Habrá que reconocerlo, porque si no esto se va al carajo. Estoy con una pájara como la de Indurain en Las Ventas. Lo que pasa es que cuando empecé este diario me propuse no recitar nunca laprincesaestátristequétendrálaprincesa, porque vi que por ahí lo hacían mucho y era un rollo. Pero es que si no cuento esto no puedo contar nada, y no me voy a pasar el mes rellenando este espacio tan visitado por el club de fans de Isabel Gemio con historietas del abuelo Cebolleta, que luego me dicen que paso de mis lectores.
Tengo una pájara sin instrumento y sin objeto. El otro día hablaba con Anita y se lo contaba. Cuando me dejó mi ex la peluquera, instalándome para siempre en una querencia irracional por cualquier mujer con unas tijeras en la mano, Ana me dijo que siempre que me entraran ganas de llamar a esa chica tan mala la llamase a ella. Y desde entonces siempre que estoy con el moco a las puertas marco el número de Anita y hablamos de cualquier cosa. El otro día le contaba algunos de mis problemas y ella daba en el clavo como siempre. Es un cielo. Sigo pensando que cada vez que entra en cualquier parte se enciende una luz y una estufita y todos estamos mejor y somos más buenos y más guapos. "¿Dinero? Pero eso no es un problema ¿no?" Claro, es justo lo que llevaba pensando un par de días, que de la muerte pabajo son todos problemas menores. Pero, chico, no sé, creo que se han acumulado unos cuantos y eso debe de ser lo que me pasa. Por una parte, como no podía ser de otra manera, mis tarjetas han sufrido una extraña parálisis. Total, que debo al banco 2.200 euritos. Luego, en el trabajo están todos contra mí, me lanzan puyas continuamente y no quieren mandarme de viaje. "Bueno, lo de Polonia lo voy a poner para finales de octubre, que es cuando me viene bien". Redactor jefe: "No, no, qué tú no vas a ir". "Hombre, pero si justo aquí me viene bien". "Qué no, que tú no vas". "Pero si es justo después del cierre, además es que me pega muchísimo este viaje, ver la casa del Papa y eso". "Qué no, que tú no vas". "Pero si es justo después del cierre, que no hay nada que hacer". "Ya, pero luego viene el otro cierre y se junta todo". "Pero..." En fin, que la técnica "papá, dame veinte duros dame veinte duros dame veinte duros" está funcionando fatal. Luego está eso de los sutiles reproches a mi rendimiento laboral ("Qué suerte fulanita, que sólo viene un rato por la mañana", "bueno, hay otros que vienen más horas y trabajan menos") a mis horarios ("la reunión es a las diez", "ah, vale", "a las diez EN PUNTO –con mayúsculas–", "ah, vale" o al verme aparecer a eso de la una y media "¡buenos días! qué tal has dormido". Son malvados, con lo mal que había dormido) o a mi velocidad ("pues si quieres haz tú lo de Murcia –ofrezco yo– que es un marrón", "yo encantado, si puedo tardar un mes..."). En fin, horrible. Además me quitan mi despacho y me llevan a otra planta. "El que peor lo va a pasar es VyF, que es... ¿cómo has dicho que eras?", "¡SOCIOPATA!". Un año entero aquí al fondo, mirando a la ayudante del dentista en la ventana del fondo, retirado del mundo en este amplio rincón de luz y de color, y ahora estaré emparedado al norte y al sur por mis compañeros y al este y al oeste por una revista masculina y otra femenina. Algo se va a romper, crack, en mi corazón. Eso por no contar con que no sé cuando voy a poder escribir aquí.
Y además está lo del piso, que tengo que buscar otro que cueste la mitad para empezar a animar a mi cuenta corriente, que esa sí que está depre, (¿a alguien le sobra una habitación para un sociópata?) y que cris pasa de mí ampliamente, y que se me ha vuelto a perder el móvil y no puedo hacer llamadas anónimas de madrugada a toda esa gente a la que odio (con lo que desahoga eso) y que tengo una pinta infame. Antes era que me parecía a Lorca o a Mario Conde o a un pijo en las regatas. Ahora gente bien diferente asegura que tengo el mismo pelo que Tamariz. Bueno, pues no será tan malo. A Tamariz le gusta.
Y menos mal que lloro. Voy a ver a mi abuela y vuelvo la cara para que no me vea llorando. Hablo con cris y lloro. Miro como se columpia mi sobrina Carolina y lloro. Termina El mismo amor, la misma lluvia y todo el mundo en el cine gira la cabeza hacia mí, el bicho de los ojos rojos, para ver quién era la llorona que moqueaba hasta en las escenas de risas. Salgo del cine ya sin pañuelos, así que (esta escena es repugnante, si me quieres sáltatela) me sorbo los mocos hasta que no puedo más y escupo. Miro al frente y allí, en una parada de bus está la chica que más se parece a la de mis sueños, la que estaba deseando salvarme o, cuando menos, echarme un polvazo terapeútico, mirándome, considerándome, como Ariadna Gil en El columpio, hasta que me porté como un puerco.
No puedo negar que todo lo veo marrón caca. Así que, como es una pájara larga e indefinida, indago, a ver de donde viene. La vuelta de unas vacaciones que se parecieron un poquito al paraíso. En Cádiz me pasé una semana de sexo, scooter, playas nudistas, cañitas, tebeos, buena vida. En la capital dormí una noche en la terraza de un caserón histórico y otra en un banco frente al mar, con los otros indigentes. Hacía tiempo que no me despertaba tan libre y poderoso. Y ahora sé más o menos lo que voy a hacer muchos de los días de los próximos meses. Sé que eso es bueno para mí y que no tengo que cagarla, como siempre. Pero mi alma de vagabundo, la pobre, no sé si lo va a soportar.
Vengo ahora de la presentación de un libro sobre Alaska. "He perdido preocupantemente la memoria, y no es un eufemismo". Claro que no es un eufemismo, es una afirmación, pero la muy desmemoriada no se acuerda. Ay, las pastis y la memoria. Cómo duele no recordar un poema de Neruda, no encontrar esa palabra. Así que lo dejo, aunque ya he aprendido de sobra que eso no se anuncia, se hace. Además, que no imaginais cómo me siento de canalla cuando pienso en la de veces que se lo he ofrecido a mis amigos. Fue tan triste la última noche ver así a Jorge y a Javi... ¿Y a mí? A mí no se me nota. Dice Miguelito que nunca salgo del todo de la realidad, otra pista importante sobre cómo funciono. Pero soy el peor, el que nunca tiene suficiente. Y ese es otro problemita rondando por aquí. Sobre todo, que siempre he hecho muchas estupideces, pero antes las disfrutaba, las recordaba, las hacía yo. Ahora no. ya veremos.
Y por último, internet también está contra mí. Me estaba pareciendo un territorio hóstil gracias a un par de cosas que me pasaron hace poco y a todas las demás que me imagino. Paranoia bendita, mi hermana, mi compañera. Menos mal que nos conocemos.
Y este soy yo, el de entonces, que ya no soy el mismo. O sí. No sé.
Para lo del talento y la diversión podeis probar por aquí. Y para el amor en flor, aquí (qué gran pérdida, snif). A bob no le recomiendo que está peor que yo.
En estos casos, solía esconderme del mundo una temporadita. Ahora no sé. A veces dura un día o a veces un invierno, como el amor eterno.
/////"Sigo virgen y furioso". Arthur Cravan, recién llegado a la ciudad, en una carta a un amigo/////
miércoles, 25 de septiembre de 2002
PRIMERA REDACCIÓN:
Querida Cristina:
Ya si que no entiendo nada. Me pregunto para que me sirve nuestra relación. Sabes de sobra que no estoy muy a gusto con nada ultimamente. Aunque apenas me lo preguntes, has hablado con Ana y ella te lo habrá contado ¿no? Lo único que se te ocurre decirme es que no te llame los días que estoy con el cierre. Fantástico, qué preocupación. Hoy estoy un poco mejor y aún así parece que te quemara el teléfono. No sé, me imagino en tu situación y si tú te encontrarás así y en mi casa les molestara que hablase por teléfono mientras ellos ven el fútbol y encima quisieran hacerme callar para oir los oligofrénicos comentarios de la panda de majaderos que hablan en TVE, yo me decidiría enseguida por a) pegarle un patadón a la tele B) mandar a tomar por culo a todo el mundo.
No sé, creo que tengo la delicadeza de no deprimir a nadie con mis problemas, y menos a ti. Me parece un privilegio que los quiera compartir contigo. ¿De qué va esto? ¿Consiste en que sólo estás cuando yo soy el alma de la fiesta o cuando digo que sí a todo lo que tú quieres? Si XXX* pasa de mí en los malos momentos, es una pena, pero ni me va ni me viene. Qué tú pases de mí no significa sólo que no vaya a mejorar nada gracias a ti, sino que es otro poquito más de dolor para mí. A ver ¿para qué quiero una relación a esta distancia, echarte de menos a menudo y que me hagas sentir aún peor cuando tengo problemas? Encima me dices que estás en pleno subidón, muy feliz y eso, clases de portugués y de flamenco y ni un minuto para mí. Pienso en lo que yo haría si estuviera feliz y tú tuvieras un problema y lo único que se me ocurre es que, una vez más, estoy con alguien a quien le importo bien poquito. Lo importante es que esté ¿no? Porque es una putada estar sola ¿no?
Seguro que estoy siendo injusto, y me parece fatal, no me gusta pagar mi mal humor con nadie, pero bueno, tampoco tú te has portado muy bien conmigo hoy, te estoy abriendo mi corazón y me cortas para contarme que ya ha empezado el partido y nosequé polladas. Me dices que el problema es que estoy solo aquí en Madrid, ves que me apetece hablar contigo y me dices tres veces que quieres colgar, hasta que me doy por enterado. ¿Sabes? Si tirase de agenda a lo mejor no estaba tan solo y a lo mejor no despertaba solo.
A la mierda. Gracias por tu ayuda.
*(Nota del transcriptor: XXX en el original)
SEGUNDA REDACCION
Supongo que te has dado cuenta de que me apetecía hablar y de que estaba un poco depre. ¿Es más importante ducharte y cenar –¿a las 8,30 también comiendo? nena, no te digo cómo te vas a poner– que hablar con un amigo que se encuentra mal? Desde luego me lo voy a pensar antes de llamarte para estas cosas, y es una pena. ¿Sólo vas a estar para los momentos buenos? Pues nada, vete contándomelo para apuntarlo.
TERCERA REDACCIÓN (la carta enviada) Título: "grrrr"
Cactus, cariño, como Teléfono de la Esperanza eres un asco. Te voy a matar. Si no tuvieras ese culazo te despedía.
besos
tu churri
Querida Cristina:
Ya si que no entiendo nada. Me pregunto para que me sirve nuestra relación. Sabes de sobra que no estoy muy a gusto con nada ultimamente. Aunque apenas me lo preguntes, has hablado con Ana y ella te lo habrá contado ¿no? Lo único que se te ocurre decirme es que no te llame los días que estoy con el cierre. Fantástico, qué preocupación. Hoy estoy un poco mejor y aún así parece que te quemara el teléfono. No sé, me imagino en tu situación y si tú te encontrarás así y en mi casa les molestara que hablase por teléfono mientras ellos ven el fútbol y encima quisieran hacerme callar para oir los oligofrénicos comentarios de la panda de majaderos que hablan en TVE, yo me decidiría enseguida por a) pegarle un patadón a la tele B) mandar a tomar por culo a todo el mundo.
No sé, creo que tengo la delicadeza de no deprimir a nadie con mis problemas, y menos a ti. Me parece un privilegio que los quiera compartir contigo. ¿De qué va esto? ¿Consiste en que sólo estás cuando yo soy el alma de la fiesta o cuando digo que sí a todo lo que tú quieres? Si XXX* pasa de mí en los malos momentos, es una pena, pero ni me va ni me viene. Qué tú pases de mí no significa sólo que no vaya a mejorar nada gracias a ti, sino que es otro poquito más de dolor para mí. A ver ¿para qué quiero una relación a esta distancia, echarte de menos a menudo y que me hagas sentir aún peor cuando tengo problemas? Encima me dices que estás en pleno subidón, muy feliz y eso, clases de portugués y de flamenco y ni un minuto para mí. Pienso en lo que yo haría si estuviera feliz y tú tuvieras un problema y lo único que se me ocurre es que, una vez más, estoy con alguien a quien le importo bien poquito. Lo importante es que esté ¿no? Porque es una putada estar sola ¿no?
Seguro que estoy siendo injusto, y me parece fatal, no me gusta pagar mi mal humor con nadie, pero bueno, tampoco tú te has portado muy bien conmigo hoy, te estoy abriendo mi corazón y me cortas para contarme que ya ha empezado el partido y nosequé polladas. Me dices que el problema es que estoy solo aquí en Madrid, ves que me apetece hablar contigo y me dices tres veces que quieres colgar, hasta que me doy por enterado. ¿Sabes? Si tirase de agenda a lo mejor no estaba tan solo y a lo mejor no despertaba solo.
A la mierda. Gracias por tu ayuda.
*(Nota del transcriptor: XXX en el original)
SEGUNDA REDACCION
Supongo que te has dado cuenta de que me apetecía hablar y de que estaba un poco depre. ¿Es más importante ducharte y cenar –¿a las 8,30 también comiendo? nena, no te digo cómo te vas a poner– que hablar con un amigo que se encuentra mal? Desde luego me lo voy a pensar antes de llamarte para estas cosas, y es una pena. ¿Sólo vas a estar para los momentos buenos? Pues nada, vete contándomelo para apuntarlo.
TERCERA REDACCIÓN (la carta enviada) Título: "grrrr"
Cactus, cariño, como Teléfono de la Esperanza eres un asco. Te voy a matar. Si no tuvieras ese culazo te despedía.
besos
tu churri
viernes, 20 de septiembre de 2002
Era martes. El día antes había tenido una agradable charla con El Jefazo, y me había dado una vuelta por allí. Pero fue el martes cuando tomé posesión de mi claustrofóbico, pero provisional despacho sin ventanas. Me conectaron la línea telefónica, me trajeron un ordenador y estuve toda la mañana haciendo unas complejas gestiones (os las explicaría, pero no las entenderíais) para conseguir unos bolis y un cuaderno. También intenté hablar con mi director o con alguien de la redacción en Barcelona. Lo conseguiría un par de semanas después, pero en aquél momento no tenía prisa. Luego, con la satisfacción del deber cumplido, me fui a dar un garbeo por los alrededores, buscando un sitio donde comer. Me fijé en un restaurante que ofrecía una carta alimenticia y otra musical, que indicaba lo que iba a sonar durante la comida. Seguro que pedí una ensalada y un filete, es lo que comía siempre. Volví al trabajo con ganas de probar mi ordenador y mi teléfono nuevo. Al llegar a mi planta vi a una becaria gordita llorando y hablando por el móvil: "no sé, ni idea, ha sido una avioneta que se ha chocado, estoy llamando y no contesta". Pensé: pobre chica, está fatal. Cuando entré, estaban todos mirando hacia arriba, hacia las pantallas de televisión situadas en las columnas de la redacción del periódico vecino. Había un rascacielos en llamas. Y la rubia púber a la que había echado el ojo por la mañana, parada frente a mi despacho, mirando embobada la retransmisión. "Ahora o nunca". "Hola, ¿qué ha pasado?". "No sé, lo acaban de poner, parece que un avión se ha chocado contra las Torres gemelas". Miro hacia arriba y otro avión se choca contra la otra torre. Alguien grita "¡otro, otro!". He comido bien, acabo de empezar en el trabajo de mis sueños, soy jefecillo, tengo un despacho. Y el primer pensamiento que viene a mi cabeza es que en ese mismo instante, allí, están muriendo, gritando, sufriendo cientos de personas. Se me revuelve el estómago.
"Santi, ¿estás viéndolo?". Durante muchos minutos hablamos de lo que pasa y de lo que va a pasar. La tercera guerra mundial. Igual siguen cayendo aviones. Igual cae uno aquí. "Coje un autobús y vente para acá pitando". "¡Para qué habré salido del pueblo!".
Mis primeras prácticas fueron en un periódico de una ciudad chiquitaja y tranquila. Siempre se abría Local con los acuerdos municipales. En aquellos tres meses de verano explotó una bombona de butano que se cargó un par de casas, un tren atropelló a una niña y los vecinos se amotinaron y cortaron las vías y, como traca final, la ciudad se inundó, algo que no había pasado nunca. Se cortaron la luz y el teléfono y tuvimos que irnos a otro lado a hacer el periódico.
Esta vez mi hermano también lo tuvo clarísimo: era culpa mía. Hablamos por teléfono y me lo reprochó. "Mira que siempre te tienen que pasar a ti estas cosas ¿eh?"
"Santi, ¿estás viéndolo?". Durante muchos minutos hablamos de lo que pasa y de lo que va a pasar. La tercera guerra mundial. Igual siguen cayendo aviones. Igual cae uno aquí. "Coje un autobús y vente para acá pitando". "¡Para qué habré salido del pueblo!".
Mis primeras prácticas fueron en un periódico de una ciudad chiquitaja y tranquila. Siempre se abría Local con los acuerdos municipales. En aquellos tres meses de verano explotó una bombona de butano que se cargó un par de casas, un tren atropelló a una niña y los vecinos se amotinaron y cortaron las vías y, como traca final, la ciudad se inundó, algo que no había pasado nunca. Se cortaron la luz y el teléfono y tuvimos que irnos a otro lado a hacer el periódico.
Esta vez mi hermano también lo tuvo clarísimo: era culpa mía. Hablamos por teléfono y me lo reprochó. "Mira que siempre te tienen que pasar a ti estas cosas ¿eh?"
jueves, 19 de septiembre de 2002
–Al Ritz, por favor.
Tantarán tantán. Noticia (chorra) del día, canta la radio, un atleta vence a un bus de la EMT en una carrera por la Castellana. Antes de que lo diga el taxista, lo suelto: "no te jode, y yo también con este tráfico..."
Me sientan entre mozas de la competencia. "Vale, metro setenta y poco y esa extraña melena, pero, oh, trabaja en XXX".
Un tipo que ya era famoso antes de que yo naciera le pregunta al capullo insufrible de al lado que quién soy. Murmura sobre mí, sin corbata, arremangado, tirado sobre la silla, sólo me faltan las zapatillas de cuadros.
Como pastel de quisquillas con salsa de langosta.
Besos y besos.
Me regalan unas repugnantes gominolas de tabasco.
Llego borracho al trabajo, y tras la sesión de tonterías surrealistas de estas veces, me dicen: "estás borracho". "¿Yo?, je va".
El dire me anuncia que me voy a Murcia.
Pues no era tan difícil. Me encanta Madrid.
Tantarán tantán. Noticia (chorra) del día, canta la radio, un atleta vence a un bus de la EMT en una carrera por la Castellana. Antes de que lo diga el taxista, lo suelto: "no te jode, y yo también con este tráfico..."
Me sientan entre mozas de la competencia. "Vale, metro setenta y poco y esa extraña melena, pero, oh, trabaja en XXX".
Un tipo que ya era famoso antes de que yo naciera le pregunta al capullo insufrible de al lado que quién soy. Murmura sobre mí, sin corbata, arremangado, tirado sobre la silla, sólo me faltan las zapatillas de cuadros.
Como pastel de quisquillas con salsa de langosta.
Besos y besos.
Me regalan unas repugnantes gominolas de tabasco.
Llego borracho al trabajo, y tras la sesión de tonterías surrealistas de estas veces, me dicen: "estás borracho". "¿Yo?, je va".
El dire me anuncia que me voy a Murcia.
Pues no era tan difícil. Me encanta Madrid.
Desde la bañera enana del hostal veo a Cris sobre la cama, desnuda, dormida. Con las piernas encogidas leo el Zot! polvoriento que acabo de comprar en una papelería de Vejer de la Frontera con cualidades de catacumba. De pronto, levanta la cabeza como si tuviera un resorte en el cuello.
–El adjetivo de fasto es fastuoso ¿verdad?
–Sí, cariño.
–Así que fastoso no existe ¿no?
–No, cariño.
Y hunde su cabeza otra vez en el colchón. Se vuelve a dormir, casi roncando, como si no hubiese ya nada de lo que preocuparse.
–El adjetivo de fasto es fastuoso ¿verdad?
–Sí, cariño.
–Así que fastoso no existe ¿no?
–No, cariño.
Y hunde su cabeza otra vez en el colchón. Se vuelve a dormir, casi roncando, como si no hubiese ya nada de lo que preocuparse.
miércoles, 18 de septiembre de 2002
Era la feria de Conil, al mediodía. Habíamos comido nosecuantas tapas de atun de almadraba, de anchoas, de paella, de queso. Nos dimos una vuelta por los caballitos. A la quinta, me dejó tirar con las escopetas que disparan corchos ("venga, pesao"). Elegí unos botes de colorines. Derribé cuatro o cinco, pero sólo me dieron uno. Dentro tenía una especie de blandiblú con un muñeco de un feto blando. Lo más asqueroso que había visto nunca. Pasamos por el bar en el que la noche antes habíamos estado una hora con Antonio, ese viejo pescador que nos habló de los diferentes tipos de peces de la zona, de cómo era el pueblo antes; ese tipo tambaleante que aseguraba que nunca se emborrachaba, mientras nos llenaba de escupitajos involuntarios y nos invitaba a otra ronda de fino que pagaba yo disimuladamente cada vez que se daba la vuelta. Como dijo Pirro, otra victoria como ésta y estamos perdidos. Subimos hacia la plaza de la torre. Cris estaba borracha, así que nos reíamos con todo. Quería ir a cambiarse, supongo que estaba incómoda por ir con ese vestidito y sin ropa interior. Le dije que la esperaría en ese bar con internet. Quería escribir algo aquí y contestar a algunos emails, sobre todo el de Luiz, que me invitaba a ir a Sao Paulo. Mientras vaciaba las cuentas de spam y decidía qué os iba a contar, me empecé a angustiar. No sé, recordé que seguía existiendo ese otro mundo, que la ficción era aquéllo, las playas nudistas, los viajes en moto, las tapas de atun. Cuando llegó Cris, aún con el casco puesto, con ese enternecedor aspecto de hormiga atómica, lo cerré todo, salí corriendo de allí, la abracé y lloré un par de lágrimas saladas. "Ay, pobrecito, ves, eso te pasa por entrar en internet". "Me siento fatal". "Ven, tonto, te invito a un helado".
Y eso es lo que pasó.
