¿Por qué se empiezan estos diarios en la red? Ni idea. A mí me apetecía contarle a alguien mi día, y no se me ocurría a quién aburrir con lo de que he visto American Beauty (con su frase mítica "estoy tan harta de que todo el mundo pague sus inseguridades conmigo"), he comido una lata de calamares y un pimiento (de lata claro) y he salido a la terraza a leer a Lorca y a tomar el sol y al ver la dedicatoria de las poesías completas ("este beso por tu enorme valentía. Todas estas cosas merecen la pena, sobre todo si las hacemos juntos, como cuando salíamos por la puerta. Sé siempre tú". Lolo) me he acordado de cómo robamos ese libro en el cortinglés, cómo la pedí que saliera delante y no quiso, cómo pasamos de la mano por el detector y echamos a correr. ¿Se puede querer tanto primero y odiar tanto después? Pues parece ser que sí, pero me dan ganas de olvidarlo todo, llamarla y felicitarla por su futura boda. En fin, si no se hubiera vuelto la reina de las zorras y fuera capaz de aprovechar para llenarme de mierda en cuanto oyera que quiero hacer las paces, la llamaría. Coño, que fueron casi ocho años y al fin y al cabo ya sólo me importa como recuerdo, o sea, como materia literaria. O eso creo.
¿Y a quién le voy a contar toda esta morralla? Antes de que se me vuelva a ir la boca con mis compañeros de trabajo, con los ligues asustadizos o con la persona más inoportuna os lo cuento a vosotros, los ociosos de la red.
En fin, otro día os diré lo que hago en Madrid, por qué no tengo a mis amigos cerca o por qué les tengo aburridos. Por hoy basta. LLevo en un ciber desde las 6 de la tarde, chateando y haciendo todo lo que implicase perder tiempo y dinero, que es lo mío, así que ahora toca escapar por la ventana antes de que me saquen la cuenta.
Pero bienvenidos a virgenyfurioso. A ver lo que me dura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario