viernes, 11 de abril de 2003

CHICO AFORTUNADO
pensé: no quiero nada más que apoyarme en el balcón con la cerveza mientras ella se envuelve en una manta para ir al baño, recibirla con una sonrisa y un beso cuando vuelve con la manta convertida en un vestido sin hombros, con un corte perfecto, con sus brazos pecosos al aire, con la mirada baja y brillante, pensé, no quiero más que este momento, quiero Madrid, quiero a ella, todo es perfecto, mi vida está donde tenía que estar, he elegido todos los caminos correctos, todos los que me traían hasta aquí
pensé: nadie se mueve así, nadie, nadie se entrega con esa timidez, nadie me hubiera relajado con esa dulzura para que no vuelva a pasarme eso que te juro que nunca me pasa, nadie lo hubiera conseguido
pensé: llevo todo el día con Elisa en la cabeza, no, llevo toda la semana ¿y si me estoy enredando?
pensé: la quiero, pero no sé hasta dónde, no quiero saberlo no quiero medirlo, no quiero complicar las cosas sencillas
pensé: me encanta que me lo cuente todo, quiero saberlo, quiero que ella lo sepa, quiero que no nos mintamos, que la amistad sea lo que salvemos primero de cualquier incendio e incluso de una buena inundación, quiero que tenga su vida, quiero tener la mía, quiero que sólo nos juntemos para los buenos momentos ¿por qué no? quiero ser su amante, pero hoy no me ha gustado imaginármela con otro.

Coincidí con Elisa una mañana tonta valladolorana en casa de fer. La típica sesión cinéfila, al menos no eran las tres partes del Padrino ni Jesucristo Superstar esta vez. Elisa me gusta, nos gusta a todos, cada vez que la veo aparecer es como si se alzase un telón, siempre me sorprende, nunca la recordaba tan guapa. No lo sabe, ni lo sabrá nunca, que uno ya es perro viejo como para andar hablando de sus puntos débiles, pero me tiemblan un poco las rodillas cuando surge y no puedo dejar de mirarla y tengo la sensación de que estoy quedando como un tonto, y me pregunto qué habré hecho de bueno para merecer sus besos.
Las cosas empezaron con algunos roces que se convirtieron en caricias que se convirtieron en besos. Los más viejos del lugar recordarán mi miedo a los latidos de mi propio corazón. Aquélla noche pensé que se me escapaba, podía oirlo más que sentirlo, no se si estaba más excitado, nervioso, incrédulo o desconfiado. No me fiaba de mi mismo. Dos gatillazos con Silvia en mis dos últimas escenas de cama, escenas de serie B por mi parte, me habían dejado más tocado de lo que suponía. Quería acostarme con ella, quería dormir con ella, pero no sé, quizás sólo quería cariño, quizás me aterraba fallar justo esa noche, justo con Elisa. Fue ella la que me propuso dormir en su casa.
El camino hasta su cama no acabó con mis miedos. Ella se apartaba un poco, quería y no quería, demasiados amigos comunes, demasiada confianza como para que se olvidara de repente, como para que mis dedos recorriendo su eje desde atrás se convirtieran en unos dedos sin cara, como para que ante un "sabes muy bien" no recordara que hace unas horas yo era un amigo que le decía otras cosas con otro tono, con otra sonrisa. Todo tenía que salir regular, por fuerza. Pero nos teníamos el uno al otro, desnudos en una cama, justo dónde queríamos estar. Y ella me quitaba la manta y me abrazaba con fuerza y su voz me sonaba como una sinfonía, como un soneto en alejandrinos y no podía despegarme de su lado y sus besos eran cascadas, riachuelos, olas y mareas propicias, porque me estaba meando. La había conseguido sonsacar su punto débil, el hueco posterior en el cuello, y mis manos la recorrieron de espaldas mientras se lo besaba, y ella pensaba "me gustaría que me hiciera el amor, así, ahora", y a mí me hubiera gustado tanto oírselo pronunciar, porque no sabía, no estaba seguro, a ratos la sentía lejos, Aún no la conocía. Pensé: eres un chico afortunado, deja de pensar, acaricia su cuerpo desnudo.
NB: algunos de los datos de situación de este post son MENTIRA, porque me pidieron que los falsease para proteger la identidad de la prota. Y sus deseos son órdenes a punta de pistola y a mí me gusta hacer como que soy un caballero.

martes, 8 de abril de 2003

Bolero (para Jaime Gil de Biedma):

A ti te ocurre algo
yo entiendo de estas cosas
hablas a cada rato
de gente ya olvidada
de calles lejanísimas
con farolas a gas
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías
cantas horriblemente
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar
a pensar a pensar
y eso no es bueno nunca
porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin collar.

jose agustin goytisolo
Que no me vendan más nada, que hoy no compro. Que no me toreen, que no me cuenten cuentos, que no me engaño. Que me echen 269 veces, a mí por todos. Que me vaya al desierto a fabricar oasis, para que mi soledad y mis lágrimas sirvan de algo.
Este diario, con sólo dos entradas, me tiene boquiabierto. Se le quitan a uno las ganas de seguir escribiendo.

