martes, 30 de julio de 2002

Permitidme ponerme repelente. Acabo de mirar mi contador y estaba a una visita de batir mi marca. Auguro que registrará una cantidad de pinchazos enorme, como la de Nazaret el día que menos tiene. Y con este pedazo de diesño de retaguardia. Y justo hoy, que el dire me ha dicho que hemos pulverizado los records de ventas de la revista con el número de julio, en el que yo me escribí la mitad. En sus veinte años nunca había vendido tanto. "¿Y no te han dicho nada?", me preguntaba Cris. "Nadie tiene que decirme nada. Lo sé". Vale, pelín chulito, pero no está mal como colofón de un día en el que me he venido a la redacción a las siete de la mañana, sin haber dormido ni un minuto y Cris no se ha puesto al teléfono las cuatro o cinco veces que la he llamado.
Y no sé por qué la he llamado, debería haber dejado que el paso definitivo lo diera ella. Y así yo no me siento culpable y así pensaría que fue una decisión suya. Al final hemos hablado. "Esto nuestro ha sido pura Ley de Murphy, hemos ascendido hasta nuestro nivel de incompetencia, éramos un rollito estupendo hasta que hemos ascendido a novios a toda velocidad y has empezado a exigirme, a decir qué tengo que hacer, de qué no puedo hablar, cómo tengo que pensar... Y eso no, de ninguna manera". "Es que me cabrea que te cuente que hemos estado en una playa nudista y lo único que me preguntes es que qué tal están mis amigas desnudas. Eres un salido". "No, es que tengo ese sentido del humor retorcido. Mira, en la época en la que más ganas tenía de acostarme con cualquiera siempre la cagaba en algún momento con alguna frase que a mí me hacía mucha gracia y que a ellas les hacía perder todo el interés". "Es que eres un salido". "Nonono, es que hay que entender mi humor, se me ocurre una frase ingeniosa y no puedo reprimirlo. Cuando trabajé en la productora de televisión, nada más empezar, el primer día a primera hora llamé a información de telefónica para pedir un número. Se puso una tía y en vez de darme los buenos días dijo 'hay que ver la gente como está a estas horas, lo que se aburre', '¿por qué? ¿qué te ha pasado', 'nada, la gente que no tiene nada mejor que hacer a estas horas', 'pero ¿qué te han dicho?', 'nada, es igual', 'hombre, ya, termínamelo de contar', (...) 'que de que color tenía el coño –susurró–'. Estaba en una habitación enana, rodeado de gente del Opus, y tuve que morderme la lengua casi hasta llorar para no preguntarle '¿y de qué color lo tienes?'"
Luego Cris me ha dicho que seguía apeteciéndole irse de vacaciones conmigo y le he explicado que lo único que podíamos hacer era volver atrás y ser otra vez independientes, porque ella no podía ser el centro de mi vida a tantos kilómetros de distancia. Que no podía intentar cambiarme antes de conocerme. Que primero tendría que aguantar mis bromas y todo lo demás. Y yo sus cosas. "¿No has visto el anuncio ese de 'un amigo nunca es un pesado, es un filósofo'?". "No tengo tele". "Bueno, pues es igual, yo no soy un salido, tengo un sentido del humor raro. No me digas lo que tengo que ser, ni lo que tengo que hacer, porque me agobio. Primero entiende lo que soy y acéptalo, y entonces decide lo que quieres hacer conmigo". "Vale". "Bueno, cariño, pues luego te voy a buscar y nos tomamos una caña" "¡¡Que ya no me llames cariño!!".
Vaya, veo que lo ha entendido todo.

lunes, 29 de julio de 2002

QUÉ OTRA COSA PODRIA VER UN EXPLORADOR CANSADO/
DENTRO DE LOS LÍMITES DE UN METRO CUADRADO DE TRISTEZA

Todavía no lo sabe, pero me va a abandonar. Hablamos el otro día, dice que le han llamado del hospital, que tiene que volver a entregar unos informes, que no va a pasar la noche del martes conmigo. No le pregunté si me estaba mintiendo, no era la pregunta correcta. "¿Si pudieras pasarías esa noche aquí?". "No lo sé, después de la última vez me da un poco de miedo". Ya. Pero insiste en que pille unas pastillas para el festival de Benicasim. Fuera de nosotros nos querremos. No quiere saberlo, no quiere hacer otros planes para este verano, "todavía podemos irnos juntos, ¿no? los dos somos buenos compañeros de viaje". Me dejará, quizás después. No pasa nada. Otra muesca en la pared. Another brick in the wall. Perito en lunas. Buscando una luna que ande sola.

Cosas buenas, cosas malas y cosas ni se sabe de estos últimos días:
-El jueves conocí a Sam. Un poco perdido entre tantas encantadoras pijas locas por U2 (la frase que más oí aquella noche fue: "a mí me gustan, pero yo no soy tan fanático como toda esta gente que está aquí") fue una anfitriona dedicada. Me dijo tantas cosas bonitas que yo sólo pude agradecérselo con sonrisas enormes. Espero que dijeran lo suficiente. No hay nada como el abuso del alcohol y buscar enemigos comunes (como el relaciones públicas de las SS que nos echó del O'Neill) para hacer amigos. me di cuenta de cómo han evolucionado mis lecturas. "¿Lees a Lenin?". "Eeeeh, pues no, lo tengo pendiente, esto... –coño, ahí me ha pillado–" "A Leny mira y no se qué". "Ah, sí, a esa sí".
-Tuve que aplazar, contra mi voluntad, la redacción del poema épico La noche que conocí a Wonder Woman. Espero que siga vacante la plaza de macho temporal (la terminología no es mía, que conste)
-Viernes: lo que hice el viernes no se puede contar ni en este diario. Imagínate.
-Sábado: prometí que nunca volvería a caer, pero esta vez no lo quiero evitar. Y es que me hace volar. Fer, el médico, dice que me están volviendo paranoico. Liviana memoria. No recuerda que la frase "están todos contra mí", así, literal, era parte de mi repertorio desde el cole.
-Domingo: mi abuela me dice que si estuviera mi madre las cosas no serían así, que ella ya sabe donde estaría. Que cada vez la echa más de menos. Le sonrío y le acaricio la mano. Qué otra cosa podría decirle.

(podría ver todos esos días irrecuperables/ posándose como una bandada de pájaros imaginarios. B. Atxaga)

jueves, 25 de julio de 2002

DEJA VU

Anoche llegué a casa a las tres de la mañana, directo del trabajo. Me puse a ver Atrapado en el tiempo. Luego, estuve vomitando hasta las siete. He llegado a las dos al trabajo. El director estaba de viaje y el jefe interino, que soy yo, ha llegado seis horas tarde, así que, con muy buen criterio, todos se habían ido hora y media antes de la hora de salida oficial después de estar, muy probablemente, tocándose la nariz toda la mañana.

Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las doce, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la ropa limpia... esta camisa parece que no está muy arrugada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 19 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano J y no le llamé.
Por la tarde: "Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
Por la noche: "Oye Noe, ¿por qué no nos vamos a lo oscuro y te enseño una cosa?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."

Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, la una, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la silla... esta camisa parece que no huele muy mal.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 22 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano C y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Ana, ¿por qué no nos tomamos la última en mi terraza?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."

Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las dos, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en la lavadora... esta camisa parece que no está muy mojada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 25 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermana M y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Tan, ¿por qué no...?"

miércoles, 24 de julio de 2002

Es cierto, tengo una Basta cultura. De Alpha Flight a Omega Men, del Equipo A a Z de Zorglub, del zero al infinito. Es verdad que puedo analizar a bocajarro "La noche del cazador" en un bar a las tres de la mañana, aunque sólo después de ver la tertulia de los amiguetes de Garci. Y hasta puedo destripar el final, como ellos. Tiene razón Daurmith, profundo soy, a manera de pozo. ¿Cómo? ¿De dónde? La respuesta es fácil, el que quiera ser culto en sólo un día debe aprender las cosas de una manera agradable, accesible y que pueda entender, como yo lo hice. Por ejemplo, hablaba hace poco de Shakespeare. Todo lo que sé de él lo aprendí aquí, y se me saltaban las lágrimas de emoción. Tirad, tirad del enlace e iluminaros. Como escribió un sabio en un cartel colgado en el querido lavabo de mi lugar de trabajo (va cita): "no te dé ninguna pena, puedes tirar de la cadena".

PD: ¿Alguien me presta un cacho de espacio para colgar lo del soneto XVI de Shakespeare. Es que son cinco folios.

martes, 23 de julio de 2002

Había una rubia alta, joven, espectacular chupándosela a un madero en el rincón de una discoteca de la playa. All Inclusive por cinco dólares. Ultima hora, italianos borrachos música de mierda, pachanga italiana. Nadie veía nada. Chakira me había contado que detenían a las chicas a las que pillaban con extranjeros en zonas retiradas, playas, coches... Algunos policías (no todos, claro) les daban a elegir entre hacérselo con ellos o una denuncia que podía suponer ocho años de cárcel.

-Joer cómo esta Cuba. Llena de putas y pesaos.
-¿Sabes lo que te digo? Que las putas somos nosotros. Yo, que no voy a contar lo que he visto.
-¿Y por qué no?

¿Por qué no? Me pongo a escribir y hago lo que tengo que hacer, pero también hablo, de pasada, de la presión política, de las jineteras y de su control, de lo que hay que hacer para echar un polvo. Irse a la playa o a una pensión ilegal.

"¿Tú te lo has hecho alguna vez en la playa?", me pregunta anoche Cristina. Cinco plomizos segundos para darme cuenta de que ha estado leyendo mi reportaje, cinco segundos de duda antes de contestar. "No, nunca, por qué me lo preguntas, bueno sí, creo que he hecho algunas cosas, pero no me consigo acordar..." Diez, quince segundos mirando por la ventana. "¿Dónde estás?, ¿dónde te has ido". "No, es que no me acuerdo, creo que sí... sí, vi como una pareja se lo hacía mientras nos mirábamos en Larrabasterra, una playa nudista de Vizcaya, bueno, y a otra a medias y creo que fui con mi ex alguna vez y nos miramos con otras parejas, pero hacerlo hacerlo, nunca". Soy temerariamente indiscreto conmigo mismo. Vosotros lo sabeis mejor que nadie.
Sé que se acabó o, al menos, que es el momento de dejarlo, mientras haya recuerdos divertidos.
Luego, la noche empeoró.

lunes, 22 de julio de 2002

Sumergirme en Cristina. Cuerpo y alma. Dejarme llevar. Emborracharme hasta que me caiga. Ponerme de pie sobre el techo de coches en marcha y gritar que soy el rey lagarto. Gritar. Llorar riéndome. Escribir las palabras más hermosas de los versos de esa lengua. Romperlo todo antes de morir. Abrir todas las ventanas. Lanzarme y volar. Romper cristales a patadas. Comerme la hierba a bocados. Saltar. Gritar.
Soy un puto negro del universo.
Virgen y furioso.
Y te imaginas que no saliera
mañana el sol por ningún lugar,
que este momento
tan sólo nuestro
se hiciera eterno en la madrugá.

Esta noche llega Cris. Va de camino a Fuerteventura, creo, con unas amigas. Me preguntó qué me parecía que hicera ese viaje quitando días de nuestras vacaciones. Le contesté que "saludable". He tenido tantas dudas este fin de semana que necesito cantarme esa canción de la Niña Pastori para que vuelva a apetecerme Cris. Es la que le canto cuando nos duchamos juntos.
Lo que pasa es que he tenido un fin de semana asqueroso, todavía preocupado por el maldito cierre, que tenía que haber estado resuelto hace diez días, vaya cagada. El jueves salí a las seis, dormí un par de horas y volví, el viernes salí a las siete de la mañana. Me he perdido una despedida de soltero y la comida del cumpleaños de tres de mis hermanos. Nadie me cree, todo el mundo piensa que no he ido porque soy un desastre y un pasota. Una mezcla de ambas. Al menos se acabó.
...hasta el mes que viene, claro. Me pasa lo que a Nazaret, que cada 28 días mi vida es una mierda.

