Tengo una pájara sin instrumento y sin objeto. El otro día hablaba con Anita y se lo contaba. Cuando me dejó mi ex la peluquera, instalándome para siempre en una querencia irracional por cualquier mujer con unas tijeras en la mano, Ana me dijo que siempre que me entraran ganas de llamar a esa chica tan mala la llamase a ella. Y desde entonces siempre que estoy con el moco a las puertas marco el número de Anita y hablamos de cualquier cosa. El otro día le contaba algunos de mis problemas y ella daba en el clavo como siempre. Es un cielo. Sigo pensando que cada vez que entra en cualquier parte se enciende una luz y una estufita y todos estamos mejor y somos más buenos y más guapos. "¿Dinero? Pero eso no es un problema ¿no?" Claro, es justo lo que llevaba pensando un par de días, que de la muerte pabajo son todos problemas menores. Pero, chico, no sé, creo que se han acumulado unos cuantos y eso debe de ser lo que me pasa. Por una parte, como no podía ser de otra manera, mis tarjetas han sufrido una extraña parálisis. Total, que debo al banco 2.200 euritos. Luego, en el trabajo están todos contra mí, me lanzan puyas continuamente y no quieren mandarme de viaje. "Bueno, lo de Polonia lo voy a poner para finales de octubre, que es cuando me viene bien". Redactor jefe: "No, no, qué tú no vas a ir". "Hombre, pero si justo aquí me viene bien". "Qué no, que tú no vas". "Pero si es justo después del cierre, además es que me pega muchísimo este viaje, ver la casa del Papa y eso". "Qué no, que tú no vas". "Pero si es justo después del cierre, que no hay nada que hacer". "Ya, pero luego viene el otro cierre y se junta todo". "Pero..." En fin, que la técnica "papá, dame veinte duros dame veinte duros dame veinte duros" está funcionando fatal. Luego está eso de los sutiles reproches a mi rendimiento laboral ("Qué suerte fulanita, que sólo viene un rato por la mañana", "bueno, hay otros que vienen más horas y trabajan menos") a mis horarios ("la reunión es a las diez", "ah, vale", "a las diez EN PUNTO –con mayúsculas–", "ah, vale" o al verme aparecer a eso de la una y media "¡buenos días! qué tal has dormido". Son malvados, con lo mal que había dormido) o a mi velocidad ("pues si quieres haz tú lo de Murcia –ofrezco yo– que es un marrón", "yo encantado, si puedo tardar un mes..."). En fin, horrible. Además me quitan mi despacho y me llevan a otra planta. "El que peor lo va a pasar es VyF, que es... ¿cómo has dicho que eras?", "¡SOCIOPATA!". Un año entero aquí al fondo, mirando a la ayudante del dentista en la ventana del fondo, retirado del mundo en este amplio rincón de luz y de color, y ahora estaré emparedado al norte y al sur por mis compañeros y al este y al oeste por una revista masculina y otra femenina. Algo se va a romper, crack, en mi corazón. Eso por no contar con que no sé cuando voy a poder escribir aquí.
Y además está lo del piso, que tengo que buscar otro que cueste la mitad para empezar a animar a mi cuenta corriente, que esa sí que está depre, (¿a alguien le sobra una habitación para un sociópata?) y que cris pasa de mí ampliamente, y que se me ha vuelto a perder el móvil y no puedo hacer llamadas anónimas de madrugada a toda esa gente a la que odio (con lo que desahoga eso) y que tengo una pinta infame. Antes era que me parecía a Lorca o a Mario Conde o a un pijo en las regatas. Ahora gente bien diferente asegura que tengo el mismo pelo que Tamariz. Bueno, pues no será tan malo. A Tamariz le gusta.
Y menos mal que lloro. Voy a ver a mi abuela y vuelvo la cara para que no me vea llorando. Hablo con cris y lloro. Miro como se columpia mi sobrina Carolina y lloro. Termina El mismo amor, la misma lluvia y todo el mundo en el cine gira la cabeza hacia mí, el bicho de los ojos rojos, para ver quién era la llorona que moqueaba hasta en las escenas de risas. Salgo del cine ya sin pañuelos, así que (esta escena es repugnante, si me quieres sáltatela) me sorbo los mocos hasta que no puedo más y escupo. Miro al frente y allí, en una parada de bus está la chica que más se parece a la de mis sueños, la que estaba deseando salvarme o, cuando menos, echarme un polvazo terapeútico, mirándome, considerándome, como Ariadna Gil en El columpio, hasta que me porté como un puerco.
No puedo negar que todo lo veo marrón caca. Así que, como es una pájara larga e indefinida, indago, a ver de donde viene. La vuelta de unas vacaciones que se parecieron un poquito al paraíso. En Cádiz me pasé una semana de sexo, scooter, playas nudistas, cañitas, tebeos, buena vida. En la capital dormí una noche en la terraza de un caserón histórico y otra en un banco frente al mar, con los otros indigentes. Hacía tiempo que no me despertaba tan libre y poderoso. Y ahora sé más o menos lo que voy a hacer muchos de los días de los próximos meses. Sé que eso es bueno para mí y que no tengo que cagarla, como siempre. Pero mi alma de vagabundo, la pobre, no sé si lo va a soportar.
Vengo ahora de la presentación de un libro sobre Alaska. "He perdido preocupantemente la memoria, y no es un eufemismo". Claro que no es un eufemismo, es una afirmación, pero la muy desmemoriada no se acuerda. Ay, las pastis y la memoria. Cómo duele no recordar un poema de Neruda, no encontrar esa palabra. Así que lo dejo, aunque ya he aprendido de sobra que eso no se anuncia, se hace. Además, que no imaginais cómo me siento de canalla cuando pienso en la de veces que se lo he ofrecido a mis amigos. Fue tan triste la última noche ver así a Jorge y a Javi... ¿Y a mí? A mí no se me nota. Dice Miguelito que nunca salgo del todo de la realidad, otra pista importante sobre cómo funciono. Pero soy el peor, el que nunca tiene suficiente. Y ese es otro problemita rondando por aquí. Sobre todo, que siempre he hecho muchas estupideces, pero antes las disfrutaba, las recordaba, las hacía yo. Ahora no. ya veremos.
Y por último, internet también está contra mí. Me estaba pareciendo un territorio hóstil gracias a un par de cosas que me pasaron hace poco y a todas las demás que me imagino. Paranoia bendita, mi hermana, mi compañera. Menos mal que nos conocemos.

Y este soy yo, el de entonces, que ya no soy el mismo. O sí. No sé.
Para lo del talento y la diversión podeis probar por aquí. Y para el amor en flor, aquí (qué gran pérdida, snif). A bob no le recomiendo que está peor que yo.
En estos casos, solía esconderme del mundo una temporadita. Ahora no sé. A veces dura un día o a veces un invierno, como el amor eterno.