Pues ya ha pasado, ya me he alcanzado. No tengo más material diario semidiario que publicar aquí.
El experimento ha sido un fracaso enorme precisamente porque
ha sido un fracaso mínimo, irrelevante, a unos átomos de nada de la inexistencia. He
fracasado con todo. Fracasé en lectores, 50 diarios de media durante estos
meses, la mayoría desde Estados Unidos. Casi nunca he llegado a los 20 por
post, ni aunque lo enlazara en las redes. Fracasé cuando puse un mensaje durante días pidiendo comentarios y recibí cero comentarios. Fracasé cuando
puse un formulario durante semanas prometiendo una newsletter a quien se
apuntara, pero sólo recibí un correo que decía hola k ase y era mío, para ver si es que esto
funcionaba o qué. Fracasó mi idea de sentirme menos solo mientras escribía e
incluso la que no me reconocía de sentirme menos solo porque alguien real
aparecería por aquí o por el bar de abajo. Fracasó la intención de tunear formas y contenidos al corregirlo un mes después, porque no
tenía mucho sentido editar una polaroid, y le
peinaba las comas y a publicar.
El algoritmo de Google no me ha dejado de odiar ni un milímetro. Ningún puchero le ha enternecido. A ratos he sido bastante turras y debería haber salido más a menudo de mi cabeza para recolectar los temas con los que he terminado de hundir este blof (blog+bluff). Tendría que haber contado más a menudo lo que ha pasado, porque cosas han
pasado, como todo eso de la pandemia. No hablar demasiado de eso debe de haber sido lo mejor del blog. Porque opiniones he tenido, como esa sobre el fatalismo con que se aceptan las
medidas aleatorias que se contagian como modas entre gobiernos, esa sobre el adictivo y rico vicio de prohibir cosas a bulto o su hermano aún más feo, el volver cosas obligatorias a voleo. El mundo necesitaba escuchar mi "oigo patria tu aflicción", pero ya para otra pandemia.
Podría haber metido alguna movida, la fuga de Ariel del piso porque va a ser padre, y la búsqueda de un nuevo compañero en día y medio, porque al día siguiente huíamos los tres como ratas del Madrid debate de La Sexta. Y allí estará, él solo, ese mejicano tan discreto que vivía con sus padres y nunca había salido de su país. Estará o no estará, qué sé yo, no he vuelto a saber nada de él.
O mi viaje a Ibiza en avión, pendiente como un crío de la llegada para ver la isla desde arriba para sentirme un poco astronauta, y cómo me dormí contra la ventanilla unos segundos antes de que apareciera.
O
la excursión en bici a Cala Bassa, entre pinos, caminos de cabras y carreteras en las que los de los coches no distinguían si mi pachorra veranoazulesca era un efecto óptico o es que iba marcha atrás.
También podría haber traído a artistas invitados, a
Lucía y Yoyo en la última vez que les vi en Madrid. Podría haber sido graciosa la escena en
la que llegamos tan borrachos al sótano de Yoyo que ella bajo las escaleras por
donde no estaban y se hizo no se qué de unos líquidos fuera de sitio en el brazo y se tumbó en el sofá
quejándose del dolor y me empecé a poner las rayas en su escote y llamamos a un
amigo médico a las tantas y nos dijo que si lo podía mover dejáramos lo de urgencias
para cuando se nos entendiera mejor y cómo Andrea me pasó su porro y acabé abrazado a la taza y si me movía un centímetro el mundo se volvía remolino (de váter) y Lucía gemía al otro lado de la puerta, sólo la mitad de
dolor. Y cómo se cogió el virus al día siguiente en urgencias y cómo sabemos
que se lo cogió al día siguiente porque nos besuqueamos mucho y yo no lo
tengo.