Como todavía están llegando las pruebas y no me sentiré cómodo escribiendo aquí hasta que no esté todo liquidado, os voy a colgar una cosilla que viene a cuento de uno de los últimos pops de Tan, uno en el que clasifica a los tipos de los bares. Aprovecho para salirme de esa clasificación. Hace tiempo que no participo. Mi frase nocturna es "a mí que me entren" (con el resultado previsible de que como mucho me entre un calambre). Soy el yonki del fondo. Anda, cielo, hazme una categoría pa mi solito. Que cada día te pones más interesante y me pones más interesado.
Lo que os cuelgo es un reportaje que escribí para una revista de quinceañeras en la que también llevo la sección de Motor. O llevaba, porque veo que lo último que les mandé no aparece en este número. Vale, esta vez me pasé, llegó tardísimo, pero no soy un pulpo de cuatro cerebros. Además, que no había cosa más idiota que yo llevando una sección de scooters monísimas y cochecitos ideales. Yo, que no tengo carné de conducir y que soy un troglodita que piensa que el mejor modo de transporte es a caballo o a pie, que se conoce gente, y que cree firmemente que la camiseta color crema de Ibiza que llevo podría pegar de alguna manera con los pantalones verdes fosforitos que ya han salido en este diario.
A lo que iba es a que seguro que no me publican el reportaje, porque encima de mandar lo de Motor unas horas después de que la revista estuviera en imprenta (una mala tarde la tiene cualquiera) se me ocurrió acompañar el envío con una petición de dinero. Oportuno que es uno. Así que no lo veo claro. Y además, que este reportaje lo mandé en octubre y ni me han contestado. Soy un puto negro del universo, como Patti Smith.
Así que, con gran dolor de mi corazón, en vez de ganarme una pasta os lo dejo aquí gratis. Debería haber contenidos de pago en los blogs, snif

CHICOS PELIGROSOS

Los únicos golfos interesantes son esas porciones de mar que se internan entre dos cabos o los que aparecen en el cine o en la literatura. O sea, los de ficción. Lo malo es cuando uno de verdad se mete en tu vida. Los conoces porque tú o tus amigas os habéis topado con alguno de esta especie. Son listos, egoístas, falsos, van a lo suyo y han perfeccionado una táctica que les funciona muy bien casi siempre. Lo único que buscan es un rollito, sexo o ampliar su colección de conquistas con vistas a alimentar su ego. Si te descuidas utilizarán tu punto más débil y acabarás llorando por los rincones, con el corazón roto o metida en un lío sentimental por su culpa. Tú única defensa es estar atenta y prevenida cuando aparezca uno de estos sujetos. Al fin y al cabo, sus trucos no son tan difíciles de detectar.


1.- Clasificación

-El "consolador" atrapa a sus victimas entre las depresivas y ariscas, tristes y despistadas. Si respondes "vaya" a una pregunta neutra tipo "¿qué tal?" pondrá en marcha su radar y te intentará demostrar que no todos los hombres son iguales, o sea que él es diferente y se preocupa por ti... hasta conseguir sus objetivos. A.- Para librarte de él: Nunca le confíes tus problemas, porque sabe muy bien qué hacer con ellos. B.- Para caer en la tentación: Móntale un numerito con llantos de mentirijillas y problemas de telenovela. Se lanzará directo a por la presa sin saber que se va a convertir en el cazador cazado.

-El completista. Se marca objetivos, y quiere probar, por ejemplo, con todas las letras del alfabeto, así que se le encienden las antenas cuando encuentra a una chica con un nombre que empieza por W y haría cualquier cosa por una que empezara por X A.- Para librarte de él: Reniega de tu nombre: para él te llamas Ana o María. B.- Para caer en la tentación: Invéntate un abuelo materno danés o de Zimbabwe y dile que tu nombre es Xena o Zorione.

-El coleccionista: Este cuenta en su lista con chicas con todos los colores de pelo, de ojos y de uñas. Se le ha complicado el trabajo desde que aparecieron los tatuajes. Su sueño es Elena Anaya, que tiene un ojo de cada color. No es tan exhaustivo como el completista, pero tiene querencia por las chicas que cuentan con algo diferente. A.- Para librarte de él: Morena y con el pelo recogido estás muy guapa y pasará de largo. B.- Para caer en la tentación: Córtate el pelo al cero o tíñetelo de verde. Si lo que quieres es una relación muy breve, colócate un tatuaje de quita y pon.

-El acumulador: No sabe decir que no ni dejar a la anterior, así que se junta con seis ó siete novias a la vez. Cuando le descubren se hace el ingenuo con excusas como “es que no quería hacer daño a ninguna” o “es que tengo un corazón muy grande” . En realidad sabía muy bien lo que estaba haciendo. A.- Para librarte de él: Si no quieres ser la octava mujer de Barba Azul tienes que estar muy atenta a sus extrañas desapariciones, a las llamadas intempestivas al móvil y mandarle a paseo pero de verdad. Una buena venganza es organizarle una cita sorpresa con varias de sus víctimas. B.- Para caer en la tentación: Olvídate de los celos. Al fin y al cabo un chico compartido es mucho más llevadero.

-"El poeta"; Ese eterno tierno, que tan bien comprende a las mujeres y que sabe decir en el momento adecuado lo que quieren escuchar... Te leerá poemas que no ha escrito él o te cantará una canción al oído. Este es transparente y se le suele pillar pronto, aunque siempre quedan incautas... A.- Para librarte de él: Ataca su ego. Si comentas en voz alta lo cursi que es lo que acaba de decir no le volverás a ver el pelo B.- Para caer en la tentación: Suspira embobada ante su última “creación”. No necesitas hacer nada más.


2.-Reconócelos por sus trucos

-Separar a la oveja del rebaño. Insiste en llevarte al otro extremo del bar con la excusa de jugar un Trivial o acompañarte hasta la barra. Lo que quiere es que no estén tus amigas delante cuando emplee todas sus armas. Un truco que le funciona muy bien es perseguirte cuando vas al baño y acorralarte a mitad de camino, Como ves, tiene instintos de depredador.

-Emborracharte. Te ofrece otro tequila, le dice al camarero que cargue más la copa o pide otra ronda antes de que termines la anterior. Dos horas de este tratamiento conseguirán que a tus ojos el chico se convierta en Brad Pitt o Jonathan Brandis, aunque al día siguiente descubras que se trataba de una auténtica albóndiga con gafas.

-Hacerse la víctima. Aprovechando tu instinto maternal te cuenta todas sus desgracias. Nadie le quiere, sus padres son unos tiranosaurios, su ex novia le pegaba… La historieta irá creciendo a medida que vea que funciona y que tú le tratas de consolar por todos los medios. Cuando te dé suficiente pena estarás ya blandita como una magdalena… lista para mojar.

-Darte la razón. Te dice exactamente lo que tú quieres oír. Increíble, parece el chico perfecto ¿Cuál es el truco? Muy sencillo: ha estado leyendo entre líneas mientras hablabas. Explícale lo mucho que te apasiona el ciclo reproductivo de los caimanes australianos y te dirá que a él también ¡Qué coincidencia!

-Contacto físico. Te pasa la mano por el pelo o por la mejilla, te roza “involuntariamente”, te agarra para bailar incluso cuando ponen tecno… Y, como no eres de piedra, a lo mejor picas y termina llevándote a su terreno.

-Tirar de cartera. Aunque te resistías al principio, van pasando las horas y te das cuenta de que lleva toda la tarde pagando sólo él. Te sientes un poco culpable y sin fuerzas para decirle que no a nada: de alguna manera tienes que corresponderle… Eso es lo que quiere. Mejor hazle un cheque en una servilleta.


3.-Test
¿Tu novio es un chico peligroso?

1. Te tienes que ir pronto a casa
A. Una despedida corta con cara de pena y sale corriendo detrás de un grupo de lobas. Sólo le ha faltado decir “¡Yupi!”.
B. Si te vas tú ya no tiene nada que hacer en la calle. Te acompaña hasta tú casa y va directo a la suya (en la otra punta)
C. Se va con tus amigas


2. No vas a poder salir en todo el fin de semana
A. Le da mucha pena, pero desaparece y no vuelves a saber nada de él hasta el lunes o el miércoles.
B. Mensajes al móvil, llamaditas de ánimo... Te cuenta que ha ido al cine con su madre. Tus amigas le vieron irse a casa prontito el sábado.
D. Ha salido con sus amigos, y el domingo te llama para contártelo.

3. Le confiesas que le quieres.
A. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te pide algo (que le dejes irse con sus amigos, que le prestes dinero, que le hagas eso que tanto le gusta…)
B. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te ofrece algo (invitarte a cenar, comprarte un regalo, hacerte eso que tanto te gusta…)
C. Te lo hace repetir durante toda la noche.

4. Te presenta a sus amigos…
A. … pero como si no te los hubiera presentado. No te ha dicho el nombre de ninguno, te ha dejado en una esquina y se ha puesto a hablar con ellos.
B. … como si les estuviera enseñando un billete de lotería premiado
C. … y les pregunta que qué les pareces.

5. Se ha perdido durante dos horas
A. Vuelve muy contento y muy agitado. Te besuquea y te dice que te ha echado de menos.
B. No ha bebido ni una copa desde entonces y tiene cara de sueño. Te pregunta: “¿dónde estabas?”
C. Te le encuentras bailando con un grupo de chicas


MAYORIA DE A: Has caído en las manos de un ejemplar que cualquier día protagonizará un episodio de National Geographic. Un auténtico depredador. Se las sabe todas. Será mejor que empieces a pensar en ti misma y que, directamente, le abandones. O al menos pon en cuarentena cada una de sus palabras. Pero si no puedes vencerle únete a él: aprende cada una de sus artimañas y haz un master gratuito en cara dura. Puede venirte bien para el futuro.
MAYORIA DE B: Tu chico no ha roto un plato en su vida, el pobre. Pórtate bien con él, porque se lo merece. Quizás eches en falta un poco de emoción en vuestra relación, pero en estos casos es mejor que falte a que sobre.
MAYORIA DE C: El chaval apunta maneras, pero todavía puedes contrarrestar todos sus trucos sin problemas. Es un aprendiz que sólo puede ser peligroso para las más incautas. Síguele la corriente un ratito, hasta que te aburra, y párale los pies cuando sea necesario.

Como era la primera vez que escribía en ese tono y en esa revista, les mandé un email a las chicas de publicidad para que me dieran la opinión femenina (son las que me presentaron a Ana la Cocainómana, que empezaron viéndome como a un hombre soltero y han terminado tratándome como a una mascota. Casi lo prefiero. Por lo del cariño). Esta es la respuesta de la jefa:
"Asunto: Chavos peligrosos
Vaya, vaya que sorpresa por fín hay un hombre que describe "tal cual" de que palo vais.... increible!!!!
congratulations"
Un escalofrío de orgullo, pero de acojone, recorrió mi espalda. ¿Estaba desvelando más secretos de los aconsejables? ¿Soy un repugnante traidor?

