jueves, 13 de junio de 2002

Como son las doce y pico y aún quedaba un sandwich de chorizo en la máquina y este reportaje tenía que haber estado entregado hace dos semanas, pero sobre todo hace dos días, y me he perdido una fiesta esta noche por capullo y por malgastar tanto el tiempo y tengo que seguir unas horitas... bueno, pues para celebrar todo esto, voy a escribir un ratinín sobre cosas de mi empresa.
Pero antes, os quiero anunciar el probabilísimo cambio de contenidos en esta página. Resulta de que (se dice así ¿no?) se acabaron los tiempos del artista frente al mundo, de la torre de marfil y todo eso que alimentaba mis fantasías de bambino precoz. Ahora creo en Yoko y en la comunicación. Y si escribo este webblong! tengo que pensar en mis lectores y consagrarme sólo a ellos. Resulta de que la mayor parte de mis lectores llegan aquí desde un buscador a la caza de contenidos que de momento no les doy. Los que más abundan, por cosas de la vida, son los que quieren "poesías de boda", "poesías que lee el padrino a la novia", "poesías que lee el hermano de la novia" "poesías que lee el ex novio de la novia que todavía se la tira y por eso le ha elegido como padrino" y etcétera. Otro menos sagaz (o que valore más su tiempo libre) no tendría en cuenta esta circunstancia, pero yo he llegado a dos conclusiones: a) que la gente sigue pensando que la internez esa tiene poderes mágicos y no le piden información sino tres deseos y b) que hay una demanda importante de poesías que lee el padrino etcétera. Así que ando con la duda de si montar un chiringuito a la puerta de Jump o de Beep para recibir a los que salgan de la tienda con la computaora bajo el brazo con un rótulo que diga: "Desasnamos consumidores compulsivos".
Pero tampoco estaría mal ofrecer poesías que lee el etcetera por unos euritos. Como muestra gratuita y para mi eterno descrédito, os cuelgo aquí la que le escribí a unos desdichados amigos a los que no se les ocurrió nada mejor que hacer un sábado de agosto que casarse. La cantamos en la misa unos veinte amigotes, a traición y a capella, ante mi vergüenza infinita. Ellos creían que lloraba de emoción, como la novia. Va. Cuidado, que es pornográfica:

Que mantengais fresca esa sonrisa,
que los días pasen dulcemente,
que todas las noches sean
noches de boda,
que el amor os dure para sieeempre.

Carlos el sereno y fiel amigo,
siempre alegre y sincera Sofía
hoy unen sus vidas y sus
dos corazones
nos tocais un poco los cojooones.

Plagios, ripios, y un verso final que hubo que reemplazar a última hora, no recuerdo por cuál. Os parecerá fácil, pero la gracia era que encajara en una estupida música que me persiguió durante dos meses, mientras me resistía con argumentos como "¿Y si le llevamos a un puti en la despedida?, eso también le hará ilusión..." Mi primera redacción fue:

Son como un compás los dos amantes
cuando el uno gira con dulzura
amorosamente se reclina
el otro
y forman un círculo perfecto

Por mucho que les expliqué que no era ninguna guarrada y que en ningún momento se aludía el agujero del culo, si no que se trataba de una versión de un soneto de John Donne, con todo su simbolismo renacentista, que hablaba de la música de las esferas, de la armonía del universo encarnada en la de la nueva pareja y todo eso, no hubo manera de que se la quedaran. Como además no pegaba con la música ni pa trás, accedí a sustituirlo.

...Y eso mismo haré con cualquier encargo que reciba. A partir de ahora, escribo poemas para bodas, estimados padrinos. Lo siento por los que disfrutaban con mis batallitas de abuelo Cebolleta, pero ante la demanda de la mayoría vosotros no sois negocio. Sois algo así como los espectadores de La 2. Un gobierno con buen criterio como éste, decidió que pa que iba a poner cosas de calidad que no veía nadie, ni ciclos de Cine Club ni pollas. De día, enternecedores deportes, de noche, Pedro Ruiz y mi tío segundo el calvorota, y de madrugada, saldos italianos. Nobleza baturra como mucho, y daros con un canto en los dientes (como aperitivo del suicidio, supongo).
En primero de carrera, a mis tiernos 18, publiqué un anuncio en un periódico gratuito en el que me ofrecía para escribir cartas y poemas de amor por un precio módico (lógica aplastante: necesitaba dinero, eso es lo que sabía hacer, ergo...). Tuve bastante éxito, porque casi estuvo a punto de pensar en llamarme la hermana de un compañero de clase. Ahora va a ser incluso mejor. Me voy a forrar.
Lo que no sé es cómo voy a resolver otras cuitas que le plantean al oráculo de google antes de penetrar en mi página. La mejor: "el secreto para follar con quien quieras es" (probadlo, sale mi página). Voy a tener que leer mucho...
Otros de los clásicos de mis estadísticas son "Isabel Gemio desnuda", "benidor" y "ligar suecas".