Y eso es lo que pasó.
viernes, 16 de agosto de 2002
Jolín, qué lectores más ratas, casi que lo más rastrero es lo de manuma, haciendo como que está leyendo en chino. Lo mismito que hacen mis amigos cuando les pido pasta, que es como si les hablara en chino. Pues nada, hale, me voy de vacaciones hasta el 17 de septiembre. Si no tengo tiempo para despedirme bien hoy o mañana o no tengo DINERO para conectarme desde ningún lado (o a cris vigilando todos mis movimientos), no os veré hasta entonces. Y si se me acaban hasta los números rojos y me rompen la Visa en algún prostíbulo de Amsterdam (lo he visto hacer en una peli) y me tengo que quedar allí toda la vida despachando toallas, pues la cosa se nos va a hacer más larga. Yo no descarto nada. Besos.
miércoles, 14 de agosto de 2002
Acabo de venir del cajero y veo que mi cuenta corriente se aproxima peligrosamente a los 500 euros... en negativo. La verdad es que no sé en qué me he gastado las últimas pagas que incluían varios extras inesperados. Bueno, el destino de la de verano sí que me lo conozco, ha cubierto los 1.200-1.500 euros que tenía en números rojos desde hacía un año. Pero el resto, pues yo que sé, vengo a trabajar en taxi casi todas las mañanas; como en un sitio estupendo que vale mil quinientas (y está tirado, sólo el pan debería costar ya eso) y suelo invitar a quien me acompañe; las noches de los fines de semana suelen ser largas y a saber cuánto y en qué, a quién invito y lo que me dejo en taxis y puertas de discoteca... Me gasto también 415 euros mensuales en pagar mi habitación, sólo para poder disfrutar de una equipadísima terraza de 200 metros cuadrados en el barrio de Salamanca, aunque llevo muchísimo tiempo quedándome casi ningún finde en Madrid, los festivales han sido un dineral, sobre todo el fib, en el que sólo en pastillas me gasté unos 100 euros (y nadie me las pagó, malditos). Que sepais que no soy tan manirroto y ahorro mucho en ropa y nunca me compro un disco que no sea pirata. Ahora, eso sí, en el supermercado me voy a por lo más caro y si me apetece regalarle algo a alguien, no me hace falta ni plantearme que la amistad está a una distancia interestelar del sucio dinero, así que nada de andar mirando las etiquetas del precio... Bueno, pues a pesar de este estilo de vida tan razonable, calculo que al final del verano me juntaré con una deuda de unos 1.500 euros, qué coño, seamos realistas, nos pondremos en 2.000. Así que, siguiendo la inspiración de mi neoyorquina alma gemela financiera, karyn, he pensado que deberíais ayudarme a saldar mi deuda futura con el malvado banco y la taimada Visa. Hombre, os va a salir un poco caro, porque tampoco es que entreis muchos en esta página, he calculado que, por la media de 100 visitas diarias, os saldrá a unos 20 euros por cabeza. Los que entreis dos veces al día, 40. En fin, no sé si el cálculo es así, porque luego hay gente que entra una vez por semana o una vez en la vida o en la época de bodas para buscar las famosas "poesías que lee el padrino a la novia". Y están también los que no querrán aportar nada, los que se van rebotaos porque sigue sin aparecer Isabel Gemio desnuda por aquí (a ver, Isa, guapa, mandame unos iconitos para colgarlos, que ya es que no sé que hacer, te garantizo –podría jurarlo sobre la Biblia– que me tapo los ojos cuando tenga delante tu sagrada imagen).
Pero bueno, lo que digo yo, que entre amigos no nos vamos a poner miserables. Mandad los 20 euritos y luego, lo que me sobre, lo dedicaré a obras de caridad, como Karyn. A reservarlo para el próximo verano o a dejar propina a los taxistas. Hoy es un buen día para que hagas la buena obra del mes, como Zipi y Zape Zapatilla. Y si en todos los meses de tu vida nunca te habías planteado hacer ninguna, pues más a mi favor, recórcholis.
Pero bueno, lo que digo yo, que entre amigos no nos vamos a poner miserables. Mandad los 20 euritos y luego, lo que me sobre, lo dedicaré a obras de caridad, como Karyn. A reservarlo para el próximo verano o a dejar propina a los taxistas. Hoy es un buen día para que hagas la buena obra del mes, como Zipi y Zape Zapatilla. Y si en todos los meses de tu vida nunca te habías planteado hacer ninguna, pues más a mi favor, recórcholis.
martes, 13 de agosto de 2002
Me duermo en los entierros
de mi generación
Empezamos donde lo dejamos, la boda de Jesús. Después de pillar ná más y ná menos que 16 pastillas para el fib (con dos que llevaba, 18, órdago), me fui a la tierra perdida en que nací con el cálculo exacto como para llegar 20 minutos tarde a la ceremonia. La novia se retrasó 25 para esperarnos a los que veníamos de fuera. Qué bonito detalle, mis amigos, los de entonces, no parecen los mismos a veces. Me puse en la foto finish con todo el mundo. Parezco calorro del todo con esas melenas que no me corto desde junio (del 2001) y mi traje gris, que después de lo que hemos pasado se merece otra oportunidad en la tintorería. Hablé de desamor con Rafa. Ahora toca ser egoista, amigo. Los dos quereis mantener la amistad, veros cada día. Eso os hace sentir mejor. ¿Y cuando aparezca otro tipo? ¿Querrá seguir quedando contigo? ¿Cómo te sentirás entonces? El consejo de siempre: decide tú, antes de que decidan por ti.
En la boda había una tipa que me odiaba.
Hace muchos años, Jordi le rompió el retrovisor de un culazo en las fiestas de un pueblo. De aquél coche pequeñajo salieron como veinte tipas vociferando. Después de escucharlas con atención, su respuesta fue: "hala, un pis y a la cama". Entonces entró en la escena un amigo de las víctimas con una contundente frase en la que dejaba claro que se ciscaba en el Creador. Yo por aquél entonces salía algunas noches con una inmensa cadena rematada por una cruz con una gema de plástico en el centro. 20 ó 21 añitos, los sinsentidos eran lo más divertido. Levanté las manos, alcé la voz. "¡eso sí que no! has ofendido a Dios y me estás ofendiendo a mí". Inesperadamente el tipo se calmó y se disculpó: "hombre, yo no quería decir eso". "Nonono, podemos discutir lo que querais, pero sin ofender a Dios Nuestro Señor". Mientras nosotros nos sumergíamos en la polémica teológica (vaya esto está pareciendo una historia del feo), ellas volvieron a increpar a Jordi. Otro "pis y a la cama" y se largaron cabreadísimas. La siguiente vez que vi a una de ellas, morena, wapita, pero rara, fue en las fiestas de mi pueblo. Perdido, borracho y sucio junto a la peña de las Raquíticas (rebautizadas así por su generoso volumen corporal, joer maldita la hora en que me subí con dos de ellas al Pulpito Loco sin tener en cuenta la física, concretamente la parte que habla de la fuerza centrífuga. Salí centrifugado), ella me señaló a sus dos amigos, con cara de brutotes. "¿Por qué le dijiste a mi novia que un pis y a la cama?", "je yo no sle lo dije, fue llordi", "venga atrévete a repetirlo ahora", "je yo no s lo dij, fue...", "ahora no eres tan valiente", "je yo no se", "venga, venga". Bueno, parece que lo de razonar no funcionaba, así que usé mi nefasto truco favorito, con el que más moratones he conseguido: ponerme chulito. "Joye, que estás en mi pueblo, jomos treintaypico Gayumbos y están todos dentro de jesta peña..." Eso lo entendió a la primera, fuese y no hubo nada. Tampoco sabía mucho de espacios y volúmenes, porque en aquel cuartucho cabían apenas 6 ó 7 raquíticas. Y dándose tetazos alegremente cada 2X3. Los de mi peña a saber dónde andaban, los cabrones. Tengo records en el Guinnes como niño perdido de todas las fiestas.
La mujer aquella estaba en la boda de Jesús y Sus. Y siguió mirándome fijamente durante toda la noche. Qué miedito. Hay gente muy sicópata por ahí, y si se juntan con otros muy paranoicos que también habemos, pues ya está el lío montado. El mundo está hecho por pares de contrarios (Parménides). Si no hubiese estado con su novio (confirmado: le gusta el modelo Conan el brutote) deberíamos haber echado el polvo pluscuamperfecto aquella noche. Yo temiendo por mi vida y ella poniéndose más y más a base de palpar el punzón picahielos de debajo de la cama. Esos ojos como platos, brrrr, escalofríos me da.
Pero más bien lo que hice fue lo de siempre, meterme una rayita antes del primer plato, una pasti después de la digestión. "Estoy mejor que Julio Iglesias", me decía Jorgito. Me aburro de hablar de drogas, de subidones y bajadas. Lo que quería era saltar y hacer el Brutus. Intercambié miradas de quinceañero con la amiga de Jesús. Cuando me fui a la barra, ella se puso al lado, y mira que era larga y estaba vacía (la barra, la chica era más bien voluminosa y densa). "Hola, tú eres XX –a saber– la prima de Jesús, le he preguntado antes por ti", "sí, jajaja" (piensa, piensa, rápido, rápido, hay que decirla algo) "mmm, deberías sacarme a bailar luego", "vale, jajaja", "pero salsa no", "vale, jajaja", "ni pasodobles", "jajaja", "mejor cuando pongan algo para torpes...", "sí, jajaja", "vale, luego nos vemos". Un gatillazo social lo tiene cualquiera, pero después de deprimirme un ratito (mira que soy negao) me consolé pensando que si ella estaba interesada no se sentiría mucho mejor. La verdad, su conversación no fue de enciclopedista del siglo de las luces...
Luego tuve un encuentro con el padre de la novia, el padrino. "¿Qué tal todo? ¿ha estado todo bien?", "pues sí, oiga, pero lo importante es divertirse, lo de la comida y los detalles es lo de menos. Y nos estamos divirtiendo todos mucho mucho" (unos minutos antes el novio me comentaba: "¿quién me lo iba a decir? me lo estoy pasando bien en mi propia boda", "joer, me lo estoy pasando bien hasta yo"). El padrino sopesa mi respuesta y mi copa, entera. Prueba un poco sin pedir permiso y me dice "gefoorjlisforge divertirse je fe juje aserejé", a lo que le contesto, "diga usté que sí, lo importante es pasárselo bien en las bodas, y..." En lo que trato de exponer mi teoría coge el vaso y se lo bebe de un único trago. Me deja con la palabra en la boca y se va a por otro incauto, que no hay barra libre. Qué tío. Lo que pasa es que así el único que se lo va a pasar bien en la boda es él, pero vamos, lo que yo digo, admirable. Antes en la comida, hablando con mi amiga V. la belga, con un bonito vestido rojo, sobre si se debería meter una rayita o no, había declinado la oferta porque no quería montar un escándalo. "Es que no llevo ropa interior". "Ah, entonces tienes razón, mejor que no". El mundo es así de razonable. Luego el raro soy yo.
Al final nos fuimos a una disco de mi ciudad, la capital del imperio en la época de Isabel y Fernando, por más señas. Aquí la actividad preferida de la población joven es salir a los bares, pagar las copas como si fueran hidromiel y aburrirse. No hables con nadie. Ellos te van a mirar mal, quizás te empujen o te insulten. Ellas se sienten autorizadas a ser tan groseras o estúpidas como puedan, que es mucho. Allí, en el Charlot, había dos de esas. Supongo que habían estado hablando entre ellas al principio de la noche y ya no tenían nada que decirse. Con la mirada perdida bailaban sin ninguna gracia o una se sentaba y la otra movía poco y mal las piernas. Rubias teñidas, con un gusto para vestirse de tres meses y un día más multa, no poseían ningún talento físico evidente. No estaban drogadas. Se habían gastado mil duros en copas para aburrirse hasta el amanecer. Mi amigo Javi estaba enfarlopado y decía que una de ellas le estaba mirando todo el rato, pero que no la iba a entrar, porque es un cagueta.
Javierito es un tipo muy inteligente, con mucha labia, arquitecto, trabaja un montón y vive con sus padres, así que en un par de años ha debido de reunir una pequeña fortuna. Se ha comprado un reluciente BMW blanco después de cargarse un Vitara en las fiestas de mi pueblo. Se salió de la carretera mientras bajaba la ventanilla, contestaba el móvil y cambiaba la música del cassette a la vez (el coche, siniestro total, la pareja de la Guardia Civil se río tanto de su pedo y su desorientación que ni le hizo la prueba de la alcoholemia). Más de una vez se quedaba con las chicas que a mí me gustaban. Tiene una voz extraña que se parece a muchas otras, como a la de Coque Malla (el hombre sin personalidad, le llamaba en el cole), pero que termina siendo envolvente y atractiva. Lo mismo escribía un poema que no estaba mal que dibujaba un retrato perfecto de Marilyn. Nos organiza las excursiones y lleva un diario de viaje con dibujos y anotaciones bastante graciosas. Pero Javierito hace mucho que no pilla con una chica. Bueno, en realidad hace cosas raras. Como una vez que se lió con una rubia estupenda (que yo me había pedido primero, pero es que esto no es como el reparto del hueso de caña del cocido) y terminó poniendo una batería de excusas incoherentes para irse a casa y no tener que acostarse con ella. "Es que le olían fatal los sobacos", dijo él (pues una duchita, joer, que eso le puede pasar a cualquiera). "¿Es gay?", preguntó ella. Otra vez, aprovechó cinco minutitos en los que me fui al baño para agarrar por banda a la chica que me estaba intentando ligar y soltarle un rollo de los suyos. El cura, le llamaban. Pero a ellas les encanta oirle hablar, así que a partir de entonces le perseguía, le llamaba, le tenía una hora al teléfono, y él, tan currante, la colgaba enseguida porque estaba con un proyecto. Se quedaba hasta que se iba él y le llevaba a casa. La rechazó más de una vez. Hasta que una noche alcohólica la intentó besar. Eva la Cachonda (y ese mote no se lo he puesto yo, fueron sus amigos) que es mala mala y malaje, aprovechó para vengarse y le dijo que no. Seguro que tenía ganas, pero la sed de mal es más fuerte que nada en algunos súcubos. Y podría contar muchas historias más, pero queda claro que el hombre desaprovechó nosecuantas ocasiones hasta que de repente se encontró con la autoestima por los suelos y bloqueado cada vez que se cruzaba con una humana hembra. He oído conversaciones suyas desastrosas ultimamante (del tipo "¿estudias o trabajas?"). Y a partir de ahí (o antes, no sé) lo de las mujeres se convirtió en una obsesión, el centro de su vida, según creo. Y como no intentaba nada, no conseguía nada y la cosa fue cuesta abajo hasta llegar al momento actual, donde ya no podemos caer más, tenemos que empezar a excavar.
Así que me pareció una buena idea acercarme a la rubia destalentosa y tratar de presentársela. no perdíamos nada, y si conseguía una respuesta positiva podían cambiar las cosas para Javierito. Con mi mejor sonrisa, con la voz más amigable y seductora que encontré, me aproximé a ella y le dije: "hola, ¿qué tal? te va a parecer una cosa de quinceañeros, a mí también me lo parece, pero he pensado que podía presentarte a mis amigos y..." Nisiquiera escuchó lo que le decía, que tampoco era precisamente El cantar de los cantares, a mitad de la frase dijo un "NO" agresivo, como de "aparta, insecto", y se dio media vuelta para seguir aburriéndose durante la siguiente hora, sin hablar con su amiga ni con nadie. En estos casos suelo quedarme con ganas de gritarlas que no saben lo que se están perdiendo, un polvazo, una conversación divertida, un amante perfecto, un amigo fiel, muchas cosas que nunca vienen mal. Pero no merecen más que que me dé la vuelta y no lo piense ni un segundo más. Algo difícil, soy un chico sensible y empastillado. Esta ciudad se va a caer de aburrimiento, encoge y se queda sin aire, como la habitación de Chloe en La espuma de los días. Cada noche me escupe el reflejo de todas esas almas en blanco y negro. Pena y asco. Pero aquélla recordé por qué hace dos o tres años que no hablo en los bares de allí con ningún desconocido que no me hable primero a mí. Que pasen muchos más. Hay caminantes suficientes en el resto de las rutas. Donde hay vino beben vino, donde no hay vino, agua fresca.
PD: Y si después de todo esto alguien se anima a sacar de su cebolla mental a Javierito le regalo algo, un viaje, un libro, un beso, lo que sea.
de mi generación
Empezamos donde lo dejamos, la boda de Jesús. Después de pillar ná más y ná menos que 16 pastillas para el fib (con dos que llevaba, 18, órdago), me fui a la tierra perdida en que nací con el cálculo exacto como para llegar 20 minutos tarde a la ceremonia. La novia se retrasó 25 para esperarnos a los que veníamos de fuera. Qué bonito detalle, mis amigos, los de entonces, no parecen los mismos a veces. Me puse en la foto finish con todo el mundo. Parezco calorro del todo con esas melenas que no me corto desde junio (del 2001) y mi traje gris, que después de lo que hemos pasado se merece otra oportunidad en la tintorería. Hablé de desamor con Rafa. Ahora toca ser egoista, amigo. Los dos quereis mantener la amistad, veros cada día. Eso os hace sentir mejor. ¿Y cuando aparezca otro tipo? ¿Querrá seguir quedando contigo? ¿Cómo te sentirás entonces? El consejo de siempre: decide tú, antes de que decidan por ti.
En la boda había una tipa que me odiaba.
Hace muchos años, Jordi le rompió el retrovisor de un culazo en las fiestas de un pueblo. De aquél coche pequeñajo salieron como veinte tipas vociferando. Después de escucharlas con atención, su respuesta fue: "hala, un pis y a la cama". Entonces entró en la escena un amigo de las víctimas con una contundente frase en la que dejaba claro que se ciscaba en el Creador. Yo por aquél entonces salía algunas noches con una inmensa cadena rematada por una cruz con una gema de plástico en el centro. 20 ó 21 añitos, los sinsentidos eran lo más divertido. Levanté las manos, alcé la voz. "¡eso sí que no! has ofendido a Dios y me estás ofendiendo a mí". Inesperadamente el tipo se calmó y se disculpó: "hombre, yo no quería decir eso". "Nonono, podemos discutir lo que querais, pero sin ofender a Dios Nuestro Señor". Mientras nosotros nos sumergíamos en la polémica teológica (vaya esto está pareciendo una historia del feo), ellas volvieron a increpar a Jordi. Otro "pis y a la cama" y se largaron cabreadísimas. La siguiente vez que vi a una de ellas, morena, wapita, pero rara, fue en las fiestas de mi pueblo. Perdido, borracho y sucio junto a la peña de las Raquíticas (rebautizadas así por su generoso volumen corporal, joer maldita la hora en que me subí con dos de ellas al Pulpito Loco sin tener en cuenta la física, concretamente la parte que habla de la fuerza centrífuga. Salí centrifugado), ella me señaló a sus dos amigos, con cara de brutotes. "¿Por qué le dijiste a mi novia que un pis y a la cama?", "je yo no sle lo dije, fue llordi", "venga atrévete a repetirlo ahora", "je yo no s lo dij, fue...", "ahora no eres tan valiente", "je yo no se", "venga, venga". Bueno, parece que lo de razonar no funcionaba, así que usé mi nefasto truco favorito, con el que más moratones he conseguido: ponerme chulito. "Joye, que estás en mi pueblo, jomos treintaypico Gayumbos y están todos dentro de jesta peña..." Eso lo entendió a la primera, fuese y no hubo nada. Tampoco sabía mucho de espacios y volúmenes, porque en aquel cuartucho cabían apenas 6 ó 7 raquíticas. Y dándose tetazos alegremente cada 2X3. Los de mi peña a saber dónde andaban, los cabrones. Tengo records en el Guinnes como niño perdido de todas las fiestas.
La mujer aquella estaba en la boda de Jesús y Sus. Y siguió mirándome fijamente durante toda la noche. Qué miedito. Hay gente muy sicópata por ahí, y si se juntan con otros muy paranoicos que también habemos, pues ya está el lío montado. El mundo está hecho por pares de contrarios (Parménides). Si no hubiese estado con su novio (confirmado: le gusta el modelo Conan el brutote) deberíamos haber echado el polvo pluscuamperfecto aquella noche. Yo temiendo por mi vida y ella poniéndose más y más a base de palpar el punzón picahielos de debajo de la cama. Esos ojos como platos, brrrr, escalofríos me da.
Pero más bien lo que hice fue lo de siempre, meterme una rayita antes del primer plato, una pasti después de la digestión. "Estoy mejor que Julio Iglesias", me decía Jorgito. Me aburro de hablar de drogas, de subidones y bajadas. Lo que quería era saltar y hacer el Brutus. Intercambié miradas de quinceañero con la amiga de Jesús. Cuando me fui a la barra, ella se puso al lado, y mira que era larga y estaba vacía (la barra, la chica era más bien voluminosa y densa). "Hola, tú eres XX –a saber– la prima de Jesús, le he preguntado antes por ti", "sí, jajaja" (piensa, piensa, rápido, rápido, hay que decirla algo) "mmm, deberías sacarme a bailar luego", "vale, jajaja", "pero salsa no", "vale, jajaja", "ni pasodobles", "jajaja", "mejor cuando pongan algo para torpes...", "sí, jajaja", "vale, luego nos vemos". Un gatillazo social lo tiene cualquiera, pero después de deprimirme un ratito (mira que soy negao) me consolé pensando que si ella estaba interesada no se sentiría mucho mejor. La verdad, su conversación no fue de enciclopedista del siglo de las luces...
Luego tuve un encuentro con el padre de la novia, el padrino. "¿Qué tal todo? ¿ha estado todo bien?", "pues sí, oiga, pero lo importante es divertirse, lo de la comida y los detalles es lo de menos. Y nos estamos divirtiendo todos mucho mucho" (unos minutos antes el novio me comentaba: "¿quién me lo iba a decir? me lo estoy pasando bien en mi propia boda", "joer, me lo estoy pasando bien hasta yo"). El padrino sopesa mi respuesta y mi copa, entera. Prueba un poco sin pedir permiso y me dice "gefoorjlisforge divertirse je fe juje aserejé", a lo que le contesto, "diga usté que sí, lo importante es pasárselo bien en las bodas, y..." En lo que trato de exponer mi teoría coge el vaso y se lo bebe de un único trago. Me deja con la palabra en la boca y se va a por otro incauto, que no hay barra libre. Qué tío. Lo que pasa es que así el único que se lo va a pasar bien en la boda es él, pero vamos, lo que yo digo, admirable. Antes en la comida, hablando con mi amiga V. la belga, con un bonito vestido rojo, sobre si se debería meter una rayita o no, había declinado la oferta porque no quería montar un escándalo. "Es que no llevo ropa interior". "Ah, entonces tienes razón, mejor que no". El mundo es así de razonable. Luego el raro soy yo.
Al final nos fuimos a una disco de mi ciudad, la capital del imperio en la época de Isabel y Fernando, por más señas. Aquí la actividad preferida de la población joven es salir a los bares, pagar las copas como si fueran hidromiel y aburrirse. No hables con nadie. Ellos te van a mirar mal, quizás te empujen o te insulten. Ellas se sienten autorizadas a ser tan groseras o estúpidas como puedan, que es mucho. Allí, en el Charlot, había dos de esas. Supongo que habían estado hablando entre ellas al principio de la noche y ya no tenían nada que decirse. Con la mirada perdida bailaban sin ninguna gracia o una se sentaba y la otra movía poco y mal las piernas. Rubias teñidas, con un gusto para vestirse de tres meses y un día más multa, no poseían ningún talento físico evidente. No estaban drogadas. Se habían gastado mil duros en copas para aburrirse hasta el amanecer. Mi amigo Javi estaba enfarlopado y decía que una de ellas le estaba mirando todo el rato, pero que no la iba a entrar, porque es un cagueta.