sábado, 5 de abril de 2003

Jose viene del pueblo y salimos un rato. El Babia está lleno de chicas imposibles. Sobre todo una, morena, exótica, con un niki rojo, baila como el demonio. La contemplo un par de veces, aparta la mirada, aparto la mirada. Quiero ser un objeto de consumo sexual, pero no lo soy. Hablamos, bebemos. Bailar es hoy algo excepcional que me apetece del mismo modo en que se lo pide el cuerpo al público de Maria Jesús y su acordeón en el bar de la playa de Levante de Benidorm. La chica de rojo aparta la mirada, se ríe con su amiga. Jose parece más comedido que de costumbre, habla de drogas sin hipérboles ni anatemas, escucha cuando le digo que con tanta mini bronca se está preparando para enfadarse con todos, que a lo mejor el problema está en él. Mientras salimos, me grita que me va a decir algo, pero que no sabe como explicarlo sin que me enfade. El atasco me planta justo detrás de la morena. Me mira de reojo y se reclina del todo contra mí. Jose me dice: "mira, a mí me parece muy bien, cada uno puede hacer lo que quiera, tu amigo Santi me parece un tío de puta madre... -miro con extrañeza ¿de qué va esto? La morena baila apoyada sobre mí- ...pero eso no quiere decir que ser homosexual sea lo normal". Quisiera decir algo, pero estoy tan asombrado como paralizado, pero, no os lo vais a creer, mi timidez no me deja. "Mira Jose, a mí no me hables de lo que es normal, yo soy mu rarito".

Hoy voy a una comida. Presentan un libro, y por primera vez en mucho tiempo, me siento cómodo, a pesar de mi barba de tres días y mi camiseta guarrona. A mi derecha se sienta el editor. Hablamos de aventuras en África, hasta yo intervengo, el vino está riquín, me da su tarjeta para que le llame por lo del reportaje. Le digo que le llamaré para hablar de mi novela. La gente se me queda mirando. Qué vergüenza da lo de decir que eres escritor.

Crispi recibe un mail en el que le pregunto si era ella la residente esquizofrénica que se ha cargado a nosecuantos y me contesta que qué alegría oirme aunque sea por casos extraños, que todavía no se ha vuelto majareta del todo, que quiere saber qué vueltas ha dado mi vida, que espera que todo me vaya muy bien, que un beso.

Hace mucho que burbuja no me pide un poema. No sé nada de burbuja, cada vez menos. Seguro que está bien.

Betty me cuenta que me iba a invitar a comer, pero que estaba reunido cuando ha llamado. Está sola en casa y le propongo una fiesta de pijamas. Claro que Betty no usa pijama. Pues por eso. Me recuerda que prometí contarla un cuento. Le garantizó que se lo contaré, y que le remeteré las sábanas. Dice que eso no, que le da vergüenza, digo que eso es las primeras veces.

Hablo con la maquetadora, la rubia, por segunda vez desde que la conocí el miércoles. Creo que ha sido hora y media de estar pegados al teléfono, con muchas muchas risas, pero sin una insinuación ni un tonteo. Trabajo, opiniones sobre el periodismo en general, opiniones sobre lo nuestro en particular, trayectoria profesional, historias sobre pisos y la vida en Madrid, y planes de futuro. Planeamos montar desde Cádiz una revista para el sector de las funerarias. Ya existe una que trata temas como "los muertos en el cine" o "especial Drácula", y que en su publicidad ofrece urnas para guardar cenizas con forma de libros: el Quijote, Hamlet. Puede uno hacerse una biblioteca estupenda a medida que vaya cayendo la familia. Me cuenta que vive a la vuelta de la esquina, le cuento que voy a cenar solo en el VIPS. A las doce y cinco, hora y media pegados al teléfono, ni una insinuación, ni un tonteo, a los dos nos cuesta colgar, y, cuando lo hacemos, nos quedamos con una dulce sensación de vacío, de silencio amplificado, de ganas de más.

Me llama mi concuñada, que tiene miedo, que me vaya a dormir a su casa o se viene a la mía. Me voy.
Pero antes llamo a Rafa. Me cuenta su último proyecto sobre el libro que tenemos que escribir. Me dice que me vaya a Sevilla, que tiene ganas de verme. Me vuelve a recordar nuestra vida en Londres, me cuenta que Paco todavía no tiene muy buen concepto de mí por la hucha de pences que le robé para invitar a todos a chocolatinas ("sí, era un poco Robin Hood"), me dice que tenemos que volver a hacer un diario como el de Salamanca, que le quiere comprar la casa a su abuela la de allí por el valor sentimental, que me vaya a Sevilla, que me quiere mucho, que eme spere un momento que si no le quitan la raya. "No me digas eso, so cabrón". Me metería dos mil rayas. Y eso que tampoco es que me guste mucho la coca. Pero todo está bien, y las cosas tienen un cauce y lo van buscando y al final lo encuentran, como los ríos cortados y los ríos despistados, que no existen, y los días me dan paz ahora y me metería dos mil rayas.

martes, 1 de abril de 2003

DÍA 2 (adios al celibato y la abstinencia, si ya lo sabía yo, la implacable ley de murphy...)