Y ahora viene lo que os había anunciado (no os durmais ¿eh?), la historieta sobre mi empresa.
Siempre he tenido curiosidad por conocer a los redactores de dos revistas que se hacen en los pisos de arriba. Me intrigan. Se creen superiores a nosotros, se odian entre ellos, tienen unas becarias jamoncísimas, salen a su hora y siempre montan mucho jaleo. Hoy, como estoy haciendo una cosa para ellos, por fin, he subido para pedirles el último libro de Pérez-Reverte (puaj), dispuesto a fijarme mucho y a presentarme a cualquiera que se cruzara en mi camino. Cuando estaba en ello, una redactora se levanta y dice: "a ti te conozco, tú has comido hoy conmigo". "Sí, sí". Y me he ido abochornado.
Hagamos un flash-back para entenderlo.
Quince minutos antes de las dos, como siempre, me dicen que me vaya a una comida a un restaurante muy fino y muy estupendo, el Nodo. Pantalón verde fosforito de pastillero, jersey con una franja transparente y nada debajo, zapatos coloraos. Ah, pues voy bien. Un blanco, por favor. Un cigarrito, un tinto. Un tinto. Pescado crudo. Tinto, tinto. Conversación de marujas stupendas, lo típico de estos sitios. Tinto. Pescado cocinado. Tinto, tinto, tinto. El 11-S. Solomillo. Tinto, tinto, tinto, tinto. Ya ni me entero de lo que dicen, sólo sonrío. Bizcocho de chocolate. No te lleves la copa, por favor. Y cuando puedas me la llenas.
Así que cuando me voy sólo quedan una decena de mujeres al otro lado de la mesa (hoy había partido de España, era el día de las redactoras y los raritos). Me crezco. Vamos a ser simpáticos y a decirlas adios. "Adios". Ni caso. "Hasta otra". Ni miran. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡EEEEEEEEH!!!!!!!!!!!!!! ¡¡QUE ADIOS A TODAS!!". Un silencio sepulcral hasta que cruzo el umbral y todas las miradas fijas en mí. Esta bonita anécdota no sé si la vais a entender en toda su amplitud. Pero es que el sitio era muy fino, había hasta reporteras famosas, de las que salen en la tele, y todas iban vestidas cuidadosamente de "soy magsnífica". Seguro que se habían arreglado por la mañana pensando en la comida, no como yo que me he vestido pensando en por cual de los agujeros del jersey sacaba el brazo. Salí haciendo pucheros y haciendo eses. Al menos no me despedí con un coloquial y amistoso "¡adios perras!", como hubiera sido mi deseo íntimo.
Así que cuando me he encontrado a una de ellas en el piso de arriba... En fin, pelillos a la mar, ya se me ha pasado hasta la resaca, aunque sigo escribiendo raro.
Así son las cosas y así se las hemos contado.

martes, 11 de junio de 2002

Vale, vale, no sigais poniendo comentarios anónimos, lo reconozco todo, soy un mentiroso compulsivo. Reconozco que nunca me he puesto un jersey de pico encima de una camiseta, que nunca he llegado tarde al trabajo (era una falsedad evidente, estoy aquí antes que nadie). Reconozco también que no voy a cócteles, es imposible, nunca hay presentaciones en Madrid para los chicos de la prensa. Los cientos de personas que acuden a los diez o veinte que dicen que se organizan cada día en hoteles, restaurantes, discotecas y etcétera mienten como bellacos. Ni yo ni nadie se ha metido nunca una raya en ninguno de ellos. Es más, la coca y sus consumidores no existen, es una mixtificación que se me ocurrió un día que estaba aburrido.
Las discusiones con tu pareja sobre la frecuencia en el acto sexual son evidentemente falsas. A todos nos lo pide el cuerpo a la vez y jamás nadie ha tenido una bronca con argumentos como "¡es que nunca te apetece!", "¡es que tú estás más salido que el pico de una mesa!". Es más, la canción de los Beatles (¿"Come together"?) hablaba de una bici tandem. Punto.
Por otra parte, la infidelidad en la España del Imperio (tras una bronca conyugal) ya está superada y nadie tira de agenda para quedar con viejos ligues.
Es que soy un burdo inventándome historietas. Mira que contar cómo nos metemos mano una chica y yo en la calle. ¡Lo nunca visto! ¡Una parejita toqueteándose por debajo del pantalón! Venga, por favor... Si eso es imposible porque.... mmm... ¿esta prohibido? Bueno, no sé por qué, pero es imposible. Y además inventarme una multiorgásmica, que todos sabemos que son seres mitológicos equiparables al unicornio. En fin, lo que hay que leer
En resumen, que no contaba con la sagacidad de los serlokjolmes que circulan por aquí. No sé como me he atrevido a soltar todas estas patrañas. En realidad soy un... no sé, un funcionario o un frutero que se acaba de comprar un ordenador y nunca sale de casa.