lunes, 15 de julio de 2002

VAMOS PALLÁ

Jueves de hace dos semanas: nos cogemos un pedo tremendo el dire y yo en la fiesta cubana. Me dice que ve que tengo mucho futuro (una sola vez) pero que no se puede ser tan lento, que no se pueden entregar las cosas dos semanas después, que la calidad en este trabajo es la rapidez, que un redactor que tarde quince días en entregar un reportaje no es rentable, que cuando sea colaborador tarde lo que me dé la gana, a ver de qué vivo, que... (durante veinte minutos ininterrumpidos). Vale. Cogido. Se pone a departir con alguien de la organización y yo hablo con la churri más cercana. "Preséntame a tu amiga". "Es mi madre". Coño, qué mal ando de la vista. "¡Pues cualquiera lo diría!". Se va el jefe. Se va la chica, me invita a una rueda de prensa al día siguiente. "Oye, y porque no vuelves y nos vamos a tomar algo". "Vale, dejo a mi madre y vuelvo". Me quedo hablando con una amiga suya que no sabe dónde irse de vacaciones. "No hay nada como echar un polvo en una playa cubana, pero no te lleves a tu novio, claro", le recomiendo. Frase incorrecta. Me voy al baño. Me encuentro con el relaciones públicas de un bar de moda en el que hicimos una fiesta de la revista en la que trabajaba antes. Delante de mi hermano dijo aquella vez: "a ti te conozco de otros ambientes". Mentira podrida, pero no me iba a poner a desmentirlo en ese momento tan peliagudo. Pío, pío, que yo no he sido, disimulamos. Al rato lo repitió delante de la relaciones públicas de la revista. Le enviaron una carta para quejarse de eso y otras cosas. Yo dije claramente que no quería que esa historia tan tonta apareciera en la carta. Ni puñetero caso, quitaron mi nombre y la mandaron. Fue el día que conocí a Ana la Cocainómana, cuando su amiga me preguntó si era gay antes de presentármela. Al parecer la historia se difundió por toda la fiesta. "Es que ahora no hay ni un chico soltero y que esté bien que no lo sea". Luego Ana me aclaró que, según ella, el que no lo era, era aficionado a los tríos o a los intercambios. Hay gente que se encuentra con gente más rara que yo. El caso es que el jueves acabé haciendo las paces con este chico y me invitó a ir a Cuba con él y unos famosillos. Maravilloso. Lástima que justo esa semana me vaya a poner enfermísimo. Cuando volví dentro, no quedaba nadie y estaban barriendo. La churri aquella me había llamado al móvil para decirme que no venía. La otra se había escapado sigilosamente. A ver, lógico. Así que ¿para qué irnos a casa? Llame a mi amigo Rafa el sumiller, y me fui a buscarle a un bar en el que me metí el primer trozo de tripi de mi vida (digan lo que digan por ahí). No sé, no fue nada, un poco exaltado y un poco pedo, ná más. Acabamos, a eso de las seis, en un bar boliviano casi cerrado. Una panda de chavos intentaban, con cierto éxito, meter mano a un grupo de españolas aficionadas al baile y al sexo con americanos, actitudes admirables, pero no por mí ni en ese momento. "Oye tú, que aquí nos van pegar un tiro", "pero si se llevan todos muy bien, ¿no ves como se quieren?", "ya, pero si entra la banda rival por la puerta y empieza la balasera no van a preguntar si somos de la banda o no". Intenté entrar en el baño, pero había una pareja follando evidentemente contra la puerta. Entre en el otro, que tenía un cesto con unas tizas para escribir en las paredes y puse algo así como "cabrones, os voy a dar pal pelo" u otra frase agresiva estilo South Park. Cuando salí, el camarero entró detrás y supongo que lo leyó, así que cuando nos íbamos se disculpó, según Rafa, por los follarines del servicio. Se encogió de hombros, movió las manos con cara de pena y balbuceó "speed". Lo intentó otra vez "el speed". Cuando iba a por la tercera, dijo Rafa: "ya, ya, el speed". Lo que une la noche, cómo nos entendemos todos. Mi Crispi estaba de guardia, así que decidí llamarle y presentarle a Rafa. "¿Qué? ¿te hemos despertado?". "No, salgo ahora de trabajar", "coño, ¿y a qué te dedicas? ¿eres puta?". La famosa sutileza de Rafa. Recuerdo aquella Semana Santa que pasamos en Salamanca para que yo me olvidase del feo abandono de Ana Punto, mi lectora. Tuve que esquivar al hermano de una joven a la que llevamos a casa de la abuela de Rafa y que decía que la había violado en el suelo del baño. En fin, 100% de probabilidades de que no fuera cierto, pero así es Rafa, que se pasó una hora en el baño con aquella chica, que el caso es meterse en líos. Como nos lo gastamos todo en cerveza, el hijo de una amable vecina nos traía sopa y otras viandas baratas. Pero como Rafa le llamaba chacha ("oye chacha, que ya hemos terminado, que te puedes llevar la olla") nos quedamos sin comida gratis. también es el mismo tipo que me mantuvo en Londres durante dos meses (el tercero me mantuve yo como pude) y que se gastó todo mi sueldo de una semana (con el que me pensaba independizar de él) en un ratito que pasamos en un bar gallego. Fabada, dos botellas de vino blanco, callos y no sé cuantas cosas más a precio de beluga. Le perdí la pista durante demasiado tiempo, creo que desde el 97, y hace unos meses me le encontré por casualidad en una callejuela. Iba en su moto, y de paquete llevaba a un catalán que estuvo con nosotros en Londres aquellos tres meses. Casualidades. Pero lo primero que hizo fue llevarme a un bareto en el que me clavaron mil duretes por cenar. Liante es la palabra. Ahora, le han dado una columna de opinión en una revista de gastronomía, y quiere que se la haga yo. ¿Pa questán los amigos? Le he dicho que vamos a hacer historia, que vamos a revolucionar el periodismo gastronómico. O eso o quedarnos en casa, nada de medias tintas.
Llegaba a casa a las siete de la mañana y llamé a Cris para decirle unas cuantas guarradas que, por fortuna, ya no recordamos ninguno de los dos, qué bien que las palabras se las lleve el viento. También le conté lo de la chica que había conocido y que me había llamado al móvil, edulcorándolo convenientemente para no quedar fatal y que no se vieran mis malas intenciones. Sentado en la terraza, hablando a gritos por el móvil, pedo perdido, le pregunté si yo estaba tan bueno como para producir ese efecto. Me dijo que no, que para nada, que lo que pasaba es que como tenía un trabajo interesante, quedaba muy bien para contárselo a las amigas. Y vuelve a por otra, gilipollas. Es que no se puede ir tan sobrao, que la pobre Crispi también tiene su corazoncito.

El viernes creo recordar que fue cuando conocí a mis sobrinas nuevas. La niñera rumana era de peli de la Gestapo, pero las niñas no están mal. Sólo que ahora no saben hacer nada y son un rollo.

El sábado me habían preparado una cita en mi ciudad natal con un constructor que quiere denunciar a unos funcionarios por que le quieren cobrar unos kilitos de nada de comisiones. Le aconsejé que se comprara un micrófono para unirlo a la grabadora que ya tenía y se lo puso en el reloj. Ya está grabado, ya están en el bote. Sólo hay que esperar a que solucione su asunto, pagando o sin pagar y luego, a publicar el reportaje. Le recomendé que antes de hacer justicia, se asegurase lo suyo. Que la historia es muy golosa, nunca he hecho algo así, pero uno tampoco es un buitre. Que se sepa.

Por la noche, reencuentro con mis amiguetes. Le dije a Fer, el médico, que tenía algunos problemillas sexuales ultimamente. "¿No se te levanta y sigues tomando pastillas?". "No es que no se me levante, es que antes funcionaba como un reloj y ahora no tanto". "¿Como un reloj? ¿O sea que salía a las en punto y a las y media y soltaba unos chorritos?". Después de recabar la opinión médica decidimos ir a por unas pirus. Luis ha vuelto a casa después de tantos meses golfeando por Gijón. Así que hablamos de un tema que le tenía guardado hace tiempo. "Vamos a ver, todo el puto año dando el coñazo con que para enrollarse con una tía hay que hacer esto y esto y esto, que si hay que ir por libre y no en grupo, que si hay que ser más enrollado, que si patatín y patatán, y resulta que me dice Patricia hace unos meses, que lo que pasa es que tú estás bueno y tienes morbo. ¡O sea que todo ese coñazo, y en realidad eres un inútil que estás bueno! A mí no me vuelves a dar un consejo más". "La verdad es que tienes razón. Y tiene mérito lo tuyo siendo tan feo como eres". Fue una noche de reencuentro plagada de hostilidades. Tanto que no pude salirme del papel y me puse borde con un portero de discoteca, con el consiguiente peligro para mi carita.

La mañana de aquél domingo fue bastante pesada, con una vuelta a casa llena de arrepentimiento por parte de todos menos de mí. Aún así, dejo las pirulas... para ocasiones muy especiales. Me decía hoy Cris que eso ya lo había dicho antes. Pero no, antes dije ocasiones especiales, y ahora, ocasiones MUY especiales. Es que de las especiales las hay casi todos los días. Aprovecho para deciros que las pirus son malas. Lo principal es que seguro que me están jodiendo el cerebro, aunque nadie haya notado la diferencia. Pero de lo que estoy muy seguro es de que:
a) te crean problemas de sueño, no soy capaz de dormir por la noche y no soy capaz de llegar antes de las doce al trabajo, cuando debería entrar ¡a las ocho! ¿Cuanto más duraré así en el trabajo de los sueños de tanta gente, como lo definió mi dire el otro día?
b) te crean disfunciones sexuales. No me preocupa todavía, pero podría llegar a ser una putada. Además, no te apetece enrollarte con una desconocida, ni entrar a nadie en los bares. Estás en tu mundo.
c) acaban volviéndose una diversión triste y obsesiva. Si no tienes pastis parece que no te vas a divertir. Cuando llevas tantas, ya no es tan fuerte ni tan divertido.
d) un paranoico pastillero acaba convertido en una redundancia.
Que conste que creo que hay que saber usarlas y entonces sí. Mi edad y mi formación no están mal para este tipo de cosas, y al principio las usé como un método para conocerme. Pero no tengo suficiente voluntad, como casi todos. Así que, sólo para festivales, mi viaje a Amsterdam y ocasiones en que todos las tomen, celebremos algo y no haya moros en la costa del día siguiente.

Toda la semana escaqueándome. No puede ser, ya no tengo edad. Un día que llegué brutalmente tarde, me puse el traje, para que pareciera que venía de una rueda de prensa o para imponer más respeto y que nadie se metiera conmigo. Son trucos peregrinos, que más o menos funcionan, como escaparse del cole andando hacia atrás (como en los tebeos de Mortadelo), encabezar la chuleta de economía escrita en la mesa con un "sociología" que despistase al profesor, añadir a una M de mal que me había puesto en un examen autocorregido una B para que se quedase en MB (muy bien) y contarle al Cid Cateador que es que eso era lo que se ponía en el colegio al que iba antes, con la consiguiente bronca –odiaban el colegio del opus al que iba el año anterior, me odiaban a mí–, vomitar por toda la casa y explicar que lo que me había sentado mal de las doce botellas y el queso que nos habían regalado por ganar el concurso vestidos de nube, era el queso, utilizar el chantaje emocional y sexual como ÚNICA forma de comunicación con mi pareja... Y etcétera. No puedo pasarme la vida escaqueándome, usando sucios trucos infantiles. Un día me pillan.

Este jueves se cumplían diez años desde que se fue mi madre. Lo que daría porque me acariciara el pelo, con la cabeza apoyada en su sofá. "Ay, Felipito", me decía. Y no, no es mi nombre. Es el del amigo de Mafalda, que leía tebeos, vivía en otro mundo, tenía dientazos y nunca nunca hacía los deberes.

viernes, 5 de julio de 2002

CINCO DÍAS DE NOVIEMBRE

Me escribe The Fire (http://cgi-bin.spaceports.com/~thefire/iamthefire copia y pega, el enlace no funciona)
diciéndome que va a usar un poema que colgué por aquí abajo el 10 de abril. Y como me apetece recordar mis cinco días de noviembre con Ana la Cocainómana para llevar la contraria a julio, y como la respuesta en los comment se me salía por los lados, le contesto aquí:

"Y el poema, úsalo, claro, la idea era eso, cerrar aquello, escribir en activa lo que sufrí en pasiva, aunque sin mentirme, claro. Lo que pasa es que en él explico las cosas que nos pasaron en los cinco días que estuvimos juntos,
"con tu cepillo eléctrico", cuando la observaba mientras se cepillaba los dientes con su cepillo eléctrico ("comfrate uno, ef mu bueno fara lof vago' como nofotros"),
"con tu sobrino, ahora/ que ya sabes limpiarle las caquitas", cuando la enseñé a cambiarle los pañales a su sobrino mientras el resto de su familia se metía una raya en el salón,
"con tu lunar y con tus tatuajes", cuando acariciaba su lunar y el tatuaje de su tobillo (¿dónde estaba el otro?),
"Te dejo con tus largas noches blancas/ en que buscas, tal vez,/ la voluntad perdida,/ el amor imprevisto,/ o una risa afilada", cuando la acompañaba cada noche con la farlopa y me llamaba inútil porque no sabía hacer ni el turulo,
"Te dejo unicamente un par de notas", cuando la dejé sobre el cojín en forma de corazón la nota "scrito está en mi alma vuestro gesto/ y cuanto yo escribir de vos deseo/vos misma lo escribiste, yo, lo leo" de Garcilaso y esa otra de Lorca "si te vas te quiero más,/ si me quedo, igual te quiero,/ tu corazón es mi casa/ y mi corazón tu huerto"
"un par de camisetas," cuando nos acostamos, la primera noche y sin habernos liado antes, con dos tontas camisetas de Playboy y sin nada debajo (lo poco que duramos haciendo como que íbamos a dormir),
"dos canciones", cuando oíamos las dos canciones de los discos que dejé en su casa: cuando salí de la ducha y tenía preparada en su cd Las cuatro y diez de Aute cantada por Mónica Molina (chica encantadora que, de alguna manera, estuvo al principio y al final de los cinco días: el primero, cuando llame a Ana para que viniera a la fiesta de su disco y nos reencontramos y el último, cuando se había acabado todo y me llamó para felicitarme por la entrevista, Mónica me recuerda a Ana y viceversa) o cuando le canté la otra canción que no he vuelto a escuchar, la de Los Secretos (¿cómo era?),
"Ya no más telegramas,/ no sonará el teléfono en mi nombre,/ no te haré más visitas en los sueños", cuando le escribí mensajes (dos veces), le mandé emails (dos veces), le escribí un poema (sólo uno) le llamé (dos veces) y no contestó. Aquél recuerdo no se merecía estropearlo con la insistencia que me pedía el cuerpo,
"si sigues extrañando/ mi nariz, mis orejas,/ mis labios y otras cosas familiares", cuando me dijo que le gustaba mi nariz pequeñita, mis orejas pequeñitas, mis labios gruesos y sobre todo esa otra cosa familiar, lo que más,
"Te dejo con la incógnita/ de no saber qué quieres,/ si me quieres,/ si quieres que te quiera", cuando me dijo que me quería...