Al carajo el plan la misma noche del DÍA 1. Mejor que deje de fumar.

lunes, 31 de marzo de 2003

DIA 1 (qué difícil es esto, casi que prefiero dejar de fumar)

Cojo el bus en Segovia, medio dormido. Justo en mi campo de visión, a mis 10, se sienta una moza que lo primero que hace es inclinarse para que se le salga el tanga verde con dibujo de piel de cocodrilo por encima del vaquero. Lo segundo dejar la cazadora arriba estirando los brazos y apuntándome con dos imposibles pepinos Tomahawk del 110 debajo de una camiseta blanca que debe de ser la oficial de Miss Camiseta Mojada, por lo tenue. Vale, no me lo van a poner fácil, pero resistiré, aunque a esa veinteañera le sobresalgan un cuerpo por delante de su cuerpo en mi punto de mira. Por lo que se ve, no resisto mucho, porque enseguida se tapa un poco con el brazo, yo ni sabía que estaba mirando, es lo que tiene la enfermedad esa mía, la senofilia, que la mirada me la dirige mi mente enferma, no yo, y ni me entero. Pero eso, que se tape.
Llego al trabajo y mi compañera se está encendiendo un cigarro a escondidas. Le aparto la mano, y ¡sí! ¡tiene mi mechero recuerdo de Segovia, euro y medio, con una foto del acueducto! ¡el mismo que negaba ofendidísima que me hubiera robado! Por supuesto ni se disculpa ni nada, dice que es falso que ella negase que lo tenía. Ay, dios mío, hasta dónde llega la maldad femenina. Por si fuera poco, cuando voy a por mi cocacola del desayuno me pone la zancadilla. Pues a mí me parece bien, porque todo esto me reafirma en mis propósitos.
Pero llega Noe, y estoy a punto de caer. Como dice que se está cogiendo una gripe le sueno la nariz con una manopla Nike para el horno que me han regalado (es para la casa, compis). Me mira con odio. Muy bien, muy bien, esas tenemos, pues mejor para mi proyecto.
Salgo a comer, y en mi campo de visión, a mis dos, se sienta una tipa con alzas y una talla 120 metida en un camiseta elástica ¡roja! Se sostienen wondermagicamente, supongo. Es una mala comida, para qué negarlo, nadie dijo que fuera fácil, ellas se saben todos los trucos. Y sin embargo, consigo concentrarme lo suficiente para leerme un artículo de Vargas Llosa y otro de Chomsky, cosa que no recuerdo haber hecho nunca. Aún así, mis ojos no responden, y me trago toda su conversación absurda y podría describir su perímetro y sus vértices de memoria, mientras ella y su amigo le intentan colocar una venta de cosméticos a una peluquera renuente.
Ana, de la revista de abajo, me habla sentada. Me habla su escote. Malditas, tienen más trampas que una peli de chinos.
No voy a volver a mirar a una mujer jamás. Se acabó. Me chupan demasiada vida, demasiado tiempo, demasiada energía. Vida, tiempo y energía despilfarrados que podría utilizar para... para... bueno, aunque fuera para nada. Como le decía a mi amigo Jorge el otro día “prefiero tirar los conguitos antes que darte uno solo a ti, so cabrón”. Y los echaba por la ventanilla.

domingo, 30 de marzo de 2003

A veces siento una envidia dolorosa por las vidas de los desconocidos.
A veces me gustaría pertenecer a algo, a cualquier grupo.
A veces no consigo explicarme esta existencia de francotirador.
Sucede que me canso de ser hombre.
Conversación completa (ayer, 4 AM)

VirginMaryFlashing dice:
ya has vuelto de farra?
virgenyfurioso dice:
jarl
virgenyfurioso dice:
pues menuda farra
virgenyfurioso dice:
me he quedado dormido a las doce en mi fiesta de cumpleaños
VirginMaryFlashing dice:
ahm era hoy?
virgenyfurioso dice:
hoy era la de valladolor
VirginMaryFlashing dice:
sí sí sí
virgenyfurioso dice:
joer qué camiseta más fea me han regalado
VirginMaryFlashing dice:
vale vale
virgenyfurioso dice:
para los 30 cumpleaños de mis treinta amigos va a poner dinero su padre el año que viene
VirginMaryFlashing dice:
o Perry
virgenyfurioso dice:
menudos cabrones, ni buscándola la encuentran tan fea, han tenido suerte

si es lo que yo digo siempre: conmigo nada de preguntas retóricas, si me saludas con un qué tal, corres el riesgo de que te recite mi historial médico.