Hay una película que no pasará a la historia, "Algunos hombres buenos", en la que la abogada Demi Moore protesta en un juicio ("¡protesto!") y como no le hacen caso vuelve a protestar ("¡protesto energicamente!"). Tom Cruise le pregunta. "¿es así como funciona? ¿si no te hacen caso dirás: "no, no, protesto muy energicamente"?". Pues eso, que soy muy fósforo (como decía una señora de mi pueblo) de decir las cosas sólo una vez, pero en consideración a dany y eva, que han sido tan amables de criticar constructivamente mi blog en el suyo, tal y como les solicité hace tiempo, pues repetimos: que sigo sin pensar que aquí se relate nada excepcional. Lo único es que se hace el viejo trabajo de esta profesión mía de putas consistente en seleccionar con criterio e instinto (el que sea, mal criterio e instinto atrofiado o lo contrario) qué información publicar y cuál no. También tengo hemorroides, hijitos, pero eso hoy no toca.
En cualquier caso, y dejando de lado todas esas plastosas dudas sobre la veracidad de lo que cuento aquí con el único fin de soltarlo y punto, me encanta que EVa, tras leer lo que soy ("arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué"), me considere virgen y ¡PERFECTO!, por muy irónicamente que lo diga, ya es maravilloso que crea que intento dar esa imagen de mí, cuando lo único que cuento es mi día. Me hace plantearme más que nunca que mis días son stupendos de la muerte. Me compara también con el fragel viajero (eso me ha llegao) y con el pesao del Richard Gere en Pretty woman. De los calificativos "rico, joven (qué bien me conservo a mis 29) e intrépido", cambiemos el "rico" por "endeudado" y añadamos "más bonito que un san luis" y tendremos, por fin, lo que me reclamaba mi amigo el sicólogo: "defínete a ti mismo" (paso previo al "conócete a ti mismo").
Gracias, gracias, gracias.
En cuanto puedas escaquearte, nos tomamos lo que quieras, EVa.