Javierito es un tipo muy inteligente, con mucha labia, arquitecto, trabaja un montón y vive con sus padres, así que en un par de años ha debido de reunir una pequeña fortuna. Se ha comprado un reluciente BMW blanco después de cargarse un Vitara en las fiestas de mi pueblo. Se salió de la carretera mientras bajaba la ventanilla, contestaba el móvil y cambiaba la música del cassette a la vez (el coche, siniestro total, la pareja de la Guardia Civil se río tanto de su pedo y su desorientación que ni le hizo la prueba de la alcoholemia). Más de una vez se quedaba con las chicas que a mí me gustaban. Tiene una voz extraña que se parece a muchas otras, como a la de Coque Malla (el hombre sin personalidad, le llamaba en el cole), pero que termina siendo envolvente y atractiva. Lo mismo escribía un poema que no estaba mal que dibujaba un retrato perfecto de Marilyn. Nos organiza las excursiones y lleva un diario de viaje con dibujos y anotaciones bastante graciosas. Pero Javierito hace mucho que no pilla con una chica. Bueno, en realidad hace cosas raras. Como una vez que se lió con una rubia estupenda (que yo me había pedido primero, pero es que esto no es como el reparto del hueso de caña del cocido) y terminó poniendo una batería de excusas incoherentes para irse a casa y no tener que acostarse con ella. "Es que le olían fatal los sobacos", dijo él (pues una duchita, joer, que eso le puede pasar a cualquiera). "¿Es gay?", preguntó ella. Otra vez, aprovechó cinco minutitos en los que me fui al baño para agarrar por banda a la chica que me estaba intentando ligar y soltarle un rollo de los suyos. El cura, le llamaban. Pero a ellas les encanta oirle hablar, así que a partir de entonces le perseguía, le llamaba, le tenía una hora al teléfono, y él, tan currante, la colgaba enseguida porque estaba con un proyecto. Se quedaba hasta que se iba él y le llevaba a casa. La rechazó más de una vez. Hasta que una noche alcohólica la intentó besar. Eva la Cachonda (y ese mote no se lo he puesto yo, fueron sus amigos) que es mala mala y malaje, aprovechó para vengarse y le dijo que no. Seguro que tenía ganas, pero la sed de mal es más fuerte que nada en algunos súcubos. Y podría contar muchas historias más, pero queda claro que el hombre desaprovechó nosecuantas ocasiones hasta que de repente se encontró con la autoestima por los suelos y bloqueado cada vez que se cruzaba con una humana hembra. He oído conversaciones suyas desastrosas ultimamante (del tipo "¿estudias o trabajas?"). Y a partir de ahí (o antes, no sé) lo de las mujeres se convirtió en una obsesión, el centro de su vida, según creo. Y como no intentaba nada, no conseguía nada y la cosa fue cuesta abajo hasta llegar al momento actual, donde ya no podemos caer más, tenemos que empezar a excavar.
Así que me pareció una buena idea acercarme a la rubia destalentosa y tratar de presentársela. no perdíamos nada, y si conseguía una respuesta positiva podían cambiar las cosas para Javierito. Con mi mejor sonrisa, con la voz más amigable y seductora que encontré, me aproximé a ella y le dije: "hola, ¿qué tal? te va a parecer una cosa de quinceañeros, a mí también me lo parece, pero he pensado que podía presentarte a mis amigos y..." Nisiquiera escuchó lo que le decía, que tampoco era precisamente El cantar de los cantares, a mitad de la frase dijo un "NO" agresivo, como de "aparta, insecto", y se dio media vuelta para seguir aburriéndose durante la siguiente hora, sin hablar con su amiga ni con nadie. En estos casos suelo quedarme con ganas de gritarlas que no saben lo que se están perdiendo, un polvazo, una conversación divertida, un amante perfecto, un amigo fiel, muchas cosas que nunca vienen mal. Pero no merecen más que que me dé la vuelta y no lo piense ni un segundo más. Algo difícil, soy un chico sensible y empastillado. Esta ciudad se va a caer de aburrimiento, encoge y se queda sin aire, como la habitación de Chloe en La espuma de los días. Cada noche me escupe el reflejo de todas esas almas en blanco y negro. Pena y asco. Pero aquélla recordé por qué hace dos o tres años que no hablo en los bares de allí con ningún desconocido que no me hable primero a mí. Que pasen muchos más. Hay caminantes suficientes en el resto de las rutas. Donde hay vino beben vino, donde no hay vino, agua fresca.
PD: Y si después de todo esto alguien se anima a sacar de su cebolla mental a Javierito le regalo algo, un viaje, un libro, un beso, lo que sea.
viernes, 9 de agosto de 2002
Que todavía no. Las vacaciones, la semana que viene. Lo siento en el alma, pero estos días he estado "enfermo" y ahora estoy "ocupado". Preparando el verano, que se presenta movidito. Por una cagada mía de última hora no me voy quince días a Dakar, sino una semana a Dublin. Así que llevo un par de horas convenciéndome de que está bien, no pasa nada.
Porque con todo el tiempo y la energía que sobre, puede que luego a Melilla y a Amsterdam, puede que me pase por Sevilla y Málaga, puede que visite Marruecos o Portugal, puede que me acerque aún a algún otro festival y, el fin de fiesta confirmado, a Nueva York a mediados de septiembre. Y quien sabe si escribiré o no desde alguno de estos lugares. Pero me pica no hacerlo. Estoy pikachu del todo. Quiero contaros mi fib y todo eso. A ver si el domingo. Besos, sobre todo para ti, shazam, y sorry a todos los que les debo cartas y pajillas de estas de las mías.
Porque con todo el tiempo y la energía que sobre, puede que luego a Melilla y a Amsterdam, puede que me pase por Sevilla y Málaga, puede que visite Marruecos o Portugal, puede que me acerque aún a algún otro festival y, el fin de fiesta confirmado, a Nueva York a mediados de septiembre. Y quien sabe si escribiré o no desde alguno de estos lugares. Pero me pica no hacerlo. Estoy pikachu del todo. Quiero contaros mi fib y todo eso. A ver si el domingo. Besos, sobre todo para ti, shazam, y sorry a todos los que les debo cartas y pajillas de estas de las mías.
jueves, 1 de agosto de 2002
Mañana me voy a otra boda de otro amigo (es que ya como que sin comentarios) y el sábado a Benicasim, si encuentro una puñetera combinación de autobuses. Así que que os vaya bonito hasta el martes, que el lunes no trabajo (tampoco). Os debería contar mi martes con Cris, pero es que estoy un poco desganado. Me aburre el tema, me tiene muy mareado. Resulta que se enrolló con un pollo en Fuerteventura. Aprovecha que a mí, en teoría, no me parecen mal esas cosas, pero es que no es lo mismo un rollete de una vez que que se pase tres días con él y sus amigas y me venga contando que era muy divertido, muy majete, tenía DIEZ años menos que yo... Y que cómo va a ser borde con él ahora. "Pues niña, eso si que no es negociable, o quedas mal con él o quedas mal conmigo, tú verás". Al parecer era el único tío disponible a varios kilómetros a la redonda. Coño, que se lo deje a sus amigas, que las hay vírgenes, traumatizadas por una ruptura reciente, con ganas de... Y es que mi Cris es un poco egoista. Tenía muchas dudas sobre mí, pero después de un orgasmo arrasador, de esos de temblarle todo y decir incoherencias, me contó que se le había pasado, que me quería mucho otra vez y que estaba muy cansada y que zzzz. Lo suyo es lo de hoy por ti y los otros 364 días por mí. En el fondo me produce ternura, me recuerda a cuando cambiaba tebeos de pequeño en una plaza de mi aldea. Como viera a alguien muy interesado por uno de los míos le pedía unos cuantos a cambio. Nunca suelta nada que no haya sido recompensado a priori, me está pareciendo.
Os dejo una descripción que le he colocado a bob en un comentario. Sed malos. Ah, el enlacito: bob. Mas me ha mandado la fórmula mágica para que los enlaces se abran apart. Gracias, churri. No, si como siga así, al final esto se va a convertir en una web decente. Y eso sí que no.
VyF: Tengo 29 años. Mi vida ha girado siempre en torno a la palabra escrita, así que algún día debería pararme dos minutos y reflexionar sobre lo que eso significa y lo que eso me condiciona. Siempre me meto en relaciones que no, sólo que ahora me doy cuenta de que no, aunque no haga nada por evitarlo. Por suerte, el sexo ya no es tan importante para mí como antes, pero eso no quiere decir que haya dejado de quedarse con el 80% de mis esfuerzos vitales. Empiezo proyectos. Hace tiempo descubrí que la ficción no era lo mío y decidí escribir artículos de opinión y reportajes creativos. En vista de que o no me los publicaban o no me los pagaban, lo dejé. Ahora he rellenado ese vacío con un diario en internet. Debería publicar un libro de una puñetera vez, pero va a tener que ser autobiográfico y de casquería sentimental. Para eso haría falta que careciese absolutamente de pudor. Ya ves tú qué problema.
Os dejo una descripción que le he colocado a bob en un comentario. Sed malos. Ah, el enlacito: bob. Mas me ha mandado la fórmula mágica para que los enlaces se abran apart. Gracias, churri. No, si como siga así, al final esto se va a convertir en una web decente. Y eso sí que no.
VyF: Tengo 29 años. Mi vida ha girado siempre en torno a la palabra escrita, así que algún día debería pararme dos minutos y reflexionar sobre lo que eso significa y lo que eso me condiciona. Siempre me meto en relaciones que no, sólo que ahora me doy cuenta de que no, aunque no haga nada por evitarlo. Por suerte, el sexo ya no es tan importante para mí como antes, pero eso no quiere decir que haya dejado de quedarse con el 80% de mis esfuerzos vitales. Empiezo proyectos. Hace tiempo descubrí que la ficción no era lo mío y decidí escribir artículos de opinión y reportajes creativos. En vista de que o no me los publicaban o no me los pagaban, lo dejé. Ahora he rellenado ese vacío con un diario en internet. Debería publicar un libro de una puñetera vez, pero va a tener que ser autobiográfico y de casquería sentimental. Para eso haría falta que careciese absolutamente de pudor. Ya ves tú qué problema.
martes, 30 de julio de 2002
Permitidme ponerme repelente. Acabo de mirar mi contador y estaba a una visita de batir mi marca. Auguro que registrará una cantidad de pinchazos enorme, como la de Nazaret el día que menos tiene. Y con este pedazo de diesño de retaguardia. Y justo hoy, que el dire me ha dicho que hemos pulverizado los records de ventas de la revista con el número de julio, en el que yo me escribí la mitad. En sus veinte años nunca había vendido tanto. "¿Y no te han dicho nada?", me preguntaba Cris. "Nadie tiene que decirme nada. Lo sé". Vale, pelín chulito, pero no está mal como colofón de un día en el que me he venido a la redacción a las siete de la mañana, sin haber dormido ni un minuto y Cris no se ha puesto al teléfono las cuatro o cinco veces que la he llamado.
Y no sé por qué la he llamado, debería haber dejado que el paso definitivo lo diera ella. Y así yo no me siento culpable y así pensaría que fue una decisión suya. Al final hemos hablado. "Esto nuestro ha sido pura Ley de Murphy, hemos ascendido hasta nuestro nivel de incompetencia, éramos un rollito estupendo hasta que hemos ascendido a novios a toda velocidad y has empezado a exigirme, a decir qué tengo que hacer, de qué no puedo hablar, cómo tengo que pensar... Y eso no, de ninguna manera". "Es que me cabrea que te cuente que hemos estado en una playa nudista y lo único que me preguntes es que qué tal están mis amigas desnudas. Eres un salido". "No, es que tengo ese sentido del humor retorcido. Mira, en la época en la que más ganas tenía de acostarme con cualquiera siempre la cagaba en algún momento con alguna frase que a mí me hacía mucha gracia y que a ellas les hacía perder todo el interés". "Es que eres un salido". "Nonono, es que hay que entender mi humor, se me ocurre una frase ingeniosa y no puedo reprimirlo. Cuando trabajé en la productora de televisión, nada más empezar, el primer día a primera hora llamé a información de telefónica para pedir un número. Se puso una tía y en vez de darme los buenos días dijo 'hay que ver la gente como está a estas horas, lo que se aburre', '¿por qué? ¿qué te ha pasado', 'nada, la gente que no tiene nada mejor que hacer a estas horas', 'pero ¿qué te han dicho?', 'nada, es igual', 'hombre, ya, termínamelo de contar', (...) 'que de que color tenía el coño –susurró–'. Estaba en una habitación enana, rodeado de gente del Opus, y tuve que morderme la lengua casi hasta llorar para no preguntarle '¿y de qué color lo tienes?'"
Luego Cris me ha dicho que seguía apeteciéndole irse de vacaciones conmigo y le he explicado que lo único que podíamos hacer era volver atrás y ser otra vez independientes, porque ella no podía ser el centro de mi vida a tantos kilómetros de distancia. Que no podía intentar cambiarme antes de conocerme. Que primero tendría que aguantar mis bromas y todo lo demás. Y yo sus cosas. "¿No has visto el anuncio ese de 'un amigo nunca es un pesado, es un filósofo'?". "No tengo tele". "Bueno, pues es igual, yo no soy un salido, tengo un sentido del humor raro. No me digas lo que tengo que ser, ni lo que tengo que hacer, porque me agobio. Primero entiende lo que soy y acéptalo, y entonces decide lo que quieres hacer conmigo". "Vale". "Bueno, cariño, pues luego te voy a buscar y nos tomamos una caña" "¡¡Que ya no me llames cariño!!".
Vaya, veo que lo ha entendido todo.
Y no sé por qué la he llamado, debería haber dejado que el paso definitivo lo diera ella. Y así yo no me siento culpable y así pensaría que fue una decisión suya. Al final hemos hablado. "Esto nuestro ha sido pura Ley de Murphy, hemos ascendido hasta nuestro nivel de incompetencia, éramos un rollito estupendo hasta que hemos ascendido a novios a toda velocidad y has empezado a exigirme, a decir qué tengo que hacer, de qué no puedo hablar, cómo tengo que pensar... Y eso no, de ninguna manera". "Es que me cabrea que te cuente que hemos estado en una playa nudista y lo único que me preguntes es que qué tal están mis amigas desnudas. Eres un salido". "No, es que tengo ese sentido del humor retorcido. Mira, en la época en la que más ganas tenía de acostarme con cualquiera siempre la cagaba en algún momento con alguna frase que a mí me hacía mucha gracia y que a ellas les hacía perder todo el interés". "Es que eres un salido". "Nonono, es que hay que entender mi humor, se me ocurre una frase ingeniosa y no puedo reprimirlo. Cuando trabajé en la productora de televisión, nada más empezar, el primer día a primera hora llamé a información de telefónica para pedir un número. Se puso una tía y en vez de darme los buenos días dijo 'hay que ver la gente como está a estas horas, lo que se aburre', '¿por qué? ¿qué te ha pasado', 'nada, la gente que no tiene nada mejor que hacer a estas horas', 'pero ¿qué te han dicho?', 'nada, es igual', 'hombre, ya, termínamelo de contar', (...) 'que de que color tenía el coño –susurró–'. Estaba en una habitación enana, rodeado de gente del Opus, y tuve que morderme la lengua casi hasta llorar para no preguntarle '¿y de qué color lo tienes?'"
Luego Cris me ha dicho que seguía apeteciéndole irse de vacaciones conmigo y le he explicado que lo único que podíamos hacer era volver atrás y ser otra vez independientes, porque ella no podía ser el centro de mi vida a tantos kilómetros de distancia. Que no podía intentar cambiarme antes de conocerme. Que primero tendría que aguantar mis bromas y todo lo demás. Y yo sus cosas. "¿No has visto el anuncio ese de 'un amigo nunca es un pesado, es un filósofo'?". "No tengo tele". "Bueno, pues es igual, yo no soy un salido, tengo un sentido del humor raro. No me digas lo que tengo que ser, ni lo que tengo que hacer, porque me agobio. Primero entiende lo que soy y acéptalo, y entonces decide lo que quieres hacer conmigo". "Vale". "Bueno, cariño, pues luego te voy a buscar y nos tomamos una caña" "¡¡Que ya no me llames cariño!!".
Vaya, veo que lo ha entendido todo.
lunes, 29 de julio de 2002
QUÉ OTRA COSA PODRIA VER UN EXPLORADOR CANSADO/
DENTRO DE LOS LÍMITES DE UN METRO CUADRADO DE TRISTEZA
Todavía no lo sabe, pero me va a abandonar. Hablamos el otro día, dice que le han llamado del hospital, que tiene que volver a entregar unos informes, que no va a pasar la noche del martes conmigo. No le pregunté si me estaba mintiendo, no era la pregunta correcta. "¿Si pudieras pasarías esa noche aquí?". "No lo sé, después de la última vez me da un poco de miedo". Ya. Pero insiste en que pille unas pastillas para el festival de Benicasim. Fuera de nosotros nos querremos. No quiere saberlo, no quiere hacer otros planes para este verano, "todavía podemos irnos juntos, ¿no? los dos somos buenos compañeros de viaje". Me dejará, quizás después. No pasa nada. Otra muesca en la pared. Another brick in the wall. Perito en lunas. Buscando una luna que ande sola.
Cosas buenas, cosas malas y cosas ni se sabe de estos últimos días:
-El jueves conocí a Sam. Un poco perdido entre tantas encantadoras pijas locas por U2 (la frase que más oí aquella noche fue: "a mí me gustan, pero yo no soy tan fanático como toda esta gente que está aquí") fue una anfitriona dedicada. Me dijo tantas cosas bonitas que yo sólo pude agradecérselo con sonrisas enormes. Espero que dijeran lo suficiente. No hay nada como el abuso del alcohol y buscar enemigos comunes (como el relaciones públicas de las SS que nos echó del O'Neill) para hacer amigos. me di cuenta de cómo han evolucionado mis lecturas. "¿Lees a Lenin?". "Eeeeh, pues no, lo tengo pendiente, esto... –coño, ahí me ha pillado–" "A Leny mira y no se qué". "Ah, sí, a esa sí".
-Tuve que aplazar, contra mi voluntad, la redacción del poema épico La noche que conocí a Wonder Woman. Espero que siga vacante la plaza de macho temporal (la terminología no es mía, que conste)
-Viernes: lo que hice el viernes no se puede contar ni en este diario. Imagínate.
-Sábado: prometí que nunca volvería a caer, pero esta vez no lo quiero evitar. Y es que me hace volar. Fer, el médico, dice que me están volviendo paranoico. Liviana memoria. No recuerda que la frase "están todos contra mí", así, literal, era parte de mi repertorio desde el cole.
-Domingo: mi abuela me dice que si estuviera mi madre las cosas no serían así, que ella ya sabe donde estaría. Que cada vez la echa más de menos. Le sonrío y le acaricio la mano. Qué otra cosa podría decirle.
(podría ver todos esos días irrecuperables/ posándose como una bandada de pájaros imaginarios. B. Atxaga)
DENTRO DE LOS LÍMITES DE UN METRO CUADRADO DE TRISTEZA
Todavía no lo sabe, pero me va a abandonar. Hablamos el otro día, dice que le han llamado del hospital, que tiene que volver a entregar unos informes, que no va a pasar la noche del martes conmigo. No le pregunté si me estaba mintiendo, no era la pregunta correcta. "¿Si pudieras pasarías esa noche aquí?". "No lo sé, después de la última vez me da un poco de miedo". Ya. Pero insiste en que pille unas pastillas para el festival de Benicasim. Fuera de nosotros nos querremos. No quiere saberlo, no quiere hacer otros planes para este verano, "todavía podemos irnos juntos, ¿no? los dos somos buenos compañeros de viaje". Me dejará, quizás después. No pasa nada. Otra muesca en la pared. Another brick in the wall. Perito en lunas. Buscando una luna que ande sola.
Cosas buenas, cosas malas y cosas ni se sabe de estos últimos días:
-El jueves conocí a Sam. Un poco perdido entre tantas encantadoras pijas locas por U2 (la frase que más oí aquella noche fue: "a mí me gustan, pero yo no soy tan fanático como toda esta gente que está aquí") fue una anfitriona dedicada. Me dijo tantas cosas bonitas que yo sólo pude agradecérselo con sonrisas enormes. Espero que dijeran lo suficiente. No hay nada como el abuso del alcohol y buscar enemigos comunes (como el relaciones públicas de las SS que nos echó del O'Neill) para hacer amigos. me di cuenta de cómo han evolucionado mis lecturas. "¿Lees a Lenin?". "Eeeeh, pues no, lo tengo pendiente, esto... –coño, ahí me ha pillado–" "A Leny mira y no se qué". "Ah, sí, a esa sí".
-Tuve que aplazar, contra mi voluntad, la redacción del poema épico La noche que conocí a Wonder Woman. Espero que siga vacante la plaza de macho temporal (la terminología no es mía, que conste)
-Viernes: lo que hice el viernes no se puede contar ni en este diario. Imagínate.
-Sábado: prometí que nunca volvería a caer, pero esta vez no lo quiero evitar. Y es que me hace volar. Fer, el médico, dice que me están volviendo paranoico. Liviana memoria. No recuerda que la frase "están todos contra mí", así, literal, era parte de mi repertorio desde el cole.
-Domingo: mi abuela me dice que si estuviera mi madre las cosas no serían así, que ella ya sabe donde estaría. Que cada vez la echa más de menos. Le sonrío y le acaricio la mano. Qué otra cosa podría decirle.
(podría ver todos esos días irrecuperables/ posándose como una bandada de pájaros imaginarios. B. Atxaga)
jueves, 25 de julio de 2002
DEJA VU
Anoche llegué a casa a las tres de la mañana, directo del trabajo. Me puse a ver Atrapado en el tiempo. Luego, estuve vomitando hasta las siete. He llegado a las dos al trabajo. El director estaba de viaje y el jefe interino, que soy yo, ha llegado seis horas tarde, así que, con muy buen criterio, todos se habían ido hora y media antes de la hora de salida oficial después de estar, muy probablemente, tocándose la nariz toda la mañana.
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las doce, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la ropa limpia... esta camisa parece que no está muy arrugada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 19 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano J y no le llamé.
Por la tarde: "Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
Por la noche: "Oye Noe, ¿por qué no nos vamos a lo oscuro y te enseño una cosa?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, la una, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la silla... esta camisa parece que no huele muy mal.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 22 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano C y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Ana, ¿por qué no nos tomamos la última en mi terraza?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las dos, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en la lavadora... esta camisa parece que no está muy mojada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 25 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermana M y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Tan, ¿por qué no...?"
Anoche llegué a casa a las tres de la mañana, directo del trabajo. Me puse a ver Atrapado en el tiempo. Luego, estuve vomitando hasta las siete. He llegado a las dos al trabajo. El director estaba de viaje y el jefe interino, que soy yo, ha llegado seis horas tarde, así que, con muy buen criterio, todos se habían ido hora y media antes de la hora de salida oficial después de estar, muy probablemente, tocándose la nariz toda la mañana.
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las doce, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la ropa limpia... esta camisa parece que no está muy arrugada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 19 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano J y no le llamé.
Por la tarde: "Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
Por la noche: "Oye Noe, ¿por qué no nos vamos a lo oscuro y te enseño una cosa?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, la una, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en el montón de la silla... esta camisa parece que no huele muy mal.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 22 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermano C y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Ana, ¿por qué no nos tomamos la última en mi terraza?". "Mira, mejor que no, eres un chico muy interesante, pero..."
Buenos días, hoy es el día de la marmota.
Coño, las dos, hoy me echan.
Joer, y no tengo nada que ponerme, a ver en la lavadora... esta camisa parece que no está muy mojada.
¡Taxi!
Joer cuanto trabajo, puf, mañana lo hago.