sábado, 29 de marzo de 2003

Se acaba mi vida segoviana, ver el acueducto desde el balcón, contarle un cuento a Carolina antes de dormir, hacerle cosquillas a Candelilla y que la ropa aparezca mágicamente limpia y planchada por las noches. La última vez que me quedo de canguro, todo está en calma cuando llego. Malinka, la búlgara, me dice, con su acento de la Gestapo, que las niñas estánn acostadas y que tiene que irrse a cuidar a suss niñoss. Me acerco a darle las buenas noches a Caro, que está con la luz encendida, se cuelga de mi cuello y me empieza a dar besos y besos, me llama con ese nombre que sólo usa ella y con ese tonillo zalamero y astuto (¿cosa de familia?). Le regalo la mochila-fresa de la Gata Ruiz, como la llama ella, y le pregunto que qué ha hecho durante el día. “Me levantó mamá, desayuné, me puse el vestido, fuimos al cole... aprendímos la canción de... ¿te la canto?, mi amiga y yo le hemos organizado una fiesta a la profe -¿es su cumpleños? No, es que se nos ha ocurrido (pero bueno, organizando fiestas con cinco años, ¿a quién habrá salido?)-, ¿te leo la invitación que le he escrito? –y me la lee, sílaba por sílaba y volviendo al principio cada vez que se equivoca-... me puse la brillantina que me regalaste tú, ¡guapísima!,... (quince minutos después) ...y luego me ha dejado Malinka aquí”. Ah muy bien, Carolina, pues nada que me voy a cenar. Nononono, leeme un cuento. Y se cuelga. Que tengo mucho hambre... No le importa, quiere cuento, le leo el cuento. Notevayas notevayas. Hala, nena, a dormir. No apagues la luz del pasiiiillo. Vaale.
Me acerco como un náufrago al frigo, y, como siempre, no hay nada preparado. A ver, fuet, queso de cabra, salñchichas crudas y mostaza, ya está el menú... Oli llorando. Cuando llego no hay manera de calmarla, así que despierta a la otra. Se levanta Carolina. Déjame a mí que tengo muy buena mano –me dice literalmente. La dejo, y es un desastre, ya no paran de llorar. Me dice que las levante, porque si siguen llorando así se van a poner a vomitar. Y le hago caso, claro, cómo no voy a hacer caso a una niña de cinco años. Las llevo al salón y ya es la debacle. Si se calla una, cojo a la otra y entonces se pone celosa la primera y vuelve a llorar. Tiran el chupete, gritan hasta congestionarse, las dejo en la trona, en el parque, en el takatá. Nada que hacer. Al final empiezo a cantar y bailar una mezcla de jota y bacalao por toda la habitación, y, prodigiosamente, se calman. Me miran con la boca abierta. Pero Carolina se levanta y dice que nos callemos, que a ver si se va tener que ir a dormir al garaje o al portal. Vaya. Me muero de hambre, pero cada vez que voy a la cocina lloran. Al final me traigo las cosas al salón y se me cae la botella de cocacola que da varios botes y rueda estrepitosamente. Las niñas siguen tirando al suelo todo lo que les doy para que se entretengan, así que les ofrezco los juguetes de diez en diez para que tarden más en lanzarlos debajo de los muebles (puntería, las jodías). Lloran y lloran. Llama mi cuñada para ver qué tal. Pues como siempre, fatal, con su madre se duermen, pero conmigo... Que ahora viene. Pero debe de ser la una, y yo la voy a palmar entre el hambre y el estrés. Las siento conmigo en el sofá, esta vez no se me van a caer. Comeré con una mano y no las perderé de vista. Me pongo de pie y abro la cocacola de un golpe. Empieza a salir a presión y lo empapa todo, los muebles, la alfombra mi cara, mi ropa... Las niñas y yo nos quedamos quietos, mirándonos con la boca abierta. Joder, joder... Estoy chorreando sobre la alfombra, así que me quito la ropa y la voy lanzando en un rincón, la camiseta se me enreda entre el cabezón y el brazo y oigo un crock! Candela se ha tirado en plancha. Y llora. Berrea. Mientras doy vueltas por la habitación en calzoncillos y acojonao, mientras me empapa el hombro con sus lágrimas, pobre pobre pobre, veo con claridad meridiana que este va a ser el momento que elija mi cuñada para entrar por la puerta.