jueves, 6 de junio de 2002

UN MIERCOLES
Me levanto cuando ya ha pasado una hora desde que empezó mi jornada de trabajo. Me ducho, me afeito por fin, me pongo unos vaqueros, una mierda de camiseta de disenyi que me regalaron en el NH y un jersey de pico, de pijo de provincias. Cojo un taxi. Llego a las doce, como casi todos los días, quitándome las legañas. Desayuno una coca cola light y un sandwich de paté y queso de la máquina. Leo mi correo, ordeno las facturas y me voy a la presentación de unos vinos a un hotel que me suena, aunque no lo consigo situar. Entro directo al baño. Ya sé. Aquí estuve un domingo en un concurso de sumilleres con Ana la cocainómana, justo después de cambiarle los pañales a su sobrino. En este baño me metí una raya con tropezones. Luego salí, con el rastro en la nariz y me la encontré hablando con una compañera de trabajo. Todo iba mal, la coca nos puso tristones, mis dos tarjetas me dijeron que sé acabó, que ya no me daban más dinero. Nos fuimos a la proyección de unos cortos de unos amigos de una amiga en un bar de Malasaña. Me explicó que no quería follar conmigo esa noche, le dije que no importaba, sólo dormiríamos. Me repitió que no quería follar conmigo, que ya me conocía, que iba a insistir, y le contesté que con una vez que me lo dijera era suficiente. Para aliviar el mal rollo, le solté la frase definitiva: "no te preocupes, ya me darás hora para follar". A las dos sacó mis cosas a la puerta de su casa. "Mañana te llamo". Hasta hoy, ya lo expliqué más abajo.
Ahora no hay coca. Sólo vino. Unos sesenta, de los que pruebo diez o doce. Dos horas después sigo pedo. Llamo a Cris. Ayer estaba tomándose una caña con su ex amante y tuvimos mal rollo, porque dice que no me estoy esforzando en ir a verla. Hoy tiene una buena noticia para mí. Ha cambiado su guardia para que pasemos el viernes juntos. Tengo una mala noticia para ella, llego a Barcelona el viernes por la noche o el sábado por la mañana. Me dice que no me estoy esforzando. Puede que tenga razón. Pero es que siento angustia si me escaqueo tanto del trabajo. Bronca.
No quiero broncas. Mando un mensaje a Ana la Multiorgásmica. "Tengo la tarde libre, ¿quedamos?". Pienso que debería coger los condones. Mientras hablo con Ana –"es tarde" "no importa, tengo la tarde libre y la noche libre"–, oigo otra llamada. Debe de ser Cris. La telefonéo. No quiere discutir, se disculpa, ella no es así. Siento que la quiero otra vez. Ahora me apetece más ir. Se lo digo. No cojo los condones. Sólo será una charla de amigos. Me estoy durmiendo, así que me tomo una efedra.
Ana me cuenta que se ha enterado de que su ex era gay. Dice que vive en un culebrón. Le doy un abrazo y me empalmo notablemente. Otra cocacola. Discutimos. Los dos queremos tener la razón. Yo creo que no estamos incompletos sin pareja, eso es una invención social. Ella dice que porque yo lo diga, que se pensaba que yo era de otra manera, que soy un simple y no tengo sentimientos. Nos besamos, nos acariciamos, nos metemos mano. Su pantalón está empapado. Le pregunto si quiere tomar la última cocacola en mi terraza. Dice que nonono. Que fíjate lo que he entendido cuando me has dicho eso. "¿Cómo puedes creer que te estaba proponiendo eso?", contesto. Sonrío. En la calle se frota contra mí, se agarra con la pierna a mi cintura. Nos apoyamos en una columna. Le meto la mano debajo del pantalón, debajo de las bragas. He descubierto hace poco que en esos casos estimular el clítoris no es lo único, también se puede profundizar. Meto un dedo. Me desabrocha el pantalón y me acaricia. Quiere que la folle allí mismo. Me pregunta si he traído condones. "No". "Mejor". Digo que vayamos a casa. Dice que si se lo piensa un minuto dirá que no. Estamos en una calle medianamente transitada. Busco un taxi con la mirada. Pienso en llegar hasta el taxi sin sacarla el dedo para que no diga que no. Pasan motos, coches, madrileños hablando por el móvil, gente que posiblemente no vimos, pasan autobuses y el camión de la basura. Canta la rana debajo del agua, pasa un caballero con capa y sombrero, pasa una señora con bata de cola, pasa un capitán... Mientras nos masturbamos contra una columna, pasa medio Madrid, pero ni un taxi con la lucecita verde. Me rindo. Me abrocha. La dejo en un taxi de los que van en dirección contraria. Hacia su casa. "Mañana me hubiera sentido mal", me dice. "Mañana te hubieras sentido de coña", puntualizó. "No podemos vernos porque siempre nos pasa lo mismo. Pero en cuanto esté mejor me presentó un día en tu casa, si es que entonces quieres verme". "Seguro que sí". Y se sube al taxi.
Sólo había cien metros hasta mi casa. Por el camino me acerco el dedo a la nariz. He cogido frío y la tengo taponada. El olor ha desaparecido. Es como si nunca hubiera existido. Gracias a esa ausencia, como metáfora de lo fugaz que ha sido lo que ha pasado, consigo no sentirme culpable, a pesar de que soy un asco. Son las dos. Mañana volveré a levantarme a las 11.

miércoles, 5 de junio de 2002

Anoche me crucé con la camioneta que recoge cartones por la calle. Ya no son gitanos, si no moros. Mientras pensaba en cómo han cambiado las cosas pasaron junto a mí dos tipos con pinta de eslavos que le dieron un empujón, porque sí, a unos soportes de esos que se utilizan para transportar cajas.
Me pregunto cuándo empezará el odio de verdad contra los inmigrantes, cuando habremos oído todos y cada uno la historia de una tía o una vecina a la que han atracado, violado, agredido.
Creo que deberían dejar que entraran todos. No somos mejores, ni tenemos más derechos por haber nacido más al norte o al otro lado del charco. Si ellos se están muriendo de hambre, no veo porque no deberíamos sufrir nosotros las consecuencias de que se metan aquí de diez mil en diez mil. A joderse. Llegará, todo llegará. A ver por dónde revienta esto.