A lo mejor a vosotros no os pasaron exactamente las mismas cosas. Puede que fuera conveniente que hicieras una versión, añadiendo vuestras propias historietas. Más que nada para que no piense que te has equivocado de chica o que tienes un poema tipo. O quizás eso sea precisamente lo mejor. Suerte."

La primera mañana que desperté con ella me dijo "quédate todo el tiempo que quieras" y se fue. A las doce decidí que ya era suficiente con tres horas de retraso y me dispuse a ir al curro. Me duché con la puerta cerrada. Me tapé con una toalla. Recogí mi ropa aquí y allí y la amontoné en el centro del salón. Tomé mis famosos calzoncillos gays (semitransparentes, me los compró V. la belga y son escandalosos), me quité la toalla y... Bueno, mejor, os copio el email que le mandé a Ana al día siguiente:

"Cómo no creer en el azar. Venimos de ahí, de una casualidad que juntó dos de oxígeno y una de hidrógeno y que desencadenó una sucesión de azares que desembocan en este email. Las cosas más bonitas de la vida pasan por casualidad, como que tras una conversación tonta ("tu eres gay?") a alguien se le ocurra presentarte a la chica más guapa y más lista del baile y que acabes pasando con ella la noche más divertida, tonta y tierna de los últimos tiempos. A veces el azar no es tan impredecible, y era lógico que me encontrara con Blanca en la máquina y que ella observara con atención mi pelo de recién salido de la ducha a las 13,15, mi barba de dos días, mis ojeras y etc... También era previsible que mis compis de al lado me dieran, a esta hora, unos buenos días como con retintín. Los que no creen mucho en las contingencias son los guardas jurados, que no se han quedado muy convencidos cuando les he explicado que, curiosamente por segundo día consecutivo se me ha olvidado el pase para entrar al edificio, cosa que no me había pasado en dos meses. Deduzco que no son devotos del azar por la cara de "de donde vendrá éste con estas pintas". Pero lo más prodigioso que me ha deparado la casualidad hoy no ha sido nada de esto. Después de deambular por la casa con la toalla puesta, he elegido precisamente el salón para quitármela y ponerme los calzoncillos, y esos cinco segundos han coincidido justo con el momento en el que entraba la asistenta que NADIE me había dicho que venía. ¿Cómo no creer en el azar?

un besín, estoy como muy contento y como muy tontorrón, como que se me nota en la cara"

Sólo añadir que cuando vi entrar a la señora de la limpieza por la puerta, con los calzoncillos en la mano la primera frase que pasó por mi cabeza fue "¡su madre!". La señora se encerró en la cocina hasta que el pervertido abandonó la casa deseándole "¡que tenga usted un buen día!".

miércoles, 3 de julio de 2002

LO JURO POR LA CARA DE HOGAZA DE MARY JANE WATSON

Hay gente por ahí que no tiene vergüenza. Por ejemplo, están esas dos niñas inteligentes, que, sin embargo o a consecuencia de, no tienen vergüenza. Ya sabeis, esas dos, daurmith y eva. La primera desaparece para darnos un zuzto o la muerte (si alguien no se sabe el chiste que me lo pida, me niego a repetirlo a no ser que sea estrictinamente necesario). La segunda dice que se ha ido a Galicia. Y luego está dementa la de las cartucheras (¿o eran pistolines?), que dice que lo deja un rato y se va a estudiar para ser periodista. ¡Para ser periodista a escribir! ¿eh?. Y te lo digo con todo el mal rollo, que para eso he estado entrando en tu página vacia nosecuantas veces. Pues vale, no penseis en nadie, hala, que yo voy a hacer lo mismo y desaparezco una semana. Lo he hecho a manera de huelga os lo juro por (ver título).

Y ahora que os he dado esta explicación que os debía como alcalde vuestro que soy (os–debo–una–explicación–y–esa–explicación–que–os–debo–os–la–tengo–que–dar), os diré que venía a cuento a proposito de lo mucho que me habeis echado de menos y de la cantidad de emails que llenaban mi buzón preguntándome que dónde estaba (o sea, ni uno, claro que no es tan raro, teniendo en cuenta que la única lectora que me conoce, Anita Punto, no sólo pasa sino que además no se pone al teléfono porque le han dado un masaje y está tirada en la cama. Hala, pa que nos vamos a inventar una excusa). Pues bueno, después de la jeremiada vamos con mi semana del orgullo gay. Telegráfica, que son demasiados días.

Enlazamos con la fiesta de la revista masculina en la que me quedé el martes pasado. Lau casi se duerme de pie. De vez en cuando despertaba para decir "mira, Gayola Berrocal", "mira el ex de la ex de el ex". Más que nunca estaba justificado el pastillazo. En la zona vip y ante mis jefes, ole, torero. Las chicas, sonámbulas, se van. Kike y yo nos quedamos observando a los pibones. "Vamos a sentarnos donde se vea bien a la de negro", me dice. Le explico que esa chica si no fuera vestida como un objeto de lujo no despertaría nuestro instinto consumista sexual, que si la miras bien tiene poco por arriba, poco por abajo, nada por el centro y menos pa dentro. Me da la razón. La de teorías que nacen y mueren en las terrazas de verano mientras ves pasar o quedarse a las starlettes del barrio (bueno, en realidad siempre pasan).
Todo va subiendo, me deja en casa, me cojo un taxi, me voy a la sala Sol. Modernillos de mierda. En mi época (¿lo de "en mi época" lo he puesto yo?, ni lo borro, es un lapsus arqueológico que merece la pena conservar) eran conocidos como pijos y hasta eran más simpáticos, porque no estaban tan preocupados por recordar qué era lo que tenían que decir o por dónde se llegaba la última moda alternativa. Los lacostes los compraba mamá y no había que estar pendiente de las cambiantes modas musicales o estéticas. En cuanto al cine, Rambo, Rocky y películas con las que se lo pasaban como enanos. Me imagino lo que se tienen que aburrir estos pobres modernillos volviendo a ver Holocausto caníbal o Karate a muerte en Torremolinos. Son unos tristes. Ahora ser pijo es toda una carrera. Antes era taaan fácil... Esto es lo que deben de ser los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) que nos profetizó la publicidad.
A lo que íbamos: aquella noche les odié porque tras pagar la entrada tuve que aguantar una sala vacía con cuatro guachis sentados en los escalones y oyendo ¡chill out! ¿Pero qué coño es eso del chill out? Si alguien se entera que me lo expliqué. Por lo que sé es una música que te baja la pastilla y acompaña como ninguna los impulsos suicidas y las depresiones de los adolescentes granulientos.
Así que me voy al Mito, discoteca semigay y la única que abre hasta las seis y media un martes. Sigo metiéndome trocitos, porque me da la sensación de que me han vendido ketamina y esto no sube. Pero sí, se me va la mano y estoy por las nubes en un ratito. Y ahora llega el momento en que la cago, ese que no puede faltar en ninguna de mis noches vírgenes ni en ninguno de mis días de furia. Del grupo de travestis que bailaba conmigo y me decían nosequé cosas que yo no entendía muy bien. Se descuelga una. Pega su frente a la mía, se frota y nos enrollamos. A celebrar la semana del orgullo gay. ¿El motivo? Bueno, es el estandar en estos casos: "en ese momento me pareció buena idea". Veo que este razonamiento ya lo he esgrimido alguna otra vez y me temo que seguirá apareciendo invariablemente en mi vida a no ser que me olvide de la liposucción y me decida por el transplante de neuronas, que me está haciendo más falta. Así que lo llamaré "razonamiento tonto número 1". Seguro que nos lo volveremos a encontrar por aquí. Abreviemos: se llamaba Tiffany, tenía un cuerpazo, ejem, trabajaba en la casa de campo, desayunamos juntos, me llevó a "su casa", un cuarto de pensión en la calle Montera que olía a semen, me dijo que me quería porque era bueno, que no quería mi dinero, me puso música romántica, Luis Miguel y eso, nos tumbamos en un colchon que se atisbaba debajo de todas aquellas manchas y cuando se durmió me marché y vi desde la puerta una escena dantesca (del anillo número uno, concretamente) que nunca olvidaré: recuperados más o menos mis sentidos, sobre la cama descansaban los muslazos de un mulato descolorido que roncaba, con una peluca naranja y ropa interior de mujer.

Lo siguiente fue presentarme en mi trabajo, por una vez antes que nadie, y aguantar hasta las tres de la tarde como un campeón. Creo que se me fue tanto la mano con las pirulas que ha sido el día en que he estado más despierto, aunque eso sí, me eché la siesta obligatoria en el suelo del baño.
Luego me fui a comprar el móvil nuevo, y en lo que me lo preparaban, me metí en la biblioteca de mi barrio a leer Víboras atrasados, que es para lo que me llegaba el coco. Y justito. Pero al parecer, ni eso, porque me quedé frito. Tres horas dormido como un tronco en una mesa colocada en alto desde la que me veían y supongo que me oían estudiantes y bibliotecarias. La salida, dando tumbos y con la melena revuelta, fue aún más espectacular. Menos mal que ya me habían quitado el carnet hasta septiembre por los gigantescos retrasos. Una patada en el culo como multa suplementaria tampoco hubiera estado mal.

Al día siguiente estuve en la presentación de una guía que ha escrito Mamoncín. Menuda mierda de rollo ultra conservador que nos soltó: que en Madrid no se puede andar con niños por la calle, que sólo hay putas y yonkis... Una rubiaza neumática con toda la pinta de ser supernumeraria del pepelín, se enfurruñaba cada vez que se metía con el alcalde (como dice María Jiménez "Ah, sí, ese que era un fruto... eeeh, ¡el manzano!" ) y sacudía su hermosa cabeza pantene pro-v escandalizada. Estuve a esto de solidarizarme con ella y pedir a gritos el "litros de alcohol corren por tus venas". Quién te ha visto y quién te ve, Mamoncín, de "rey del pollo frito" a "cuido mi chiringuito". Y es que ese día también me había metido mi trocinín de pastillín. Es lo malo de tenerlas en el bolsillo, es como lo de los euros pero peor: te queman y te queman y te queman hasta que las gastas. Es evidente que uso fatal estas drogas. No son para los días de diario, la coca sí, pero esto es para finde+tecno+amigos. Bueno, pronto se me pasará la tontería.

El viernes vino Crispi. Tuvimos una serie de disfunciones sexuales, empezando por la de siempre, que se corre y se duerme. Yo es que casi lo entiendo. Ellas están acostumbradas a la precocidad masculina, a que, en todo caso, somos nosotros los que curramos, porque lo suyo es más difícil y lo nuestro más fácil. Pero es que yo soy una excepción. Y si puedo tomármelo con calma, acariciar, morder, lamer, susurrar, vuelta a empezar y etcétera, no sé porque no lo puede hacer conmigo una chica que se supone que me quiere. A la tercera vez que se dio la combinación de te corres-te duermes tuvimos la mega bronca. Nos reconciliamos en la cabalgata del orgullo gay, en Sol, coincidiendo con que me quedé muerto contemplando como una pedazo de lesbiana que se parecía demasiado a mis sueños más confesables en este blog lo movía al ritmo de "a quién le importa lo que yo haga". También, a la vez, la desconocida amiga de su amiga, rodeada de gays y parejitas me ponía ojitos y me toqueteaba. ¿Quién era el pijo romántico que decía que el alma femenina era incomprensible? A tomar por culo Becquer. Otra coincidencia decisiva para nuestro reencuentro sentimental fue que pasamos por Montera y, mientras me escondía detrás de crispi, con todo lo difícil que es ocultarte tras alguien que mide 20 centímetros menos, el cóctel de celos, miedo y culpa propiciaron la hermosa reconciliación. Que es que somos así.
Luego vino lo bonito. Fuimos a la fiesta de la casa de campo, nos analizaron las pastis, que de ketamina nada, un MDMA estupendo. María Jiménez tremenda y Fangoria en pleno subidón y al aire libre... que os voy a contar. La chica monísima de la barra no sólo tonteó conmigo si no que me dio 30 euros de más. "Muy maja esa chica", "sí, sí", "oye, pero que me ha caído muy bien", "pues vete a hablar con ella", "es que me ha dado la vuelta de cincuenta", ole, ole, somos millonarios. Subiditas y subiditas. Cada vez que alguien me pedía un cigarro: "te lo doy si le das un abrazo a esta chica, que necesita cariño". Crispulina, desde el fondo de su colocón, se preguntaba por qué había tantos tipos y tipas que se acercaban a hablar conmigo y luego le daban un pedazo de abrazo. Y luego a casa, con la sensación del deber cumplido. "Hazme lo que quieras, pero dormida", "vale".

