Elvis Presley
No te hablaré de amor, no te hace nada.
Recuerdo cómo era con tus ex,
cuando el retrovisor de espejismos patéticos
que al menos te follabas. Pero ya no eres esa.
Te hablaré de deseo, que lo inventaste tú
y ahora es la lengua muerta.
En las albas que anima tu recuerdo
me vuelan pajaritos en las venas,
sucias bandadas cuánticas que alzan
el peso de tu pecho galleta y huevo frito,
la selva y humedal de pegajoso acento
con que siempre me tumba tu fantasma.
Y uno y otro mes y un año, un lustro,
a veces tres por día o cuatro o cinco,
las que pida la coca, el redbull, la resaca.
La contabilidad del holocausto
es tan agotadora como un cielo estrellado,
la arena de la playa y las gotas del mar
y el Eclesiastés de los cojones.
La cuenta es de diez años
por doscientos cincuenta
millones de individuos
por trescientos sesenta
y cinco días.
Sale casi un billón,
con b de absurdo,
de espermatozoides despeñados
desde que no hemos vuelto a hablar de eso.
Recuerdo cómo era con tus ex,
cuando el retrovisor de espejismos patéticos
que al menos te follabas. Pero ya no eres esa.
Te hablaré de deseo, que lo inventaste tú
y ahora es la lengua muerta.
me vuelan pajaritos en las venas,
sucias bandadas cuánticas que alzan
el peso de tu pecho galleta y huevo frito,
la selva y humedal de pegajoso acento
con que siempre me tumba tu fantasma.
a veces tres por día o cuatro o cinco,
las que pida la coca, el redbull, la resaca.
La contabilidad del holocausto
es tan agotadora como un cielo estrellado,
la arena de la playa y las gotas del mar
y el Eclesiastés de los cojones.
La cuenta es de diez años
por doscientos cincuenta
millones de individuos
por trescientos sesenta
y cinco días.
Sale casi un billón,
con b de absurdo,
de espermatozoides despeñados
desde que no hemos vuelto a hablar de eso.
2 comentarios:
Me gustan tus escritos
¡Gracias! Gracias, sobre todo, por dejar el comentario a los pies de uno de los poemas, tan limosneros ellos.
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