lunes, 3 de junio de 2002

El amor me ha tenido alejado de blogger. Para los escépticos y los envidiosos, sólo decir que cuando Cris llegó el jueves a Madrid y nos fuimos derechitos a la cama no tuvo treintaytantos multiorgásmos ni trece sencillos. Sólo uno. Pero lloró. Lloró, lloró, lloró, después de insistir mucho en que se moría (me muero, me muero, me muero....) El resto del tiempo fue más o menos así de bonito.
El viernes nos encontramos con Carmen en un bar de kebaps. No es casualidad, es mala hostia (con perdón y con hache). Justo acababa de contarle a Cris el juego que nos habíamos traído esta chica y yo en los últimos meses. Cris llevaba mi reconocible colgante. Así que se inició lo que a mi me pareció una sutil pelea de gatas ("¿eres francesa?", "no, es que no pronuncio la egue"). Estaba muy cansado o debo de andar perdiendo el sentido del humor por las esquinas, porque lo que me dio la escena fueron escalofríos, y opté por pirarme para no acabar estrábico de tanto oscilar entre la carita de cielo de mi Cris y el tetamen vociferante de Carmen ladelacamisetadetirantes. No sé si fui bueno o estaba frito, pero dejé a la primera en el correcto camino hacia su casa y no volví en busca de la segunda.
El sábado, tras una pequeña escena alcohólica ("eres malo, eres malo conmigo, me llamas zorrita y yo no soy tu zorrita..."), Cris se fue al baño y me descubrió echando unos centimillos a una tragaeuros justo antes de que me pusiera a peinar el bar buscando pastis. Mi faceta de ludópata en rehabilitación y de yonki en proceso golpeó con fiereza las puertas de su corazón, y me besó y me mordió hasta que me puso el labio rojo. Al parecer sois así ("eres turbio, eres oscuro, sacas lo peor de mí, te quiero..."). Yo no digo nada.
Nos comimos las pastis y estuvo unas cinco horas hablando sin parar. A mí me parecía bien, pero cuando estábamos en la cama seguía igual, diciendo todo lo que se le venía a la cabeza (guarradas, historietas, frases de cariño...) y moviéndose como una lagartija. Sutilmente, le tapaba la boca con la mano de vez en cuando. Como Cris es lista y entiende las indirectas, dejaba de hablar durante casi treinta segundos para volver a la carga. El sexo con sustancias raritas funciona bien al principio, vuelas un poco, pero luego falla todo, que lo sepais. Aunque si hay amor no importa.
Y yo que llevaba dos meses desintoxicándome... Ya el fin de semana pasado me tomé una. Precisamente con las amigas de Cris. Una de ellas, Sandra, me contaba que después de dejarlo con su novio estaba bloqueada. Yo, como el tipo sensible y comprensivo que soy, me ofrecí en repetidas ocasiones para desbloquearla, además de contarle con detalles cinematográficos mis historietas con las cubanas y describirle minuciosamente el tamaño de mi miembro. Impresentable, lo sé. Más teniendo en cuenta que debe de haber 3.500 millones de mujeres en el mundo a las que aburrir o intrigar con estos relatos. Y elegí precisamente a las amigas de Cris. Estoy tontísimo. Además, que, tras sesenta días de abstinencia, la pasti me la tomé tres días antes de que en mi empresa hicieran el reconocimiento médico anual, que incluye análisis de sangre y orina. Una bonita ceremonia médica que, logicamente, me tuve que perder, con gran dolor de mi corazón..
"Mi corazón, paloma desatada". Echo de menos a Cris. Se fue ayer, me puse a llorar y le dije que si estuviera aquí, viviría con ella. Y eso que a mi ex, después de siete años le seguía contestando que ni de coña. También hay que tener en cuenta la depre dominguera y post pasti y lo difícil que es encontrar vivienda para uno solo aquí en Madrid. Pero en general era sincero. Hoy la estoy extrañando más de lo que nunca hubiera creído. En que lío me he metido. Qué tonto soy.
Gran conversación de la humanidad (a la manera de eva):
–Me duele la tripa.
–Oye, pues a ver si va a ser que el redbull está caducado.
–Mmm... "Consumir preferentemente antes de: (ver la base)". ¡Mierda, he visto la base antes de bebérmelo!