Me pregunto en que momento del pedo le dije que me iba con ella a Costa Rica. Qué horror, sólo hay monos y arañas. Y no deja de llamarme contándome las ofertas de vuelos. Dice que se va sin mí. No sé como explicarle que no me parece tan mala idea.

Y el lunes, como dice Mónica Naranjas, vino lo de "la puta realidad". Y eso a pesar de que me tocó la bono-loto, cuatro aciertos, 40,44 euros. Pero me han nombrado redactor jefe por el procedimiento de irse todos de vacaciones. Es bonito, sólo llevo seis meses aquí y confían en mí y eso. Pero lo malo es que no tengo sobre quién ejercer la jefatura, o sea que yo me lo guiso y yo me lo como. Y los puñeteros colaboradores lo dejan todo para el final. Así que como me caliente mucho, los echo a todos. Y cuando vuelvan, se van a encontrar esto como un solar. Viva la revolución.

Y esta noche, fiesta cubana o de djs. ¿Con cual me quedo? Venga, probemos suerte con la cubana.

martes, 25 de junio de 2002

Igual que existen los xenófobos, existimos los senófilos. Cada año, por esta época me ataca un nuevo brote y en los días clave no puedo salir a la calle sin mirar las tetas de todas y cada una de las mujeres que se cruzan en mi camino, da igual la edad, el volumen o la ropa con que se cubran, que ahora no es mucha. Hago una radiografía completa, visualizo los pezones con su tamaño exacto, su consistencia, su color y sé con precisión hasta dónde caen los gloriosos melocotones/las almendritas (tachar lo que no proceda). A pesar de que juraría que todo esto lo evalúo con un vistazo fugacísimo, lo cierto es que ayer hubo una buena cantidad de ellas que se ajustaron la camiseta a mi paso. Me da mucha pena incomodarlas (en los dos sentidos, también en el de "vergüenza" que usaba aquella noche Yunirkenia –juro que no es un nombre inventado– en aquella playa cubana en la que desnudo, frente a su sujetador talla 120, le pedía que se destapara los ojos. El domingo, viendo la portada de El País Semanal, me acordé de ella. La modelo se parece en nosequé). Como decía, me siento fatal, pero si lo de los drogadictos es una enfermedad lo mío también. No hay nada que pueda hacer para evitar la senofilia veraniega, es como una alergia pero más tarde y más molesto para quien no la sufre que para el que la padece.

Hoy me he vuelto a echar una siesta en el suelo del baño de mi trabajo. Si la otra vez me pareció patético, ésta me ha resultado la mar de agradable. Para la felicidad, nada como aceptarte como eres.

Cristina quiere reformarme. Bob dice que lo que quiere es cepillárseme. Yo, que estuve viendo el lunes Persiguiendo a Amy, lo que propongo es que hagamos un trío y nos lo quitemos de encima. Qué coño. A lo loco.

Todavía no conozco a mi ahijada y a su hermana melliza. El viernes perdí el último autobús porque me fui a la parada de metro de Pío XII en lugar de a la de Príncipe Pío. A mi familia no le extrañó nada. Aún sin móvil. Nadie estaba disponible, y allí, practicando la senofilia con la niña que esperaba turno en la cabina, recordé que tenía un cóctel en el Ritz y me lo había perdido también (qué bien suena: "recordé que tenía un cóctel en el Ritz"). De repente me empecé a sentir mal porque sí. Mal, mal, mal. Mal bandeja de plata, mal infernal, es un comportamiento natural... No me dormí hasta las cinco de la mañana. Me está costando sentirme a gusto estos días. Mi vieja amiga la paranoia ha vuelto a visitarme (¿o is here to stay?), y tengo la sensación, como tantas otras veces, de que me empiezan a odiar en el trabajo. Después de mis últimas cagadas, pensar esto me parece mejor calificable como sentido de la realidad que como manía persecutoria. Mi redactor jefe se sienta frente a mí durante el verano. Ya no ocupo solo el despachazo de ventana y media que mi increible potra me había deparado. Por eso escribo tan poco aquí y por eso él se ha empezado a dar cuenta de la manera asombrosa en la que soy capaz de perder días enteros sin escribir una línea. Vale, estoy un poco ciclotímico.
...que es un palabro que me enseñó mi amigo Miguelito, mi sicólogo de gratis, quien seguramente estará leyendo esto ahora. Porque en la boda del sábado entre el pedo ambiental y el de verdad, le conté lo del diario poco después de explicarles a mis amigos bodegueros por qué España va mal (que manda güevos: "la oferta y la demanda son pluscuamperfectas", "el mercado es celestial, justo y necesario", ya ni se molestan en argumentarlo, son verdades cartesianas, como que existimos y eso). No me di cuenta de que Miguelito es de la facción de mis amigos listos, y sabe usar el google. Así que, por aquí andará en breve. Bienvenido. Que sepas que no me voy a cortar, estás a tiempo de no seguir leyendo. Aunque bueno, ya sabes como soy. Si es que me lo admitís y me lo perdonais todo, miguelín, así estoy de mal criado.
Mis amigos me miman. Saben como soy y arman alborotos de abrazos, besos que aparentan no ser moñas, toqueteos en el culo y quetales varios cuando vuelvo por casa. Eso, además de evidenciar su bisexualidad soterrada, un rasgo que no me canso de advertirles, demuestra que me quieren. Y sin embargo, bailando en la boda, por primera vez me sentí extraño con ellos. Están mayores, bailan como tíos carnales y no hacen más que casarse y emparejarse los muy cabrones. Cuando ya estuvimos empastillados y dando botes, Javi me comentó que al menos yo trato de traer al grupo aire freco, cosas nuevas, drogas. Pues vaya aportación.
Estoy empezando a aburrirme mucho de las pastis. Y justo ahora Crispi, que viene a verme el viernes, no quiere estar sin mi y mucho menos sin drogas. Sugiere tripis o coca, para variar.
En enero estuve en Bristol, y compré una runa druida, un amuleto con el signo del éxito que Odín robó del árbol de la sabiduría. No me lo quité ni una sola vez hasta que me acosté con Cris. Se lo puse. Hace falta ser bruta, no sé cómo, pero lo ha roto. Por lógica debería haberse roto el cuello también, porque lo llevaba en contacto con él. El caso es que desde que se escacharró ya no me quiere como antes. ¿Alguien duda ahora de que estoy en el ciclo senofílico y paranoico de mi ciclotimia?

Esto se está poniendo muy aburrido porque ya no hay sexo, ni situaciones raras, ni fiestas, porque mi vida social desciende en picado. Ya no me mandan a los cócteles y ya no intento llevarme a la cama a nadie. Una chica fija puede desbravarte, merendarse tu furia. No quiero estar adormecido e insatisfecho. Esta noche tengo 4 pases VIP para una fiesta de una revista con portadas aptas para senofílicos. Después de llamar a 6churris6 he conseguido al fin que venga Lau (la morenaza amiga de Cris que dice que tengo los ojos muy bonitos, sorry Ana, no habérmelo contado). Sin su novio y con su amiga la malagueña. Tengo media pastilla en el bolsillo. La fiesta empieza a las once, y mañana entro a trabajar a las 8. Si Pitágoras no engaña: 4-6+1-1+1+1/2+11-8= 2 1/2. Lo que quiera que signifique cabalísticamente esta ecuación lo sabremos mañana (¿puede ser dos polvos con lau y media pastilla, por favor, jesusito de mi vida que eres niño como yo?).

viernes, 21 de junio de 2002

Ayer vi Shakespeare in love otra vez y lloré otra vez. Para los amantes del teatro, para los amantes del renacimiento inglés, para los amantes de Shakespeare, para los amantes del amor. Para los amantes del cine, porque es un clásico. Yo que pertenezco a cuatro de estas cinco agrupaciones de frikis culturales lloré otra vez. Es todo lo tramposo que puede ser un clásico, como Casablanca, con malos malísimos, y buenos con matices a los que se les ven los engranajes. Pero todo es verosímil y quieres creertelo. Es que aquí los malos no lo son a partir del muerto número cien, con profusión de sangre, el malo es malo porque, oh, a él sólo le importa el dinero. Es un miserable, está claro, quiere rebajar la apuesta que hace con Shakespeare. La reina es un personaje casi mitológico, como debe ser, como lo era en la época y como lo puede ser en una película si sus artífices tienen talento. La preparación por primera vez de una representación de Romeo y Julieta es un tema magnífico sobre el que especular. ¿Cómo se sentían los actores mientras iban descubriendo ese texto que nadie había leído antes? Sobrecogidos, como en la película. En fin, qué buen rato lloriqueando como una nena. Ella es al tiempo mi enfermedad y mi cura. Algún día os aburriré colgandoos por aquí un trabajo que hice sobre el soneto XVI de Shakespeare "¿Podría compararte a una mañana de verano?". Notable. Y eso que contradecía con cierta agresividad todos los argumentos de la profe del Opus, que creía que su homosexualidad era un camelo inventado por todos esos que reescriben la historia continuamente, incluída la historia de la literatura. Y que mi examen daba la risa floja.
Pregunta 1-Rasgos principales de la comedia XXX de YYY (continúo con mis problemas de memoria)
-La comedia XXX incluye situaciones de enredo, personajes caricaturizados, enseñanza moral...
-Perdonad, queridos alumnos, como ya os habreis dado cuenta, la pregunta 1 tiene una errata, XXX es una tragedia, no una comedia.
-Mmmm... ¿Me deja otro folio?
-La tragedia XXX incluye muertes, situaciones tristísimas, enseñanza moral....
Sí, si puedo os lo colgaré por aquí, para que no os acostumbreis a leer sólo cosas tontas de mi vida. A veces también me tomo en serio.

Noelia me llama para comer.
-Quiero irme a la playa hoy, a lo mejor me voy a Bilbao.
-Ah, pues yo quería ir algún fin de semana, si quieres vamos juntos, tengo amigos con casa.
-¿Un chico te puede proponer ir un fin de semana con él sin que quiera algo más?
-Oye, Noe, que yo no quiero enrollarme contigo. No hace falta que me lo preguntes todos los días.
-Sólo te lo he preguntado dos veces, la otra noche y hoy.
Pregunta para el respetable: ¿una chica se puede quitar de la cabeza de alguna forma el que le hayas dicho una vez en tu vida que se viniera a hacerte compañía a tu camita?
Luego le he contado lo de mis condones XL, que es lo mismo que contar lo de mi polla XL. A ver, ¿queda alguien por ahí a quien no se lo haya contado?, ¿me pongo un cartel? Puto exhibicionista.

Me voy a ver a mi nueva ahijada (que también a quién se le ocurre, que padres más irresponsables, luego se quejarán de cómo salga, con un padrino como yo...) y el sábado a la boda. Me han pedido otra canción, y todavía no tengo la letra... Me van a matar o me voy a cortar las venas.

-Despertad, señora, es un nuevo día.
-Es un nuevo mundo.

miércoles, 19 de junio de 2002

¿Por qué relaciono ciertos estados de mi cuerpo y de mi espíritu con las drogas? Ahora siento un agradable escalofrío por todas partes y me viene a la cabeza que pueda ser un resto de la pastilla del sábado. Es miércoles por la noche, así que es muy dudoso que dure tanto o que sea un flash-back de esos que producen los tripis. En fin, va a haber que controlar mejor ese tema, porque influye en mi trabajo demasiado. Me paso tres días hecho polvo, no termino las cosas a tiempo...