"No comas tantas guarradas de la máquina, ¿por qué no te vas a un bar y comes un menú?"
A ver si luego me acuerdo de cortar la línea de telefono que llevo pagando desde septiembre sin usarla. A ver si me acuerdo de llamar a mi padre, a mi abuela, a mis amigos. A ver si contesto los emails.
Uy, 25 de julio, ayer fue el cumpleaños de mi hermana M y no le llamé.
"Hola". "Hola, churri, qué te cuentas". "Mira, que he pensado que mejor lo dejamos, te tengo mucho cariño, eres un chico muy interesante, pero hay algo que no funciona". "..."
"Oye Tan, ¿por qué no...?"
miércoles, 24 de julio de 2002
Es cierto, tengo una Basta cultura. De Alpha Flight a Omega Men, del Equipo A a Z de Zorglub, del zero al infinito. Es verdad que puedo analizar a bocajarro "La noche del cazador" en un bar a las tres de la mañana, aunque sólo después de ver la tertulia de los amiguetes de Garci. Y hasta puedo destripar el final, como ellos. Tiene razón Daurmith, profundo soy, a manera de pozo. ¿Cómo? ¿De dónde? La respuesta es fácil, el que quiera ser culto en sólo un día debe aprender las cosas de una manera agradable, accesible y que pueda entender, como yo lo hice. Por ejemplo, hablaba hace poco de Shakespeare. Todo lo que sé de él lo aprendí aquí, y se me saltaban las lágrimas de emoción. Tirad, tirad del enlace e iluminaros. Como escribió un sabio en un cartel colgado en el querido lavabo de mi lugar de trabajo (va cita): "no te dé ninguna pena, puedes tirar de la cadena".
PD: ¿Alguien me presta un cacho de espacio para colgar lo del soneto XVI de Shakespeare. Es que son cinco folios.
PD: ¿Alguien me presta un cacho de espacio para colgar lo del soneto XVI de Shakespeare. Es que son cinco folios.
martes, 23 de julio de 2002
Había una rubia alta, joven, espectacular chupándosela a un madero en el rincón de una discoteca de la playa. All Inclusive por cinco dólares. Ultima hora, italianos borrachos música de mierda, pachanga italiana. Nadie veía nada. Chakira me había contado que detenían a las chicas a las que pillaban con extranjeros en zonas retiradas, playas, coches... Algunos policías (no todos, claro) les daban a elegir entre hacérselo con ellos o una denuncia que podía suponer ocho años de cárcel.
-Joer cómo esta Cuba. Llena de putas y pesaos.
-¿Sabes lo que te digo? Que las putas somos nosotros. Yo, que no voy a contar lo que he visto.
-¿Y por qué no?
¿Por qué no? Me pongo a escribir y hago lo que tengo que hacer, pero también hablo, de pasada, de la presión política, de las jineteras y de su control, de lo que hay que hacer para echar un polvo. Irse a la playa o a una pensión ilegal.
"¿Tú te lo has hecho alguna vez en la playa?", me pregunta anoche Cristina. Cinco plomizos segundos para darme cuenta de que ha estado leyendo mi reportaje, cinco segundos de duda antes de contestar. "No, nunca, por qué me lo preguntas, bueno sí, creo que he hecho algunas cosas, pero no me consigo acordar..." Diez, quince segundos mirando por la ventana. "¿Dónde estás?, ¿dónde te has ido". "No, es que no me acuerdo, creo que sí... sí, vi como una pareja se lo hacía mientras nos mirábamos en Larrabasterra, una playa nudista de Vizcaya, bueno, y a otra a medias y creo que fui con mi ex alguna vez y nos miramos con otras parejas, pero hacerlo hacerlo, nunca". Soy temerariamente indiscreto conmigo mismo. Vosotros lo sabeis mejor que nadie.
Sé que se acabó o, al menos, que es el momento de dejarlo, mientras haya recuerdos divertidos.
Luego, la noche empeoró.
-Joer cómo esta Cuba. Llena de putas y pesaos.
-¿Sabes lo que te digo? Que las putas somos nosotros. Yo, que no voy a contar lo que he visto.
-¿Y por qué no?
¿Por qué no? Me pongo a escribir y hago lo que tengo que hacer, pero también hablo, de pasada, de la presión política, de las jineteras y de su control, de lo que hay que hacer para echar un polvo. Irse a la playa o a una pensión ilegal.
"¿Tú te lo has hecho alguna vez en la playa?", me pregunta anoche Cristina. Cinco plomizos segundos para darme cuenta de que ha estado leyendo mi reportaje, cinco segundos de duda antes de contestar. "No, nunca, por qué me lo preguntas, bueno sí, creo que he hecho algunas cosas, pero no me consigo acordar..." Diez, quince segundos mirando por la ventana. "¿Dónde estás?, ¿dónde te has ido". "No, es que no me acuerdo, creo que sí... sí, vi como una pareja se lo hacía mientras nos mirábamos en Larrabasterra, una playa nudista de Vizcaya, bueno, y a otra a medias y creo que fui con mi ex alguna vez y nos miramos con otras parejas, pero hacerlo hacerlo, nunca". Soy temerariamente indiscreto conmigo mismo. Vosotros lo sabeis mejor que nadie.
Sé que se acabó o, al menos, que es el momento de dejarlo, mientras haya recuerdos divertidos.
Luego, la noche empeoró.
lunes, 22 de julio de 2002
Sumergirme en Cristina. Cuerpo y alma. Dejarme llevar. Emborracharme hasta que me caiga. Ponerme de pie sobre el techo de coches en marcha y gritar que soy el rey lagarto. Gritar. Llorar riéndome. Escribir las palabras más hermosas de los versos de esa lengua. Romperlo todo antes de morir. Abrir todas las ventanas. Lanzarme y volar. Romper cristales a patadas. Comerme la hierba a bocados. Saltar. Gritar.
Soy un puto negro del universo.
Virgen y furioso.
Soy un puto negro del universo.
Virgen y furioso.
Y te imaginas que no saliera
mañana el sol por ningún lugar,
que este momento
tan sólo nuestro
se hiciera eterno en la madrugá.
Esta noche llega Cris. Va de camino a Fuerteventura, creo, con unas amigas. Me preguntó qué me parecía que hicera ese viaje quitando días de nuestras vacaciones. Le contesté que "saludable". He tenido tantas dudas este fin de semana que necesito cantarme esa canción de la Niña Pastori para que vuelva a apetecerme Cris. Es la que le canto cuando nos duchamos juntos.
Lo que pasa es que he tenido un fin de semana asqueroso, todavía preocupado por el maldito cierre, que tenía que haber estado resuelto hace diez días, vaya cagada. El jueves salí a las seis, dormí un par de horas y volví, el viernes salí a las siete de la mañana. Me he perdido una despedida de soltero y la comida del cumpleaños de tres de mis hermanos. Nadie me cree, todo el mundo piensa que no he ido porque soy un desastre y un pasota. Una mezcla de ambas. Al menos se acabó.
...hasta el mes que viene, claro. Me pasa lo que a Nazaret, que cada 28 días mi vida es una mierda.
Como todavía están llegando las pruebas y no me sentiré cómodo escribiendo aquí hasta que no esté todo liquidado, os voy a colgar una cosilla que viene a cuento de uno de los últimos pops de Tan, uno en el que clasifica a los tipos de los bares. Aprovecho para salirme de esa clasificación. Hace tiempo que no participo. Mi frase nocturna es "a mí que me entren" (con el resultado previsible de que como mucho me entre un calambre). Soy el yonki del fondo. Anda, cielo, hazme una categoría pa mi solito. Que cada día te pones más interesante y me pones más interesado.
Lo que os cuelgo es un reportaje que escribí para una revista de quinceañeras en la que también llevo la sección de Motor. O llevaba, porque veo que lo último que les mandé no aparece en este número. Vale, esta vez me pasé, llegó tardísimo, pero no soy un pulpo de cuatro cerebros. Además, que no había cosa más idiota que yo llevando una sección de scooters monísimas y cochecitos ideales. Yo, que no tengo carné de conducir y que soy un troglodita que piensa que el mejor modo de transporte es a caballo o a pie, que se conoce gente, y que cree firmemente que la camiseta color crema de Ibiza que llevo podría pegar de alguna manera con los pantalones verdes fosforitos que ya han salido en este diario.
A lo que iba es a que seguro que no me publican el reportaje, porque encima de mandar lo de Motor unas horas después de que la revista estuviera en imprenta (una mala tarde la tiene cualquiera) se me ocurrió acompañar el envío con una petición de dinero. Oportuno que es uno. Así que no lo veo claro. Y además, que este reportaje lo mandé en octubre y ni me han contestado. Soy un puto negro del universo, como Patti Smith.
Así que, con gran dolor de mi corazón, en vez de ganarme una pasta os lo dejo aquí gratis. Debería haber contenidos de pago en los blogs, snif
CHICOS PELIGROSOS
Los únicos golfos interesantes son esas porciones de mar que se internan entre dos cabos o los que aparecen en el cine o en la literatura. O sea, los de ficción. Lo malo es cuando uno de verdad se mete en tu vida. Los conoces porque tú o tus amigas os habéis topado con alguno de esta especie. Son listos, egoístas, falsos, van a lo suyo y han perfeccionado una táctica que les funciona muy bien casi siempre. Lo único que buscan es un rollito, sexo o ampliar su colección de conquistas con vistas a alimentar su ego. Si te descuidas utilizarán tu punto más débil y acabarás llorando por los rincones, con el corazón roto o metida en un lío sentimental por su culpa. Tú única defensa es estar atenta y prevenida cuando aparezca uno de estos sujetos. Al fin y al cabo, sus trucos no son tan difíciles de detectar.
1.- Clasificación
-El "consolador" atrapa a sus victimas entre las depresivas y ariscas, tristes y despistadas. Si respondes "vaya" a una pregunta neutra tipo "¿qué tal?" pondrá en marcha su radar y te intentará demostrar que no todos los hombres son iguales, o sea que él es diferente y se preocupa por ti... hasta conseguir sus objetivos. A.- Para librarte de él: Nunca le confíes tus problemas, porque sabe muy bien qué hacer con ellos. B.- Para caer en la tentación: Móntale un numerito con llantos de mentirijillas y problemas de telenovela. Se lanzará directo a por la presa sin saber que se va a convertir en el cazador cazado.
-El completista. Se marca objetivos, y quiere probar, por ejemplo, con todas las letras del alfabeto, así que se le encienden las antenas cuando encuentra a una chica con un nombre que empieza por W y haría cualquier cosa por una que empezara por X A.- Para librarte de él: Reniega de tu nombre: para él te llamas Ana o María. B.- Para caer en la tentación: Invéntate un abuelo materno danés o de Zimbabwe y dile que tu nombre es Xena o Zorione.
-El coleccionista: Este cuenta en su lista con chicas con todos los colores de pelo, de ojos y de uñas. Se le ha complicado el trabajo desde que aparecieron los tatuajes. Su sueño es Elena Anaya, que tiene un ojo de cada color. No es tan exhaustivo como el completista, pero tiene querencia por las chicas que cuentan con algo diferente. A.- Para librarte de él: Morena y con el pelo recogido estás muy guapa y pasará de largo. B.- Para caer en la tentación: Córtate el pelo al cero o tíñetelo de verde. Si lo que quieres es una relación muy breve, colócate un tatuaje de quita y pon.
-El acumulador: No sabe decir que no ni dejar a la anterior, así que se junta con seis ó siete novias a la vez. Cuando le descubren se hace el ingenuo con excusas como “es que no quería hacer daño a ninguna” o “es que tengo un corazón muy grande” . En realidad sabía muy bien lo que estaba haciendo. A.- Para librarte de él: Si no quieres ser la octava mujer de Barba Azul tienes que estar muy atenta a sus extrañas desapariciones, a las llamadas intempestivas al móvil y mandarle a paseo pero de verdad. Una buena venganza es organizarle una cita sorpresa con varias de sus víctimas. B.- Para caer en la tentación: Olvídate de los celos. Al fin y al cabo un chico compartido es mucho más llevadero.
-"El poeta"; Ese eterno tierno, que tan bien comprende a las mujeres y que sabe decir en el momento adecuado lo que quieren escuchar... Te leerá poemas que no ha escrito él o te cantará una canción al oído. Este es transparente y se le suele pillar pronto, aunque siempre quedan incautas... A.- Para librarte de él: Ataca su ego. Si comentas en voz alta lo cursi que es lo que acaba de decir no le volverás a ver el pelo B.- Para caer en la tentación: Suspira embobada ante su última “creación”. No necesitas hacer nada más.
2.-Reconócelos por sus trucos
-Separar a la oveja del rebaño. Insiste en llevarte al otro extremo del bar con la excusa de jugar un Trivial o acompañarte hasta la barra. Lo que quiere es que no estén tus amigas delante cuando emplee todas sus armas. Un truco que le funciona muy bien es perseguirte cuando vas al baño y acorralarte a mitad de camino, Como ves, tiene instintos de depredador.
-Emborracharte. Te ofrece otro tequila, le dice al camarero que cargue más la copa o pide otra ronda antes de que termines la anterior. Dos horas de este tratamiento conseguirán que a tus ojos el chico se convierta en Brad Pitt o Jonathan Brandis, aunque al día siguiente descubras que se trataba de una auténtica albóndiga con gafas.
-Hacerse la víctima. Aprovechando tu instinto maternal te cuenta todas sus desgracias. Nadie le quiere, sus padres son unos tiranosaurios, su ex novia le pegaba… La historieta irá creciendo a medida que vea que funciona y que tú le tratas de consolar por todos los medios. Cuando te dé suficiente pena estarás ya blandita como una magdalena… lista para mojar.
-Darte la razón. Te dice exactamente lo que tú quieres oír. Increíble, parece el chico perfecto ¿Cuál es el truco? Muy sencillo: ha estado leyendo entre líneas mientras hablabas. Explícale lo mucho que te apasiona el ciclo reproductivo de los caimanes australianos y te dirá que a él también ¡Qué coincidencia!
-Contacto físico. Te pasa la mano por el pelo o por la mejilla, te roza “involuntariamente”, te agarra para bailar incluso cuando ponen tecno… Y, como no eres de piedra, a lo mejor picas y termina llevándote a su terreno.
-Tirar de cartera. Aunque te resistías al principio, van pasando las horas y te das cuenta de que lleva toda la tarde pagando sólo él. Te sientes un poco culpable y sin fuerzas para decirle que no a nada: de alguna manera tienes que corresponderle… Eso es lo que quiere. Mejor hazle un cheque en una servilleta.
3.-Test
¿Tu novio es un chico peligroso?
1. Te tienes que ir pronto a casa
A. Una despedida corta con cara de pena y sale corriendo detrás de un grupo de lobas. Sólo le ha faltado decir “¡Yupi!”.
B. Si te vas tú ya no tiene nada que hacer en la calle. Te acompaña hasta tú casa y va directo a la suya (en la otra punta)
C. Se va con tus amigas
2. No vas a poder salir en todo el fin de semana
A. Le da mucha pena, pero desaparece y no vuelves a saber nada de él hasta el lunes o el miércoles.
B. Mensajes al móvil, llamaditas de ánimo... Te cuenta que ha ido al cine con su madre. Tus amigas le vieron irse a casa prontito el sábado.
D. Ha salido con sus amigos, y el domingo te llama para contártelo.
3. Le confiesas que le quieres.
A. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te pide algo (que le dejes irse con sus amigos, que le prestes dinero, que le hagas eso que tanto le gusta…)
B. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te ofrece algo (invitarte a cenar, comprarte un regalo, hacerte eso que tanto te gusta…)
C. Te lo hace repetir durante toda la noche.
4. Te presenta a sus amigos…
A. … pero como si no te los hubiera presentado. No te ha dicho el nombre de ninguno, te ha dejado en una esquina y se ha puesto a hablar con ellos.
B. … como si les estuviera enseñando un billete de lotería premiado
C. … y les pregunta que qué les pareces.
5. Se ha perdido durante dos horas
A. Vuelve muy contento y muy agitado. Te besuquea y te dice que te ha echado de menos.
B. No ha bebido ni una copa desde entonces y tiene cara de sueño. Te pregunta: “¿dónde estabas?”
C. Te le encuentras bailando con un grupo de chicas
MAYORIA DE A: Has caído en las manos de un ejemplar que cualquier día protagonizará un episodio de National Geographic. Un auténtico depredador. Se las sabe todas. Será mejor que empieces a pensar en ti misma y que, directamente, le abandones. O al menos pon en cuarentena cada una de sus palabras. Pero si no puedes vencerle únete a él: aprende cada una de sus artimañas y haz un master gratuito en cara dura. Puede venirte bien para el futuro.
MAYORIA DE B: Tu chico no ha roto un plato en su vida, el pobre. Pórtate bien con él, porque se lo merece. Quizás eches en falta un poco de emoción en vuestra relación, pero en estos casos es mejor que falte a que sobre.
MAYORIA DE C: El chaval apunta maneras, pero todavía puedes contrarrestar todos sus trucos sin problemas. Es un aprendiz que sólo puede ser peligroso para las más incautas. Síguele la corriente un ratito, hasta que te aburra, y párale los pies cuando sea necesario.
Como era la primera vez que escribía en ese tono y en esa revista, les mandé un email a las chicas de publicidad para que me dieran la opinión femenina (son las que me presentaron a Ana la Cocainómana, que empezaron viéndome como a un hombre soltero y han terminado tratándome como a una mascota. Casi lo prefiero. Por lo del cariño). Esta es la respuesta de la jefa:
"Asunto: Chavos peligrosos
Vaya, vaya que sorpresa por fín hay un hombre que describe "tal cual" de que palo vais.... increible!!!!
congratulations"
Un escalofrío de orgullo, pero de acojone, recorrió mi espalda. ¿Estaba desvelando más secretos de los aconsejables? ¿Soy un repugnante traidor?
mañana el sol por ningún lugar,
que este momento
tan sólo nuestro
se hiciera eterno en la madrugá.
Esta noche llega Cris. Va de camino a Fuerteventura, creo, con unas amigas. Me preguntó qué me parecía que hicera ese viaje quitando días de nuestras vacaciones. Le contesté que "saludable". He tenido tantas dudas este fin de semana que necesito cantarme esa canción de la Niña Pastori para que vuelva a apetecerme Cris. Es la que le canto cuando nos duchamos juntos.
Lo que pasa es que he tenido un fin de semana asqueroso, todavía preocupado por el maldito cierre, que tenía que haber estado resuelto hace diez días, vaya cagada. El jueves salí a las seis, dormí un par de horas y volví, el viernes salí a las siete de la mañana. Me he perdido una despedida de soltero y la comida del cumpleaños de tres de mis hermanos. Nadie me cree, todo el mundo piensa que no he ido porque soy un desastre y un pasota. Una mezcla de ambas. Al menos se acabó.
...hasta el mes que viene, claro. Me pasa lo que a Nazaret, que cada 28 días mi vida es una mierda.
Como todavía están llegando las pruebas y no me sentiré cómodo escribiendo aquí hasta que no esté todo liquidado, os voy a colgar una cosilla que viene a cuento de uno de los últimos pops de Tan, uno en el que clasifica a los tipos de los bares. Aprovecho para salirme de esa clasificación. Hace tiempo que no participo. Mi frase nocturna es "a mí que me entren" (con el resultado previsible de que como mucho me entre un calambre). Soy el yonki del fondo. Anda, cielo, hazme una categoría pa mi solito. Que cada día te pones más interesante y me pones más interesado.
Lo que os cuelgo es un reportaje que escribí para una revista de quinceañeras en la que también llevo la sección de Motor. O llevaba, porque veo que lo último que les mandé no aparece en este número. Vale, esta vez me pasé, llegó tardísimo, pero no soy un pulpo de cuatro cerebros. Además, que no había cosa más idiota que yo llevando una sección de scooters monísimas y cochecitos ideales. Yo, que no tengo carné de conducir y que soy un troglodita que piensa que el mejor modo de transporte es a caballo o a pie, que se conoce gente, y que cree firmemente que la camiseta color crema de Ibiza que llevo podría pegar de alguna manera con los pantalones verdes fosforitos que ya han salido en este diario.
A lo que iba es a que seguro que no me publican el reportaje, porque encima de mandar lo de Motor unas horas después de que la revista estuviera en imprenta (una mala tarde la tiene cualquiera) se me ocurrió acompañar el envío con una petición de dinero. Oportuno que es uno. Así que no lo veo claro. Y además, que este reportaje lo mandé en octubre y ni me han contestado. Soy un puto negro del universo, como Patti Smith.
Así que, con gran dolor de mi corazón, en vez de ganarme una pasta os lo dejo aquí gratis. Debería haber contenidos de pago en los blogs, snif
CHICOS PELIGROSOS
Los únicos golfos interesantes son esas porciones de mar que se internan entre dos cabos o los que aparecen en el cine o en la literatura. O sea, los de ficción. Lo malo es cuando uno de verdad se mete en tu vida. Los conoces porque tú o tus amigas os habéis topado con alguno de esta especie. Son listos, egoístas, falsos, van a lo suyo y han perfeccionado una táctica que les funciona muy bien casi siempre. Lo único que buscan es un rollito, sexo o ampliar su colección de conquistas con vistas a alimentar su ego. Si te descuidas utilizarán tu punto más débil y acabarás llorando por los rincones, con el corazón roto o metida en un lío sentimental por su culpa. Tú única defensa es estar atenta y prevenida cuando aparezca uno de estos sujetos. Al fin y al cabo, sus trucos no son tan difíciles de detectar.
1.- Clasificación
-El "consolador" atrapa a sus victimas entre las depresivas y ariscas, tristes y despistadas. Si respondes "vaya" a una pregunta neutra tipo "¿qué tal?" pondrá en marcha su radar y te intentará demostrar que no todos los hombres son iguales, o sea que él es diferente y se preocupa por ti... hasta conseguir sus objetivos. A.- Para librarte de él: Nunca le confíes tus problemas, porque sabe muy bien qué hacer con ellos. B.- Para caer en la tentación: Móntale un numerito con llantos de mentirijillas y problemas de telenovela. Se lanzará directo a por la presa sin saber que se va a convertir en el cazador cazado.
-El completista. Se marca objetivos, y quiere probar, por ejemplo, con todas las letras del alfabeto, así que se le encienden las antenas cuando encuentra a una chica con un nombre que empieza por W y haría cualquier cosa por una que empezara por X A.- Para librarte de él: Reniega de tu nombre: para él te llamas Ana o María. B.- Para caer en la tentación: Invéntate un abuelo materno danés o de Zimbabwe y dile que tu nombre es Xena o Zorione.
-El coleccionista: Este cuenta en su lista con chicas con todos los colores de pelo, de ojos y de uñas. Se le ha complicado el trabajo desde que aparecieron los tatuajes. Su sueño es Elena Anaya, que tiene un ojo de cada color. No es tan exhaustivo como el completista, pero tiene querencia por las chicas que cuentan con algo diferente. A.- Para librarte de él: Morena y con el pelo recogido estás muy guapa y pasará de largo. B.- Para caer en la tentación: Córtate el pelo al cero o tíñetelo de verde. Si lo que quieres es una relación muy breve, colócate un tatuaje de quita y pon.