miércoles, 29 de mayo de 2002

César se pegó un tiro ayer.
Al parecer ha salido en todas partes, yo sólo tengo aquí la crónica del ABC, con su apellido mal escrito. Primero disparó a su socio, en un estanco de Vallecas. Luego, se voló la cabeza en su coche adaptado. Hace dos años que no le veía. Lo último que recuerdo son sus viajes a La Habana. Nos enseñaba las fotos de sus novias, nos explicaba el negocio de importación de tortugas que quería montar. Le recuerdo arrancando la barandilla de la escalera del palacio que expropiaron a su padre, él desde arriba y yo desde abajo. Le recuerdo, ese mismo día, talando el tejo con el que pensaba hacer un arco ("la madera de tejo es la mejor para los arcos"). Recuerdo la gracia que le hacían siempre mis cosas, como la vez que estuve una semana en Barcelona con mil pesetas. "Eres un genio", y casi lloraba de la risa. Como mi teoría sobre las chicas malas, que eran las que estaban pálidas en septiembre porque habían suspendido y llevaban todo el verano estudiando. Me lo recordaba cada vez que nos veíamos. Le recuerdo cogiéndome cariño enseguida, bebiendo en las fiestas de los pueblos, conduciendo borracho, diciendo groserías a todas nuestras amigas. Le recuerdo contando sus años de la movida madrileña, señalando su calva y explicándome que entonces tenía tupé e iba al Rockola.
Todavía oigo la voz abatida de su prima y me imagino cómo debe de estar Jorge.
Pregunté algunas veces por él, por su ausencia, dicen que se arruinó en sus viajes a Cuba.
Cuando estuve allí, me acordé de César, y pensé que yo habría hecho lo mismo. Gastármelo todo en el paraiso. El paraiso. Eso debía de ser La Habana para él, con su impertinente cojera, su risa estrafalaria y su irremediable calva.
Qué se yo por qué. Le voy a echar de menos. Me siento solo.

lunes, 27 de mayo de 2002

Supongo que le he pedido un poco de todo a este aleph: trabajo, el 300 de Frank Miller gratis, algo de sexo nocturno en un chat sadomaso, amiguetes a los que poder frecuentar en la vida real (eso no lo he conseguido, mira), alguna historia de amor que no salió de la pantalla, piropos, entradas gratis para el cine...

Pero nunca con esta jeta y tan abusonamente. Ya puestos:

-conocer a la niña en mi próximo viaje o cuando ella venga para acá. Y a otra gente interesante que circula por aquí.
-enterarme algún día de quién es la hormiga remolona, la cigarra petarda y toda esa familia (o sea que me lo expliquen despacito como si fuera un poco bruto, que es que si no...
-que Ana (dejémoslo en Ana. Punto) me escriba un par de líneas en los comentarios
-que alguien me invite a una fiesta
-...y sobre todo: que los que pasais por aquí me colgueis el título y el autor (si os lo sabeis) de algunos libros buenos de viajes o de literatura en los que se relate un viaje o se describa una ciudad.

Los colaboradores teneis pagada una caña (real)

viernes, 24 de mayo de 2002

A la manera de pezpalo, pero sin literatura:

Chakira me dijo que la boca era su parte más fea. "Qué va. En España triunfarías con esa boca". "¿Haciendo qué?". Y reímos hasta llorar.

Ana la Cocainómana me dio un beso y me susurró: "mañana te llamo". No se volvió a poner al teléfono.

Pascale, la guía turística, me enseñaba un típico bar inglés. "Ven. Aquí al fondo hay un cuarto muy importante. Aquí se sienta la gente y bebe y habla". Miré a mi alrededor. Cinco mesas y unas pocas sillas en una habitación en penumbra. La cogí de la mano y la besé por primera vez.

"¿Te acuerdas de los versos de ayer?". "No, pero me gustaron mucho", dijo Cris. "Date por muerta, amor –le susurré–. Es un atraco. Tus labios o la vida". Y casi nos damos un cabezazo cuando me acerqué a besarla.

Invité a a Ana la Multiorgásmica a cenar. Nunca nos habíamos visto. Salí al pasillo a a recibirla. No dijo ni hola. Nos besamos. "Supongo que tú eres XX". "No, soy su compañero de piso, él dice que ahora sale". Reimos. La enseñé el piso. Llegamos a mi habitación. "¿Y si nos saltamos la cena?", le pregunté.

"¿Y si me voy a dormir a tu casa?", le sugerí a Ana la Cocainómana cuando ya se iba. "Bien". "Pero en tu cama". "Vale". "Pero contigo dentro". "Sí". Y me metí en el taxi.

Elizabeth dijo que era virgen, que nunca le había pasado esto, que se había enamorado de mí y que quería que nos casaramos. Me metió las manos en los bolsillos y se las saqué despacito, asegurándome de que no había encontrado los dólares. Le contesté que estaba tan loco que, si me cambiaba el rollo y me contaba por qué quería salir de Cuba, me casaba con ella al día siguiente y la dejaba en Madrid para que se buscase la vida. Se lo pensó un segundo, se puso a llorar y repitió que era virgen y que se había enamorado de mí. Me despedí.