¿Por dónde íbamos? El sábado. En la fiesta había algunas churris espectáculares. Sólo las pijitas saben llevar esos escotes. Pero casi que prefiero a una que tenga lo mismo debajo de una camiseta ACDC, pero más tocable. ¿Cuándo he empezado a ser un bicho raro en un ambiente como ese? Se reían de mis ocurrencias como si fuera un marciano y nadie se creyó que no había entrado a proposito en el baño justo cuando se duchaba la compañera de piso de la anfitriona. Me miraban con un poco de miedo. Nada que hacer con las que ya me conocían, porque ya me conocían. Sigo sin entender a las que se ponen dignas porque ya las has entrado un día y parece ser que eso significa que vas a pasarte toda tu vida admirándolas en la distancia y deseándolas, cabizbajo. Pues no, Anita la digna, hija, si no hubiera estado tan borracho aquélla vez, no hubiera insistido tanto. Además creo recordar que sólo te propuse desayuno ("no veas cómo hago los desayunos") y que tú te reiste aún más que yo con toda aquella historieta. Pero nada, para la siguiente que me ves tienes que estar distante, seria, cortante... Qué rollo.
La pastilla me la fui metiendo poco a poco. Hasta que se me fue la mano. También había una chica normal en la fiesta. Fabrica Prozac, la pastillita de la felicidad, así que me pasé un buen rato tratando de convencerla de que debería traerme unas muestras. Por lo demás, fiesta catalana. Hay quien me dirá que las fiestas no tienen patria, pero yo creo que no, que una fiesta londinense no es lo mismo que una en México. Una fiesta catalana es aquella en la que te especifícan que en vez de regalo prefieren dinero (yo esto sólo lo había visto en las bodas), en la que los muebles son de diseño y en la que se come pa amb tomaca y ensalada de gulas y cosas finas. Además, hasta que el último invitado no se ha terminado el café, no se puede beber una copa. Por mucho que lo supliques hasta quedar como un alcohólico o como un plasta. Para la próxima me llevo una petaca.
La Vieja Estación es un sitio muy pijito y muy bonito en el que las chicas no te miran mal y hasta parecen estar esperando a que les digas algo. Pero bueno, yo estaba conmigo mismo, la música, el globo y eso. Llamé a Cris desde un teléfono prestado, que yo de momento no tengo (cosas que dejé en La Habana). En el trabajo hablan mal de ella, así que se puso a llorar desde Tarragona. Los de su lado me empezaron a llamar cabrón, así que les dijo "que no me está haciendo llorar, que él es el mejor, es maravilloso..." Ay, mi Cris, lo que bebe, cómo me gusta tener una chica así, por fin.
En tan amoroso trance, volé tan alto tan alto... que perdí a todos los de la fiesta. Volví a Chueca, pero nadie me hizo caso. Claro, ya no iba vestido de boda, como la última vez, snif. Terminé por la mañanita, leyéndome El Víbora en un banco de Callao, en lo que se me bajaba un poco. Antes, unos porteros de discoteca, además de no dejarme entrar en la suya, me dijeron que había un sitio que estaba muy bien en la calle Augusto Algueró 57. Allí me fui, con mis botecitos (plink, plink) y mis pupilas dilatadas. Después de una caminata delante de la amenaza del amanecer, resultó que esa calle termina en el número cuarenta y pico, con lo que la noche se acabó para mí. Me resulta difícil disponer una opinión terminante sobre casi todo, pero en este caso creo que lo tengo claro: deberían capar a los porteros de discoteca. A veces uno lee cosas sobre la Guerra Civil y no se termina de creer que nuestros antepasados fueran tan cafres. Ahora lo entiendo todo: los que daban los "paseos" no eran nuestros ancestros, si no los de los porteros. Si se controla la población de rott weiller ¿por qué dejar que estos tipos se reproduzcan alegremente? Nada, nada, si no hay voluntarios me ofrezco yo mismo para dar el tajo.
Y esto es todo lo que tengo que decir sobre esto, como decía Merche, mi ex la de Canal Plus, quien por otra parte podría ser prima de Nobuko (la que me dejó un comentario hace dos posts) por su capacidad para complicar las cosas sencillas y luego explicarlo con un galimatías.

El domingo llegué hecho una mierda al trabajo, a las 7 de la tarde. A las 11 me compré 13,99 euros. A las 6 de la mañana me había leído 230 páginas de las 250 que tiene y no había escrito ni una línea. Agobiado, empezó para mí un lunes mortífero. A las 12,30 me eché una siestecita en el suelo del baño. Me despertaron mis ronquidos (bueno, no ronco, sólo respiraba fuerte). Supongo que todo aquél que entró y me oyó, fliparía. Luego me encerré en mi despacho hasta que me despertó el redactor jefe a las 5,30. Salí a las dos de la mañana de allí y batí un récord, según creo. 31 horas ininterrumpidas en mi lugar de trabajo. Por la noche, sólo dormí tres o cuatro horas, así que hoy estaba en coma, y me he despertado a las cuatro de la tarde. Cuándo he llegado al trabajo el dire me ha preguntado si había hecho la huelga un día antes. Todo esto es patético, lo sé, y me van a echar.

Mañana vendré. Me han dicho que me descontarán unas 25.000 pelas del sueldo si hago huelga. No pienso financiar las próximas subvenciones de los sindicatos, ni la campaña del PSOE. Que se lo curren de otra manera si se están quedando sin afiliados los unos y no saben hacer oposición los otros. Con lo facilita que me parece esa parte de su trabajo. Todo el tiempo que estuve con contratos basura (lo mismo que todos los que me rodeaban) no vi a ningún sindicato hacer nada por mí. Empezando por denunciar situaciones injustas una por una y terminando por cambiar la legislación que las ampara. Sólo se dedicaban a pedir subidas del 0,05 para los que ya tenían contrato. Pues vale. Ahora, oh qué desgracia, a base de bajarse los pantalones, han perdido influencia, o sea subvenciones, o sea de lo que viven y fuerzan una huelga con la primera excusa que encuentran (y si esta huelga no es forzada, que venga Pablo Iglesias y lo vea: "como esto que proponeis está muy feo, hemos pensado que en vez de sentarnos a negociarlo vamos a hacer una huelga" ¿No habrían conseguido más amenazando con una huelga que haciéndola directamente? Bueno, es que eso depende de lo que quieran conseguir...). Y yo tengo que donar 25 talegos a la causa. Y una polla.
Ale, a digerir el mitín.
...muerto, sin ddsfuerzas para escribir nadarf ldksbre mi fin de semana, ya se acabó el jodío cierre de los hjksadñkj. Sólo os dejo un enlace con toda la verdad sobre claudia-p. Me parece que le han reventado la historieta al pobre chaval... pero mejor no os lo destripo, copiad y pegar esta dirección en vuestro navegador: http://cgi-bin.spaceports.com/~eslokhay/eslokhay/index.html y a disfrutarlo. Toda mi admiración para los dos sabuesos. Su weblog, es lo k hay, es nuevo, y a mí esto sí que me parece entrar por la puerta grande :)

sábado, 15 de junio de 2002

COSAS SUELTAS

Hay que ver cómo está la calle... Y yo aquí, otra vez como hace un mes, escribiendo, ya con odio, sobre lo mismo que entonces en este edificio desierto. Diez plantas de silencio. Cuando los de arriba deciden un cambio de última hora, alguien se embolsa muchas pasta (en millones de pesetas), alguien se cuelga alguna medalla, los resultados de alguna compañía suben un poquito y el pringadete de turno tiene que pedir un permiso especial para trabajar en fin de semana (¡me lo han concedido! ¡gracias, gracias!). En esta profesión todo el mundo se queja continuamente: de los de arriba, de los de abajo, de los de enfrente. Creo que no he trabajado en ningún medio de comunicación en el que no se dominaran a la perfección los juramentos en arameo. Y lo que yo he jurado, sobre la tierra roja de Tara que nos dio de comer (mi padre tenía un cine), es que nunca iba a enfadarme, protestar, gruñir entre dientes. Si no me gusta, lo hago a mi manera para que me guste, y si no hay manera, me piro. Pero manda güevos, que es sábado y hay que ver cómo esta la calle, y el genio que me ha metido en este embolao estará en su chalet de la sierra con un daiquiri. Como si le estuviera viendo. Me gusta mi trabajo y me gusta aprovechar los fines de semana y hacerme cientos de kilómetros, pero ¿hace cuanto que no paseo, que no me aburro, que no desconecto? No quiero tener un cortocircuito.

¿De verdad hay tanta gente que ansía ver a Isabel Gemio desnuda? La última entrada que han usado desde google para llegar a mi página: "fotos de mi hermana desnuda con su novio". Estos son mis lectores. Al parecer esto no tiene remedio, tengo la habilidad, vaya donde vaya, de juntarme con lo mejorcito de cada casa. Pues nada, bienvenidos, pajilleros.

El jueves me fui a ver "Cosas que diría con solo mirarla", que sí, que tiene razón bob, que es buena y eso, pero no sé, me hubiera apetecido algo con más tiros... Salí con hambre, y a eso de la una decidí meterme en un bingo a cenar. Sin comentarios. A veces creo que voy por la vida con un extraño pedo sicológico que no me deja razonar. El caso es hacer tonterías. En lo que esperaba que la luz roja, esperen, diera paso a la verde, pasen, eché cincuenta euros a una tragaperras. Me tocaron 180, de los que me gasté luego 30 en el bingo, entre plato combinado y cartones (me quedé a un 57 de llevarme la prima del final, 411 euros). Lo importante es la primera parte. Por qué eché 50 euros y hasta dónde hubiera seguido de no haberme tocado. Hubo un tiempo en que metía dinero que no tenía en esas estúpidas máquinas. También accedía al sexo (sólo o en compañía de otros) de forma compulsiva. En general, me enganchaba a cualquier vicio estúpido, incluída la máquina de arcade de los X-Men o las de pinball. Suena fatal. Pero por primera vez lo analicé ayer desde la distancia. Creo que estaba insatisfecho con lo que hacía, que empezaba a darme cuenta de que no iba a revolucionar la literatura del siglo XX, más que nada porque no era capaz de escribir durante dos días seguidos. Pero sobre todo, creo que la relación con mi ex me estaba agujereando. Sabía que era tonta del culo, que era una auténtica vampira que me robaba las fuerzas, el impulso, las ganas de aprovechar mi vida que, coño, son dos días. Continuamente satisfaciendo el cuerpo, dormir, comer, correrse y vuelta a empezar. Ella alucinaba cuando, a base de broncas, conseguía que alimentase su mente, pero esos ratos ella sólo los vivía como turista. Demasiado esfuerzo. Ahora tiene lo que quería, un marido, un coche, una casa. Bien por ella. No puede uno luchar contra su propio vientre. Si tus sueños salen de ahí, a por ellos.
Llevo mucho tiempo pensando que el problema no era lo tonta que llegase a ser ella, si no lo gilipollas que era yo por estar con alguien así. Culpa mía. Culpa, culpa, culpa. ¿Por qué me llevarían a un colegio del Opus? Dos décadas después sigo planteándome los problemas, inconscientemente, como un reparto de culpas. No. El jueves lo vi claro. No hay culpa que valga. Aquello fue lo que se llama en la propaganda de mano de las pelis "una pasión destructiva". La deseaba como nunca he vuelto a desear a nadie. La odiaba y me odiaba, sin darme cuenta, por la mema pareja que formábamos. Pero no podía verla aparecer sin querer poseerla, sin necesitar su cuerpo ya. Me revienta reconocerlo, pero aún algunas veces pienso en ella y sigue siendo lo que más me pone. Otras veces la odio. Así que no me siento muy orgulloso de como me relaciono con ese recuerdo, borrado a la fuerza. Pero si eso me pasa ahora, ¿por qué me ha costado tanto entender que las cosas eran como eran porque había una pasión enfermiza contra la que no podía luchar? No podía. Punto. No soy culpable.
Otro tema es el de por qué entré al bingo. ¿Otra recaída en la ludopatía? No, ni de coña. Lo hice por lo mismo por lo que otros días cualesquiera, camino a casa, entro en el bar en el que Ana la Farlopómana pillaba la coca y pregunto al camarero por ella o me tumbo en mi cama y me emborracho o vacío el Hipercor (y de paso mi Visa) o me meto en un pub de intercambio de parejas a tomar una copa. Por nada. Por todo. Por pura desorientación.

Estoy pensando en escribir un libro. Creo que va a ser la única manera de que reúna un kilo para comprarme una casa para mi solito. Alquilarla está imposible y ya me tienen un poco aburrido mis diez años viviendo en pisos compartidos, por muy bien que me lleve siempre con todo el mundo y por muy estupendo que sea el pisazo de 300 metros cuadrados de ahora. Y estoy pensando en hacerlo con historias cotidianas, como las que cuento aquí, a la manera de "13,99 euros", pero sobre el submundo periodístico. Suena bien ¿no?