lunes, 24 de marzo de 2003

GENEALOGÍA DEL TROLL
Los trolls eran críos que se metían en los grupos de noticias, se aburrían de discusiones que no entendían sobre política, cine, literatura, y se buscaban un nick como DR MENGELE o EL_PUTO_AMO (siempre en mayúsculas) e insultaban a todo el mundo (con mucha risotada tal que así: HAHAHAHAHAHA) o proclamaban la supremacía de la raza aria y aseguraban que nos iban a exterminar a todos. Su blanco predilecto eran los que más publicaban en esa especie de tablones de anuncios semi cultos que eran los grupos y que no sé si siguen existiendo. La idea es que la tontería sin sentido (siempre en mayúsculas y con más faltas de ortografía que palabras bien escritas, que hace falta mala puntería) tuviese la mayor repercusión con el mínimo esfuerzo. A veces los atacados eran tipos serios con el sentido del humor justito para reirse de un chiste en el que salían Franco, Aznar y Felipe González, y a los pobres se les veía púrpuras cuando negaban que ellos fueran maricones (aunque no tenían nada en contra), como afirmaba el troll con muchas exclamaciones. Los trolls posteaban (¿se usaba ya este barbarismo?) a la vez en varios grupos, con lo que enseguida salía alguien de religion.humanidades.es diciéndoles a los de politica.soc que hicieran el favor de no liarles a ellos y que se quedasen con sus trolls en casita. Los otros les contestaban ofendidos durante varios mensajes. Además, siempre había quien escribía para pedir que se ignorase al troll, que lo que les gusta a los trolls es que les hagan caso, que si les contestan siguen y si no, se terminan cansando. Luego había alguien que decía que no pusieran mensajes pidiendo que no se les respondiera, porque eso era contestarles y polucionaba y gastaba tiempo de conexión también. Y luego estaba yo, que invariablemente pedía que no se pusieran mensajes a los que contestaban a los que contestaban a los trolls, je. Y es que, no os lo vais a creer, pipiolos, pero, antes, la conexión era lentísima hasta niveles desesperantes, no había tarifa plana y timofónica nos exprimía por cada segundo de red, con facturas que podían llegar a 50.000 pesetas si te conectabas unas horitas más o menos a diario. Todo para juntar un dinerito para que el bueno de Villalonga se comprara una mansión en Miami en la que disfrutar de sus dos mil milloncejos en stock options, todo por un sueño.
Así que quedábamos en que no había que hacer caso a los trolls, que polucionaban y a la quinta tontería aburrían, porque no solían tener nada interesante que decir, los pobres, a su edad yo tampoco. Así que yo tengo mi propio troll, y debería ignorarle, pero es que tiene razón fire, que el chico es mi mejor lector, y yo a los lectores lo que sea, o sea, por poner un ejemplo, que les apetece sexo, pues sexo, aunque ya veo que no os apetece, moninas. En fin, que está enamorado de mí, es la conclusión a la que llegué junto con el enemigo público número uno (qué tipo más malo ese fire, se mete con la masa, con lo que nos gusta ser masa por aquí y vocear y romper cosas e insultar a la autoridad y al clero amparados en el anonimato y el megáfono, que aunque distorsiona la voz te convierte en un blanco perfecto, en fin, ¿pero qué tendrá de malo eso?). Lo cierto es que lo que dice no me lo he leído muy bien, así que no sé cuál era la acusación concreta, pero bueno, he releído todo lo de cris y además de acordarme de las cosas, pues como que me he gustado :), así que: gracias fan. Como recompensa te dedico un post, que supongo que es algo que te animará a seguir adelante publicando todas esas historias dadaistas. Hasta que te aburras, supongo, y vuelvas a dedicarte a meterte el dedo en la nariz o esas otras actividades tuyas. Y es que los jóvenes necesitan reconocimiento, alguna palabra amable para no desfallecer, ¡ánimo!
Había una chica por ahí que tenía su propia insultadora, la pobre, pero creo que soy el único que tiene un troll que pone un blog después de que se le censure, hace amiguitos y se inventa toda una historieta (ay, con lo fácil que sería hacerla creible, que desastre de sistema educativo, de verdad, que generación nos está dejando...). Así que, una vez más, me siento como superimportante, je.
Los que me preocupan más son los demás. Bueno, puede ser que el medio sea el mensaje, y que confiéis en la bondad intrínseca de los blogs, pero en fin en este caso el medio es una mierda y el mensaje otra mierda, así que no entiendo muy bien la preocupación (por segunda vez).
Y por cierto, bob, que creo que también te va a meter a ti en el ajo, que creo que te llama la mamarracha. ¿¡Mamarracha tú!? ¡a dónde vamos a llegar!
Y venga, como coda para los nuevecitos, para los que llegaron tarde, para los que no se enteraron de la otra:
a) sigo sin haber estado nunca con una niña de catorce (ni siquiera cuando tenía quince, que ya es triste)
b) sigo sin haber estado nunca en Sevilla
Y por lo tanto, b1) tampoco fui yo el del Arny.

viernes, 21 de marzo de 2003

LLAMAMIENTOS

Me voy a Benidorm. Que alguien me saque del hotel, porfa porfa porfa. ¿No hay nadie por allí?

Betty: nunca nunca nunca te vuelvas a poner taconazos cuando quedes conmigo. Estás avisá.
Sé que nos quería a todos, que éramos su proyecto, su vida, su mundo. Que le salió bien. Pero creo también que, como todo amor, tenía sus matices. Y que sí salía sólo conmigo al balcón a ver el atardecer sobre la ciudad, las luces de faro de las habitaciones nocturnas, cada una con una historia, extendiéndose a los pies del séptimo piso, era porque sólo yo solía hacerlo. Y que si me hacía algunas confidencias y me dejaba ser como era y vino a mi habitación tras mis rebeliones sin sentido dos de las tres veces que la vi llorar, y me mostraba su fragilidad sólo a mí, era también un poco por las cosas más nobles que hacía yo. Porque entendía la alianza mundial de madres cuando me explicaba que cuidaba a los hijos de las demás porque esperaba que otra madre hiciera lo mismo conmigo cuando estuviera lejos. Porque, como absurdo delegado de COU, forcé unas horas sin clase para que pudiéramos acudir a la manifestación contra la matanza de irakíes, ante la oposición cínicamente escéptica de los jesuitas. Porque con 17 años me congestionaba al tener que explicar cosas tan básicas como que nada justifica el asesinato de un niño. Porque escribí el poema con el que mi hermano pequeño ganó el premio del cole asociando mi rechazo a la guerra a la aberración del dolor de una madre. También por eso.
Yo me tomo estos bombardeos como algo personal, hijos de puta.