El fotógrafo le explicó a Gina que yo le había contado que usaba condones XL. "Es un ssorro", contestó con ese acento tan dulce.

Ana la Buena (¿la Buena? nombre provisional) negó tres veces que leyera este diario. Miente tan mal que hasta yo se lo noté. Dos minutos después me llegó su mensaje al móvil. "Lo leo, y estoy enganchadísima".

"Estoy pensando en irme a ese viaje ¿Qué te parece?". "Para lo tuyo, bien, para lo nuestro, de culo". Un escalofrío. "Voy a tener que volver con mi amante italiano", añadió. En cuanto colgué, anulé lo de Murcia.

El gordo cabrón, con el Audi que yo acababa de rayar y con su casa en la playa, había llamado para asegurarse de que no pudieramos tener siquiera la conversación de despedida. Yo, el escritor en paro, escuchaba de pie junto a ella, la treintañera que quería casarse. Lloraba. "No, por favor, te quiero a ti, y quiero que él se vaya ahora mismo de mi casa", escuchaba al otro lado del teléfono el tipo al que le había presentado a mi novia dos semanas antes. "Vete", me decía, después de casi ocho años juntos.

Trabaja en la competencia. Coincidimos en dos o tres presentaciones y le di mi teléfono. "Estoy borracha, en la habitación del hotel, con una cama tan grande... Qué pena que no estés aquí, me quedaría todo el fin de semana". Sentado frente al mar de Altea, veía el atardecer mientras el móvil me avisaba de que la batería sólo daba para dos o tres incoveniencias más

La explosiva Carmen retomó por tercera vez el tema de lo mucho que le gustaba Operación Triunfo. Se acabó, pensé, y le hice un análisis semiológico de La noche del cazador, la película que vi mientras trece millones de españoles seguían el clímax vital de una chica de Granada. A los veinte minutos se le hizo tarde. "¿Quieres que te acompañe a casa?". "No, no te molestes". "¿Qué has hecho?", preguntaba mi amigo el pajas, "si la tenías a punto". "Hay momentos en los que hay que portarse como un hombre. Estoy muy orgulloso de mí mismo". "Y no podías haber dejado la dignidad para el lunes". Lo pensé dos minutos y empecé a hacer pucheros.

Le regalé una rosa a Henar. Sentados en el cesped de la Iglesia me explicaba que siempre había estado enamorada de mí, que en el interior de los sobres que me mandaba escribía en pequeño "TQ". Se acercó y me metió la lengua hasta el fondo. Me aparté y le expliqué que no quería hacerle eso a mi novia. "Pero si hace diez minutos estabas intentando enrollarte con mi amiga". "¿Yo?". Hubo un silencio incómodo. "¿Me invitas a un bocata de lomo?", dije. Se levantó furiosa y se fue hacia su casa, creo que me llamó gilipollas o anormal. "¡Que mañana te lo devuelvo!", le grité.