Podría haberle puesto épica a la noche en que salvé la vida a
un inglés canoso y borracho que se cayó al agua con su bici al salir de su
barco y solo dijo help help help help hasta que le saqué y entonces lo cambió por fuck fuck fuck. O contar cosas más
sencillas, como los largos paseos por la costa en bici o a pie o los baños
extemporáneos en el Mediterráneo con los que a veces me acuesto y a veces me
levanto. O cosas menos sencillas, como el recuento de las botellas de vino y de vodka que me he
terminado aquí en esta terraza con vistas al mar y a las fotos de las chicas
de las redes sociales de ligar con citas de Paulo Coelho de las que copian hasta las faltas de ortografía y que no quieren quedar conmigo aunque yo lo único que quería a esas alturas (que son éstas) era no beber solo.
Cualquier mandanga hubiera funcionado mejor que las espirales paranoicas a las que les he puesto letra mala y música dudosa.
Pero aquí estoy, 18 años, 7 meses y 17 días después de
empezar este diario porque me sentía un poco solo en Madrid; escribiendo
desnudo y solo en Ibiza después de bañarme desnudo y solo en el Mediterráneo, con una copa de un vino que, condescendientemente, se llama ¡EA! y con vistas a una bahía en la que el mar es de piscina
de plástico y ya no me dice nada después de mes y mucho mirándolo a diario; con el sol dándome en la cara y la palabra fracaso tan en los dedos, tan de la casa, que la he querido escribir muchas veces pensando en los fracasos que vienen y -yo tampoco lo entiendo- con ganas de los fracasos que
vienen. A por el siguiente.
5 comentarios:
Si habrá cosas para contar, sin contar la pandemia,no?. Seguro que el algoritmo no me encuentra, te leo desde Feedly, salvo ahora que entré a comentarte. No es un blof...es un blog precioso. Lo del porro y el remolino, tal cual, muy bien descrito. Un beso
Gracias, querida lectora. En realidad lo mejor es que el algoritmo no nos encuentre nunca.
*/* AlGunas veces nos cuentas cosas todos los días y otras veces desapareces. Puede que los que te leemos seamos un poco como tú y por eso nos gusta leerlo, tienes que aceptarlo.
*/* Yo me suscribí y nUnca recibí respuesta.
*/* Algunos llevamos en las estadístIcas 18 años, en eL otro lado. Te confieso que ha habido años que no he pasado por aquí, y que muchas veces he Leído 3 post cortos en lugar de 1 largo. También he buscado la cita de Cravan y no la he encontrado, pero aún así me gustan algunas cosas que leo. Compraría el libro.
*/* ¿Qué necesitas? A parte de que te regalasen 10.000€, que no nos vedría mal a ninguno, ¿qué estás esperando? ¿una mala noticia? ¿una revelación? ¿algo fuerte? Pues imagínatElo...
/*/ Esta larga desaparición era para darte la razón, ahora toca temporada de constancia, creo.
/*/ No me llegó tu suscripción ni la de nadie (sólo la mía) y no me lo explico.
/*/ 18 años entrando en el mismo sitio son una barbaridad que me pone contento, es lógico que sea intermitente que. Estoy planeando la manera de que, si hay más que hacen eso, puedan conseguir el libro, aunque esté firmado con mi otro nombre.
/*/ ¿Qué necesito? que quien se está leyendo mi libro y me va a dar una respuesta esta misma semana me diga que SÍ. Al parecer, lo necesito mucho. Pero, si es que no, lo pondré en la estantería, con toda la colección de noes, éste en sitio preferente, y seguiré escribiendo lo siguiente. Que tampoco es que sepa hacer otra cosa.
*,* Parece que tocaba que no.
*,* Me dicen..."el Facebook al que llama está apagado o fuera de cobertura".
*,* Los años son los personajes de tu historia, otro retrato, a lo mejor incluso como el de Dorian, puede que te haya tocado el lado donde todo es bonito o el lado donde todo sale mal...para saberlo tendrás que lanzar una moneda al aire y ver qué sale.
*,* ¿qué pasó con el libro?
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