jueves, 17 de octubre de 2024

Qué poquita casualidad

Qué poquita casualidad que desde el 30 de septiembre me acueste y me levante cada día pensando en qué carajo he hecho estos tres años metido en esta vida tan ajena, este rollo de señor importante que quería volver al ático en el centro, todo el rato estresado y enfadado y agresivo, sin ser yo nada de eso. Qué poquita casualidad que el 24 de septiembre la volviera a ver y confirmara en mi cabeza que es todas las cosas que parecía (una micra, un neutrón, un paramecio, un mocrochip nipón). Qué poquita casualidad ese concierto de La casa azul del 11 de octubre tan estimulante como un primer beso y las lágrimas en "se acabaron los líos, las prisas, la mediocridad" y luego ese primer beso con E., tan efervescente como unos acordes de pianito proustiano. Qué poquita casualidad que el 19 de septiembre de 2021 me dejara porque no tenía dónde caerme muerto y se me olvidara que si estaba allí es porque no tenía ninguna intención de caerme muerto todavía; que este último laberinto arrancara con aquel mensaje del 19 de octubre de 2021 (“dirijo una revista”) que en ella tuvo el efecto que no era y a mí me sirvió para empeñarme (como un asno) en construir este imperio de mierda a la medida de sus estrechas ambiciones, sólo para demostrarle (demostrarme) que si no lo hacía es porque no quería. Qué poquita casualidad que hoy este sol desleído de otoño haga brillar como gemas los charcos sucios de la terraza y que ahora lo pueda ver. Qué poquito es casualidad.