-El acumulador: No sabe decir que no ni dejar a la anterior, así que se junta con seis ó siete novias a la vez. Cuando le descubren se hace el ingenuo con excusas como “es que no quería hacer daño a ninguna” o “es que tengo un corazón muy grande” . En realidad sabía muy bien lo que estaba haciendo. A.- Para librarte de él: Si no quieres ser la octava mujer de Barba Azul tienes que estar muy atenta a sus extrañas desapariciones, a las llamadas intempestivas al móvil y mandarle a paseo pero de verdad. Una buena venganza es organizarle una cita sorpresa con varias de sus víctimas. B.- Para caer en la tentación: Olvídate de los celos. Al fin y al cabo un chico compartido es mucho más llevadero.
-"El poeta"; Ese eterno tierno, que tan bien comprende a las mujeres y que sabe decir en el momento adecuado lo que quieren escuchar... Te leerá poemas que no ha escrito él o te cantará una canción al oído. Este es transparente y se le suele pillar pronto, aunque siempre quedan incautas... A.- Para librarte de él: Ataca su ego. Si comentas en voz alta lo cursi que es lo que acaba de decir no le volverás a ver el pelo B.- Para caer en la tentación: Suspira embobada ante su última “creación”. No necesitas hacer nada más.
2.-Reconócelos por sus trucos
-Separar a la oveja del rebaño. Insiste en llevarte al otro extremo del bar con la excusa de jugar un Trivial o acompañarte hasta la barra. Lo que quiere es que no estén tus amigas delante cuando emplee todas sus armas. Un truco que le funciona muy bien es perseguirte cuando vas al baño y acorralarte a mitad de camino, Como ves, tiene instintos de depredador.
-Emborracharte. Te ofrece otro tequila, le dice al camarero que cargue más la copa o pide otra ronda antes de que termines la anterior. Dos horas de este tratamiento conseguirán que a tus ojos el chico se convierta en Brad Pitt o Jonathan Brandis, aunque al día siguiente descubras que se trataba de una auténtica albóndiga con gafas.
-Hacerse la víctima. Aprovechando tu instinto maternal te cuenta todas sus desgracias. Nadie le quiere, sus padres son unos tiranosaurios, su ex novia le pegaba… La historieta irá creciendo a medida que vea que funciona y que tú le tratas de consolar por todos los medios. Cuando te dé suficiente pena estarás ya blandita como una magdalena… lista para mojar.
-Darte la razón. Te dice exactamente lo que tú quieres oír. Increíble, parece el chico perfecto ¿Cuál es el truco? Muy sencillo: ha estado leyendo entre líneas mientras hablabas. Explícale lo mucho que te apasiona el ciclo reproductivo de los caimanes australianos y te dirá que a él también ¡Qué coincidencia!
-Contacto físico. Te pasa la mano por el pelo o por la mejilla, te roza “involuntariamente”, te agarra para bailar incluso cuando ponen tecno… Y, como no eres de piedra, a lo mejor picas y termina llevándote a su terreno.
-Tirar de cartera. Aunque te resistías al principio, van pasando las horas y te das cuenta de que lleva toda la tarde pagando sólo él. Te sientes un poco culpable y sin fuerzas para decirle que no a nada: de alguna manera tienes que corresponderle… Eso es lo que quiere. Mejor hazle un cheque en una servilleta.
3.-Test
¿Tu novio es un chico peligroso?
1. Te tienes que ir pronto a casa
A. Una despedida corta con cara de pena y sale corriendo detrás de un grupo de lobas. Sólo le ha faltado decir “¡Yupi!”.
B. Si te vas tú ya no tiene nada que hacer en la calle. Te acompaña hasta tú casa y va directo a la suya (en la otra punta)
C. Se va con tus amigas
2. No vas a poder salir en todo el fin de semana
A. Le da mucha pena, pero desaparece y no vuelves a saber nada de él hasta el lunes o el miércoles.
B. Mensajes al móvil, llamaditas de ánimo... Te cuenta que ha ido al cine con su madre. Tus amigas le vieron irse a casa prontito el sábado.
D. Ha salido con sus amigos, y el domingo te llama para contártelo.
3. Le confiesas que le quieres.
A. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te pide algo (que le dejes irse con sus amigos, que le prestes dinero, que le hagas eso que tanto le gusta…)
B. Te contesta que él también te quiere y en menos de dos minutos te ofrece algo (invitarte a cenar, comprarte un regalo, hacerte eso que tanto te gusta…)
C. Te lo hace repetir durante toda la noche.
4. Te presenta a sus amigos…
A. … pero como si no te los hubiera presentado. No te ha dicho el nombre de ninguno, te ha dejado en una esquina y se ha puesto a hablar con ellos.
B. … como si les estuviera enseñando un billete de lotería premiado
C. … y les pregunta que qué les pareces.
5. Se ha perdido durante dos horas
A. Vuelve muy contento y muy agitado. Te besuquea y te dice que te ha echado de menos.
B. No ha bebido ni una copa desde entonces y tiene cara de sueño. Te pregunta: “¿dónde estabas?”
C. Te le encuentras bailando con un grupo de chicas
MAYORIA DE A: Has caído en las manos de un ejemplar que cualquier día protagonizará un episodio de National Geographic. Un auténtico depredador. Se las sabe todas. Será mejor que empieces a pensar en ti misma y que, directamente, le abandones. O al menos pon en cuarentena cada una de sus palabras. Pero si no puedes vencerle únete a él: aprende cada una de sus artimañas y haz un master gratuito en cara dura. Puede venirte bien para el futuro.
MAYORIA DE B: Tu chico no ha roto un plato en su vida, el pobre. Pórtate bien con él, porque se lo merece. Quizás eches en falta un poco de emoción en vuestra relación, pero en estos casos es mejor que falte a que sobre.
MAYORIA DE C: El chaval apunta maneras, pero todavía puedes contrarrestar todos sus trucos sin problemas. Es un aprendiz que sólo puede ser peligroso para las más incautas. Síguele la corriente un ratito, hasta que te aburra, y párale los pies cuando sea necesario.
Como era la primera vez que escribía en ese tono y en esa revista, les mandé un email a las chicas de publicidad para que me dieran la opinión femenina (son las que me presentaron a Ana la Cocainómana, que empezaron viéndome como a un hombre soltero y han terminado tratándome como a una mascota. Casi lo prefiero. Por lo del cariño). Esta es la respuesta de la jefa:
"Asunto: Chavos peligrosos
Vaya, vaya que sorpresa por fín hay un hombre que describe "tal cual" de que palo vais.... increible!!!!
congratulations"
Un escalofrío de orgullo, pero de acojone, recorrió mi espalda. ¿Estaba desvelando más secretos de los aconsejables? ¿Soy un repugnante traidor?
sábado, 20 de julio de 2002
lunes, 15 de julio de 2002
VAMOS PALLÁ
Jueves de hace dos semanas: nos cogemos un pedo tremendo el dire y yo en la fiesta cubana. Me dice que ve que tengo mucho futuro (una sola vez) pero que no se puede ser tan lento, que no se pueden entregar las cosas dos semanas después, que la calidad en este trabajo es la rapidez, que un redactor que tarde quince días en entregar un reportaje no es rentable, que cuando sea colaborador tarde lo que me dé la gana, a ver de qué vivo, que... (durante veinte minutos ininterrumpidos). Vale. Cogido. Se pone a departir con alguien de la organización y yo hablo con la churri más cercana. "Preséntame a tu amiga". "Es mi madre". Coño, qué mal ando de la vista. "¡Pues cualquiera lo diría!". Se va el jefe. Se va la chica, me invita a una rueda de prensa al día siguiente. "Oye, y porque no vuelves y nos vamos a tomar algo". "Vale, dejo a mi madre y vuelvo". Me quedo hablando con una amiga suya que no sabe dónde irse de vacaciones. "No hay nada como echar un polvo en una playa cubana, pero no te lleves a tu novio, claro", le recomiendo. Frase incorrecta. Me voy al baño. Me encuentro con el relaciones públicas de un bar de moda en el que hicimos una fiesta de la revista en la que trabajaba antes. Delante de mi hermano dijo aquella vez: "a ti te conozco de otros ambientes". Mentira podrida, pero no me iba a poner a desmentirlo en ese momento tan peliagudo. Pío, pío, que yo no he sido, disimulamos. Al rato lo repitió delante de la relaciones públicas de la revista. Le enviaron una carta para quejarse de eso y otras cosas. Yo dije claramente que no quería que esa historia tan tonta apareciera en la carta. Ni puñetero caso, quitaron mi nombre y la mandaron. Fue el día que conocí a Ana la Cocainómana, cuando su amiga me preguntó si era gay antes de presentármela. Al parecer la historia se difundió por toda la fiesta. "Es que ahora no hay ni un chico soltero y que esté bien que no lo sea". Luego Ana me aclaró que, según ella, el que no lo era, era aficionado a los tríos o a los intercambios. Hay gente que se encuentra con gente más rara que yo. El caso es que el jueves acabé haciendo las paces con este chico y me invitó a ir a Cuba con él y unos famosillos. Maravilloso. Lástima que justo esa semana me vaya a poner enfermísimo. Cuando volví dentro, no quedaba nadie y estaban barriendo. La churri aquella me había llamado al móvil para decirme que no venía. La otra se había escapado sigilosamente. A ver, lógico. Así que ¿para qué irnos a casa? Llame a mi amigo Rafa el sumiller, y me fui a buscarle a un bar en el que me metí el primer trozo de tripi de mi vida (digan lo que digan por ahí). No sé, no fue nada, un poco exaltado y un poco pedo, ná más. Acabamos, a eso de las seis, en un bar boliviano casi cerrado. Una panda de chavos intentaban, con cierto éxito, meter mano a un grupo de españolas aficionadas al baile y al sexo con americanos, actitudes admirables, pero no por mí ni en ese momento. "Oye tú, que aquí nos van pegar un tiro", "pero si se llevan todos muy bien, ¿no ves como se quieren?", "ya, pero si entra la banda rival por la puerta y empieza la balasera no van a preguntar si somos de la banda o no". Intenté entrar en el baño, pero había una pareja follando evidentemente contra la puerta. Entre en el otro, que tenía un cesto con unas tizas para escribir en las paredes y puse algo así como "cabrones, os voy a dar pal pelo" u otra frase agresiva estilo South Park. Cuando salí, el camarero entró detrás y supongo que lo leyó, así que cuando nos íbamos se disculpó, según Rafa, por los follarines del servicio. Se encogió de hombros, movió las manos con cara de pena y balbuceó "speed". Lo intentó otra vez "el speed". Cuando iba a por la tercera, dijo Rafa: "ya, ya, el speed". Lo que une la noche, cómo nos entendemos todos. Mi Crispi estaba de guardia, así que decidí llamarle y presentarle a Rafa. "¿Qué? ¿te hemos despertado?". "No, salgo ahora de trabajar", "coño, ¿y a qué te dedicas? ¿eres puta?". La famosa sutileza de Rafa. Recuerdo aquella Semana Santa que pasamos en Salamanca para que yo me olvidase del feo abandono de Ana Punto, mi lectora. Tuve que esquivar al hermano de una joven a la que llevamos a casa de la abuela de Rafa y que decía que la había violado en el suelo del baño. En fin, 100% de probabilidades de que no fuera cierto, pero así es Rafa, que se pasó una hora en el baño con aquella chica, que el caso es meterse en líos. Como nos lo gastamos todo en cerveza, el hijo de una amable vecina nos traía sopa y otras viandas baratas. Pero como Rafa le llamaba chacha ("oye chacha, que ya hemos terminado, que te puedes llevar la olla") nos quedamos sin comida gratis. también es el mismo tipo que me mantuvo en Londres durante dos meses (el tercero me mantuve yo como pude) y que se gastó todo mi sueldo de una semana (con el que me pensaba independizar de él) en un ratito que pasamos en un bar gallego. Fabada, dos botellas de vino blanco, callos y no sé cuantas cosas más a precio de beluga. Le perdí la pista durante demasiado tiempo, creo que desde el 97, y hace unos meses me le encontré por casualidad en una callejuela. Iba en su moto, y de paquete llevaba a un catalán que estuvo con nosotros en Londres aquellos tres meses. Casualidades. Pero lo primero que hizo fue llevarme a un bareto en el que me clavaron mil duretes por cenar. Liante es la palabra. Ahora, le han dado una columna de opinión en una revista de gastronomía, y quiere que se la haga yo. ¿Pa questán los amigos? Le he dicho que vamos a hacer historia, que vamos a revolucionar el periodismo gastronómico. O eso o quedarnos en casa, nada de medias tintas.
Llegaba a casa a las siete de la mañana y llamé a Cris para decirle unas cuantas guarradas que, por fortuna, ya no recordamos ninguno de los dos, qué bien que las palabras se las lleve el viento. También le conté lo de la chica que había conocido y que me había llamado al móvil, edulcorándolo convenientemente para no quedar fatal y que no se vieran mis malas intenciones. Sentado en la terraza, hablando a gritos por el móvil, pedo perdido, le pregunté si yo estaba tan bueno como para producir ese efecto. Me dijo que no, que para nada, que lo que pasaba es que como tenía un trabajo interesante, quedaba muy bien para contárselo a las amigas. Y vuelve a por otra, gilipollas. Es que no se puede ir tan sobrao, que la pobre Crispi también tiene su corazoncito.
El viernes creo recordar que fue cuando conocí a mis sobrinas nuevas. La niñera rumana era de peli de la Gestapo, pero las niñas no están mal. Sólo que ahora no saben hacer nada y son un rollo.
El sábado me habían preparado una cita en mi ciudad natal con un constructor que quiere denunciar a unos funcionarios por que le quieren cobrar unos kilitos de nada de comisiones. Le aconsejé que se comprara un micrófono para unirlo a la grabadora que ya tenía y se lo puso en el reloj. Ya está grabado, ya están en el bote. Sólo hay que esperar a que solucione su asunto, pagando o sin pagar y luego, a publicar el reportaje. Le recomendé que antes de hacer justicia, se asegurase lo suyo. Que la historia es muy golosa, nunca he hecho algo así, pero uno tampoco es un buitre. Que se sepa.
Por la noche, reencuentro con mis amiguetes. Le dije a Fer, el médico, que tenía algunos problemillas sexuales ultimamente. "¿No se te levanta y sigues tomando pastillas?". "No es que no se me levante, es que antes funcionaba como un reloj y ahora no tanto". "¿Como un reloj? ¿O sea que salía a las en punto y a las y media y soltaba unos chorritos?". Después de recabar la opinión médica decidimos ir a por unas pirus. Luis ha vuelto a casa después de tantos meses golfeando por Gijón. Así que hablamos de un tema que le tenía guardado hace tiempo. "Vamos a ver, todo el puto año dando el coñazo con que para enrollarse con una tía hay que hacer esto y esto y esto, que si hay que ir por libre y no en grupo, que si hay que ser más enrollado, que si patatín y patatán, y resulta que me dice Patricia hace unos meses, que lo que pasa es que tú estás bueno y tienes morbo. ¡O sea que todo ese coñazo, y en realidad eres un inútil que estás bueno! A mí no me vuelves a dar un consejo más". "La verdad es que tienes razón. Y tiene mérito lo tuyo siendo tan feo como eres". Fue una noche de reencuentro plagada de hostilidades. Tanto que no pude salirme del papel y me puse borde con un portero de discoteca, con el consiguiente peligro para mi carita.
La mañana de aquél domingo fue bastante pesada, con una vuelta a casa llena de arrepentimiento por parte de todos menos de mí. Aún así, dejo las pirulas... para ocasiones muy especiales. Me decía hoy Cris que eso ya lo había dicho antes. Pero no, antes dije ocasiones especiales, y ahora, ocasiones MUY especiales. Es que de las especiales las hay casi todos los días. Aprovecho para deciros que las pirus son malas. Lo principal es que seguro que me están jodiendo el cerebro, aunque nadie haya notado la diferencia. Pero de lo que estoy muy seguro es de que:
a) te crean problemas de sueño, no soy capaz de dormir por la noche y no soy capaz de llegar antes de las doce al trabajo, cuando debería entrar ¡a las ocho! ¿Cuanto más duraré así en el trabajo de los sueños de tanta gente, como lo definió mi dire el otro día?
b) te crean disfunciones sexuales. No me preocupa todavía, pero podría llegar a ser una putada. Además, no te apetece enrollarte con una desconocida, ni entrar a nadie en los bares. Estás en tu mundo.
c) acaban volviéndose una diversión triste y obsesiva. Si no tienes pastis parece que no te vas a divertir. Cuando llevas tantas, ya no es tan fuerte ni tan divertido.
d) un paranoico pastillero acaba convertido en una redundancia.
Que conste que creo que hay que saber usarlas y entonces sí. Mi edad y mi formación no están mal para este tipo de cosas, y al principio las usé como un método para conocerme. Pero no tengo suficiente voluntad, como casi todos. Así que, sólo para festivales, mi viaje a Amsterdam y ocasiones en que todos las tomen, celebremos algo y no haya moros en la costa del día siguiente.
Toda la semana escaqueándome. No puede ser, ya no tengo edad. Un día que llegué brutalmente tarde, me puse el traje, para que pareciera que venía de una rueda de prensa o para imponer más respeto y que nadie se metiera conmigo. Son trucos peregrinos, que más o menos funcionan, como escaparse del cole andando hacia atrás (como en los tebeos de Mortadelo), encabezar la chuleta de economía escrita en la mesa con un "sociología" que despistase al profesor, añadir a una M de mal que me había puesto en un examen autocorregido una B para que se quedase en MB (muy bien) y contarle al Cid Cateador que es que eso era lo que se ponía en el colegio al que iba antes, con la consiguiente bronca –odiaban el colegio del opus al que iba el año anterior, me odiaban a mí–, vomitar por toda la casa y explicar que lo que me había sentado mal de las doce botellas y el queso que nos habían regalado por ganar el concurso vestidos de nube, era el queso, utilizar el chantaje emocional y sexual como ÚNICA forma de comunicación con mi pareja... Y etcétera. No puedo pasarme la vida escaqueándome, usando sucios trucos infantiles. Un día me pillan.
Este jueves se cumplían diez años desde que se fue mi madre. Lo que daría porque me acariciara el pelo, con la cabeza apoyada en su sofá. "Ay, Felipito", me decía. Y no, no es mi nombre. Es el del amigo de Mafalda, que leía tebeos, vivía en otro mundo, tenía dientazos y nunca nunca hacía los deberes.
Jueves de hace dos semanas: nos cogemos un pedo tremendo el dire y yo en la fiesta cubana. Me dice que ve que tengo mucho futuro (una sola vez) pero que no se puede ser tan lento, que no se pueden entregar las cosas dos semanas después, que la calidad en este trabajo es la rapidez, que un redactor que tarde quince días en entregar un reportaje no es rentable, que cuando sea colaborador tarde lo que me dé la gana, a ver de qué vivo, que... (durante veinte minutos ininterrumpidos). Vale. Cogido. Se pone a departir con alguien de la organización y yo hablo con la churri más cercana. "Preséntame a tu amiga". "Es mi madre". Coño, qué mal ando de la vista. "¡Pues cualquiera lo diría!". Se va el jefe. Se va la chica, me invita a una rueda de prensa al día siguiente. "Oye, y porque no vuelves y nos vamos a tomar algo". "Vale, dejo a mi madre y vuelvo". Me quedo hablando con una amiga suya que no sabe dónde irse de vacaciones. "No hay nada como echar un polvo en una playa cubana, pero no te lleves a tu novio, claro", le recomiendo. Frase incorrecta. Me voy al baño. Me encuentro con el relaciones públicas de un bar de moda en el que hicimos una fiesta de la revista en la que trabajaba antes. Delante de mi hermano dijo aquella vez: "a ti te conozco de otros ambientes". Mentira podrida, pero no me iba a poner a desmentirlo en ese momento tan peliagudo. Pío, pío, que yo no he sido, disimulamos. Al rato lo repitió delante de la relaciones públicas de la revista. Le enviaron una carta para quejarse de eso y otras cosas. Yo dije claramente que no quería que esa historia tan tonta apareciera en la carta. Ni puñetero caso, quitaron mi nombre y la mandaron. Fue el día que conocí a Ana la Cocainómana, cuando su amiga me preguntó si era gay antes de presentármela. Al parecer la historia se difundió por toda la fiesta. "Es que ahora no hay ni un chico soltero y que esté bien que no lo sea". Luego Ana me aclaró que, según ella, el que no lo era, era aficionado a los tríos o a los intercambios. Hay gente que se encuentra con gente más rara que yo. El caso es que el jueves acabé haciendo las paces con este chico y me invitó a ir a Cuba con él y unos famosillos. Maravilloso. Lástima que justo esa semana me vaya a poner enfermísimo. Cuando volví dentro, no quedaba nadie y estaban barriendo. La churri aquella me había llamado al móvil para decirme que no venía. La otra se había escapado sigilosamente. A ver, lógico. Así que ¿para qué irnos a casa? Llame a mi amigo Rafa el sumiller, y me fui a buscarle a un bar en el que me metí el primer trozo de tripi de mi vida (digan lo que digan por ahí). No sé, no fue nada, un poco exaltado y un poco pedo, ná más. Acabamos, a eso de las seis, en un bar boliviano casi cerrado. Una panda de chavos intentaban, con cierto éxito, meter mano a un grupo de españolas aficionadas al baile y al sexo con americanos, actitudes admirables, pero no por mí ni en ese momento. "Oye tú, que aquí nos van pegar un tiro", "pero si se llevan todos muy bien, ¿no ves como se quieren?", "ya, pero si entra la banda rival por la puerta y empieza la balasera no van a preguntar si somos de la banda o no". Intenté entrar en el baño, pero había una pareja follando evidentemente contra la puerta. Entre en el otro, que tenía un cesto con unas tizas para escribir en las paredes y puse algo así como "cabrones, os voy a dar pal pelo" u otra frase agresiva estilo South Park. Cuando salí, el camarero entró detrás y supongo que lo leyó, así que cuando nos íbamos se disculpó, según Rafa, por los follarines del servicio. Se encogió de hombros, movió las manos con cara de pena y balbuceó "speed". Lo intentó otra vez "el speed". Cuando iba a por la tercera, dijo Rafa: "ya, ya, el speed". Lo que une la noche, cómo nos entendemos todos. Mi Crispi estaba de guardia, así que decidí llamarle y presentarle a Rafa. "¿Qué? ¿te hemos despertado?". "No, salgo ahora de trabajar", "coño, ¿y a qué te dedicas? ¿eres puta?". La famosa sutileza de Rafa. Recuerdo aquella Semana Santa que pasamos en Salamanca para que yo me olvidase del feo abandono de Ana Punto, mi lectora. Tuve que esquivar al hermano de una joven a la que llevamos a casa de la abuela de Rafa y que decía que la había violado en el suelo del baño. En fin, 100% de probabilidades de que no fuera cierto, pero así es Rafa, que se pasó una hora en el baño con aquella chica, que el caso es meterse en líos. Como nos lo gastamos todo en cerveza, el hijo de una amable vecina nos traía sopa y otras viandas baratas. Pero como Rafa le llamaba chacha ("oye chacha, que ya hemos terminado, que te puedes llevar la olla") nos quedamos sin comida gratis. también es el mismo tipo que me mantuvo en Londres durante dos meses (el tercero me mantuve yo como pude) y que se gastó todo mi sueldo de una semana (con el que me pensaba independizar de él) en un ratito que pasamos en un bar gallego. Fabada, dos botellas de vino blanco, callos y no sé cuantas cosas más a precio de beluga. Le perdí la pista durante demasiado tiempo, creo que desde el 97, y hace unos meses me le encontré por casualidad en una callejuela. Iba en su moto, y de paquete llevaba a un catalán que estuvo con nosotros en Londres aquellos tres meses. Casualidades. Pero lo primero que hizo fue llevarme a un bareto en el que me clavaron mil duretes por cenar. Liante es la palabra. Ahora, le han dado una columna de opinión en una revista de gastronomía, y quiere que se la haga yo. ¿Pa questán los amigos? Le he dicho que vamos a hacer historia, que vamos a revolucionar el periodismo gastronómico. O eso o quedarnos en casa, nada de medias tintas.