Ayer comí con Noelia. Me preguntó que por qué me llevaba tan bien con todos los fotógrafos con los que viajaba y por qué mantenía la amistad al volver a Madrid, con lo difícil que es eso. Pues porque soy una joya, nena, sólo que hay que tener ojos de orfebre para saber verlo. Por lo demás ¿hace falta que se toquetee las tetas mientras come conmigo? ¿No podemos tener una conversación que no verse sobre sexo? ¿Tiene motivos para seguir pensando que estoy loco por ella? Ay, cómo les gusta...

Cris está en el Sónar. Dijo que nunca se iba a drogar sin mí, pero me llamó bajo los efectos del speed. Tiene más peligro que Rambo en un restaurante chino. No me gusta nada haberla introducido en lo que Luis y yo llamamos el maravilloso mundo de las pastis. Unido a que está muy enamorada y a que, como mínimo, en los próximos tres años ella no va a dejar Barcelona ni yo Madrid, ¿que pasará cuándo se acabe? ¿Recurrirá a las pirulas? Me da un poco de miedo.

Hay una doble moda en mi grupo de amigos de toda la vida. Por un lado están los que se enrollan con mujeres casadas. Por el otro los que se casan. Nos estamos haciendo viejos

Dentro de un rato me voy a una fiesta sorpresa, el cumpleaños de un amigo. Cena sentados, bares pijos, conversación pija, risas pijas. Me parece que voy a tardar dos minutos en meterme la pasti. Y luego a quedar fatal con todas las hembras pijas de la fiesta pija. Qué dios reparta suerte. Si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción.

jueves, 13 de junio de 2002

Como son las doce y pico y aún quedaba un sandwich de chorizo en la máquina y este reportaje tenía que haber estado entregado hace dos semanas, pero sobre todo hace dos días, y me he perdido una fiesta esta noche por capullo y por malgastar tanto el tiempo y tengo que seguir unas horitas... bueno, pues para celebrar todo esto, voy a escribir un ratinín sobre cosas de mi empresa.
Pero antes, os quiero anunciar el probabilísimo cambio de contenidos en esta página. Resulta de que (se dice así ¿no?) se acabaron los tiempos del artista frente al mundo, de la torre de marfil y todo eso que alimentaba mis fantasías de bambino precoz. Ahora creo en Yoko y en la comunicación. Y si escribo este webblong! tengo que pensar en mis lectores y consagrarme sólo a ellos. Resulta de que la mayor parte de mis lectores llegan aquí desde un buscador a la caza de contenidos que de momento no les doy. Los que más abundan, por cosas de la vida, son los que quieren "poesías de boda", "poesías que lee el padrino a la novia", "poesías que lee el hermano de la novia" "poesías que lee el ex novio de la novia que todavía se la tira y por eso le ha elegido como padrino" y etcétera. Otro menos sagaz (o que valore más su tiempo libre) no tendría en cuenta esta circunstancia, pero yo he llegado a dos conclusiones: a) que la gente sigue pensando que la internez esa tiene poderes mágicos y no le piden información sino tres deseos y b) que hay una demanda importante de poesías que lee el padrino etcétera. Así que ando con la duda de si montar un chiringuito a la puerta de Jump o de Beep para recibir a los que salgan de la tienda con la computaora bajo el brazo con un rótulo que diga: "Desasnamos consumidores compulsivos".
Pero tampoco estaría mal ofrecer poesías que lee el etcetera por unos euritos. Como muestra gratuita y para mi eterno descrédito, os cuelgo aquí la que le escribí a unos desdichados amigos a los que no se les ocurrió nada mejor que hacer un sábado de agosto que casarse. La cantamos en la misa unos veinte amigotes, a traición y a capella, ante mi vergüenza infinita. Ellos creían que lloraba de emoción, como la novia. Va. Cuidado, que es pornográfica:

Que mantengais fresca esa sonrisa,
que los días pasen dulcemente,
que todas las noches sean
noches de boda,
que el amor os dure para sieeempre.

Carlos el sereno y fiel amigo,
siempre alegre y sincera Sofía
hoy unen sus vidas y sus
dos corazones
nos tocais un poco los cojooones.

Plagios, ripios, y un verso final que hubo que reemplazar a última hora, no recuerdo por cuál. Os parecerá fácil, pero la gracia era que encajara en una estupida música que me persiguió durante dos meses, mientras me resistía con argumentos como "¿Y si le llevamos a un puti en la despedida?, eso también le hará ilusión..." Mi primera redacción fue:

Son como un compás los dos amantes
cuando el uno gira con dulzura
amorosamente se reclina
el otro
y forman un círculo perfecto

Por mucho que les expliqué que no era ninguna guarrada y que en ningún momento se aludía el agujero del culo, si no que se trataba de una versión de un soneto de John Donne, con todo su simbolismo renacentista, que hablaba de la música de las esferas, de la armonía del universo encarnada en la de la nueva pareja y todo eso, no hubo manera de que se la quedaran. Como además no pegaba con la música ni pa trás, accedí a sustituirlo.

...Y eso mismo haré con cualquier encargo que reciba. A partir de ahora, escribo poemas para bodas, estimados padrinos. Lo siento por los que disfrutaban con mis batallitas de abuelo Cebolleta, pero ante la demanda de la mayoría vosotros no sois negocio. Sois algo así como los espectadores de La 2. Un gobierno con buen criterio como éste, decidió que pa que iba a poner cosas de calidad que no veía nadie, ni ciclos de Cine Club ni pollas. De día, enternecedores deportes, de noche, Pedro Ruiz y mi tío segundo el calvorota, y de madrugada, saldos italianos. Nobleza baturra como mucho, y daros con un canto en los dientes (como aperitivo del suicidio, supongo).
En primero de carrera, a mis tiernos 18, publiqué un anuncio en un periódico gratuito en el que me ofrecía para escribir cartas y poemas de amor por un precio módico (lógica aplastante: necesitaba dinero, eso es lo que sabía hacer, ergo...). Tuve bastante éxito, porque casi estuvo a punto de pensar en llamarme la hermana de un compañero de clase. Ahora va a ser incluso mejor. Me voy a forrar.
Lo que no sé es cómo voy a resolver otras cuitas que le plantean al oráculo de google antes de penetrar en mi página. La mejor: "el secreto para follar con quien quieras es" (probadlo, sale mi página). Voy a tener que leer mucho...
Otros de los clásicos de mis estadísticas son "Isabel Gemio desnuda", "benidor" y "ligar suecas".

Y ahora viene lo que os había anunciado (no os durmais ¿eh?), la historieta sobre mi empresa.
Siempre he tenido curiosidad por conocer a los redactores de dos revistas que se hacen en los pisos de arriba. Me intrigan. Se creen superiores a nosotros, se odian entre ellos, tienen unas becarias jamoncísimas, salen a su hora y siempre montan mucho jaleo. Hoy, como estoy haciendo una cosa para ellos, por fin, he subido para pedirles el último libro de Pérez-Reverte (puaj), dispuesto a fijarme mucho y a presentarme a cualquiera que se cruzara en mi camino. Cuando estaba en ello, una redactora se levanta y dice: "a ti te conozco, tú has comido hoy conmigo". "Sí, sí". Y me he ido abochornado.
Hagamos un flash-back para entenderlo.
Quince minutos antes de las dos, como siempre, me dicen que me vaya a una comida a un restaurante muy fino y muy estupendo, el Nodo. Pantalón verde fosforito de pastillero, jersey con una franja transparente y nada debajo, zapatos coloraos. Ah, pues voy bien. Un blanco, por favor. Un cigarrito, un tinto. Un tinto. Pescado crudo. Tinto, tinto. Conversación de marujas stupendas, lo típico de estos sitios. Tinto. Pescado cocinado. Tinto, tinto, tinto. El 11-S. Solomillo. Tinto, tinto, tinto, tinto. Ya ni me entero de lo que dicen, sólo sonrío. Bizcocho de chocolate. No te lleves la copa, por favor. Y cuando puedas me la llenas.
Así que cuando me voy sólo quedan una decena de mujeres al otro lado de la mesa (hoy había partido de España, era el día de las redactoras y los raritos). Me crezco. Vamos a ser simpáticos y a decirlas adios. "Adios". Ni caso. "Hasta otra". Ni miran. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡EEEEEEEEH!!!!!!!!!!!!!! ¡¡QUE ADIOS A TODAS!!". Un silencio sepulcral hasta que cruzo el umbral y todas las miradas fijas en mí. Esta bonita anécdota no sé si la vais a entender en toda su amplitud. Pero es que el sitio era muy fino, había hasta reporteras famosas, de las que salen en la tele, y todas iban vestidas cuidadosamente de "soy magsnífica". Seguro que se habían arreglado por la mañana pensando en la comida, no como yo que me he vestido pensando en por cual de los agujeros del jersey sacaba el brazo. Salí haciendo pucheros y haciendo eses. Al menos no me despedí con un coloquial y amistoso "¡adios perras!", como hubiera sido mi deseo íntimo.
Así que cuando me he encontrado a una de ellas en el piso de arriba... En fin, pelillos a la mar, ya se me ha pasado hasta la resaca, aunque sigo escribiendo raro.
Así son las cosas y así se las hemos contado.

martes, 11 de junio de 2002

Vale, vale, no sigais poniendo comentarios anónimos, lo reconozco todo, soy un mentiroso compulsivo. Reconozco que nunca me he puesto un jersey de pico encima de una camiseta, que nunca he llegado tarde al trabajo (era una falsedad evidente, estoy aquí antes que nadie). Reconozco también que no voy a cócteles, es imposible, nunca hay presentaciones en Madrid para los chicos de la prensa. Los cientos de personas que acuden a los diez o veinte que dicen que se organizan cada día en hoteles, restaurantes, discotecas y etcétera mienten como bellacos. Ni yo ni nadie se ha metido nunca una raya en ninguno de ellos. Es más, la coca y sus consumidores no existen, es una mixtificación que se me ocurrió un día que estaba aburrido.
Las discusiones con tu pareja sobre la frecuencia en el acto sexual son evidentemente falsas. A todos nos lo pide el cuerpo a la vez y jamás nadie ha tenido una bronca con argumentos como "¡es que nunca te apetece!", "¡es que tú estás más salido que el pico de una mesa!". Es más, la canción de los Beatles (¿"Come together"?) hablaba de una bici tandem. Punto.
Por otra parte, la infidelidad en la España del Imperio (tras una bronca conyugal) ya está superada y nadie tira de agenda para quedar con viejos ligues.
Es que soy un burdo inventándome historietas. Mira que contar cómo nos metemos mano una chica y yo en la calle. ¡Lo nunca visto! ¡Una parejita toqueteándose por debajo del pantalón! Venga, por favor... Si eso es imposible porque.... mmm... ¿esta prohibido? Bueno, no sé por qué, pero es imposible. Y además inventarme una multiorgásmica, que todos sabemos que son seres mitológicos equiparables al unicornio. En fin, lo que hay que leer
En resumen, que no contaba con la sagacidad de los serlokjolmes que circulan por aquí. No sé como me he atrevido a soltar todas estas patrañas. En realidad soy un... no sé, un funcionario o un frutero que se acaba de comprar un ordenador y nunca sale de casa.