jueves, 23 de mayo de 2002

Vengo de una comida y aún estoy un poco pedo. Ya se me va pasando, pero casi me va a dar igual, porque dentro de quince minutos tengo una presentación y luego una cena o una fiesta o algo así. Como decía la monja que le daba capones a mi amiga Adela: "from lost to the river".
En el casino (hoy no ha habido tortilla ni Ferrán Adriá, gracias a Odín, porque llevaba el mismo traje de siempre). A mi lado se ha sentado un tipo que tenía todas las soluciones para la situación del periodismo mundial: Que nos colegiemos ¡¡¡¡¡bieeeeeeeeen!!!! más control, porfa, más, ¡¡más!! ¡¡¡¡¡¡¡MAAAS!!!!!!! Para mantenerme el empalme que me producen estas soluciones definitivas tan ssstupendas, a mi izquierda estaba un engominao del ayuntamiento de Madrí. Me he estado preguntando lo mismo toda la comida. Hasta que al quinto vinito del priorato él mismo me ha ofrecido la solución: "¿Ves ese de ahí? Es mi amigo XX (diría nombres, pero es que ni zorra). Bueno, ahora es mi jefe, el presidente de nosequé del ayuntamiento, pero es mi amigo. Fuimos juntos al colegio". Joer, cómo está el pepé.
El vino dulce con sabor a fresa es exxxxcelente.
Me dicen por aquí (eva y dany, www.ayquevomito.com, que no se atreven a masacrarme a mí, snif) que no se creen lo de claudia-p. Ayer mismo, después de colgar el post estuve hasta las mil (en el trabajo, que ya es afición) leyéndome lo que escribe la pobre chica, analizando para ver si era verosímil o no. Sé que soy demasiado crédulo (que se lo pregunten a mi ex la peluquera o a todos los cubanos que consiguieron que llegase al aeropuerto con dos dólares y unos pocos centavos, gracias compadres, con lo que pesa el dinero), pero no encontré indicios de que fuera falso. La chica escribe mal, así que no me creo que sea un experimento literario. Tampoco tiene donde contestarla, así que sería una tomadura de pelo de la que no conocería los efectos. Y además no se hace publicidad en ningún lado. Hombre, lo más increíble es que alargase tanto la intriga de la carta de su padre. Y en general, lo que le pasa, pero es que la vida es así, no me parece tan raro. Sólo que otros no lo escriben en un blog. ¿Os creisteis lo de Anna Frank? Porque eso sí que era tremendo. Resumen: que si alguien quiere tomarnos el pelo es un tipo muy constante, muy paciente (ha ido dosificando demasiado las desgracias) y lo hace por pura afición. Además, añade dosis de verosimilitud muy literarias, de auténtico maestro: cuando claudia cuenta la gente que sonríe por la calle, cuando habla de sus sueños o de lo que le pregunta la gente de su pueblo... ¿Ese blogger sabe hacer todo eso y redacta regular? ¿o finge un estilo torpe? ¿Tan bueno es?
Que me lo creo. Que eso le está pasando a una chiquilla a la que me gustaría darle un abrazo y explicarle algunas cosas, por si le sirvieran de algo.
Y en cuanto a mí. ¿Qué tiene mi vida de particular? Vale, viajo. Y mis amigos me odian por eso, y Cris tarde o temprano dejará de entenderlo (esto se llama captatio benevolentia, para quien no haya estudiado retórica). Pero sexo muy de vez en cuando y pastis a menudo (señores: casi dos meses sin probarlas ¡¡¡¡¡¡¡!!!!!! soy un fiera) no convierten mi vida en algo interesante. Así que, a no ser que seais aficionados a los tríos, poco hubiera podido hacer para sacaros del pozo de la crema de cacao y el jesusvazquez.
Pero besos.

miércoles, 22 de mayo de 2002

Tengo muchas cosas que contar sobre Cuba. No quería volverme. Conseguí vivir allí con toda la intensidad que buscaba, aunque sólo fueran cuatro días. Nos metimos en los sitios en los que no había ningún yuma (guiri) y tengo en la cabeza todas esas imágenes, las carreteras; los pueblitos por los que pasábamos oyendo aquella cinta con el cuchibiri y el Ché comandante; la langosta que nos comimos en la playa; toda esa gente que recogíamos haciendo botella (autostop), encantadora, fanática o las dos cosas: mi camino de vuelta a la casa por la mañana, sucio y desastrado, mientras la ciudad amanecía; cuando nos detuvo la policía o cuando me propusieron matrimonio (nos metimos en el baño a comentarlo, "joer, como está Cuba" le dijimos a un tipo que entró, "sí, es un puterío", y nos dio su tarjeta, "soy joyero en los ratos libres, si quereis comprar algo...". Joer, como está Cuba). Hemos aprendido tantas cosas... estuvimos tentados de quedarnos para sobrevivir desplumando a los yumas.
También quería hablaros de cuando vi la trilogía de La guerra de las galaxias con mi ex, la que se casó hace dos semanas. Fue un maratón desde la cama, mientras le explicaba todas las referencias literarias, por qué eran tan brillantes los diálogos, cómo estaba presente la narrativa de aventuras en las situaciones(del western a las historias de carretera)... Paramos sólo para cocinar y para exo que os imaginais y fue una de las cosas que más disfrutamos, justo al final de la relación... Y cómo, porque todo eso es parte de mi vida, me entristece ver El ataque de los clones y comprobar que han hecho otra película de diálogos tópicos, como de teleserie, y situaciones de videojuego, como pensando en la playstation y en los muñequitos que van a vender.
Tampoco quería dejar de contaros cómo me siento de bien cuando hablo con Cris, cómo voy a anular mi próximo viaje para estar con ella un fin de semana, cómo me quiere y me hace volar.
Ya veis, tenía temas profundos, stupendos y frívolos, a elegir.
Pero acabo de leer algo que me ha estremecido. Es una página sincera que me cayó simpática en su momento, antes de empezar a escribir ésta. Luego la perdí la pista, porque nadie tiene un enlace a ella. www.claudia-p.com. No os lo salteis. Leeros el post del 22 de mayo. Yo todavía tengo la piel de gallina.