Llegaba a casa a las siete de la mañana y llamé a Cris para decirle unas cuantas guarradas que, por fortuna, ya no recordamos ninguno de los dos, qué bien que las palabras se las lleve el viento. También le conté lo de la chica que había conocido y que me había llamado al móvil, edulcorándolo convenientemente para no quedar fatal y que no se vieran mis malas intenciones. Sentado en la terraza, hablando a gritos por el móvil, pedo perdido, le pregunté si yo estaba tan bueno como para producir ese efecto. Me dijo que no, que para nada, que lo que pasaba es que como tenía un trabajo interesante, quedaba muy bien para contárselo a las amigas. Y vuelve a por otra, gilipollas. Es que no se puede ir tan sobrao, que la pobre Crispi también tiene su corazoncito.
El viernes creo recordar que fue cuando conocí a mis sobrinas nuevas. La niñera rumana era de peli de la Gestapo, pero las niñas no están mal. Sólo que ahora no saben hacer nada y son un rollo.
El sábado me habían preparado una cita en mi ciudad natal con un constructor que quiere denunciar a unos funcionarios por que le quieren cobrar unos kilitos de nada de comisiones. Le aconsejé que se comprara un micrófono para unirlo a la grabadora que ya tenía y se lo puso en el reloj. Ya está grabado, ya están en el bote. Sólo hay que esperar a que solucione su asunto, pagando o sin pagar y luego, a publicar el reportaje. Le recomendé que antes de hacer justicia, se asegurase lo suyo. Que la historia es muy golosa, nunca he hecho algo así, pero uno tampoco es un buitre. Que se sepa.
Por la noche, reencuentro con mis amiguetes. Le dije a Fer, el médico, que tenía algunos problemillas sexuales ultimamente. "¿No se te levanta y sigues tomando pastillas?". "No es que no se me levante, es que antes funcionaba como un reloj y ahora no tanto". "¿Como un reloj? ¿O sea que salía a las en punto y a las y media y soltaba unos chorritos?". Después de recabar la opinión médica decidimos ir a por unas pirus. Luis ha vuelto a casa después de tantos meses golfeando por Gijón. Así que hablamos de un tema que le tenía guardado hace tiempo. "Vamos a ver, todo el puto año dando el coñazo con que para enrollarse con una tía hay que hacer esto y esto y esto, que si hay que ir por libre y no en grupo, que si hay que ser más enrollado, que si patatín y patatán, y resulta que me dice Patricia hace unos meses, que lo que pasa es que tú estás bueno y tienes morbo. ¡O sea que todo ese coñazo, y en realidad eres un inútil que estás bueno! A mí no me vuelves a dar un consejo más". "La verdad es que tienes razón. Y tiene mérito lo tuyo siendo tan feo como eres". Fue una noche de reencuentro plagada de hostilidades. Tanto que no pude salirme del papel y me puse borde con un portero de discoteca, con el consiguiente peligro para mi carita.
La mañana de aquél domingo fue bastante pesada, con una vuelta a casa llena de arrepentimiento por parte de todos menos de mí. Aún así, dejo las pirulas... para ocasiones muy especiales. Me decía hoy Cris que eso ya lo había dicho antes. Pero no, antes dije ocasiones especiales, y ahora, ocasiones MUY especiales. Es que de las especiales las hay casi todos los días. Aprovecho para deciros que las pirus son malas. Lo principal es que seguro que me están jodiendo el cerebro, aunque nadie haya notado la diferencia. Pero de lo que estoy muy seguro es de que:
a) te crean problemas de sueño, no soy capaz de dormir por la noche y no soy capaz de llegar antes de las doce al trabajo, cuando debería entrar ¡a las ocho! ¿Cuanto más duraré así en el trabajo de los sueños de tanta gente, como lo definió mi dire el otro día?
b) te crean disfunciones sexuales. No me preocupa todavía, pero podría llegar a ser una putada. Además, no te apetece enrollarte con una desconocida, ni entrar a nadie en los bares. Estás en tu mundo.
c) acaban volviéndose una diversión triste y obsesiva. Si no tienes pastis parece que no te vas a divertir. Cuando llevas tantas, ya no es tan fuerte ni tan divertido.
d) un paranoico pastillero acaba convertido en una redundancia.
Que conste que creo que hay que saber usarlas y entonces sí. Mi edad y mi formación no están mal para este tipo de cosas, y al principio las usé como un método para conocerme. Pero no tengo suficiente voluntad, como casi todos. Así que, sólo para festivales, mi viaje a Amsterdam y ocasiones en que todos las tomen, celebremos algo y no haya moros en la costa del día siguiente.
Toda la semana escaqueándome. No puede ser, ya no tengo edad. Un día que llegué brutalmente tarde, me puse el traje, para que pareciera que venía de una rueda de prensa o para imponer más respeto y que nadie se metiera conmigo. Son trucos peregrinos, que más o menos funcionan, como escaparse del cole andando hacia atrás (como en los tebeos de Mortadelo), encabezar la chuleta de economía escrita en la mesa con un "sociología" que despistase al profesor, añadir a una M de mal que me había puesto en un examen autocorregido una B para que se quedase en MB (muy bien) y contarle al Cid Cateador que es que eso era lo que se ponía en el colegio al que iba antes, con la consiguiente bronca –odiaban el colegio del opus al que iba el año anterior, me odiaban a mí–, vomitar por toda la casa y explicar que lo que me había sentado mal de las doce botellas y el queso que nos habían regalado por ganar el concurso vestidos de nube, era el queso, utilizar el chantaje emocional y sexual como ÚNICA forma de comunicación con mi pareja... Y etcétera. No puedo pasarme la vida escaqueándome, usando sucios trucos infantiles. Un día me pillan.
Este jueves se cumplían diez años desde que se fue mi madre. Lo que daría porque me acariciara el pelo, con la cabeza apoyada en su sofá. "Ay, Felipito", me decía. Y no, no es mi nombre. Es el del amigo de Mafalda, que leía tebeos, vivía en otro mundo, tenía dientazos y nunca nunca hacía los deberes.
viernes, 5 de julio de 2002
CINCO DÍAS DE NOVIEMBRE
Me escribe The Fire (http://cgi-bin.spaceports.com/~thefire/iamthefire copia y pega, el enlace no funciona)
diciéndome que va a usar un poema que colgué por aquí abajo el 10 de abril. Y como me apetece recordar mis cinco días de noviembre con Ana la Cocainómana para llevar la contraria a julio, y como la respuesta en los comment se me salía por los lados, le contesto aquí:
"Y el poema, úsalo, claro, la idea era eso, cerrar aquello, escribir en activa lo que sufrí en pasiva, aunque sin mentirme, claro. Lo que pasa es que en él explico las cosas que nos pasaron en los cinco días que estuvimos juntos,
"con tu cepillo eléctrico", cuando la observaba mientras se cepillaba los dientes con su cepillo eléctrico ("comfrate uno, ef mu bueno fara lof vago' como nofotros"),
"con tu sobrino, ahora/ que ya sabes limpiarle las caquitas", cuando la enseñé a cambiarle los pañales a su sobrino mientras el resto de su familia se metía una raya en el salón,
"con tu lunar y con tus tatuajes", cuando acariciaba su lunar y el tatuaje de su tobillo (¿dónde estaba el otro?),
"Te dejo con tus largas noches blancas/ en que buscas, tal vez,/ la voluntad perdida,/ el amor imprevisto,/ o una risa afilada", cuando la acompañaba cada noche con la farlopa y me llamaba inútil porque no sabía hacer ni el turulo,
"Te dejo unicamente un par de notas", cuando la dejé sobre el cojín en forma de corazón la nota "scrito está en mi alma vuestro gesto/ y cuanto yo escribir de vos deseo/vos misma lo escribiste, yo, lo leo" de Garcilaso y esa otra de Lorca "si te vas te quiero más,/ si me quedo, igual te quiero,/ tu corazón es mi casa/ y mi corazón tu huerto"
"un par de camisetas," cuando nos acostamos, la primera noche y sin habernos liado antes, con dos tontas camisetas de Playboy y sin nada debajo (lo poco que duramos haciendo como que íbamos a dormir),
"dos canciones", cuando oíamos las dos canciones de los discos que dejé en su casa: cuando salí de la ducha y tenía preparada en su cd Las cuatro y diez de Aute cantada por Mónica Molina (chica encantadora que, de alguna manera, estuvo al principio y al final de los cinco días: el primero, cuando llame a Ana para que viniera a la fiesta de su disco y nos reencontramos y el último, cuando se había acabado todo y me llamó para felicitarme por la entrevista, Mónica me recuerda a Ana y viceversa) o cuando le canté la otra canción que no he vuelto a escuchar, la de Los Secretos (¿cómo era?),
"Ya no más telegramas,/ no sonará el teléfono en mi nombre,/ no te haré más visitas en los sueños", cuando le escribí mensajes (dos veces), le mandé emails (dos veces), le escribí un poema (sólo uno) le llamé (dos veces) y no contestó. Aquél recuerdo no se merecía estropearlo con la insistencia que me pedía el cuerpo,
"si sigues extrañando/ mi nariz, mis orejas,/ mis labios y otras cosas familiares", cuando me dijo que le gustaba mi nariz pequeñita, mis orejas pequeñitas, mis labios gruesos y sobre todo esa otra cosa familiar, lo que más,
"Te dejo con la incógnita/ de no saber qué quieres,/ si me quieres,/ si quieres que te quiera", cuando me dijo que me quería...
A lo mejor a vosotros no os pasaron exactamente las mismas cosas. Puede que fuera conveniente que hicieras una versión, añadiendo vuestras propias historietas. Más que nada para que no piense que te has equivocado de chica o que tienes un poema tipo. O quizás eso sea precisamente lo mejor. Suerte."
La primera mañana que desperté con ella me dijo "quédate todo el tiempo que quieras" y se fue. A las doce decidí que ya era suficiente con tres horas de retraso y me dispuse a ir al curro. Me duché con la puerta cerrada. Me tapé con una toalla. Recogí mi ropa aquí y allí y la amontoné en el centro del salón. Tomé mis famosos calzoncillos gays (semitransparentes, me los compró V. la belga y son escandalosos), me quité la toalla y... Bueno, mejor, os copio el email que le mandé a Ana al día siguiente:
"Cómo no creer en el azar. Venimos de ahí, de una casualidad que juntó dos de oxígeno y una de hidrógeno y que desencadenó una sucesión de azares que desembocan en este email. Las cosas más bonitas de la vida pasan por casualidad, como que tras una conversación tonta ("tu eres gay?") a alguien se le ocurra presentarte a la chica más guapa y más lista del baile y que acabes pasando con ella la noche más divertida, tonta y tierna de los últimos tiempos. A veces el azar no es tan impredecible, y era lógico que me encontrara con Blanca en la máquina y que ella observara con atención mi pelo de recién salido de la ducha a las 13,15, mi barba de dos días, mis ojeras y etc... También era previsible que mis compis de al lado me dieran, a esta hora, unos buenos días como con retintín. Los que no creen mucho en las contingencias son los guardas jurados, que no se han quedado muy convencidos cuando les he explicado que, curiosamente por segundo día consecutivo se me ha olvidado el pase para entrar al edificio, cosa que no me había pasado en dos meses. Deduzco que no son devotos del azar por la cara de "de donde vendrá éste con estas pintas". Pero lo más prodigioso que me ha deparado la casualidad hoy no ha sido nada de esto. Después de deambular por la casa con la toalla puesta, he elegido precisamente el salón para quitármela y ponerme los calzoncillos, y esos cinco segundos han coincidido justo con el momento en el que entraba la asistenta que NADIE me había dicho que venía. ¿Cómo no creer en el azar?
un besín, estoy como muy contento y como muy tontorrón, como que se me nota en la cara"
Sólo añadir que cuando vi entrar a la señora de la limpieza por la puerta, con los calzoncillos en la mano la primera frase que pasó por mi cabeza fue "¡su madre!". La señora se encerró en la cocina hasta que el pervertido abandonó la casa deseándole "¡que tenga usted un buen día!".
Me escribe The Fire (http://cgi-bin.spaceports.com/~thefire/iamthefire copia y pega, el enlace no funciona)
diciéndome que va a usar un poema que colgué por aquí abajo el 10 de abril. Y como me apetece recordar mis cinco días de noviembre con Ana la Cocainómana para llevar la contraria a julio, y como la respuesta en los comment se me salía por los lados, le contesto aquí:
"Y el poema, úsalo, claro, la idea era eso, cerrar aquello, escribir en activa lo que sufrí en pasiva, aunque sin mentirme, claro. Lo que pasa es que en él explico las cosas que nos pasaron en los cinco días que estuvimos juntos,
"con tu cepillo eléctrico", cuando la observaba mientras se cepillaba los dientes con su cepillo eléctrico ("comfrate uno, ef mu bueno fara lof vago' como nofotros"),
"con tu sobrino, ahora/ que ya sabes limpiarle las caquitas", cuando la enseñé a cambiarle los pañales a su sobrino mientras el resto de su familia se metía una raya en el salón,
"con tu lunar y con tus tatuajes", cuando acariciaba su lunar y el tatuaje de su tobillo (¿dónde estaba el otro?),
"Te dejo con tus largas noches blancas/ en que buscas, tal vez,/ la voluntad perdida,/ el amor imprevisto,/ o una risa afilada", cuando la acompañaba cada noche con la farlopa y me llamaba inútil porque no sabía hacer ni el turulo,
"Te dejo unicamente un par de notas", cuando la dejé sobre el cojín en forma de corazón la nota "scrito está en mi alma vuestro gesto/ y cuanto yo escribir de vos deseo/vos misma lo escribiste, yo, lo leo" de Garcilaso y esa otra de Lorca "si te vas te quiero más,/ si me quedo, igual te quiero,/ tu corazón es mi casa/ y mi corazón tu huerto"
"un par de camisetas," cuando nos acostamos, la primera noche y sin habernos liado antes, con dos tontas camisetas de Playboy y sin nada debajo (lo poco que duramos haciendo como que íbamos a dormir),
"dos canciones", cuando oíamos las dos canciones de los discos que dejé en su casa: cuando salí de la ducha y tenía preparada en su cd Las cuatro y diez de Aute cantada por Mónica Molina (chica encantadora que, de alguna manera, estuvo al principio y al final de los cinco días: el primero, cuando llame a Ana para que viniera a la fiesta de su disco y nos reencontramos y el último, cuando se había acabado todo y me llamó para felicitarme por la entrevista, Mónica me recuerda a Ana y viceversa) o cuando le canté la otra canción que no he vuelto a escuchar, la de Los Secretos (¿cómo era?),
"Ya no más telegramas,/ no sonará el teléfono en mi nombre,/ no te haré más visitas en los sueños", cuando le escribí mensajes (dos veces), le mandé emails (dos veces), le escribí un poema (sólo uno) le llamé (dos veces) y no contestó. Aquél recuerdo no se merecía estropearlo con la insistencia que me pedía el cuerpo,
"si sigues extrañando/ mi nariz, mis orejas,/ mis labios y otras cosas familiares", cuando me dijo que le gustaba mi nariz pequeñita, mis orejas pequeñitas, mis labios gruesos y sobre todo esa otra cosa familiar, lo que más,
"Te dejo con la incógnita/ de no saber qué quieres,/ si me quieres,/ si quieres que te quiera", cuando me dijo que me quería...
A lo mejor a vosotros no os pasaron exactamente las mismas cosas. Puede que fuera conveniente que hicieras una versión, añadiendo vuestras propias historietas. Más que nada para que no piense que te has equivocado de chica o que tienes un poema tipo. O quizás eso sea precisamente lo mejor. Suerte."
La primera mañana que desperté con ella me dijo "quédate todo el tiempo que quieras" y se fue. A las doce decidí que ya era suficiente con tres horas de retraso y me dispuse a ir al curro. Me duché con la puerta cerrada. Me tapé con una toalla. Recogí mi ropa aquí y allí y la amontoné en el centro del salón. Tomé mis famosos calzoncillos gays (semitransparentes, me los compró V. la belga y son escandalosos), me quité la toalla y... Bueno, mejor, os copio el email que le mandé a Ana al día siguiente:
"Cómo no creer en el azar. Venimos de ahí, de una casualidad que juntó dos de oxígeno y una de hidrógeno y que desencadenó una sucesión de azares que desembocan en este email. Las cosas más bonitas de la vida pasan por casualidad, como que tras una conversación tonta ("tu eres gay?") a alguien se le ocurra presentarte a la chica más guapa y más lista del baile y que acabes pasando con ella la noche más divertida, tonta y tierna de los últimos tiempos. A veces el azar no es tan impredecible, y era lógico que me encontrara con Blanca en la máquina y que ella observara con atención mi pelo de recién salido de la ducha a las 13,15, mi barba de dos días, mis ojeras y etc... También era previsible que mis compis de al lado me dieran, a esta hora, unos buenos días como con retintín. Los que no creen mucho en las contingencias son los guardas jurados, que no se han quedado muy convencidos cuando les he explicado que, curiosamente por segundo día consecutivo se me ha olvidado el pase para entrar al edificio, cosa que no me había pasado en dos meses. Deduzco que no son devotos del azar por la cara de "de donde vendrá éste con estas pintas". Pero lo más prodigioso que me ha deparado la casualidad hoy no ha sido nada de esto. Después de deambular por la casa con la toalla puesta, he elegido precisamente el salón para quitármela y ponerme los calzoncillos, y esos cinco segundos han coincidido justo con el momento en el que entraba la asistenta que NADIE me había dicho que venía. ¿Cómo no creer en el azar?
un besín, estoy como muy contento y como muy tontorrón, como que se me nota en la cara"
Sólo añadir que cuando vi entrar a la señora de la limpieza por la puerta, con los calzoncillos en la mano la primera frase que pasó por mi cabeza fue "¡su madre!". La señora se encerró en la cocina hasta que el pervertido abandonó la casa deseándole "¡que tenga usted un buen día!".
miércoles, 3 de julio de 2002
LO JURO POR LA CARA DE HOGAZA DE MARY JANE WATSON
Hay gente por ahí que no tiene vergüenza. Por ejemplo, están esas dos niñas inteligentes, que, sin embargo o a consecuencia de, no tienen vergüenza. Ya sabeis, esas dos, daurmith y eva. La primera desaparece para darnos un zuzto o la muerte (si alguien no se sabe el chiste que me lo pida, me niego a repetirlo a no ser que sea estrictinamente necesario). La segunda dice que se ha ido a Galicia. Y luego está dementa la de las cartucheras (¿o eran pistolines?), que dice que lo deja un rato y se va a estudiar para ser periodista. ¡Para ser periodista a escribir! ¿eh?. Y te lo digo con todo el mal rollo, que para eso he estado entrando en tu página vacia nosecuantas veces. Pues vale, no penseis en nadie, hala, que yo voy a hacer lo mismo y desaparezco una semana. Lo he hecho a manera de huelga os lo juro por (ver título).
Y ahora que os he dado esta explicación que os debía como alcalde vuestro que soy (os–debo–una–explicación–y–esa–explicación–que–os–debo–os–la–tengo–que–dar), os diré que venía a cuento a proposito de lo mucho que me habeis echado de menos y de la cantidad de emails que llenaban mi buzón preguntándome que dónde estaba (o sea, ni uno, claro que no es tan raro, teniendo en cuenta que la única lectora que me conoce, Anita Punto, no sólo pasa sino que además no se pone al teléfono porque le han dado un masaje y está tirada en la cama. Hala, pa que nos vamos a inventar una excusa). Pues bueno, después de la jeremiada vamos con mi semana del orgullo gay. Telegráfica, que son demasiados días.
Enlazamos con la fiesta de la revista masculina en la que me quedé el martes pasado. Lau casi se duerme de pie. De vez en cuando despertaba para decir "mira, Gayola Berrocal", "mira el ex de la ex de el ex". Más que nunca estaba justificado el pastillazo. En la zona vip y ante mis jefes, ole, torero. Las chicas, sonámbulas, se van. Kike y yo nos quedamos observando a los pibones. "Vamos a sentarnos donde se vea bien a la de negro", me dice. Le explico que esa chica si no fuera vestida como un objeto de lujo no despertaría nuestro instinto consumista sexual, que si la miras bien tiene poco por arriba, poco por abajo, nada por el centro y menos pa dentro. Me da la razón. La de teorías que nacen y mueren en las terrazas de verano mientras ves pasar o quedarse a las starlettes del barrio (bueno, en realidad siempre pasan).
Todo va subiendo, me deja en casa, me cojo un taxi, me voy a la sala Sol. Modernillos de mierda. En mi época (¿lo de "en mi época" lo he puesto yo?, ni lo borro, es un lapsus arqueológico que merece la pena conservar) eran conocidos como pijos y hasta eran más simpáticos, porque no estaban tan preocupados por recordar qué era lo que tenían que decir o por dónde se llegaba la última moda alternativa. Los lacostes los compraba mamá y no había que estar pendiente de las cambiantes modas musicales o estéticas. En cuanto al cine, Rambo, Rocky y películas con las que se lo pasaban como enanos. Me imagino lo que se tienen que aburrir estos pobres modernillos volviendo a ver Holocausto caníbal o Karate a muerte en Torremolinos. Son unos tristes. Ahora ser pijo es toda una carrera. Antes era taaan fácil... Esto es lo que deben de ser los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) que nos profetizó la publicidad.
A lo que íbamos: aquella noche les odié porque tras pagar la entrada tuve que aguantar una sala vacía con cuatro guachis sentados en los escalones y oyendo ¡chill out! ¿Pero qué coño es eso del chill out? Si alguien se entera que me lo expliqué. Por lo que sé es una música que te baja la pastilla y acompaña como ninguna los impulsos suicidas y las depresiones de los adolescentes granulientos.
Así que me voy al Mito, discoteca semigay y la única que abre hasta las seis y media un martes. Sigo metiéndome trocitos, porque me da la sensación de que me han vendido ketamina y esto no sube. Pero sí, se me va la mano y estoy por las nubes en un ratito. Y ahora llega el momento en que la cago, ese que no puede faltar en ninguna de mis noches vírgenes ni en ninguno de mis días de furia. Del grupo de travestis que bailaba conmigo y me decían nosequé cosas que yo no entendía muy bien. Se descuelga una. Pega su frente a la mía, se frota y nos enrollamos. A celebrar la semana del orgullo gay. ¿El motivo? Bueno, es el estandar en estos casos: "en ese momento me pareció buena idea". Veo que este razonamiento ya lo he esgrimido alguna otra vez y me temo que seguirá apareciendo invariablemente en mi vida a no ser que me olvide de la liposucción y me decida por el transplante de neuronas, que me está haciendo más falta. Así que lo llamaré "razonamiento tonto número 1". Seguro que nos lo volveremos a encontrar por aquí. Abreviemos: se llamaba Tiffany, tenía un cuerpazo, ejem, trabajaba en la casa de campo, desayunamos juntos, me llevó a "su casa", un cuarto de pensión en la calle Montera que olía a semen, me dijo que me quería porque era bueno, que no quería mi dinero, me puso música romántica, Luis Miguel y eso, nos tumbamos en un colchon que se atisbaba debajo de todas aquellas manchas y cuando se durmió me marché y vi desde la puerta una escena dantesca (del anillo número uno, concretamente) que nunca olvidaré: recuperados más o menos mis sentidos, sobre la cama descansaban los muslazos de un mulato descolorido que roncaba, con una peluca naranja y ropa interior de mujer.