Hay una película que no pasará a la historia, "Algunos hombres buenos", en la que la abogada Demi Moore protesta en un juicio ("¡protesto!") y como no le hacen caso vuelve a protestar ("¡protesto energicamente!"). Tom Cruise le pregunta. "¿es así como funciona? ¿si no te hacen caso dirás: "no, no, protesto muy energicamente"?". Pues eso, que soy muy fósforo (como decía una señora de mi pueblo) de decir las cosas sólo una vez, pero en consideración a dany y eva, que han sido tan amables de criticar constructivamente mi blog en el suyo, tal y como les solicité hace tiempo, pues repetimos: que sigo sin pensar que aquí se relate nada excepcional. Lo único es que se hace el viejo trabajo de esta profesión mía de putas consistente en seleccionar con criterio e instinto (el que sea, mal criterio e instinto atrofiado o lo contrario) qué información publicar y cuál no. También tengo hemorroides, hijitos, pero eso hoy no toca.
En cualquier caso, y dejando de lado todas esas plastosas dudas sobre la veracidad de lo que cuento aquí con el único fin de soltarlo y punto, me encanta que EVa, tras leer lo que soy ("arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué"), me considere virgen y ¡PERFECTO!, por muy irónicamente que lo diga, ya es maravilloso que crea que intento dar esa imagen de mí, cuando lo único que cuento es mi día. Me hace plantearme más que nunca que mis días son stupendos de la muerte. Me compara también con el fragel viajero (eso me ha llegao) y con el pesao del Richard Gere en Pretty woman. De los calificativos "rico, joven (qué bien me conservo a mis 29) e intrépido", cambiemos el "rico" por "endeudado" y añadamos "más bonito que un san luis" y tendremos, por fin, lo que me reclamaba mi amigo el sicólogo: "defínete a ti mismo" (paso previo al "conócete a ti mismo").
Gracias, gracias, gracias.
En cuanto puedas escaquearte, nos tomamos lo que quieras, EVa.

jueves, 6 de junio de 2002

UN MIERCOLES
Me levanto cuando ya ha pasado una hora desde que empezó mi jornada de trabajo. Me ducho, me afeito por fin, me pongo unos vaqueros, una mierda de camiseta de disenyi que me regalaron en el NH y un jersey de pico, de pijo de provincias. Cojo un taxi. Llego a las doce, como casi todos los días, quitándome las legañas. Desayuno una coca cola light y un sandwich de paté y queso de la máquina. Leo mi correo, ordeno las facturas y me voy a la presentación de unos vinos a un hotel que me suena, aunque no lo consigo situar. Entro directo al baño. Ya sé. Aquí estuve un domingo en un concurso de sumilleres con Ana la cocainómana, justo después de cambiarle los pañales a su sobrino. En este baño me metí una raya con tropezones. Luego salí, con el rastro en la nariz y me la encontré hablando con una compañera de trabajo. Todo iba mal, la coca nos puso tristones, mis dos tarjetas me dijeron que sé acabó, que ya no me daban más dinero. Nos fuimos a la proyección de unos cortos de unos amigos de una amiga en un bar de Malasaña. Me explicó que no quería follar conmigo esa noche, le dije que no importaba, sólo dormiríamos. Me repitió que no quería follar conmigo, que ya me conocía, que iba a insistir, y le contesté que con una vez que me lo dijera era suficiente. Para aliviar el mal rollo, le solté la frase definitiva: "no te preocupes, ya me darás hora para follar". A las dos sacó mis cosas a la puerta de su casa. "Mañana te llamo". Hasta hoy, ya lo expliqué más abajo.
Ahora no hay coca. Sólo vino. Unos sesenta, de los que pruebo diez o doce. Dos horas después sigo pedo. Llamo a Cris. Ayer estaba tomándose una caña con su ex amante y tuvimos mal rollo, porque dice que no me estoy esforzando en ir a verla. Hoy tiene una buena noticia para mí. Ha cambiado su guardia para que pasemos el viernes juntos. Tengo una mala noticia para ella, llego a Barcelona el viernes por la noche o el sábado por la mañana. Me dice que no me estoy esforzando. Puede que tenga razón. Pero es que siento angustia si me escaqueo tanto del trabajo. Bronca.
No quiero broncas. Mando un mensaje a Ana la Multiorgásmica. "Tengo la tarde libre, ¿quedamos?". Pienso que debería coger los condones. Mientras hablo con Ana –"es tarde" "no importa, tengo la tarde libre y la noche libre"–, oigo otra llamada. Debe de ser Cris. La telefonéo. No quiere discutir, se disculpa, ella no es así. Siento que la quiero otra vez. Ahora me apetece más ir. Se lo digo. No cojo los condones. Sólo será una charla de amigos. Me estoy durmiendo, así que me tomo una efedra.
Ana me cuenta que se ha enterado de que su ex era gay. Dice que vive en un culebrón. Le doy un abrazo y me empalmo notablemente. Otra cocacola. Discutimos. Los dos queremos tener la razón. Yo creo que no estamos incompletos sin pareja, eso es una invención social. Ella dice que porque yo lo diga, que se pensaba que yo era de otra manera, que soy un simple y no tengo sentimientos. Nos besamos, nos acariciamos, nos metemos mano. Su pantalón está empapado. Le pregunto si quiere tomar la última cocacola en mi terraza. Dice que nonono. Que fíjate lo que he entendido cuando me has dicho eso. "¿Cómo puedes creer que te estaba proponiendo eso?", contesto. Sonrío. En la calle se frota contra mí, se agarra con la pierna a mi cintura. Nos apoyamos en una columna. Le meto la mano debajo del pantalón, debajo de las bragas. He descubierto hace poco que en esos casos estimular el clítoris no es lo único, también se puede profundizar. Meto un dedo. Me desabrocha el pantalón y me acaricia. Quiere que la folle allí mismo. Me pregunta si he traído condones. "No". "Mejor". Digo que vayamos a casa. Dice que si se lo piensa un minuto dirá que no. Estamos en una calle medianamente transitada. Busco un taxi con la mirada. Pienso en llegar hasta el taxi sin sacarla el dedo para que no diga que no. Pasan motos, coches, madrileños hablando por el móvil, gente que posiblemente no vimos, pasan autobuses y el camión de la basura. Canta la rana debajo del agua, pasa un caballero con capa y sombrero, pasa una señora con bata de cola, pasa un capitán... Mientras nos masturbamos contra una columna, pasa medio Madrid, pero ni un taxi con la lucecita verde. Me rindo. Me abrocha. La dejo en un taxi de los que van en dirección contraria. Hacia su casa. "Mañana me hubiera sentido mal", me dice. "Mañana te hubieras sentido de coña", puntualizó. "No podemos vernos porque siempre nos pasa lo mismo. Pero en cuanto esté mejor me presentó un día en tu casa, si es que entonces quieres verme". "Seguro que sí". Y se sube al taxi.
Sólo había cien metros hasta mi casa. Por el camino me acerco el dedo a la nariz. He cogido frío y la tengo taponada. El olor ha desaparecido. Es como si nunca hubiera existido. Gracias a esa ausencia, como metáfora de lo fugaz que ha sido lo que ha pasado, consigo no sentirme culpable, a pesar de que soy un asco. Son las dos. Mañana volveré a levantarme a las 11.

miércoles, 5 de junio de 2002

Anoche me crucé con la camioneta que recoge cartones por la calle. Ya no son gitanos, si no moros. Mientras pensaba en cómo han cambiado las cosas pasaron junto a mí dos tipos con pinta de eslavos que le dieron un empujón, porque sí, a unos soportes de esos que se utilizan para transportar cajas.
Me pregunto cuándo empezará el odio de verdad contra los inmigrantes, cuando habremos oído todos y cada uno la historia de una tía o una vecina a la que han atracado, violado, agredido.
Creo que deberían dejar que entraran todos. No somos mejores, ni tenemos más derechos por haber nacido más al norte o al otro lado del charco. Si ellos se están muriendo de hambre, no veo porque no deberíamos sufrir nosotros las consecuencias de que se metan aquí de diez mil en diez mil. A joderse. Llegará, todo llegará. A ver por dónde revienta esto.

lunes, 3 de junio de 2002

El amor me ha tenido alejado de blogger. Para los escépticos y los envidiosos, sólo decir que cuando Cris llegó el jueves a Madrid y nos fuimos derechitos a la cama no tuvo treintaytantos multiorgásmos ni trece sencillos. Sólo uno. Pero lloró. Lloró, lloró, lloró, después de insistir mucho en que se moría (me muero, me muero, me muero....) El resto del tiempo fue más o menos así de bonito.
El viernes nos encontramos con Carmen en un bar de kebaps. No es casualidad, es mala hostia (con perdón y con hache). Justo acababa de contarle a Cris el juego que nos habíamos traído esta chica y yo en los últimos meses. Cris llevaba mi reconocible colgante. Así que se inició lo que a mi me pareció una sutil pelea de gatas ("¿eres francesa?", "no, es que no pronuncio la egue"). Estaba muy cansado o debo de andar perdiendo el sentido del humor por las esquinas, porque lo que me dio la escena fueron escalofríos, y opté por pirarme para no acabar estrábico de tanto oscilar entre la carita de cielo de mi Cris y el tetamen vociferante de Carmen ladelacamisetadetirantes. No sé si fui bueno o estaba frito, pero dejé a la primera en el correcto camino hacia su casa y no volví en busca de la segunda.
El sábado, tras una pequeña escena alcohólica ("eres malo, eres malo conmigo, me llamas zorrita y yo no soy tu zorrita..."), Cris se fue al baño y me descubrió echando unos centimillos a una tragaeuros justo antes de que me pusiera a peinar el bar buscando pastis. Mi faceta de ludópata en rehabilitación y de yonki en proceso golpeó con fiereza las puertas de su corazón, y me besó y me mordió hasta que me puso el labio rojo. Al parecer sois así ("eres turbio, eres oscuro, sacas lo peor de mí, te quiero..."). Yo no digo nada.
Nos comimos las pastis y estuvo unas cinco horas hablando sin parar. A mí me parecía bien, pero cuando estábamos en la cama seguía igual, diciendo todo lo que se le venía a la cabeza (guarradas, historietas, frases de cariño...) y moviéndose como una lagartija. Sutilmente, le tapaba la boca con la mano de vez en cuando. Como Cris es lista y entiende las indirectas, dejaba de hablar durante casi treinta segundos para volver a la carga. El sexo con sustancias raritas funciona bien al principio, vuelas un poco, pero luego falla todo, que lo sepais. Aunque si hay amor no importa.
Y yo que llevaba dos meses desintoxicándome... Ya el fin de semana pasado me tomé una. Precisamente con las amigas de Cris. Una de ellas, Sandra, me contaba que después de dejarlo con su novio estaba bloqueada. Yo, como el tipo sensible y comprensivo que soy, me ofrecí en repetidas ocasiones para desbloquearla, además de contarle con detalles cinematográficos mis historietas con las cubanas y describirle minuciosamente el tamaño de mi miembro. Impresentable, lo sé. Más teniendo en cuenta que debe de haber 3.500 millones de mujeres en el mundo a las que aburrir o intrigar con estos relatos. Y elegí precisamente a las amigas de Cris. Estoy tontísimo. Además, que, tras sesenta días de abstinencia, la pasti me la tomé tres días antes de que en mi empresa hicieran el reconocimiento médico anual, que incluye análisis de sangre y orina. Una bonita ceremonia médica que, logicamente, me tuve que perder, con gran dolor de mi corazón..
"Mi corazón, paloma desatada". Echo de menos a Cris. Se fue ayer, me puse a llorar y le dije que si estuviera aquí, viviría con ella. Y eso que a mi ex, después de siete años le seguía contestando que ni de coña. También hay que tener en cuenta la depre dominguera y post pasti y lo difícil que es encontrar vivienda para uno solo aquí en Madrid. Pero en general era sincero. Hoy la estoy extrañando más de lo que nunca hubiera creído. En que lío me he metido. Qué tonto soy.
Gran conversación de la humanidad (a la manera de eva):
–Me duele la tripa.
–Oye, pues a ver si va a ser que el redbull está caducado.
–Mmm... "Consumir preferentemente antes de: (ver la base)". ¡Mierda, he visto la base antes de bebérmelo!

miércoles, 29 de mayo de 2002

César se pegó un tiro ayer.
Al parecer ha salido en todas partes, yo sólo tengo aquí la crónica del ABC, con su apellido mal escrito. Primero disparó a su socio, en un estanco de Vallecas. Luego, se voló la cabeza en su coche adaptado. Hace dos años que no le veía. Lo último que recuerdo son sus viajes a La Habana. Nos enseñaba las fotos de sus novias, nos explicaba el negocio de importación de tortugas que quería montar. Le recuerdo arrancando la barandilla de la escalera del palacio que expropiaron a su padre, él desde arriba y yo desde abajo. Le recuerdo, ese mismo día, talando el tejo con el que pensaba hacer un arco ("la madera de tejo es la mejor para los arcos"). Recuerdo la gracia que le hacían siempre mis cosas, como la vez que estuve una semana en Barcelona con mil pesetas. "Eres un genio", y casi lloraba de la risa. Como mi teoría sobre las chicas malas, que eran las que estaban pálidas en septiembre porque habían suspendido y llevaban todo el verano estudiando. Me lo recordaba cada vez que nos veíamos. Le recuerdo cogiéndome cariño enseguida, bebiendo en las fiestas de los pueblos, conduciendo borracho, diciendo groserías a todas nuestras amigas. Le recuerdo contando sus años de la movida madrileña, señalando su calva y explicándome que entonces tenía tupé e iba al Rockola.
Todavía oigo la voz abatida de su prima y me imagino cómo debe de estar Jorge.
Pregunté algunas veces por él, por su ausencia, dicen que se arruinó en sus viajes a Cuba.
Cuando estuve allí, me acordé de César, y pensé que yo habría hecho lo mismo. Gastármelo todo en el paraiso. El paraiso. Eso debía de ser La Habana para él, con su impertinente cojera, su risa estrafalaria y su irremediable calva.
Qué se yo por qué. Le voy a echar de menos. Me siento solo.