Ni en un
millón de años
hubiera
permitido
que nadie te
escupiera.
Ni en un
millón de años
te hubiera
abandonado
como a un
perro
cojo, que ya
no sirve.
Ni en un
millón de años
yo te
hubiera impedido
despedirte
Ni en un
millón de años
hubiera
puesto el disco
de tus
letras de amor
justo al
revés
para
encontrar mensajes
que no
estaban.
Ni en un
millón de años
yo le
hubiera sumado
una piedra a
tu carga
sólo para
que me sintiera más ligero.
Ni en un
millón de años.
Ni en una
eternidad de eternidades.
Ni en un
solo segundo en mi cabeza
Y aún así,
ya lo ves
(o no lo
ves),
soy el tipo
decente
que se
empeña en pensar
que la gente
es mejor que
lo que hace,
se enrosca
la tristeza
al fondo del
bolsillo
y sigue su
camino
viajando con
los rostros
que ya nadie
siquiera
recuerda que
existieran,
sintiendo
que el amor
no hay quien
lo toque ya,
que es mármol
y burbuja,
que es un
atardecer
y es una Era
que es
siempre,
siempre,
siempre
la foto del verano
pasado.
Y aún así,
ya lo ves,
soy el tipo
de andares
ni toscos ni
seguros
que se aleja
despacio
y para
siempre
sin saber
dónde va
sin querer
olvidar
de dónde
viene.
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