Lo siguiente fue presentarme en mi trabajo, por una vez antes que nadie, y aguantar hasta las tres de la tarde como un campeón. Creo que se me fue tanto la mano con las pirulas que ha sido el día en que he estado más despierto, aunque eso sí, me eché la siesta obligatoria en el suelo del baño.
Luego me fui a comprar el móvil nuevo, y en lo que me lo preparaban, me metí en la biblioteca de mi barrio a leer Víboras atrasados, que es para lo que me llegaba el coco. Y justito. Pero al parecer, ni eso, porque me quedé frito. Tres horas dormido como un tronco en una mesa colocada en alto desde la que me veían y supongo que me oían estudiantes y bibliotecarias. La salida, dando tumbos y con la melena revuelta, fue aún más espectacular. Menos mal que ya me habían quitado el carnet hasta septiembre por los gigantescos retrasos. Una patada en el culo como multa suplementaria tampoco hubiera estado mal.
Al día siguiente estuve en la presentación de una guía que ha escrito Mamoncín. Menuda mierda de rollo ultra conservador que nos soltó: que en Madrid no se puede andar con niños por la calle, que sólo hay putas y yonkis... Una rubiaza neumática con toda la pinta de ser supernumeraria del pepelín, se enfurruñaba cada vez que se metía con el alcalde (como dice María Jiménez "Ah, sí, ese que era un fruto... eeeh, ¡el manzano!" ) y sacudía su hermosa cabeza pantene pro-v escandalizada. Estuve a esto de solidarizarme con ella y pedir a gritos el "litros de alcohol corren por tus venas". Quién te ha visto y quién te ve, Mamoncín, de "rey del pollo frito" a "cuido mi chiringuito". Y es que ese día también me había metido mi trocinín de pastillín. Es lo malo de tenerlas en el bolsillo, es como lo de los euros pero peor: te queman y te queman y te queman hasta que las gastas. Es evidente que uso fatal estas drogas. No son para los días de diario, la coca sí, pero esto es para finde+tecno+amigos. Bueno, pronto se me pasará la tontería.
El viernes vino Crispi. Tuvimos una serie de disfunciones sexuales, empezando por la de siempre, que se corre y se duerme. Yo es que casi lo entiendo. Ellas están acostumbradas a la precocidad masculina, a que, en todo caso, somos nosotros los que curramos, porque lo suyo es más difícil y lo nuestro más fácil. Pero es que yo soy una excepción. Y si puedo tomármelo con calma, acariciar, morder, lamer, susurrar, vuelta a empezar y etcétera, no sé porque no lo puede hacer conmigo una chica que se supone que me quiere. A la tercera vez que se dio la combinación de te corres-te duermes tuvimos la mega bronca. Nos reconciliamos en la cabalgata del orgullo gay, en Sol, coincidiendo con que me quedé muerto contemplando como una pedazo de lesbiana que se parecía demasiado a mis sueños más confesables en este blog lo movía al ritmo de "a quién le importa lo que yo haga". También, a la vez, la desconocida amiga de su amiga, rodeada de gays y parejitas me ponía ojitos y me toqueteaba. ¿Quién era el pijo romántico que decía que el alma femenina era incomprensible? A tomar por culo Becquer. Otra coincidencia decisiva para nuestro reencuentro sentimental fue que pasamos por Montera y, mientras me escondía detrás de crispi, con todo lo difícil que es ocultarte tras alguien que mide 20 centímetros menos, el cóctel de celos, miedo y culpa propiciaron la hermosa reconciliación. Que es que somos así.
Luego vino lo bonito. Fuimos a la fiesta de la casa de campo, nos analizaron las pastis, que de ketamina nada, un MDMA estupendo. María Jiménez tremenda y Fangoria en pleno subidón y al aire libre... que os voy a contar. La chica monísima de la barra no sólo tonteó conmigo si no que me dio 30 euros de más. "Muy maja esa chica", "sí, sí", "oye, pero que me ha caído muy bien", "pues vete a hablar con ella", "es que me ha dado la vuelta de cincuenta", ole, ole, somos millonarios. Subiditas y subiditas. Cada vez que alguien me pedía un cigarro: "te lo doy si le das un abrazo a esta chica, que necesita cariño". Crispulina, desde el fondo de su colocón, se preguntaba por qué había tantos tipos y tipas que se acercaban a hablar conmigo y luego le daban un pedazo de abrazo. Y luego a casa, con la sensación del deber cumplido. "Hazme lo que quieras, pero dormida", "vale".
Me pregunto en que momento del pedo le dije que me iba con ella a Costa Rica. Qué horror, sólo hay monos y arañas. Y no deja de llamarme contándome las ofertas de vuelos. Dice que se va sin mí. No sé como explicarle que no me parece tan mala idea.
Y el lunes, como dice Mónica Naranjas, vino lo de "la puta realidad". Y eso a pesar de que me tocó la bono-loto, cuatro aciertos, 40,44 euros. Pero me han nombrado redactor jefe por el procedimiento de irse todos de vacaciones. Es bonito, sólo llevo seis meses aquí y confían en mí y eso. Pero lo malo es que no tengo sobre quién ejercer la jefatura, o sea que yo me lo guiso y yo me lo como. Y los puñeteros colaboradores lo dejan todo para el final. Así que como me caliente mucho, los echo a todos. Y cuando vuelvan, se van a encontrar esto como un solar. Viva la revolución.
Y esta noche, fiesta cubana o de djs. ¿Con cual me quedo? Venga, probemos suerte con la cubana.
Hay gente por ahí que no tiene vergüenza. Por ejemplo, están esas dos niñas inteligentes, que, sin embargo o a consecuencia de, no tienen vergüenza. Ya sabeis, esas dos, daurmith y eva. La primera desaparece para darnos un zuzto o la muerte (si alguien no se sabe el chiste que me lo pida, me niego a repetirlo a no ser que sea estrictinamente necesario). La segunda dice que se ha ido a Galicia. Y luego está dementa la de las cartucheras (¿o eran pistolines?), que dice que lo deja un rato y se va a estudiar para ser periodista. ¡Para ser periodista a escribir! ¿eh?. Y te lo digo con todo el mal rollo, que para eso he estado entrando en tu página vacia nosecuantas veces. Pues vale, no penseis en nadie, hala, que yo voy a hacer lo mismo y desaparezco una semana. Lo he hecho a manera de huelga os lo juro por (ver título).
Y ahora que os he dado esta explicación que os debía como alcalde vuestro que soy (os–debo–una–explicación–y–esa–explicación–que–os–debo–os–la–tengo–que–dar), os diré que venía a cuento a proposito de lo mucho que me habeis echado de menos y de la cantidad de emails que llenaban mi buzón preguntándome que dónde estaba (o sea, ni uno, claro que no es tan raro, teniendo en cuenta que la única lectora que me conoce, Anita Punto, no sólo pasa sino que además no se pone al teléfono porque le han dado un masaje y está tirada en la cama. Hala, pa que nos vamos a inventar una excusa). Pues bueno, después de la jeremiada vamos con mi semana del orgullo gay. Telegráfica, que son demasiados días.
Enlazamos con la fiesta de la revista masculina en la que me quedé el martes pasado. Lau casi se duerme de pie. De vez en cuando despertaba para decir "mira, Gayola Berrocal", "mira el ex de la ex de el ex". Más que nunca estaba justificado el pastillazo. En la zona vip y ante mis jefes, ole, torero. Las chicas, sonámbulas, se van. Kike y yo nos quedamos observando a los pibones. "Vamos a sentarnos donde se vea bien a la de negro", me dice. Le explico que esa chica si no fuera vestida como un objeto de lujo no despertaría nuestro instinto consumista sexual, que si la miras bien tiene poco por arriba, poco por abajo, nada por el centro y menos pa dentro. Me da la razón. La de teorías que nacen y mueren en las terrazas de verano mientras ves pasar o quedarse a las starlettes del barrio (bueno, en realidad siempre pasan).
Todo va subiendo, me deja en casa, me cojo un taxi, me voy a la sala Sol. Modernillos de mierda. En mi época (¿lo de "en mi época" lo he puesto yo?, ni lo borro, es un lapsus arqueológico que merece la pena conservar) eran conocidos como pijos y hasta eran más simpáticos, porque no estaban tan preocupados por recordar qué era lo que tenían que decir o por dónde se llegaba la última moda alternativa. Los lacostes los compraba mamá y no había que estar pendiente de las cambiantes modas musicales o estéticas. En cuanto al cine, Rambo, Rocky y películas con las que se lo pasaban como enanos. Me imagino lo que se tienen que aburrir estos pobres modernillos volviendo a ver Holocausto caníbal o Karate a muerte en Torremolinos. Son unos tristes. Ahora ser pijo es toda una carrera. Antes era taaan fácil... Esto es lo que deben de ser los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) que nos profetizó la publicidad.
A lo que íbamos: aquella noche les odié porque tras pagar la entrada tuve que aguantar una sala vacía con cuatro guachis sentados en los escalones y oyendo ¡chill out! ¿Pero qué coño es eso del chill out? Si alguien se entera que me lo expliqué. Por lo que sé es una música que te baja la pastilla y acompaña como ninguna los impulsos suicidas y las depresiones de los adolescentes granulientos.
Así que me voy al Mito, discoteca semigay y la única que abre hasta las seis y media un martes. Sigo metiéndome trocitos, porque me da la sensación de que me han vendido ketamina y esto no sube. Pero sí, se me va la mano y estoy por las nubes en un ratito. Y ahora llega el momento en que la cago, ese que no puede faltar en ninguna de mis noches vírgenes ni en ninguno de mis días de furia. Del grupo de travestis que bailaba conmigo y me decían nosequé cosas que yo no entendía muy bien. Se descuelga una. Pega su frente a la mía, se frota y nos enrollamos. A celebrar la semana del orgullo gay. ¿El motivo? Bueno, es el estandar en estos casos: "en ese momento me pareció buena idea". Veo que este razonamiento ya lo he esgrimido alguna otra vez y me temo que seguirá apareciendo invariablemente en mi vida a no ser que me olvide de la liposucción y me decida por el transplante de neuronas, que me está haciendo más falta. Así que lo llamaré "razonamiento tonto número 1". Seguro que nos lo volveremos a encontrar por aquí. Abreviemos: se llamaba Tiffany, tenía un cuerpazo, ejem, trabajaba en la casa de campo, desayunamos juntos, me llevó a "su casa", un cuarto de pensión en la calle Montera que olía a semen, me dijo que me quería porque era bueno, que no quería mi dinero, me puso música romántica, Luis Miguel y eso, nos tumbamos en un colchon que se atisbaba debajo de todas aquellas manchas y cuando se durmió me marché y vi desde la puerta una escena dantesca (del anillo número uno, concretamente) que nunca olvidaré: recuperados más o menos mis sentidos, sobre la cama descansaban los muslazos de un mulato descolorido que roncaba, con una peluca naranja y ropa interior de mujer.
Lo siguiente fue presentarme en mi trabajo, por una vez antes que nadie, y aguantar hasta las tres de la tarde como un campeón. Creo que se me fue tanto la mano con las pirulas que ha sido el día en que he estado más despierto, aunque eso sí, me eché la siesta obligatoria en el suelo del baño.
Luego me fui a comprar el móvil nuevo, y en lo que me lo preparaban, me metí en la biblioteca de mi barrio a leer Víboras atrasados, que es para lo que me llegaba el coco. Y justito. Pero al parecer, ni eso, porque me quedé frito. Tres horas dormido como un tronco en una mesa colocada en alto desde la que me veían y supongo que me oían estudiantes y bibliotecarias. La salida, dando tumbos y con la melena revuelta, fue aún más espectacular. Menos mal que ya me habían quitado el carnet hasta septiembre por los gigantescos retrasos. Una patada en el culo como multa suplementaria tampoco hubiera estado mal.
Al día siguiente estuve en la presentación de una guía que ha escrito Mamoncín. Menuda mierda de rollo ultra conservador que nos soltó: que en Madrid no se puede andar con niños por la calle, que sólo hay putas y yonkis... Una rubiaza neumática con toda la pinta de ser supernumeraria del pepelín, se enfurruñaba cada vez que se metía con el alcalde (como dice María Jiménez "Ah, sí, ese que era un fruto... eeeh, ¡el manzano!" ) y sacudía su hermosa cabeza pantene pro-v escandalizada. Estuve a esto de solidarizarme con ella y pedir a gritos el "litros de alcohol corren por tus venas". Quién te ha visto y quién te ve, Mamoncín, de "rey del pollo frito" a "cuido mi chiringuito". Y es que ese día también me había metido mi trocinín de pastillín. Es lo malo de tenerlas en el bolsillo, es como lo de los euros pero peor: te queman y te queman y te queman hasta que las gastas. Es evidente que uso fatal estas drogas. No son para los días de diario, la coca sí, pero esto es para finde+tecno+amigos. Bueno, pronto se me pasará la tontería.
El viernes vino Crispi. Tuvimos una serie de disfunciones sexuales, empezando por la de siempre, que se corre y se duerme. Yo es que casi lo entiendo. Ellas están acostumbradas a la precocidad masculina, a que, en todo caso, somos nosotros los que curramos, porque lo suyo es más difícil y lo nuestro más fácil. Pero es que yo soy una excepción. Y si puedo tomármelo con calma, acariciar, morder, lamer, susurrar, vuelta a empezar y etcétera, no sé porque no lo puede hacer conmigo una chica que se supone que me quiere. A la tercera vez que se dio la combinación de te corres-te duermes tuvimos la mega bronca. Nos reconciliamos en la cabalgata del orgullo gay, en Sol, coincidiendo con que me quedé muerto contemplando como una pedazo de lesbiana que se parecía demasiado a mis sueños más confesables en este blog lo movía al ritmo de "a quién le importa lo que yo haga". También, a la vez, la desconocida amiga de su amiga, rodeada de gays y parejitas me ponía ojitos y me toqueteaba. ¿Quién era el pijo romántico que decía que el alma femenina era incomprensible? A tomar por culo Becquer. Otra coincidencia decisiva para nuestro reencuentro sentimental fue que pasamos por Montera y, mientras me escondía detrás de crispi, con todo lo difícil que es ocultarte tras alguien que mide 20 centímetros menos, el cóctel de celos, miedo y culpa propiciaron la hermosa reconciliación. Que es que somos así.
Luego vino lo bonito. Fuimos a la fiesta de la casa de campo, nos analizaron las pastis, que de ketamina nada, un MDMA estupendo. María Jiménez tremenda y Fangoria en pleno subidón y al aire libre... que os voy a contar. La chica monísima de la barra no sólo tonteó conmigo si no que me dio 30 euros de más. "Muy maja esa chica", "sí, sí", "oye, pero que me ha caído muy bien", "pues vete a hablar con ella", "es que me ha dado la vuelta de cincuenta", ole, ole, somos millonarios. Subiditas y subiditas. Cada vez que alguien me pedía un cigarro: "te lo doy si le das un abrazo a esta chica, que necesita cariño". Crispulina, desde el fondo de su colocón, se preguntaba por qué había tantos tipos y tipas que se acercaban a hablar conmigo y luego le daban un pedazo de abrazo. Y luego a casa, con la sensación del deber cumplido. "Hazme lo que quieras, pero dormida", "vale".
Me pregunto en que momento del pedo le dije que me iba con ella a Costa Rica. Qué horror, sólo hay monos y arañas. Y no deja de llamarme contándome las ofertas de vuelos. Dice que se va sin mí. No sé como explicarle que no me parece tan mala idea.
Y el lunes, como dice Mónica Naranjas, vino lo de "la puta realidad". Y eso a pesar de que me tocó la bono-loto, cuatro aciertos, 40,44 euros. Pero me han nombrado redactor jefe por el procedimiento de irse todos de vacaciones. Es bonito, sólo llevo seis meses aquí y confían en mí y eso. Pero lo malo es que no tengo sobre quién ejercer la jefatura, o sea que yo me lo guiso y yo me lo como. Y los puñeteros colaboradores lo dejan todo para el final. Así que como me caliente mucho, los echo a todos. Y cuando vuelvan, se van a encontrar esto como un solar. Viva la revolución.
Y esta noche, fiesta cubana o de djs. ¿Con cual me quedo? Venga, probemos suerte con la cubana.
martes, 25 de junio de 2002
Igual que existen los xenófobos, existimos los senófilos. Cada año, por esta época me ataca un nuevo brote y en los días clave no puedo salir a la calle sin mirar las tetas de todas y cada una de las mujeres que se cruzan en mi camino, da igual la edad, el volumen o la ropa con que se cubran, que ahora no es mucha. Hago una radiografía completa, visualizo los pezones con su tamaño exacto, su consistencia, su color y sé con precisión hasta dónde caen los gloriosos melocotones/las almendritas (tachar lo que no proceda). A pesar de que juraría que todo esto lo evalúo con un vistazo fugacísimo, lo cierto es que ayer hubo una buena cantidad de ellas que se ajustaron la camiseta a mi paso. Me da mucha pena incomodarlas (en los dos sentidos, también en el de "vergüenza" que usaba aquella noche Yunirkenia –juro que no es un nombre inventado– en aquella playa cubana en la que desnudo, frente a su sujetador talla 120, le pedía que se destapara los ojos. El domingo, viendo la portada de El País Semanal, me acordé de ella. La modelo se parece en nosequé). Como decía, me siento fatal, pero si lo de los drogadictos es una enfermedad lo mío también. No hay nada que pueda hacer para evitar la senofilia veraniega, es como una alergia pero más tarde y más molesto para quien no la sufre que para el que la padece.
Hoy me he vuelto a echar una siesta en el suelo del baño de mi trabajo. Si la otra vez me pareció patético, ésta me ha resultado la mar de agradable. Para la felicidad, nada como aceptarte como eres.
Cristina quiere reformarme. Bob dice que lo que quiere es cepillárseme. Yo, que estuve viendo el lunes Persiguiendo a Amy, lo que propongo es que hagamos un trío y nos lo quitemos de encima. Qué coño. A lo loco.
Todavía no conozco a mi ahijada y a su hermana melliza. El viernes perdí el último autobús porque me fui a la parada de metro de Pío XII en lugar de a la de Príncipe Pío. A mi familia no le extrañó nada. Aún sin móvil. Nadie estaba disponible, y allí, practicando la senofilia con la niña que esperaba turno en la cabina, recordé que tenía un cóctel en el Ritz y me lo había perdido también (qué bien suena: "recordé que tenía un cóctel en el Ritz"). De repente me empecé a sentir mal porque sí. Mal, mal, mal. Mal bandeja de plata, mal infernal, es un comportamiento natural... No me dormí hasta las cinco de la mañana. Me está costando sentirme a gusto estos días. Mi vieja amiga la paranoia ha vuelto a visitarme (¿o is here to stay?), y tengo la sensación, como tantas otras veces, de que me empiezan a odiar en el trabajo. Después de mis últimas cagadas, pensar esto me parece mejor calificable como sentido de la realidad que como manía persecutoria. Mi redactor jefe se sienta frente a mí durante el verano. Ya no ocupo solo el despachazo de ventana y media que mi increible potra me había deparado. Por eso escribo tan poco aquí y por eso él se ha empezado a dar cuenta de la manera asombrosa en la que soy capaz de perder días enteros sin escribir una línea. Vale, estoy un poco ciclotímico.
...que es un palabro que me enseñó mi amigo Miguelito, mi sicólogo de gratis, quien seguramente estará leyendo esto ahora. Porque en la boda del sábado entre el pedo ambiental y el de verdad, le conté lo del diario poco después de explicarles a mis amigos bodegueros por qué España va mal (que manda güevos: "la oferta y la demanda son pluscuamperfectas", "el mercado es celestial, justo y necesario", ya ni se molestan en argumentarlo, son verdades cartesianas, como que existimos y eso). No me di cuenta de que Miguelito es de la facción de mis amigos listos, y sabe usar el google. Así que, por aquí andará en breve. Bienvenido. Que sepas que no me voy a cortar, estás a tiempo de no seguir leyendo. Aunque bueno, ya sabes como soy. Si es que me lo admitís y me lo perdonais todo, miguelín, así estoy de mal criado.
Mis amigos me miman. Saben como soy y arman alborotos de abrazos, besos que aparentan no ser moñas, toqueteos en el culo y quetales varios cuando vuelvo por casa. Eso, además de evidenciar su bisexualidad soterrada, un rasgo que no me canso de advertirles, demuestra que me quieren. Y sin embargo, bailando en la boda, por primera vez me sentí extraño con ellos. Están mayores, bailan como tíos carnales y no hacen más que casarse y emparejarse los muy cabrones. Cuando ya estuvimos empastillados y dando botes, Javi me comentó que al menos yo trato de traer al grupo aire freco, cosas nuevas, drogas. Pues vaya aportación.
Estoy empezando a aburrirme mucho de las pastis. Y justo ahora Crispi, que viene a verme el viernes, no quiere estar sin mi y mucho menos sin drogas. Sugiere tripis o coca, para variar.
En enero estuve en Bristol, y compré una runa druida, un amuleto con el signo del éxito que Odín robó del árbol de la sabiduría. No me lo quité ni una sola vez hasta que me acosté con Cris. Se lo puse. Hace falta ser bruta, no sé cómo, pero lo ha roto. Por lógica debería haberse roto el cuello también, porque lo llevaba en contacto con él. El caso es que desde que se escacharró ya no me quiere como antes. ¿Alguien duda ahora de que estoy en el ciclo senofílico y paranoico de mi ciclotimia?
Esto se está poniendo muy aburrido porque ya no hay sexo, ni situaciones raras, ni fiestas, porque mi vida social desciende en picado. Ya no me mandan a los cócteles y ya no intento llevarme a la cama a nadie. Una chica fija puede desbravarte, merendarse tu furia. No quiero estar adormecido e insatisfecho. Esta noche tengo 4 pases VIP para una fiesta de una revista con portadas aptas para senofílicos. Después de llamar a 6churris6 he conseguido al fin que venga Lau (la morenaza amiga de Cris que dice que tengo los ojos muy bonitos, sorry Ana, no habérmelo contado). Sin su novio y con su amiga la malagueña. Tengo media pastilla en el bolsillo. La fiesta empieza a las once, y mañana entro a trabajar a las 8. Si Pitágoras no engaña: 4-6+1-1+1+1/2+11-8= 2 1/2. Lo que quiera que signifique cabalísticamente esta ecuación lo sabremos mañana (¿puede ser dos polvos con lau y media pastilla, por favor, jesusito de mi vida que eres niño como yo?).
Hoy me he vuelto a echar una siesta en el suelo del baño de mi trabajo. Si la otra vez me pareció patético, ésta me ha resultado la mar de agradable. Para la felicidad, nada como aceptarte como eres.
