jueves, 19 de septiembre de 2002

–Al Ritz, por favor.
Tantarán tantán. Noticia (chorra) del día, canta la radio, un atleta vence a un bus de la EMT en una carrera por la Castellana. Antes de que lo diga el taxista, lo suelto: "no te jode, y yo también con este tráfico..."
Me sientan entre mozas de la competencia. "Vale, metro setenta y poco y esa extraña melena, pero, oh, trabaja en XXX".
Un tipo que ya era famoso antes de que yo naciera le pregunta al capullo insufrible de al lado que quién soy. Murmura sobre mí, sin corbata, arremangado, tirado sobre la silla, sólo me faltan las zapatillas de cuadros.
Como pastel de quisquillas con salsa de langosta.
Besos y besos.
Me regalan unas repugnantes gominolas de tabasco.
Llego borracho al trabajo, y tras la sesión de tonterías surrealistas de estas veces, me dicen: "estás borracho". "¿Yo?, je va".
El dire me anuncia que me voy a Murcia.

Pues no era tan difícil. Me encanta Madrid.

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