Cojo una camiseta arrugada del suelo, me la pongo y salgo a
por tabaco. Barriguitas, el portero de los fines de semana y las vacaciones, me
habla del huerto de mi terraza. Entre Barriguitas, Jacek -el otro portero-, María -la
señora de la limpieza- y yo hemos conseguido un huerto de tomateras que no da
tomates. Hemos sembrado, regado, trasplantado y podado. Sobre todo he podado
yo. He podado de más y ahora todos dicen que tengo la culpa de que los tomates
no salgan porque no tienen suficientes hojas.
La mitad de las tiendas y los bares están cerrados. La china
del Lor-Ana me grita desde la cocina que no hay Marlboro. Le digo adiós con los
dos brazos. Me dice adiós con la escoba. Brilla un sol muy amarillo en los
pisos altos. Miro para arriba y descubro una terraza desbordada de plantas que
nunca había visto. En La casa de la cerveza un tipo gordo y beodo me sonríe
cuando le abro la puerta. La camarera deja lo que está haciendo para encenderme
la máquina con otra sonrisa. Canturreo aires de fiesta. Una chica en shorts y
con el culo alzado cruza el paso de peatones. “Camina como Marilyn”, pienso.
Pero luego me doy cuenta de que cojea de verdad. Entro en la tienda y busco algo
dulce. Mejor una sandía. Golpeo con la palma todas las sandías , una a una, mientras acerco la
oreja. La dependienta se pregunta que qué carajo estoy haciendo. Le explico que,
de pequeño, Masi, el melonero del pueblo, me llevaba en su furgoneta y me
enseñó a distinguir las buenas sandías por el sonido a agua. Se la acerco a la
oreja. Sólo oye toc toc.
Me fijo en cómo da el sol en las hojas altas de los árboles.
Las quema. Las convierte a ratos en gemas que no pintan nada aquí y a ratos en bombillitas de túnel de
lavado dominicano. Se acercan unas nubes, pero aún no. Aún están los pájaros
cantando. http://www.poesi.as/jrj36091.htm
1 comentario:
"sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido..."
Te has quedado en un sueño de soledades y no sabes despertar.
Publicar un comentario