Cristina quiere reformarme. Bob dice que lo que quiere es cepillárseme. Yo, que estuve viendo el lunes Persiguiendo a Amy, lo que propongo es que hagamos un trío y nos lo quitemos de encima. Qué coño. A lo loco.
Todavía no conozco a mi ahijada y a su hermana melliza. El viernes perdí el último autobús porque me fui a la parada de metro de Pío XII en lugar de a la de Príncipe Pío. A mi familia no le extrañó nada. Aún sin móvil. Nadie estaba disponible, y allí, practicando la senofilia con la niña que esperaba turno en la cabina, recordé que tenía un cóctel en el Ritz y me lo había perdido también (qué bien suena: "recordé que tenía un cóctel en el Ritz"). De repente me empecé a sentir mal porque sí. Mal, mal, mal. Mal bandeja de plata, mal infernal, es un comportamiento natural... No me dormí hasta las cinco de la mañana. Me está costando sentirme a gusto estos días. Mi vieja amiga la paranoia ha vuelto a visitarme (¿o is here to stay?), y tengo la sensación, como tantas otras veces, de que me empiezan a odiar en el trabajo. Después de mis últimas cagadas, pensar esto me parece mejor calificable como sentido de la realidad que como manía persecutoria. Mi redactor jefe se sienta frente a mí durante el verano. Ya no ocupo solo el despachazo de ventana y media que mi increible potra me había deparado. Por eso escribo tan poco aquí y por eso él se ha empezado a dar cuenta de la manera asombrosa en la que soy capaz de perder días enteros sin escribir una línea. Vale, estoy un poco ciclotímico.
...que es un palabro que me enseñó mi amigo Miguelito, mi sicólogo de gratis, quien seguramente estará leyendo esto ahora. Porque en la boda del sábado entre el pedo ambiental y el de verdad, le conté lo del diario poco después de explicarles a mis amigos bodegueros por qué España va mal (que manda güevos: "la oferta y la demanda son pluscuamperfectas", "el mercado es celestial, justo y necesario", ya ni se molestan en argumentarlo, son verdades cartesianas, como que existimos y eso). No me di cuenta de que Miguelito es de la facción de mis amigos listos, y sabe usar el google. Así que, por aquí andará en breve. Bienvenido. Que sepas que no me voy a cortar, estás a tiempo de no seguir leyendo. Aunque bueno, ya sabes como soy. Si es que me lo admitís y me lo perdonais todo, miguelín, así estoy de mal criado.
Mis amigos me miman. Saben como soy y arman alborotos de abrazos, besos que aparentan no ser moñas, toqueteos en el culo y quetales varios cuando vuelvo por casa. Eso, además de evidenciar su bisexualidad soterrada, un rasgo que no me canso de advertirles, demuestra que me quieren. Y sin embargo, bailando en la boda, por primera vez me sentí extraño con ellos. Están mayores, bailan como tíos carnales y no hacen más que casarse y emparejarse los muy cabrones. Cuando ya estuvimos empastillados y dando botes, Javi me comentó que al menos yo trato de traer al grupo aire freco, cosas nuevas, drogas. Pues vaya aportación.
Estoy empezando a aburrirme mucho de las pastis. Y justo ahora Crispi, que viene a verme el viernes, no quiere estar sin mi y mucho menos sin drogas. Sugiere tripis o coca, para variar.
En enero estuve en Bristol, y compré una runa druida, un amuleto con el signo del éxito que Odín robó del árbol de la sabiduría. No me lo quité ni una sola vez hasta que me acosté con Cris. Se lo puse. Hace falta ser bruta, no sé cómo, pero lo ha roto. Por lógica debería haberse roto el cuello también, porque lo llevaba en contacto con él. El caso es que desde que se escacharró ya no me quiere como antes. ¿Alguien duda ahora de que estoy en el ciclo senofílico y paranoico de mi ciclotimia?
Esto se está poniendo muy aburrido porque ya no hay sexo, ni situaciones raras, ni fiestas, porque mi vida social desciende en picado. Ya no me mandan a los cócteles y ya no intento llevarme a la cama a nadie. Una chica fija puede desbravarte, merendarse tu furia. No quiero estar adormecido e insatisfecho. Esta noche tengo 4 pases VIP para una fiesta de una revista con portadas aptas para senofílicos. Después de llamar a 6churris6 he conseguido al fin que venga Lau (la morenaza amiga de Cris que dice que tengo los ojos muy bonitos, sorry Ana, no habérmelo contado). Sin su novio y con su amiga la malagueña. Tengo media pastilla en el bolsillo. La fiesta empieza a las once, y mañana entro a trabajar a las 8. Si Pitágoras no engaña: 4-6+1-1+1+1/2+11-8= 2 1/2. Lo que quiera que signifique cabalísticamente esta ecuación lo sabremos mañana (¿puede ser dos polvos con lau y media pastilla, por favor, jesusito de mi vida que eres niño como yo?).
viernes, 21 de junio de 2002
Ayer vi Shakespeare in love otra vez y lloré otra vez. Para los amantes del teatro, para los amantes del renacimiento inglés, para los amantes de Shakespeare, para los amantes del amor. Para los amantes del cine, porque es un clásico. Yo que pertenezco a cuatro de estas cinco agrupaciones de frikis culturales lloré otra vez. Es todo lo tramposo que puede ser un clásico, como Casablanca, con malos malísimos, y buenos con matices a los que se les ven los engranajes. Pero todo es verosímil y quieres creertelo. Es que aquí los malos no lo son a partir del muerto número cien, con profusión de sangre, el malo es malo porque, oh, a él sólo le importa el dinero. Es un miserable, está claro, quiere rebajar la apuesta que hace con Shakespeare. La reina es un personaje casi mitológico, como debe ser, como lo era en la época y como lo puede ser en una película si sus artífices tienen talento. La preparación por primera vez de una representación de Romeo y Julieta es un tema magnífico sobre el que especular. ¿Cómo se sentían los actores mientras iban descubriendo ese texto que nadie había leído antes? Sobrecogidos, como en la película. En fin, qué buen rato lloriqueando como una nena. Ella es al tiempo mi enfermedad y mi cura. Algún día os aburriré colgandoos por aquí un trabajo que hice sobre el soneto XVI de Shakespeare "¿Podría compararte a una mañana de verano?". Notable. Y eso que contradecía con cierta agresividad todos los argumentos de la profe del Opus, que creía que su homosexualidad era un camelo inventado por todos esos que reescriben la historia continuamente, incluída la historia de la literatura. Y que mi examen daba la risa floja.
Pregunta 1-Rasgos principales de la comedia XXX de YYY (continúo con mis problemas de memoria)
-La comedia XXX incluye situaciones de enredo, personajes caricaturizados, enseñanza moral...
-Perdonad, queridos alumnos, como ya os habreis dado cuenta, la pregunta 1 tiene una errata, XXX es una tragedia, no una comedia.
-Mmmm... ¿Me deja otro folio?
-La tragedia XXX incluye muertes, situaciones tristísimas, enseñanza moral....
Sí, si puedo os lo colgaré por aquí, para que no os acostumbreis a leer sólo cosas tontas de mi vida. A veces también me tomo en serio.
Noelia me llama para comer.
-Quiero irme a la playa hoy, a lo mejor me voy a Bilbao.
-Ah, pues yo quería ir algún fin de semana, si quieres vamos juntos, tengo amigos con casa.
-¿Un chico te puede proponer ir un fin de semana con él sin que quiera algo más?
-Oye, Noe, que yo no quiero enrollarme contigo. No hace falta que me lo preguntes todos los días.
-Sólo te lo he preguntado dos veces, la otra noche y hoy.
Pregunta para el respetable: ¿una chica se puede quitar de la cabeza de alguna forma el que le hayas dicho una vez en tu vida que se viniera a hacerte compañía a tu camita?
Luego le he contado lo de mis condones XL, que es lo mismo que contar lo de mi polla XL. A ver, ¿queda alguien por ahí a quien no se lo haya contado?, ¿me pongo un cartel? Puto exhibicionista.
Me voy a ver a mi nueva ahijada (que también a quién se le ocurre, que padres más irresponsables, luego se quejarán de cómo salga, con un padrino como yo...) y el sábado a la boda. Me han pedido otra canción, y todavía no tengo la letra... Me van a matar o me voy a cortar las venas.
-Despertad, señora, es un nuevo día.
-Es un nuevo mundo.
Pregunta 1-Rasgos principales de la comedia XXX de YYY (continúo con mis problemas de memoria)
-La comedia XXX incluye situaciones de enredo, personajes caricaturizados, enseñanza moral...
-Perdonad, queridos alumnos, como ya os habreis dado cuenta, la pregunta 1 tiene una errata, XXX es una tragedia, no una comedia.
-Mmmm... ¿Me deja otro folio?
-La tragedia XXX incluye muertes, situaciones tristísimas, enseñanza moral....
Sí, si puedo os lo colgaré por aquí, para que no os acostumbreis a leer sólo cosas tontas de mi vida. A veces también me tomo en serio.
Noelia me llama para comer.
-Quiero irme a la playa hoy, a lo mejor me voy a Bilbao.
-Ah, pues yo quería ir algún fin de semana, si quieres vamos juntos, tengo amigos con casa.
-¿Un chico te puede proponer ir un fin de semana con él sin que quiera algo más?
-Oye, Noe, que yo no quiero enrollarme contigo. No hace falta que me lo preguntes todos los días.
-Sólo te lo he preguntado dos veces, la otra noche y hoy.
Pregunta para el respetable: ¿una chica se puede quitar de la cabeza de alguna forma el que le hayas dicho una vez en tu vida que se viniera a hacerte compañía a tu camita?
Luego le he contado lo de mis condones XL, que es lo mismo que contar lo de mi polla XL. A ver, ¿queda alguien por ahí a quien no se lo haya contado?, ¿me pongo un cartel? Puto exhibicionista.
Me voy a ver a mi nueva ahijada (que también a quién se le ocurre, que padres más irresponsables, luego se quejarán de cómo salga, con un padrino como yo...) y el sábado a la boda. Me han pedido otra canción, y todavía no tengo la letra... Me van a matar o me voy a cortar las venas.
-Despertad, señora, es un nuevo día.
-Es un nuevo mundo.
miércoles, 19 de junio de 2002
¿Por qué relaciono ciertos estados de mi cuerpo y de mi espíritu con las drogas? Ahora siento un agradable escalofrío por todas partes y me viene a la cabeza que pueda ser un resto de la pastilla del sábado. Es miércoles por la noche, así que es muy dudoso que dure tanto o que sea un flash-back de esos que producen los tripis. En fin, va a haber que controlar mejor ese tema, porque influye en mi trabajo demasiado. Me paso tres días hecho polvo, no termino las cosas a tiempo...
¿Por dónde íbamos? El sábado. En la fiesta había algunas churris espectáculares. Sólo las pijitas saben llevar esos escotes. Pero casi que prefiero a una que tenga lo mismo debajo de una camiseta ACDC, pero más tocable. ¿Cuándo he empezado a ser un bicho raro en un ambiente como ese? Se reían de mis ocurrencias como si fuera un marciano y nadie se creyó que no había entrado a proposito en el baño justo cuando se duchaba la compañera de piso de la anfitriona. Me miraban con un poco de miedo. Nada que hacer con las que ya me conocían, porque ya me conocían. Sigo sin entender a las que se ponen dignas porque ya las has entrado un día y parece ser que eso significa que vas a pasarte toda tu vida admirándolas en la distancia y deseándolas, cabizbajo. Pues no, Anita la digna, hija, si no hubiera estado tan borracho aquélla vez, no hubiera insistido tanto. Además creo recordar que sólo te propuse desayuno ("no veas cómo hago los desayunos") y que tú te reiste aún más que yo con toda aquella historieta. Pero nada, para la siguiente que me ves tienes que estar distante, seria, cortante... Qué rollo.
La pastilla me la fui metiendo poco a poco. Hasta que se me fue la mano. También había una chica normal en la fiesta. Fabrica Prozac, la pastillita de la felicidad, así que me pasé un buen rato tratando de convencerla de que debería traerme unas muestras. Por lo demás, fiesta catalana. Hay quien me dirá que las fiestas no tienen patria, pero yo creo que no, que una fiesta londinense no es lo mismo que una en México. Una fiesta catalana es aquella en la que te especifícan que en vez de regalo prefieren dinero (yo esto sólo lo había visto en las bodas), en la que los muebles son de diseño y en la que se come pa amb tomaca y ensalada de gulas y cosas finas. Además, hasta que el último invitado no se ha terminado el café, no se puede beber una copa. Por mucho que lo supliques hasta quedar como un alcohólico o como un plasta. Para la próxima me llevo una petaca.
La Vieja Estación es un sitio muy pijito y muy bonito en el que las chicas no te miran mal y hasta parecen estar esperando a que les digas algo. Pero bueno, yo estaba conmigo mismo, la música, el globo y eso. Llamé a Cris desde un teléfono prestado, que yo de momento no tengo (cosas que dejé en La Habana). En el trabajo hablan mal de ella, así que se puso a llorar desde Tarragona. Los de su lado me empezaron a llamar cabrón, así que les dijo "que no me está haciendo llorar, que él es el mejor, es maravilloso..." Ay, mi Cris, lo que bebe, cómo me gusta tener una chica así, por fin.
En tan amoroso trance, volé tan alto tan alto... que perdí a todos los de la fiesta. Volví a Chueca, pero nadie me hizo caso. Claro, ya no iba vestido de boda, como la última vez, snif. Terminé por la mañanita, leyéndome El Víbora en un banco de Callao, en lo que se me bajaba un poco. Antes, unos porteros de discoteca, además de no dejarme entrar en la suya, me dijeron que había un sitio que estaba muy bien en la calle Augusto Algueró 57. Allí me fui, con mis botecitos (plink, plink) y mis pupilas dilatadas. Después de una caminata delante de la amenaza del amanecer, resultó que esa calle termina en el número cuarenta y pico, con lo que la noche se acabó para mí. Me resulta difícil disponer una opinión terminante sobre casi todo, pero en este caso creo que lo tengo claro: deberían capar a los porteros de discoteca. A veces uno lee cosas sobre la Guerra Civil y no se termina de creer que nuestros antepasados fueran tan cafres. Ahora lo entiendo todo: los que daban los "paseos" no eran nuestros ancestros, si no los de los porteros. Si se controla la población de rott weiller ¿por qué dejar que estos tipos se reproduzcan alegremente? Nada, nada, si no hay voluntarios me ofrezco yo mismo para dar el tajo.
Y esto es todo lo que tengo que decir sobre esto, como decía Merche, mi ex la de Canal Plus, quien por otra parte podría ser prima de Nobuko (la que me dejó un comentario hace dos posts) por su capacidad para complicar las cosas sencillas y luego explicarlo con un galimatías.
El domingo llegué hecho una mierda al trabajo, a las 7 de la tarde. A las 11 me compré 13,99 euros. A las 6 de la mañana me había leído 230 páginas de las 250 que tiene y no había escrito ni una línea. Agobiado, empezó para mí un lunes mortífero. A las 12,30 me eché una siestecita en el suelo del baño. Me despertaron mis ronquidos (bueno, no ronco, sólo respiraba fuerte). Supongo que todo aquél que entró y me oyó, fliparía. Luego me encerré en mi despacho hasta que me despertó el redactor jefe a las 5,30. Salí a las dos de la mañana de allí y batí un récord, según creo. 31 horas ininterrumpidas en mi lugar de trabajo. Por la noche, sólo dormí tres o cuatro horas, así que hoy estaba en coma, y me he despertado a las cuatro de la tarde. Cuándo he llegado al trabajo el dire me ha preguntado si había hecho la huelga un día antes. Todo esto es patético, lo sé, y me van a echar.
Mañana vendré. Me han dicho que me descontarán unas 25.000 pelas del sueldo si hago huelga. No pienso financiar las próximas subvenciones de los sindicatos, ni la campaña del PSOE. Que se lo curren de otra manera si se están quedando sin afiliados los unos y no saben hacer oposición los otros. Con lo facilita que me parece esa parte de su trabajo. Todo el tiempo que estuve con contratos basura (lo mismo que todos los que me rodeaban) no vi a ningún sindicato hacer nada por mí. Empezando por denunciar situaciones injustas una por una y terminando por cambiar la legislación que las ampara. Sólo se dedicaban a pedir subidas del 0,05 para los que ya tenían contrato. Pues vale. Ahora, oh qué desgracia, a base de bajarse los pantalones, han perdido influencia, o sea subvenciones, o sea de lo que viven y fuerzan una huelga con la primera excusa que encuentran (y si esta huelga no es forzada, que venga Pablo Iglesias y lo vea: "como esto que proponeis está muy feo, hemos pensado que en vez de sentarnos a negociarlo vamos a hacer una huelga" ¿No habrían conseguido más amenazando con una huelga que haciéndola directamente? Bueno, es que eso depende de lo que quieran conseguir...). Y yo tengo que donar 25 talegos a la causa. Y una polla.
Ale, a digerir el mitín.
¿Por dónde íbamos? El sábado. En la fiesta había algunas churris espectáculares. Sólo las pijitas saben llevar esos escotes. Pero casi que prefiero a una que tenga lo mismo debajo de una camiseta ACDC, pero más tocable. ¿Cuándo he empezado a ser un bicho raro en un ambiente como ese? Se reían de mis ocurrencias como si fuera un marciano y nadie se creyó que no había entrado a proposito en el baño justo cuando se duchaba la compañera de piso de la anfitriona. Me miraban con un poco de miedo. Nada que hacer con las que ya me conocían, porque ya me conocían. Sigo sin entender a las que se ponen dignas porque ya las has entrado un día y parece ser que eso significa que vas a pasarte toda tu vida admirándolas en la distancia y deseándolas, cabizbajo. Pues no, Anita la digna, hija, si no hubiera estado tan borracho aquélla vez, no hubiera insistido tanto. Además creo recordar que sólo te propuse desayuno ("no veas cómo hago los desayunos") y que tú te reiste aún más que yo con toda aquella historieta. Pero nada, para la siguiente que me ves tienes que estar distante, seria, cortante... Qué rollo.
La pastilla me la fui metiendo poco a poco. Hasta que se me fue la mano. También había una chica normal en la fiesta. Fabrica Prozac, la pastillita de la felicidad, así que me pasé un buen rato tratando de convencerla de que debería traerme unas muestras. Por lo demás, fiesta catalana. Hay quien me dirá que las fiestas no tienen patria, pero yo creo que no, que una fiesta londinense no es lo mismo que una en México. Una fiesta catalana es aquella en la que te especifícan que en vez de regalo prefieren dinero (yo esto sólo lo había visto en las bodas), en la que los muebles son de diseño y en la que se come pa amb tomaca y ensalada de gulas y cosas finas. Además, hasta que el último invitado no se ha terminado el café, no se puede beber una copa. Por mucho que lo supliques hasta quedar como un alcohólico o como un plasta. Para la próxima me llevo una petaca.
La Vieja Estación es un sitio muy pijito y muy bonito en el que las chicas no te miran mal y hasta parecen estar esperando a que les digas algo. Pero bueno, yo estaba conmigo mismo, la música, el globo y eso. Llamé a Cris desde un teléfono prestado, que yo de momento no tengo (cosas que dejé en La Habana). En el trabajo hablan mal de ella, así que se puso a llorar desde Tarragona. Los de su lado me empezaron a llamar cabrón, así que les dijo "que no me está haciendo llorar, que él es el mejor, es maravilloso..." Ay, mi Cris, lo que bebe, cómo me gusta tener una chica así, por fin.
En tan amoroso trance, volé tan alto tan alto... que perdí a todos los de la fiesta. Volví a Chueca, pero nadie me hizo caso. Claro, ya no iba vestido de boda, como la última vez, snif. Terminé por la mañanita, leyéndome El Víbora en un banco de Callao, en lo que se me bajaba un poco. Antes, unos porteros de discoteca, además de no dejarme entrar en la suya, me dijeron que había un sitio que estaba muy bien en la calle Augusto Algueró 57. Allí me fui, con mis botecitos (plink, plink) y mis pupilas dilatadas. Después de una caminata delante de la amenaza del amanecer, resultó que esa calle termina en el número cuarenta y pico, con lo que la noche se acabó para mí. Me resulta difícil disponer una opinión terminante sobre casi todo, pero en este caso creo que lo tengo claro: deberían capar a los porteros de discoteca. A veces uno lee cosas sobre la Guerra Civil y no se termina de creer que nuestros antepasados fueran tan cafres. Ahora lo entiendo todo: los que daban los "paseos" no eran nuestros ancestros, si no los de los porteros. Si se controla la población de rott weiller ¿por qué dejar que estos tipos se reproduzcan alegremente? Nada, nada, si no hay voluntarios me ofrezco yo mismo para dar el tajo.
Y esto es todo lo que tengo que decir sobre esto, como decía Merche, mi ex la de Canal Plus, quien por otra parte podría ser prima de Nobuko (la que me dejó un comentario hace dos posts) por su capacidad para complicar las cosas sencillas y luego explicarlo con un galimatías.
El domingo llegué hecho una mierda al trabajo, a las 7 de la tarde. A las 11 me compré 13,99 euros. A las 6 de la mañana me había leído 230 páginas de las 250 que tiene y no había escrito ni una línea. Agobiado, empezó para mí un lunes mortífero. A las 12,30 me eché una siestecita en el suelo del baño. Me despertaron mis ronquidos (bueno, no ronco, sólo respiraba fuerte). Supongo que todo aquél que entró y me oyó, fliparía. Luego me encerré en mi despacho hasta que me despertó el redactor jefe a las 5,30. Salí a las dos de la mañana de allí y batí un récord, según creo. 31 horas ininterrumpidas en mi lugar de trabajo. Por la noche, sólo dormí tres o cuatro horas, así que hoy estaba en coma, y me he despertado a las cuatro de la tarde. Cuándo he llegado al trabajo el dire me ha preguntado si había hecho la huelga un día antes. Todo esto es patético, lo sé, y me van a echar.
Mañana vendré. Me han dicho que me descontarán unas 25.000 pelas del sueldo si hago huelga. No pienso financiar las próximas subvenciones de los sindicatos, ni la campaña del PSOE. Que se lo curren de otra manera si se están quedando sin afiliados los unos y no saben hacer oposición los otros. Con lo facilita que me parece esa parte de su trabajo. Todo el tiempo que estuve con contratos basura (lo mismo que todos los que me rodeaban) no vi a ningún sindicato hacer nada por mí. Empezando por denunciar situaciones injustas una por una y terminando por cambiar la legislación que las ampara. Sólo se dedicaban a pedir subidas del 0,05 para los que ya tenían contrato. Pues vale. Ahora, oh qué desgracia, a base de bajarse los pantalones, han perdido influencia, o sea subvenciones, o sea de lo que viven y fuerzan una huelga con la primera excusa que encuentran (y si esta huelga no es forzada, que venga Pablo Iglesias y lo vea: "como esto que proponeis está muy feo, hemos pensado que en vez de sentarnos a negociarlo vamos a hacer una huelga" ¿No habrían conseguido más amenazando con una huelga que haciéndola directamente? Bueno, es que eso depende de lo que quieran conseguir...). Y yo tengo que donar 25 talegos a la causa. Y una polla.
Ale, a digerir el mitín.
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