jueves, 20 de marzo de 2003

Paradojas. La historia de S.
La historia de S empieza cuando salí del Palace (ver 7 de febrero) y me fui a una fiesta cubana. Allí había quedado con S2 en lo que parecía una cita galante. Lo parecía hasta que su amiga S3 (bueno, por seguir haciendo eses, porque no sé cómo se llamaba) me contó que hoy se había enterado de que estaba embarazada. Por eso estaba tan contenta, por eso había dejado de fumar y de beber ese día. Y no porque se alegrara de verme y hubiera decidido estar sobria durante todo el proceso de seducción. Ejem. Luego había quedado con S. Nada más verme me besó en la boca. Un beso en la boca no compromete a nada, pero suele ser prologo de algún lío del que no vas a saber salir. Matemático. Fue la noche aquella en la que nevó un ratito, justo en lo que cambiabamos de bar.
Para el siguiente nos besamos más.
Se fueron todos, y S3 se quedó con S y conmigo, a cuál más pedo. Bueno, ganaba S3. La dejamos hablando con nosequien y nos fuimos a una esquina de la barra, hasta que la camarera se acercó a decirnos que nos controláramosun poquito, que había una cámara encima de nosotros y habían bajado a darle un toque. Era divertido, pero yo estaba empezando a tener remordimientos. Estaba tan enamorado de burbuja. Sin esperanza, además, que parece que es más amor el amor sin esperanza.
Así que cuando S se fue al baño yo abracé a S3. Cuando volvió, estabamos acariciándonos la espalda y mirándonos a los ojos. Vi la cara de cabreo de S y pensé que ahí se acababa todo. S3 dijo "qué majo es este chico" y S sonrió y contestó: "sí, yo le quiero un montón". Para las despedidas, mientras S hablaba con unos mexicanos que nos encontramos en la calle, S3 me contaba lo bien que le había caído y yo le di mi teléfono. "Si quieres, podemos quedar este fin de semana". Sonreímos.
Al día siguiente me llamó S2 para agradecerme que hubiera cuidado de S3, que la hubiera alejado de unos tipejos que andaban por ahí y que hubiera sido tan atento. "Eres un caballero", me dijo. Sí, el caballero negro.

La siguiente vez que vi a S fue un lunes en el que iba a comer con burbuja, pero no nos llamamos y sentí mi cuerpo como vacío, como flotando, como estremecido todo el día, algo lo suficientemente físico como para alertarme de que iba por muy mal camino. Porque las desesperaciones mentales ya me las sé, me pasó todo el día masturbando las neuronas, y luego nunca es nada. Pero cuando notas como si un bicho te estuviera paseando la cabeza, como si tu estómago estuviera a punto de echar a volar, malo.
Hablé con S y quedamos para cenar. Después, se quedó en el aire la idea de tomar el postre en una cama. Pensé que me sentaría bien después de tres meses, que me dejaría de doler, que las cosas se recolocarían solas, amor, deseo, enamoramiento, fascinación, tonteo, exaltación ante un objeto artístico. Cogería la proporción exacta de cada cosa, la que convenía a lo que se podía y no se podía hacer, como el tipo práctico que soy, y la colocaría sobre mi idea de burbuja.
Como las brujas estaban en plena actividad tocahuevos por aquella época y no me sentía capaz de inspirarme con ellas al otro lado de la puerta dejando notitas y maquinando, deslicé algo descabellado: entrar en el club de intercambio que había justo enfrente de mi casa. Se aprobó. y durante cuatro horas o cinco horas estuvimos bañándonos en el jacuzzi, entrando en la habitación del sado, en la pirámide del amor, riendo y bebiendo. Cuando por fin nos decidimos, cuando estábamos solos sobre un colchón, pensé de pronto en burbuja, en lo que yo sentía, en que por un momento me quiso pero ya se le había pasado. Y tuve el primer estruendoso gatillazo de mi vida.

miércoles, 19 de marzo de 2003

mis problemas con las mujeres
al final, como suele pasar, me quedé en la primera fiesta, la de lau y belén. 40 personas en un piso enano, todos de pie en el salón y la cocina, parecía el metro en hora punta, y no estoy exagerando. he estado toda la noche tonteando con dos chicas. bueno, no, ellas conmigo. agarraditas, frotes, risas, besitos, quebienmecaes, te estaba buscando, una copa a medias... y de repente, en un bar, una de ellas se pone a hablar con uno de los de la fiesta, uno que al parecer le gusta desde hace tiempo, y cuando me acerco me da la espalda, no me contesta a lo que le digo, pasa de mí sin ningún recato. a los cinco minutos, estoy hablando con la otra, me doy la vuelta para pedir una copa y la veo a unos metros de donde estaba enrollándose con un pollo con el que no había hablado en toda la noche. mucho más tarde se acercarán a mí para preguntarme ¿qué tal estás?, una y ¿estás enfadado?, la otra. "parece mentira que seas tan ingenuo: las tías son unas zorras". no es la primera vez que oigo esta explicación, y como las otras veces, quien me lo dice es una chica.
luego me emborracho (no había drogaína) tanto como para acabar, no sé cómo, sólo y vomitando en el moon. me despierta un tipo que me ofrece 50 euros si se la chupo en el baño. salgo de ahí y me despierto al rato en un vagón de metro haciendo el recorrido inverso al que quería hacer. supongo que llevo un rato dando vueltas en la línea amarilla. llegó por fin a la estación de autobuses. antes de comprar el billete para valladolor entro en el baño. supongo que los baños me relajan, porque me despiertan unos golpes en la puerta.
-¡sal, que no tenemos todo el día!
me recompongo un poco.
-escóndelo, que lo vamos a encontrar igual.
salgo. dos tipos de seguridad han cerrado el baño y me esperan sujetando la puerta de salida. me miran extrañados. no esperaban a un tipo con un jersey de moschino, supongo.
-¿qué hacías ahí?
-pues lo que se hace en los baños- y me dirijo hacia la puerta.
-espera.
-¿a qué?- y abro la puerta, apartando con la escasísima dignidad que me queda a la mole humana que la sujeta.
me voy a segovia. feliz cumpleaños, blog.

martes, 18 de marzo de 2003

de la serotonina y las nostalgias a las feromonas y la nueva vida

martes, marzo 19, 2002

¿Por qué se empiezan estos diarios en la red? Ni idea. A mí me apetecía contarle a alguien mi día, y no se me ocurría a quién aburrir con lo de que he visto American Beauty (con su frase mítica "estoy tan harta de que todo el mundo pague sus inseguridades conmigo"), he comido una lata de calamares y un pimiento (de lata claro) y he salido a la terraza a leer a Lorca y a tomar el sol y al ver la dedicatoria de las poesías completas ("este beso por tu enorme valentía. Todas estas cosas merecen la pena, sobre todo si las hacemos juntos, como cuando salíamos por la puerta. Sé siempre tú". Lolo) me he acordado de cómo robamos ese libro en el cortinglés, cómo la pedí que saliera delante y no quiso, cómo pasamos de la mano por el detector y echamos a correr. ¿Se puede querer tanto primero y odiar tanto después? Pues parece ser que sí, pero me dan ganas de olvidarlo todo, llamarla y felicitarla por su futura boda. En fin, si no se hubiera vuelto la reina de las zorras y fuera capaz de aprovechar para llenarme de mierda en cuanto oyera que quiero hacer las paces, la llamaría. Coño, que fueron casi ocho años y al fin y al cabo ya sólo me importa como recuerdo, o sea, como materia literaria. O eso creo.
¿Y a quién le voy a contar toda esta morralla? Antes de que se me vuelva a ir la boca con mis compañeros de trabajo, con los ligues asustadizos o con la persona más inoportuna os lo cuento a vosotros, los ociosos de la red.
En fin, otro día os diré lo que hago en Madrid, por qué no tengo a mis amigos cerca o por qué les tengo aburridos. Por hoy basta. LLevo en un ciber desde las 6 de la tarde, chateando y haciendo todo lo que implicase perder tiempo y dinero, que es lo mío, así que ahora toca escapar por la ventana antes de que me saquen la cuenta.
Pero bienvenidos a virgenyfurioso. A ver lo que me dura.
posted by virgen at 11:13 PM

(acabo de encontrar esto sobre los peligros del MDMA:
Daño social
Puede suceder que bajo los efectos del MDMA se expresen cosas que hagan sentir incómodo a otras personas debido a la falta de inhibiciones. También existe una tendencia de llamar a personas con las que se estuvo involucradas sentimentalmente en el pasado a decirles cuánto se las aprecia.
Otro peligro es un sentimiento de enamoramiento respecto a alguna persona con la que se lleva a cabo la sesión. Actuar por puro impulso cuando nos encontramos bajo los efectos puede ser un error. Aun cuando el MDMA puede llevarnos a un profundo entendimiento de nosotros también puede influenciarnos a cometer errores.) (por favor, se ruega a las señoras lectoras que apaguen sus móviles esta noche e ignoren los mensajes de por la mañana. graciaaas)

lunes, 17 de marzo de 2003

CAMPAÑA PRO CUMPLE

¡Bob se opone a que celebre mi cumple en la casa nueva antes de que yo lo proponga! Asi que le he enviado un mail.

Como veo que va a ser una negociación dura la de mi cumple antes de que haya dicho nada, voy a empezar con una andanada de argumentos:

a) POR QUÉ. como te decía por teléfono, yo, pobre de mí, no tengo nada más que celebrar al año que esto, ni un día del que sentirme orgulloso, ni una fiesta internacional que me incluya, ni una fiesta religiosa que se me amolde. Sólo, de vez en vez, el día de la marmota, pero ese es imprevisible. Asi que sólo me queda el día del ególatra, el del propio cumpleaños, el más apropiado para un tipo que publica en interné unos cuatro folios semanales hablando de él mismo. Importantíiiisimo siempre para mí. Que además este año es el número 30, que viene con depre morrocotuda anexa. La idea es mitigarla un poco con una buena reunión (no una fría en un bar) de la que salga muy contento y con mucha resaca y muchas citas para las semanas siguientes
b) QUIÉN. Esta es la parte interesante. A pesar de que tú te puedas estar temiendo un congreso de camellos y calimocheras (supongo que porque nunca has salido con el resto de mis amigos), mi nómina de invitados está formada por: fotógrafos de fama internacional (...aquí iban datos impresionantes...), varias redactoras, jóvenes aunque no tanto, de medios principalísimos y que llegarán lejos, un finalista del premio Adonais de este año, un joven empresario que ha creado una tecnología nueva y se va a hacer riquísimo en breve, varias tías buenas que nunca harían nada que las despeinara antes de tiempo, la chica que organiza los pre estrenos con fiestón de una distribuidora de cine, ganadores de concursos literarios, gente de la tele y de las revistas, mi prima, que organiza viajazos con descuento, mi primo, piloto, Santi, gran, culto, divertido redactor que tiene muchas ganas de conocerte (califiquémosle de “segurín”, que es ese rollo que tienes siempre por ahí medio apalabrado y que te tiene mucho más tranquilo toda la noche), gente de valladolor, que son de valladolor (médicos, profesores, sicólogos, ingenieros, arquitectos...), chicas de publicidad, chicas embarazadas, chicas casadas, ingenieras, informáticas, chicas que trabajan en el cine, ex rollos, ex novias, blogueras y, en fin, gente muy formal que no piensa vomitar en la pared (bueno, la embarazada no sé). Eso sí, no lo voy a negar, son unos cuantos, el año pasado unos treinta, pero todos muy tranquilos, muy proyecto de high society, muy formales.
c) CÓMO. Como ejemplo de “cómo”, te pondré la fiesta del año pasado: cena (tortillas congeladas, un queso y cinco chorizos, pero este año seré más cuidadoso), copas y conversación sentados o de pie, nadie se drogó, nadie se emborracho ni vomitó (por desgracia es que no vino ninguna de las quinceañeras con piercings que invité, creo que este año tampoco) ni siquiera fumaron dentro de la casa, salimos a una hora razonable hacia un bar. Y mucha felicidad y mucho amor, y gente desconocida que se caía bien, o eso me pareció. Por supuesto, yo pagué a la chica que hizo la limpieza al día siguiente y enganché a un par de voluntarias para que me ayudaran a recoger en lo que lo demás llegaban al bar. Y el resumen que publiqué en el blog:

   lunes, abril 08, 2002
(...) La fiesta fue la bomba. Se me pasó volando, amaba a todo el mundo, cada vez que llamaban al timbre me daba un subidón. Y eso sin drogas y sin cenar. Treinta personas. Gente a la que quiero, gente a la que podría llegar a querer y gente a la que me tiraría. Acabamos en un karaoke a las ocho, previo paso por un puti del que casi salimos agujereados. Mantuve el tipo mientras mi amigo insultaba al dueño y salvé la situación con algo de diplomacia. Cuánto autocontrol, casi no me reconozco. Llegué al trabajo a la una.
Cuando apareció Nuria en la fiesta casi me pongo a llorar, nos dimos un abrazo de diez minutos, le regalé los pendientes y la pulsera de plata que la había traído de México, nos dimos un abrazo de tres minutos y casi me pongo a llorar cuando se los puso. Le dije que creí que ya no quería saber nada de mí ("qué poco me conoces", contestó) nos dimos un abrazo y casi me pongo a llorar. Todo el mundo se lo pasó muy bien, fuimos más de treinta, les encantó mi casa, mi terraza y mis invitadas. Casi me pongo a llorar cada vez que uno se iba a casa. Apenas crucé dos palabras con Noelia. Sólo le dije. "Has venido muy guapa, pero no te lo quería decir delante de todos estos". A mi derecha, sentado con una cerveza, estaba mi/su compañero de trabajo. Después de esa cagada no sabía muy bien qué decir. Creo que podría gustarla. Fue ella la que eligió los zapatos, Camper, marrones, de piel, con ribetes rojos. Qué buen gusto. Me sonríe a veces. A mí se me pone cara de bobo, y se me nota. Eso es lo malo, como siempre (...)

Si después de todo esto no eres capaz de sentarte a negociar (no digo claudicar, si no sentarte a negociar) pues nada, ya se verá, pero que sepas que yo sí que me acuerdo de que al principio del todo, cuando hablamos de compartir piso y salió el tema fiestas, te dije que yo sólo haría una al año, ésta, y te pareció bien. Un bar es frío frío frío para algo tan superimportante.
Y nada más, sólo era calentarte el coco un ratito, jeje. Esta noche le llevo el contrato a mi hermano que es abogado y revisaba siempre los de mi padre.
Un besín,
vyf


y también como parte de la campaña acabo de escribir este texto como entradilla para un reportaje:

"Una escapadita al norte una vez al año debería ser tan obligatoria como la revisión médica, el cambio de aceite o una buena fiesta de cumpleaños"



sábado, 15 de marzo de 2003

Una historia urbana
Allí está, sentada en el taburete, su sonrisa saltando sobre mi nuevo retraso, todas las baratijas egipcias en el cuello y las muñecas, la mirada brillante. Y me pregunto si quiero partirle el corazón hoy, si voy a resquebrajárselo en este bar de madera. Me acaricia la mano y me susurra las ganas que tenía de verme. Sólo dispongo de un segundo para decidir si le digo lo que venía a decirle. Pero la beso, mantengo la ficción otra noche y me pongo un plazo que no cumpliré para empezar a quererme un poquito, un poco más que a los demás. Sugiero que nos vayamos a la cama.

viernes, 14 de marzo de 2003

Yo ya no sé lo que hacer

Mirarme en tus ojos, oirte charlar,
Dejar que me peines en vez de pensar,
Dejarme abrazar por cualquiera
Que sepa mentirme, que bese con fuerza.
Volver a tus brazos, sentir tu rechazo,
Gritar hasta quedarme afónica,
Llorar hasta que me entre la sed,
Beberme un buen vino y poderme comer
Un bistec a la plancha.
Dormir cien mil horas, soñar que me quieres
Y no hacerme daño el pellizco,
Volver a encontrarte a mi lado,
Volver a abrazarte y desayunarte,
Esto sí que es arte.

(Nosoträsh)